Boletín de Noticias Al Día

Fecha: jueves, 18 de febrero de 2021

Año: 28 No. 42

Titulares:

1.- ¿Nos estamos inmunizando al dolor de las muertes por la pandemia?

2.- Biosensores detectan un hongo atípico que provoca neumonías graves

3.- Un millón de genomas: el banco de datos europeo para comprender enfermedades como el cáncer y la COVID-19

4.- El historial de actividad física no interfiere en el pronóstico de los casos graves de la COVID-19

5.- La química del ARN puede ser la clave en nuevos tratamientos del cáncer

6.- Aplican por primera vez en Latinoamérica la terapia CAR-T para tratar el cáncer

 

Noticias ampliadas:

1.- ¿Nos estamos inmunizando al dolor de las muertes por la pandemia?

Hasta el momento, más de 2,2 millones de personas en todo el mundo han fallecido por coronavirus. En España, la tercera ola está dejando desde hace días terribles cifras de afectados y muertos. Marisa Páez, doctora en Psicología y directora del Instituto ACT, nos cuenta por qué la sociedad parece hastiada de los números de la pandemia.

En ciudades como Madrid, la calle bulle de gente. Parece que se está imponiendo el after work, muchos bares están promoviendo el tomarse algo por la tarde, hacer el brunch los domingos, salir de terrazas o juntarse en las plazas para hacer botellón, pasar el rato o hacer cola para aprovechar la rebajas. También son conocidas las fiestas ilegales en las que no se han respetado aforos ni restricciones horarias, e incluso, reuniones de empresas en las que se han incumplido las medidas preventivas.

¿Qué está pasando? ¿Es que las cifras no nos afectan? ¿Los 400, 500 o 700 muertos al día ya no nos duelen? ¿Ya no nos preocupa la saturación de los hospitales o los contagios que siguen produciéndose en las residencias de mayores? ¿Estamos menospreciando la magnitud de esta tercera ola?

Pues sí, no es fácil mantener la guardia después de un año. La sociedad está cansada de los números de la pandemia, de los giros en los criterios, confunde tanta información y desinformación: las cosas han dejado de cuadrarnos. En este contexto las ideas conspiranoicas y el auge de explicaciones y uso de tratamientos pseudocientíficos circulan con rapidez en redes, a la velocidad del propio virus.

Para los seres humanos es fundamental que las cosas resulten coherentes. Por ello, cada uno hace lo que puede para cuadrar la realidad que hoy se nos hace tan distópica

Para los seres humanos con habilidades cognitivas es fundamental que las cosas resulten coherentes, nos encajen. Por ello, cada uno hace lo que sabe hacer, lo que puede, para cuadrar la realidad que hoy se nos hace tan distópica. El concepto de inflexibilidad psicológica nos puede ayudar a entender estas actitudes humana y científicamente comprensibles.

Se trata de un concepto que ha tomado fuerza en los últimos años y hoy nos permite entender multitud de fenómenos humanos problemáticos: desde los bloqueos que ocurren en la ansiedad, la falta de actividad en la depresión, el mantenimiento de la angustia en el estrés postraumático; hasta los problemas de relación en las parejas, de comunicación con los hijos o el mayor o menor rendimiento deportistas de élite.

Esta inflexibilidad la forman dos procesos centrales: la fusión cognitiva y la evitación de experiencias dolorosas. La primera hace referencia a quedarnos atrapados en los propios pensamientos, ideas, o sentimientos. Es decir, creernos todo lo que pensamos o dejarnos arrastrar por la euforia del momento, las ganas, o el miedo. Por su parte, la segunda tiene que ver con lo que hacemos para no pensar, no sentir lo que sentimos o minimizar lo que estamos experimentando, especialmente cuando esto es incierto o doloroso.

La fusión cognitiva, detrás de la euforia

Especialmente a corto plazo, los dos procesos de la inflexibilidad psicológica nos protegen, nos ayudan a afrontar el dolor, el miedo, el estrés, la angustia y a darle forma lógica y coherente a aquello que no entendemos.

Por ejemplo, la fusión cognitiva nos ha llevado, quizás, a la euforia sobre la vacunación, a creernos que la solución definitiva ha llegado y que funcionará de manera inmediata, aunque sabemos o deberíamos saber que las vacunas actuales nos protegerán de las formas más graves de la enfermedad, pero no acabarán con la pandemia, por ahora. También es la base para creer en tratamientos pseudocientíficos o engañarnos pensando que la COVID-19 no nos tocará, ya que es un problema exclusivamente para los mayores.

Probablemente este proceso nos haya llevado también a dejarnos llevar por la emoción del momento e ir a una fiesta; o a sentirnos omnipotentes en nuestra capacidad de curar a los enfermos, como puede ser el caso de sanitarios que han terminado extenuados porque no han podido parar o reconocer sus límites.

Igualmente, puede ocurrir que la unión de este proceso con el miedo en muchos casos haya llevado a limitarnos en exceso, a lavarnos las manos compulsivamente o a estar hiper vigilantes ante supuestos síntomas menores.

Evitación para desconectar del dolor

Por su parte, la evitación experiencial nos ayuda a entender la minimización de los riesgos, el “a mí no me va a pasar”, a desconectar del dolor de los cientos de pérdidas diarias, a transformarlas en meras cifras sin ninguna emoción asociada, a no querer ver lo que ocurre “esto es la gripe de todos los años” o a negar los comportamientos no cívicos en los que incurrimos todos a veces.

