may
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En los últimos 5-10 años, la detección del cáncer de próstata ha experimentado un notable. La incorporación de novedosas técnicas de imagen «ha revolucionado completamente el diagnóstico», indica Juan Gómez Rivas, del Servicio de Urología del Hospital Clínico de Madrid. Según indica, los clínicos basaban el diagnóstico de cáncer de próstata en el tacto rectal, determinación de PSA y biopsia, en cierta medida aleatoria. La tasa de éxito de esta actuación era que aproximadamente de uno de cada tres pacientes biopsiados tenía un tumor.
«En estos momentos, la resonancia magnética (RM), al igual que en el caso de la mama, nos ayuda a saber dónde está la sospecha tumoral, lo que ha mejorado el diagnóstico: de ese tercio de pacientes, se ha pasado a que más de la mitad de los pacientes que tienen una RM positiva tienen un cáncer de próstata. De hecho, las guías clínicas señalan que todo paciente en el que se sospecha un cáncer de próstata debe tener una resonancia magnética antes de practicarle una biopsia».
Se trata además de una medida diagnóstica coste-efectiva porque la RM no sólo dirige la biopsia sino que «discierne sobre un grupo de pacientes que no la necesita porque no tiene tumor. Evita biopsias, sobrediagnósticos y sobretratamientos», señala Gómez Rivas, que acaba de recibir uno de los premios anuales que otorga anualmente la Asociación Europea de Urología en diferentes áreas; concretamente el Cristal Matula, dedicado a un urólogo joven, menor de 40 años, con una buena trayectoria académica y de divulgación científica.
El profesional, cuya línea de interés se centra en tumores genitourinarios, y más específicamente el cáncer de próstata, alude también al apoyo que ha supuesto la PET con marcador de membrana de próstata muy específico, el PSMA.
Se trata de otra nueva técnica de imagen de Medicina Nuclear que ha variado el diagnóstico de recidivas porque permite valorar dónde se encuentra con valores muy bajos de PSA. «Esta metodología permite hacer tratamientos muy dirigidos. Por ejemplo, si un paciente tiene captación de PSMA en un ganglio de la fosa ilíaca derecha, se realiza un tratamiento de radioterapia dirigido a esa zona o se practica una linfadenectomía de rescate. Si el paciente es metastásico se le trata como tal precozmente antes de que pudiera verse en un TAC o Gammagrafía. Sin duda, tanto la imagen como el PSMA han revolucionado el escenario del cáncer de próstata».
Más esperanza de vida
En el tratamiento de la enfermedad metastásica y resistente a la castración, el experto señala que en la última década, y más concretamente desde 2015 en patología metastásica, existen múltiples tratamientos que han aumentado la esperanza de vida de estos pacientes. «Anteriormente, en la patología metastásica, con terapia de deprivación estrogénica, la esperanza de vida era menor de cinco años, dependiendo de la carga metastásica. Pero, con los tratamientos actuales, la supervivencia ha aumentado más de siete años. Se ha producido un cambio positivo muy importante teniendo en cuenta, además que nuestra población de referencia está muy envejecida».
Mayo 17/2023 (Diario Médico) – Tomado de Urología – Se ensayan otras nuevas opciones de detección (Seguir leyendo) Copyright Junio 2018 Unidad Editorial Revistas, S.L.U.
may
17
Un estudio presentado en el Congreso Europeo sobre Obesidad (ECO), que se celebra en Dublín (Irlanda) del 17 al 20 de mayo, sugiere que el aumento de peso en la adolescencia y la veintena aumenta el riesgo de muerte por cáncer de próstata.
El análisis de los datos de más de 250.000 hombres suecos reveló que el aumento de peso a lo largo de la vida se asociaba al desarrollo de cáncer de próstata en general y de cáncer de próstata agresivo y mortal.
La relación con el cáncer de próstata agresivo y mortal se debía al aumento de peso entre los 17 y los 29 años.
El cáncer de próstata es el segundo cáncer más frecuente en los hombres de todo el mundo, con más de 1,4 millones de casos diagnosticados anualmente. Es el cáncer más frecuente en hombres en Suecia, con 10.000 casos al año, y la causa más común de muerte por cáncer en varones, con 2.000 fallecimientos anuales.
Es el cáncer más frecuente en hombres en el Reino Unido, con unos 52.000 casos al año, y la segunda causa más frecuente de muerte por cáncer en varones, con casi 12.000 muertes al año.