Seguramente ambos procesos nos estén protegiendo del sufrimiento y de la incertidumbre actual, nos ayuden a seguir adelante, a hacer nuestro día a día, pero solo son útiles en un primer momento.

La evitación experiencial nos ayuda a entender la minimización de los riesgos, el “a mí no me va a pasar”, a desconectar del dolor de los cientos de pérdidas diarias y a transformarlas en meras cifras sin ninguna emoción asociada.

Cuando el tiempo pasa, estas estrategias de afrontamiento pueden ser perjudiciales porque consumen mucha atención y energía. Además, perdemos sensibilidad, nos desconectamos del presente, de las emociones, y nuestra habilidad para aprender y adaptarnos a nuevas condiciones ambientales se estrecha.

Lo peor de todo es que puede llevarnos a descuidar aspectos valiosos de nuestra vida, como el autocuidado, la conexión con otros, la empatía, la búsqueda activa de alternativas o del bien común, etc. En definitiva, podemos dejar de hacer lo que toca hacer en estos momentos (minimizar los contactos sociales, nuestra exposición al virus en espacios cerrados o usar correctamente la mascarilla) o confiar e ir ajustándonos a lo que se nos pide como ciudadanos.

La clave, la resiliencia

La buena noticia es que también se ha estudiado empíricamente la contrapartida de la inflexibilidad, denominada flexibilidad psicológica, que es lo que comúnmente llamamos resiliencia. Se trata de la habilidad para ser capaces de construir una vida satisfactoria, o la capacidad para recomponernos ante las adversidades, afrontar el dolor o cambiar de rumbo cuando la vida nos impone limitaciones. Con relación a la pandemia se han publicado numerosos estudios en torno a estas habilidades y cómo han influido en la salud mental, gestión del estrés y calidad de vida tanto psicológica como física, durante el confinamiento y a lo largo de ese duro año.

Lo más interesante de todo, es que la flexibilidad psicológica es una habilidad que puede entrenarse a través del fomento de la conciencia y la atención, la apertura a emociones difíciles y la implicación en comportamientos alineados a lo que es importante para cada uno.

Fomentar estas habilidades nos ayudaría a ajustarnos de forma equilibrada al momento de crisis que estamos viviendo: a aumentar nuestra conciencia sobre los riesgos, a estar más presentes y atentos y responder eficazmente a las nuevas demandas en el entorno laboral, académico o social, e implementar de forma exitosa nuevas conductas ajustadas a lo que está ocurriendo.

De la misma forma optimizaría nuestra gestión de la frustración, nuestra impotencia y rabia, a conectar más fluidamente con el dolor ajeno y mejorar nuestra empatía, conexión social y solidaridad y a centrarnos en lo esencial y verdaderamente más importante para cada uno.

Adaptarse para ser feliz

Estamos haciendo lo que podemos, lo que sabemos hacer. La incoherencia, la incertidumbre, la contradicción o la pérdida no nos gustan a los humanos. Todo lo contrario, nos duele, nos incomoda y nos estresa, y ante esto todos reaccionamos. Lo que está claro es que el comportamiento flexible nos protege, nos ayuda a adaptarnos al cambio; mientras que el inflexible nos limita, nos deja en el mismo sitio.

Ya quisiéramos muchos psicólogos que esta crisis nos sirviera para poner en valor la importancia del aprendizaje de la gestión de las emociones desde una perspectiva científica: podríamos construir una sociedad mejor si fuéramos capaces de afrontar ‘flexiblemente’ el mundo incierto que parece que nos tocará vivir.

Marisa Páez es doctora en Psicología y directora del  Instituto de Psicología Contextual MadridInstituto ACT.

febrero 17/2021 (SINC)

 

2.- Biosensores detectan un hongo atípico que provoca neumonías graves

La detección del hongo ‘Pneumocystis jirovecii’ se realiza actualmente mediante la técnica de PCR (reacción en cadena de polimerasa), pero un nuevo sistema es más rápido y eficaz.

El grupo que lidera el Dr. Enrique J. Calderón – “Epidemiología clínica y riesgo vascular” en el Instituto de Biomedicina de Sevilla – IBiS/Hospitales Universitarios Virgen del Rocío y Macarena/Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)/Universidad de Sevilla, también miembro del Centro de Investigación Biomédica en Red de investigación aplicada en infecciones respiratorias y enfermo crítico (CIBERESP), ha participado en un trabajo junto a investigadores del Consorcio de Investigación Biomédica en red en Bioingeniería, Biomateriales y Nanomedicina (CIBER-BBN), en el que han logrado desarrollar sistemas de detección de Pneumocystis jirovecii, un hongo atípico responsable de neumonías muy graves en enfermos inmunodeprimidos.

Los resultados han sido publicados en las revistas Nanomaterials y Journal of Fungi, fruto de la colaboración con los grupos del CIBER-BBN liderados por los doctores Laura Lechuga, Ramon Eritja y Ramón Martínez Máñez.

La detección del hongo en pacientes, que pueden ser portadores asintomáticos hasta que desarrollan la neumonía, se realiza actualmente mediante la técnica de PCR, necesitando para su detección varias horas, instalaciones adecuadas y personal cualificado. Ahora, la aplicación de la Nanotecnología ha permitido desarrollar biosensores más sensibles y eficaces para detectar secuencias específicas correspondientes a patógenos responsables de enfermedades infecciosas en un tiempo más corto y sin necesidad de grandes infraestructuras.

En este caso, se ha detectado una secuencia concreta correspondiente al gen perteneciente a la subunidad ribosomal (mtLSU rRNA) del hongo P. jirovecii utilizando sondas de captura en forma de horquilla. Estas sondas específicas tal como apunta la Dra. Aviñó investigadora del CIBER-BBN, “son más eficaces y son capaces de reconocer una secuencia genómica concreta del hongo y formar unas estructuras de tríplex muy estables que se pueden detectar en distintas plataformas biosensoras”.

El equipo de la Dra. Laura Lechuga en el Instituto Catalán de Nano ciencia y Nanotecnología (ICN2), mediante el uso de un biosensor óptico basado en la tecnología de SPR (basada en sistemas de tuberías), ha detectado en tiempo real y sin el uso de marcadores, P. jirovecii en lavados de bronquios y alvéolos y aspirados nasofaríngeos con un límite de detección a nivel nano molecular en tan solo unos minutos.

Asimismo, el grupo del Dr. Ramón Martínez-Máñez, director científico de CIBER-BBN e investigador principal del grupo del Instituto Interuniversitario de Investigación de Reconocimiento Molecular y Desarrollo Tecnológico. (IQMA) -IDM en la Universidad Politécnica de Valencia, ha utilizado la estrategia de puertas moleculares compuestas de una matriz de albúmina anódica para desarrollar un sensor capaz de detectar de manera eficaz muestras reales de P. jirovecii sin etapas de amplificación previas en tan solo una hora.

Estos avances en el diagnóstico de la neumonía por Pneumocystis carinii (PCP) tienen un gran potencial para el desarrollo de dispositivos de tipo point-of-care de gran sensibilidad utilizando muestras directas de pacientes y aplicables en una gran variedad de entornos”, señala el Dr. Enrique J. Calderón, internista del Hospital Universitario Virgen del Rocío de Sevilla y Profesor Titular del Departamento de Medicina.

Los investigadores destacan también que estas técnicas son muy selectivas pudiendo discriminar pacientes con otras patologías respiratorias derivadas de otros microorganismos, permitiendo de este modo un diagnóstico más fiable de las enfermedades infecciosas.

febrero 17/2021 (Dicyt)

Nota aclaratoria:

Pneumocystis jirovecii, anteriormente conocido como Pneumocystis carinii f. sp. hominis, continúa siendo uno de los patógenos oportunistas más importantes que afectan a individuos con síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida) y pacientes con inmunodepresión debida a otras causas, en los que produce una neumonía Pneumocystis pneumonia (PcP), siglas en inglés) grave con una alta tasa de morbilidad y mortalidad.1 Hace justo 101 años de la primera evidencia aportada por Carlos Chagas de la existencia de este microorganismo. A lo largo de este tiempo se han producido importantes avances en el conocimiento sobre la epidemiología, biología y genética de este patógeno; lo cual ha condicionado cambios en su clasificación taxonómica y en la comprensión de la historia natural de la PcP.1

Recomendamos ampliar información EN:

Calderón Sandubete E., de Armas Rodríguez, Y., Capó de Paz V. Pneumocystis jirovecii: cien años de historia. Rev Cubana Med Trop v.63 n.2 Ciudad de la Habana mayo.-ago. 2011.

 

3.- Un millón de genomas: el banco de datos europeo para comprender enfermedades como el cáncer y la COVID-19

Dos décadas después de que se secuenciara el genoma humano, Europa quiere conseguir para 2022 una gran base de datos que conecte la información genómica de más de un millón de europeos para diagnosticar y tratar patologías raras, comunes, cáncer e incluso COVID. Estados Unidos se ha propuesto una meta similar.

Este mes se cumplen 20 años de la secuenciación del genoma humano, nuestro manual de instrucciones genético. Supuso todo un hito biomédico que fue posible gracias a una década de trabajo de científicos de diferentes países liderados por Estados Unidos en el marco del Proyecto Genoma Humano. Aunque la secuencia completa no llegó hasta el año 2003, el 15 y 16 de febrero de 2001 las revistas Nature y Science publicaron los primeros resultados.

Desde entonces, unos 30 millones de personas en todo el mundo han secuenciado sus genes. Dos décadas después, Europa se ha propuesto construir una macrobase de datos que conectará las de los países participantes y que contendrá más de un millón de genomas, lo que ayudará a prevenir, diagnosticar y tratar numerosas enfermedades más allá de las propias fronteras.

“El objetivo de la iniciativa es la creación de un marco federado de acceso a los datos genómicos generados a nivel europeo y su estandarización. Para finales de 2022 debería haber acceso a más de un millón de genomas secuenciados de ciudadanos europeos”, explica Gonzalo Arévalo, subdirector de Programas Internacionales de Investigación y Relaciones Institucionales del Instituto de Salud Carlos III, organismo que coordina el proyecto en España.

La iniciativa, denominada 1+ Million Genomes, surgió tras la firma en 2018 de la declaración Hacia el acceso a al menos de 1 millón de genomas secuenciados en la Unión Europea (UE), para 2022. Nuestro país es uno de los 24 que se han unido y en total participan más de 70 investigadores españoles, divididos en diferentes grupos de trabajo.

La pandemia ha marcado el arranque del proyecto ya que su hoja de ruta se adoptó en febrero de 2020, justo al inicio de la crisis sanitaria y eso, según Arévalo, ha ralentizado algunas partes. No obstante, también ha servido para acelerar otras iniciativas, como el lanzamiento de la plataforma europea de datos COVID-19, “que comparte algunos elementos y retos similares al de esta iniciativa y cuya aceleración en soluciones puede servir a esta también”, valora.

Además, la pandemia ha provocado que se añada un paquete de trabajo sobre enfermedades infecciosas que inicialmente no estaba previsto para buscar soluciones más ágiles frente a nuevas amenazas de salud pública relacionadas con enfermedades como la COVID-19.