«Saber más sobre los factores que causan el cáncer de próstata es clave para prevenirlo», afirma la Dra. Marisa da Silva, del Departamento de Medicina Traslacional de la Universidad de Lund (Malmö, Suecia).
«Los únicos factores de riesgo bien establecidos, como el aumento de la edad, los antecedentes familiares de la enfermedad y varios marcadores genéticos, no son modificables, por lo que es vital identificar factores de riesgo que puedan cambiarse».
Además, aunque muchos cánceres de próstata son de crecimiento lento y pueden no causar daño a un hombre durante su vida, otros son más agresivos -tienen o es probable que se extiendan rápidamente fuera de la próstata y son más difíciles de tratar- y es importante averiguar si tienen los mismos o distintos factores de riesgo.
Investigaciones anteriores han encontrado pruebas sólidas de que el exceso de grasa corporal aumenta el riesgo de cáncer de próstata mortal. Sin embargo, no están claras las pruebas de que la grasa corporal esté asociada al cáncer de próstata en general. Además, muchos de estos estudios se basaron en mediciones de la grasa corporal en un momento determinado y no evaluaron la agresividad.
Para saber más sobre la relación entre el peso y el cáncer de próstata, el Dr. da Silva y sus colegas analizaron los datos de 258.477 hombres cuyo peso se había medido al menos tres veces entre los 17 y los 60 años, como parte del estudio Obesity and Disease Development Sweden (ODDS).
El peso se midió de forma objetiva (83%), subjetiva (5%) y recordada (12%).
Los hombres, que estaban libres de cáncer de próstata cuando se inscribieron en el ODDS entre 1963 y 2014, fueron seguidos hasta 2019 (mediana de seguimiento de 43 años). Se registraron los diagnósticos de cáncer de próstata y las muertes durante ese tiempo.
Del grupo, 23.348 participantes fueron diagnosticados de cáncer de próstata, con una edad media en el momento del diagnóstico de 70 años, y 4.790 hombres murieron de cáncer de próstata.
El aumento de peso (más de medio kg o 1,1 lb al año) en comparación con un peso estable a lo largo de la vida de un hombre se asoció con un riesgo un 10% mayor de cáncer de próstata agresivo y un 29% mayor de cáncer de próstata mortal.
Un análisis más detallado demostró que esta relación se debía al aumento de peso entre los 17 y los 29 años.
El aumento de peso de un hombre de 1 kg al año entre los 17 y los 29 años (en total, 13 kg) se asocia a un aumento del 13% del riesgo de cáncer de próstata agresivo y del 27% del riesgo de cáncer de próstata mortal.
El Dr. da Silva afirma: «Investigaciones anteriores han relacionado las concentraciones elevadas del factor de crecimiento similar a la insulina-1 (IGF-1), una hormona que interviene en el crecimiento y el desarrollo celular, con un mayor riesgo de cáncer de próstata. Los niveles de esta hormona se elevan en personas con obesidad y un aumento pronunciado de peso puede alimentar esta elevación y el desarrollo del cáncer.»
Los investigadores concluyen que prevenir el aumento de peso en la edad adulta joven puede reducir el riesgo de cáncer de próstata agresivo y mortal.
El Dr. da Silva añade: «No sabemos si es el aumento de peso en sí o la larga duración del sobrepeso el principal impulsor de la asociación que observamos. No obstante, hay que ganar peso para ser más pesado, por lo que evitar un aumento pronunciado de peso en los hombres jóvenes es imperativo para la prevención del cáncer de próstata.»
Mayo 17/2023 (MedicalXpress) – Tomado de Oncology & Cancer – Overweight & Obesity Copyright Medical Xpress 2011 – 2023 powered by Science X Network.
abr
19
La deficiencia de vitamina D podría ser la razón por la que los hombres afroamericanos experimentan un cáncer de próstata más agresivo a una edad más temprana en comparación con los hombres estadounidenses de origen europeo, según sugiere una nueva investigación del Cedars-Sinai Cancer, en Estados Unidos, publicada en ´Cancer Research Communications´, revista de la Asociación Americana para la Investigación del Cáncer (AACR).
El estudio multiinstitucional podría allanar el camino para la revisión de las directrices nutricionales. Aunque en investigaciones anteriores se ha analizado la vitamina D en el contexto de las disparidades sanitarias, éste es el primer estudio que examina sus funciones de forma genómica en hombres afroamericanos frente a europeos.
«Los hombres afroamericanos tienen más probabilidades que los europeos de desarrollar cáncer de próstata y el doble de probabilidades de morir de esta enfermedad –afirma Moray Campbell, doctor e investigador científico del Centro Oncológico Cedars-Sinai y autor principal del estudio–. Estudios a gran escala han demostrado que las diferencias en el acceso a la atención sanitaria no explican totalmente esta disparidad sanitaria, y nuestro estudio identifica factores biológicos que podrían explicarla».
La vitamina D ayuda al organismo a absorber el calcio, esencial para la salud ósea, pero también contribuye a estimular la maduración de las células, según Campbell. A diferencia de las células normales, las cancerosas no maduran y mueren, siguen dividiéndose, creando más y más células anormales. «Sin niveles suficientes de vitamina D que las hagan madurar, las células de un tumor siguen multiplicándose sin control», asegura.
Campbell y otros investigadores descubrieron que el receptor de la vitamina D, una proteína que ayuda al organismo a utilizarla, parece haberse adaptado de forma diferente en las personas de ascendencia africana.
«Los antepasados de los hombres afroamericanos y euroamericanos se adaptaron a los climas de donde eran originarios –explica Campbell–. Los hombres africanos conservan mayores niveles de melanina en la piel para protegerse del fuerte sol, lo que también ayuda al organismo a producir vitamina D. Por ello, sus descendientes en Estados Unidos, que recibe menos horas al año de sol brillante que los países africanos, suelen tener carencias de vitamina D».
Cuando los investigadores examinaron células de cáncer de próstata de pacientes de ascendencia africana y europea, desarrolladas en el laboratorio del doctor Clayton Yates, de la Facultad de Medicina Johns Hopkins, observaron diferencias entre cómo reaccionaban estos grupos de células a la exposición a la vitamina D.
«Su respuesta a la vitamina D era muy, muy diferente, incluyendo qué genes controlaba el receptor de la vitamina D y la magnitud de ese control –apunta–. En los hombres afroamericanos, esta respuesta diferente los hacía más vulnerables al cáncer de próstata».
Campbell señala que nuevas investigaciones en esta línea podrían conducir a una revisión de las directrices nutricionales para la ingesta de vitamina D -tanto para la salud de los huesos como de la próstata- basada en la ascendencia genética.
Según apunta, es necesario seguir trabajando para determinar el nivel de vitamina D más beneficioso para cada grupo y examinar cómo funciona el receptor de la vitamina D con otras proteínas relacionadas con el cáncer de próstata.
«Este estudio es un ejemplo de las muchas iniciativas que se están llevando a cabo para desentrañar las causas profundas de las disparidades sanitarias –destaca Dan Theodorescu, director del Centro Oncológico Cedars-Sinai y Presidente Distinguido de PHASE ONE–. También muestra cómo la colaboración multiinstitucional puede maximizar el potencial de nuestro trabajo y por qué damos tanta importancia a nuestro equipo de Community Outreach and Engagement (COE) para involucrar a diversas poblaciones en la investigación del cáncer».
Campbell y sus colegas tienen previsto seguir investigando un grupo de microARN, pequeñas moléculas que ayudan a regular la expresión génica- en regiones del genoma reguladas por el receptor de la vitamina D.
Descubrieron una asociación entre estos microARN y el cáncer de próstata que podría utilizarse para desarrollar análisis de sangre que ofrezcan una imagen más completa de la salud de la próstata. El equipo también tiene previsto examinar la vitamina D y su relación con las disparidades sanitarias en otros cánceres hormonodependientes, como el de mama.
Abril 19/2023 (IMmédico) – Tomado de Oncología – Urología. Copyright 2023: Publimas Digital.
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10
El regulador metabólico PGC1A es un gen que está relacionado directamente con el metabolismo de las células del cáncer de próstata y su ausencia se asocia con el desarrollo de la metástasis, según ha podido demostrar un equipo del CIC bioGUNE de Vizcaya. Read more
feb
7
Científicos del ibs.Granada y la Universidad de Granada (UGR) han hallado una posible relación entre el patrón dietético y el riesgo de cáncer de próstata, en una investigación publicada en la prestigiosa revista Cancers. Read more
mar
9
Una investigación liderada por investigadores de la Universidad de Granada (UGR), pertenecientes al Instituto ibs.GRANADA, ha revelado que los hombres que padecen cáncer de próstata tienen niveles inferiores de melatonina, la hormona inductora del sueño, que los varones sin cáncer, independientemente de la sintomatología urinaria, la extensión y la agresividad del tumor que padezcan. Read more