De enfermedades raras a infecciosas

Los países participantes tendrán sus propias bases de datos con la información genómica de una muestra de sus ciudadanos y todas se conectarán entre sí en una plataforma de acceso federado. Entre estos genomas se incluirán los de pacientes con cáncer, enfermedades comunes, infecciosas y raras.

En el caso de las enfermedades raras, por ejemplo, “si un paciente en Copenhague tuviera una variante genética no descrita y existiera un repositorio europeo de información genómica, su médico podría consultar si existe en Europa otro caso similar y conocer cuál es su estatus clínico”, cuenta Carmen Ayuso, coordinadora del área de Genética y Genómica del Instituto de Investigación Sanitaria de la Fundación Jiménez Díaz y miembro del proyecto.

Para patologías como estas, en las que el peso genético es tan importante, contar con una plataforma de este tipo supondrá un avance fundamental tanto para el diagnóstico como para el tratamiento de los pacientes.

“Se podrían identificar variantes farmacogenéticas que pudieran ser dianas terapéuticas, preguntar a la base de datos por el número de casos con una determinada patología y que los familiares pudieran solicitar a otros médicos en Europa que difundieran algún comunicado con fines asociativos entre pacientes similares”, propone Ayuso.

En cuanto a enfermedades infecciosas como la COVID-19, los científicos están empezando a conocer la influencia que tienen los genes en su desarrollo. Ángel Carracedo, coordinador del grupo de Medicina Genómica de la Universidad de Santiago de Compostela que también forma parte del proyecto, está desentrañando el papel de los genes en esta nueva enfermedad.

“Se sabe que la severidad de la COVID-19, las complicaciones, al igual que los síntomas de inicio, no solo dependen del virus y de la carga viral, sino también de la genética del huésped”, señala a SINC.

Gracias a trabajos internacionales, en España están los consorcios SCOURGE o STOP- Coronavirus, y a estudios de asociación de genomas completos “se va sabiendo el papel de algunos genes en la covid-19 en los que es particularmente importante una región del cromosoma 3 en la que ya hay unos 15 que se han encontrado asociados a la severidad de la COVID-19, entre ellos, el grupo ABO. El grupo 0 tiene un efecto muy ligeramente protector”, detalla Carracedo.

La atención a los aspectos éticos

Trabajar con tal cantidad de datos personales en más de una veintena de países implica poner una especial atención al aspecto ético y legal de toda esa información, plantean Ayuso y Pilar Nicolás, que es miembro del Grupo de Investigación Cátedra de Derecho y Genoma Humano de la Universidad del País Vasco, forman parte del grupo de trabajo dedicado a la regulación.

“Lo más importante es asegurar que las personas de las que se han obtenido los datos genómicos y clínicos, sean pacientes o individuos sanos, tienen garantizados sus derechos”, subrayan las investigadoras a SINC. “Eso significa que deben contar con información detallada y comprensible sobre qué datos se van a obtener y cómo y para qué se van a almacenar y utilizar, de manera que puedan decidir libremente, sin ninguna presión, si quieren o no participar en la iniciativa”, resaltan.

En este sentido, todos los procedimientos están revisados por expertos en Derecho y Bioética, tanto a nivel nacional como europeo, y por comités de ética de la investigación independientes. Además, los datos estarán seudonimizados, lo que significa que se mantienen vinculados a la identidad de los pacientes con códigos que se custodian en la institución de origen y esta identidad se desvincula para salir fuera de la institución.

Los voluntarios deben contar con información detallada y comprensible sobre qué datos se van a obtener y cómo y para qué se van a almacenar y utilizar, de manera que puedan decidir libremente, sin ninguna presión, si quieren o no participar en la iniciativa, dice Pilar Nicolás

En cuanto a la confidencialidad, las investigadoras inciden en que se garantizará asegurando que la identidad de los pacientes no es accesible, es decir, que los datos no se van a compartir con identificadores que permitan conocer a quién corresponden.

Además, se aplicarán medidas técnicas para que los sistemas de almacenamiento y transmisión sean seguros. También se controlará el acceso a los datos. “Solo se permitirá acceder a ellos cuando se pruebe que lo solicita un profesional que va a utilizar la información con fines legítimos y en condiciones adecuadas”, recalcan las investigadoras.

Un proyecto lleno de desafíos

Antes de que la iniciativa echara a andar, en agosto de 2019, un equipo de científicos entre los que figuran algunos de centros españoles como Ivo Gut y Alfonso Valencia, miembros del proyecto en la actualidad, escribieron un artículo en la revista Nature Reviews Genetics en el que identificaban sus desafíos y fortalezas.

“El marco temporal y la ambición de la iniciativa, dar acceso transfronterizo a un millón de genomas secuenciados para 2022, es el primer desafío”, destaca a SINC Serena Scollen, directora de Genómica Humana y Datos Traslacionales de la organización intergubernamental ELIXIR y autora principal del artículo.

A eso se suma garantizar la seguridad y privacidad de los datos y que estos puedan operar entre los diferentes países con una infraestructura técnica y unos estándares adecuados. La pandemia ha supuesto un nuevo reto inesperado.

“Me atrevería a decir que, aunque es un desafío, todavía es posible alcanzarlo, pero dependerá mucho también de los esfuerzos nacionales para crear cohortes, grupos de personas, a gran escala y secuenciar un gran número de genomas completos”, puntualiza Scollen.

En el marco de la iniciativa, el pasado mes de enero la Comisión Europea lanzaba el proyecto The Genome of Europe con el objetivo de contribuir con, al menos, 500 000 secuencias completas de genomas articulados por los respectivos Estados miembros para 2022.

La idea de la Comisión Europea es pedirnos a los países que integremos este proyecto dentro de nuestras prioridades para los fondos europeos de recuperación y resiliencia, de manera que, al priorizarlo, se pueda alcanzar con mayor facilidad el objetivo de tener 27 cohortes nacionales de los 27 países de la Unión Europea”, mantiene Arévalo.

La misma meta anunciada por Obama

Pero no solo Europa se ha puesto como meta la cifra del millón de genomas. En Estados Unidos, ya en 2015 el entonces presidente, Barack Obama, anunció que se proponían analizar la información genética de más de un millón de voluntarios estadounidenses dentro de una nueva iniciativa para comprender las enfermedades humanas y desarrollar medicamentos personalizados en función de los genes.

“La medicina de precisión nos brinda una de las mayores oportunidades para nuevos avances médicos que jamás hayamos visto”, dijo Obama, prometiendo que “sentaría las bases para una nueva era de descubrimientos que salvan vidas”, como recogió Reuters.

En el programa de Estados Unidos All of Us ya se han inscrito más de 369 000 participantes, de los cuales el 50 % son de grupos minoritarios raciales y étnicos, y más del 80 % son de comunidades subrepresentadas

Seis años después, la iniciativa se enmarca dentro del programa de investigación All of Us (Todos nosotros, en castellano), dirigido por los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos. A diferencia de la iniciativa europea, esta se encuentra abierta a la participación ciudadana, aunque la pandemia ha ralentizado el ritmo de inscripciones.

Brad Ozenberg, director del programa de genómica de All of Us, cuenta a SINC que hasta la fecha, se han inscrito más de 369 000 participantes, incluidos más de 272 000 que han completado todos los pasos iniciales del protocolo, como el suministro de muestras para análisis genéticos.

De ellos, el 50 % son de grupos minoritarios raciales y étnicos, y más del 80 % son de comunidades subrepresentadas”, concreta. Hoy por hoy, la inscripción está abierta a mayores de 18 años que vivan en Estados Unidos, con independencia de su nacionalidad.

Respecto a la iniciativa europea, además de tener un enfoque diferente tanto en la recogida de los datos como en el ámbito de actuación, la estadounidense plantea una base de datos única y no federada.

“Puede ser interesante explorar si hubiera espacio para conjugar ambas. La herramienta más valiosa es la colaboración, no la competencia entre países o continentes”, sostiene Arévalo. Una idea compartida por Ozenberg: “No se trata de quién llega primero a un millón de genomas. Cuanta más ciencia esté en marcha, mejor”.

En busca de tres millones de genomas africanos

En el continente africano viven más de 1 300 millones de personas, lo que supone el 17 % de la población mundial, según estimaciones de las Naciones Unidas. Para tener una idea aproximada de la variación genética de esta comunidad tan diversa haría falta secuenciar el genoma de unos tres millones de africanos y eso es precisamente lo que se ha propuesto Three Million African Genomes. Como explica en la revista Nature

Ambroise Wonkam, presidente de la Sociedad Africana de Genética Humana, este ambicioso proyecto podría servir para desarrollar la atención de la salud y la investigación, y “equipar a África para abordar los desafíos de salud pública de manera más equitativa, generando conocimientos que podrían beneficiar a las poblaciones vulnerables”.

Uno de los objetivos es establecer un biobanco panafricano de información clínica y muestras genéticas, teniendo en cuenta que algunos conocimientos sobre la genética de las enfermedades se encuentran más fácilmente en las poblaciones africanas, al contener más variación genética que las de cualquier otro continente, como recuerda Wonkam. De hecho, estudios con personas africanas ya han ayudado a aclarar mecanismos relacionados con la diabetes y la esquizofrenia.

febrero 17/2021 (SINC)

 

4.- El historial de actividad física no interfiere en el pronóstico de los casos graves de la COVID-19

Estudios recientes sugieren que la práctica regular de ejercicios físicos puede estar asociada a la disminución de las internaciones por la COVID-19. Sin embargo, para las personas que desarrollan la forma grave de la enfermedad, la protección que otorga la actividad física deja de funcionar y no redunda en diferencias con respecto al tiempo de hospitalización ni a la necesidad de someterse a ventilación mecánica o al tratamiento intensivo.

Esto fue lo que se demostró en el marco de una investigación realizada en São Paulo, Brasil, con 209 pacientes con la COVID-19 grave internados en el Hospital de Clínicas (HC), el complejo hospitalario administrado por la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo (FM-USP), y en el Hospital de Campaña erigido en el Complejo Deportivo Constâncio Vaz Guimarães. Los resultados de la misma indican que el hecho de que los pacientes tengan el hábito de ejercitarse regularmente antes de la internación no fue determinante como para enfrentar la enfermedad en mejores condiciones.

“Este estudio enciende una luz amarilla para la población que se ejercita con regularidad y que, por este motivo, cree estar totalmente protegida. No hallamos diferencias en el pronóstico y el desenlace de la enfermedad entre los pacientes graves más o menos activos. Esto demuestra que los beneficios de la actividad física existen, pero aparentemente van tan solo hasta un determinado punto de la gravedad de la enfermedad”, afirma Bruno Gualano, docente de la FM-USP y autor del estudio.

Los datos completos de la investigación, que contó con el apoyo de la Fundación de Apoyo a la Investigación Científica del Estado de São Paulo – FAPESP, se dieron a conocer en un artículo publicado en la plataforma medRxiv, aún sin revisión por pares. Este trabajo se llevó a cabo en el marco de una colaboración con el Laboratorio de Metabolismo Óseo, coordinado por Rosa Maria Rodrigues Pereira, también de la FM-USP.

La COVID-19 es una enfermedad viral infecciosa que puede evolucionar hacia casos inflamatorios más graves. Como aún no existe un medicamento específico para combatir al virus SARS-CoV-2, el tratamiento hospitalario consiste en hacer frente a los distintos síntomas de la infección y suministrarles soporte respiratorio a los pacientes, de ser necesario.

Tal como explica Gualano, la práctica de actividades físicas es conocida por su efecto protector contra enfermedades crónicas. Y también fortalece el sistema inmunológico, al prevenir en parte algunas enfermedades infecciosas respiratorias. “Los ejercicios físicos tienen un efecto sistémico. Mejoran la respuesta inmune y las condiciones metabólicas y cardiovasculares de las personas. Estos factores pueden aportar protección contra diversos tipos de enfermedades crónicas, y contra algunas dolencias infecciosas también. Empero, cuando el cuadro se agrava, otros predictores pueden ser más decisivos en lo concerniente al desenlace clínico”, le explica el investigador.

Los resultados de esta investigación indican que, para los casos graves de la COVID-19, la presencia de factores de riesgo tales como obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares y edad avanzada fue más determinante en el pronóstico que la práctica previa de ejercicios.

Se evaluaron los historiales de actividad física en el trabajo, en el deporte y en la recreación de más de 200 voluntarios tan pronto como se internaron. Esta información se recabó mediante la aplicación de un cuestionario. También se confirmó el diagnóstico de la COVID-19 mediante la aplicación de test de RT-PCR (reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa), que detectan el material genético del SARS-CoV-2 en secreciones de la nariz o de la garganta.

Fueron incluidos pacientes que exhibían dificultades para respirar (más de 24 respiraciones por minuto) y un índice de saturación de oxígeno en el organismo inferior al 93 %. Además, los mismos presentaban factores de riesgo para la COVID-19, tales como edad avanzada, enfermedades cardiovasculares, diabetes, hipertensión arterial sistémica, neoplasias, inmunosupresión, tuberculosis pulmonar y obesidad.

Los datos referentes a la actividad física no se asociaron con ninguno de los desenlaces clínicos observados, tales como hospitalización, necesidad de ventilación mecánica o internación en UTI y mortalidad.

Estudios complementarios

Gualano explica que el resultado obtenido en la investigación con pacientes hospitalizados es complementario a estudios anteriores, realizados con infectados de variados perfiles (incluso de casos leves y moderados).

Una investigación realizada en forma online y dada a conocer recientemente, que abarcó a 938 brasileños que contrajeron la COVID-19, apuntó que la prevalencia de hospitalizaciones causadas por la enfermedad fue un 34,3 % menor entre los voluntarios considerados activos, que realizaban al menos 150 minutos por semana de actividades físicas aeróbicas de intensidad moderada o 75 minutos de alta intensidad.

“Nuestro trabajo complementa los resultados obtenidos con los casos más leves de la enfermedad. En los estudios existentes se evaluó fundamentalmente a personas en estadios anteriores al de nuestro trabajo (en términos de progresión de la enfermedad), en los cuales tan solo una minoría entre los pacientes requirió hospitalización”, dice.

De acuerdo con el investigador, aparte de ser complementarios, estos estudios hacen su aporte a una mayor comprensión de la enfermedad y del efecto protector de la actividad física. “Es todo muy reciente y aún son pocos los trabajos que relacionan la COVID-19 con la actividad física y el sistema inmunológico. Sin embargo, al analizar lo que ha sido publicado sobre el tema, notamos que podría considerarse eventualmente a la actividad física como un buen predictor hasta un determinado estadio de gravedad de la enfermedad, previniendo complicaciones. Pero esto no se muestra verdadero en los casos más críticos. Este es un mensaje importante para no confiar tanto en el historial de actividad física como un factor absoluto de protección contra la COVID-19”, remarca Gualano.

El riesgo entre los atletas profesionales

El grupo de investigadores de la FM-USP inició otro estudio en el cual pretende investigar la respuesta inmune y el pronóstico de la COVID-19 entre atletas profesionales. La coalición Deporte-COVID-19, formada por investigadores del Hospital de Clínicas, el Hospital Israelita Albert Einstein, la Universidad Federal de São Paulo (Unifesp), el Instituto Dante Pazzanese de Cardiologia y el Núcleo de Alto Rendimento Esportivo, cuenta con el apoyo de la Federación Paulista de Fútbol y realizará un seguimiento de las posibles consecuencias de la enfermedad entre los jugadores de fútbol.

“Pretendemos comprender las eventuales secuelas de la COVID-19 entre los atletas profesionales. Un estudio realizado con 26 atletas universitarios de Estados Unidos demostró que estos pueden padecer daños cardíacos o indicios de inflamación en el corazón. Estos datos son nuevos y aún no sabemos su real significado para un competidor de alto rendimiento”, dice.

En Brasil se han venido disputando campeonatos de fútbol en medio de la pandemia. Y muchos jugadores se han infectado y quedaron entre 10 y 15 días en cuarentena, para volver a jugar inmediatamente después del período de aislamiento. La mayoría de los infectados permanecieron asintomáticos o sufrieron casos leves de la enfermedad. “Debido a la condición fisiológica de estos atletas de alto rendimiento, es cierto que se agravan menos. Así y todo, pretendemos entender si todos pasan ilesos, sin secuelas, por la COVID-19”, dice.

Durante el estudio, los investigadores les realizarán un seguimiento a 75 jugadores entre los que padecieron síntomas, los asintomáticos y los que no se infectaron. “Pasarán por una rigurosa batería de exámenes cardiovasculares que incluye ecocardiograma, pruebas de esfuerzo, evaluación de la función endotelial y resonancia magnética cardíaca, para investigar la posibilidad de que existan daños persistentes. Es una enfermedad nueva y no sabemos aún si existen secuelas, ni cuáles son las repercusiones a mediano y largo plazo: el riesgo elevado de padecer un mal súbito, por ejemplo. Esta investigación puede ayudar a elaborar un protocolo de retorno a la práctica deportiva ‘post-COVID’ basado en evidencias científicas”, dice.

Otro aspecto importante del proyecto reside en la posibilidad de recabar indicios importantes sobre el funcionamiento de la enfermedad entre la población en general. “Son atletas jóvenes, sanos, con una alimentación reglada y una excelente condición física. En cualquier tipo de investigación comparativa, esta población formaría una especie de grupo de controle ideal. Por ende, el hecho de entender cómo responden estos individuos a la COVID-19 puede también suministrarnos pistas fisiológicas importantes, que pueden servir en la prevención de los casos más graves. Esta investigación cuenta con potencial para responder hasta qué punto el estilo de vida interfiere en los síntomas y en las secuelas de la enfermedad”, sostiene el investigador.

febrero 17/2021 (Dicyt)

 

5.- La química del ARN puede ser la clave en nuevos tratamientos del cáncer

Un equipo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), analiza los últimos avances en el estudio de las modificaciones aberrantes que se producen en el ARN y que pueden favorecer la aparición de tumores.

En el proceso de transcripción del ADN en proteínas es clave conocer la forma en que esta se realiza, así como los factores que pueden influir en su regulación. Desde hace tiempo se sabe que existen modificaciones químicas que condicionan el mecanismo y que pueden afectar no solo al ADN, sino también al ARN, la molécula que permite que la información genética sea comprendida por las células para formar proteínas.

Un equipo de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha hecho un análisis de los avances en el estudio de las modificaciones químicas más relevantes del ARN, también denominadas marcas epitranscriptómicas. Si se logra revertir estas marcas, que en el cáncer pueden estar mal colocadas, sería posible controlar la expresión de los genes, o la actividad de determinadas proteínas y, por tanto, proporcionarían el desarrollo de nuevas dianas farmacológicas contra la enfermedad. La revisión ha sido publicada en la revista Molecular Cancer por investigadores del Centro de Investigación del Cáncer (CIC-IBMCC), mixto de la Universidad de Salamanca y el CSIC.

Aunque se sabe que existen más de 170 modificaciones del ARN (cuyo conjunto se conoce como epitranscriptoma), su papel biológico sigue siendo muy desconocido. En la última década, los investigadores han avanzado en el conocimiento de sus funciones y se ha descubierto que el exceso o la falta de algunas de ellas condicionan el progreso de diferentes tipos de cáncer.

Esta revisión se centra en las denominadas modificaciones postranscripcionales, errores cuya acumulación de forma aberrante se relaciona con la supervivencia, la metástasis y la resistencia a las terapias, características clave en el desarrollo y progresión del cáncer. “Se trata de moléculas químicas que se pegan a los componentes principales del ARN (las bases nitrogenadas) por unas proteínas especializadas de la célula, las enzimas modificadoras de ARN. Cuando estas enzimas se expresan más o menos de lo que deberían o su actividad está activada o reprimida por mutaciones, se producen enfermedades, como el cáncer o patologías neurológicas”, indica Sandra Blanco, investigadora del Centro de Investigación del Cáncer (CIC-IBMCC) y autora del trabajo.

En concreto, en el artículo se analizan tres modificaciones: la metilación de adenina-6, la metilación de citosina-5 y la pseudouridina. Saber si el código epitranscriptómico en un tumor en concreto está alterado, por ejemplo, cuando hay más metilación adenina-6 de la que debería en las células, permitiría el diseño de moléculas que la repriman. “Si se reprime esa metilación que necesitan en exceso las células tumorales para seguir creciendo, estas morirán. Además, se trata de un mecanismo que no afecta a un solo tipo de tumor, sino que puede observarse en distintas enfermedades como gliomas, leucemias, mielomas o cáncer de mama y pulmón, entre otros”, explica Blanco.

Otras modificaciones, como la metilación citosina-5, son necesarias para que las células cancerígenas sobrevivan a las señales de estrés, por lo que, al reprimir esa modificación usando moléculas inhibidoras de la metilación, las células tumorales se vuelven más sensibles a los tratamientos quimioterapéuticos.

Los científicos esperan combinar los dos tipos de fármacos para diseñar tratamientos más eficaces. “Hasta la fecha no existen o no se han diseñado fármacos que inhiban la formación de las modificaciones del ARN. Esto es debido a que es un campo de investigación muy nuevo. Solo en los tres últimos años hemos descubierto, por ejemplo, la implicación de la epitranscriptoma en el cáncer, y apenas hemos estudiado algunas de esas modificaciones. El siguiente paso será diseñar esos fármacos que nos permitan reescribir el código epitranscriptómico en una célula tumoral. En un futuro encaminado a la medicina personalizada, este tipo de marcadores podrían ayudar a encontrar el mejor tratamiento dependiendo de las modificaciones y características de un paciente en concreto”, concluye.

febrero 17/2021 (Dicyt)

 

6.- Aplican por primera vez en Latinoamérica la terapia CAR-T para tratar el cáncer

Por primera vez en Latinoamérica, científicos del Centro de Terapia Celular (CTC), uno de los Centros de Investigación, Innovación y Difusión (CEPIDs) que cuentan con el apoyo de la Fundación de Apoyo a la Investigación del Estado de Sao Paulo(FAPESP), con sede en la Universidad de São Paulo (USP) de la localidad de Ribeirão Preto, en Brasil, pusieron a prueba un tratamiento innovador contra el cáncer, realizado con células reprogramadas del propio paciente.

Dicha técnica, conocida como terapia de células CAR-T, se puso en práctica para tratar un caso avanzado de linfoma difuso de células B grandes, el tipo más común de linfoma no Hodgkin, una enfermedad que afecta a las células del sistema linfático. El paciente, de 63 años, ya había sido sometido infructuosamente a distintas líneas de quimioterapia desde el año 2017.

 “La expectativa de vida de ese paciente era de menos de un año. En casos como este, en Brasil, normalmente quedan únicamente los cuidados paliativos. Con todo, menos de un mes después de la infusión de las células CAR-T observamos una mejora clínica evidente, e incluso logramos eliminar la medicación contra el dolor”, comentó Renato Cunha, investigador asociado al CTC. Cunha trabaja en el Hospital de Clínicas, de la Facultad de Medicina de Ribeirão Preto de la USP (HC-FMRP-USP), en donde coordina el Servicio de Trasplantes de Médula Ósea y Terapia Celular.

El tratamiento con células CAR-T se desarrolló primeramente en Estados Unidos, país en donde lo ofrecen dos laboratorios farmacéuticos a un costo de 400 mil dólares, y eso sin considerar los gastos con internación. En tanto, la metodología que se desarrolló en el CTC tiene un costo aproximado de 150 mil reales, que puede bajar más aún si esta terapia pasa a aplicarse a gran escala.

 “Se trata de una tecnología sumamente reciente y de un logro que pone a Brasil en pie de igualdad con los países desarrollados. Es un trabajo de gran relevancia social y económica para el país”, afirmó Dimas Tadeu Covas, coordinador del CTC y del Instituto Nacional de Ciencia y Tecnología en Células Madre y Terapia Celular, que cuenta con apoyo de la FAPESP y del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq), vinculado al gobierno federal brasileño.

El primer paciente fue atendido por el equipo del CTC y del Hemocentro del HC-FMRP-USP en la modalidad de tratamiento compasivo, que permite el uso de terapias aún no aprobadas en el país en casos graves y con respecto a los cuales no existe ninguna otra opción disponible. El grupo pretende ahora poner en marcha un protocolo de investigación con una mayor cantidad de voluntarios. “Tenemos otros dos pacientes con linfomas de alto grado en vías de aplicárseles la infusión de células reprogramadas”, comentó Cunha.

Cómo funciona

Con base en muestras de sangre de los pacientes a quienes ha de tratarse, los investigadores aíslan un tipo de leucocitos conocidos como linfocitos T, que están entre los principales responsables de la defensa del organismo, debido a su capacidad para reconocer antígenos existentes en la superficie celular de patógenos o de tumores y desencadenar la producción de anticuerpos.

Con la ayuda de un vector viral (un virus cuyo material genético se altera en laboratorio), se introduce un nuevo gen en el núcleo del linfocito T, que entonces comienza a expresar en su superficie un receptor (una proteína) capaz de reconocer al antígeno específico del tumor que debe combatirse.

“Se lo denomina receptor quimérico porque es mixto. Una parte de un receptor ya existente en el linfocito es conectada con un receptor nuevo, que forma parte de un anticuerpo capaz de reconocer al antígeno CD19 [anti-CD19]. Mediante esta modificación, los linfocitos T son reorientados a los efectos de que reconozcan y ataquen a las células tumorales”, explicó Cunha.

Los leucocitos reprogramados se “expanden” en laboratorio (se los dispone en medio de cultivo para que proliferen) y luego se los infunde en el paciente. Antes del tratamiento, se le aplica a dicho paciente una ligera quimioterapia de modo tal de preparar el organismo.

“Alrededor de 24 horas después de la infusión de las células CAR-T se activa una reacción inflamatoria, en lo que constituye una señal de que los linfocitos modificados están reproduciéndose e induciendo la liberación de sustancias proinflamatorias a los efectos de eliminar el tumor. Además de fiebre, puede producirse una caída acentuada de la presión arterial (un choque inflamatorio) y que haya necesidad de internación en una Unidad de Terapia Intensiva [UTI]. El médico debe tener experiencia con esta técnica y monitorear al paciente constantemente”, dijo.

El jubilado sometido a este protocolo en el HC-FMRP-USP el día 9 de septiembre ya ha superado la etapa crítica del tratamiento, se ha librado de la morfina, que antes se le aplicaba en dosis máxima, y no exhibe más crecimiento de los ganglios linfáticos en el cuello.

“Aparte de esas señales clínicas de mejoría, logramos detectar células CAR-T en su sangre, y esta es la mayor prueba de que la metodología ha funcionado”, dijo Cunha.

De acuerdo con el investigador, solamente al cabo de tres meses será posible evaluar con mayor claridad si la respuesta a la terapia ha sido total o parcial, lo cual depende del perfil biológico del tumor. Los linfocitos reprogramados pueden permanecer en el organismo por el resto de la vida, pero también pueden desaparecer luego de algunos años.

La versión brasileña

El proyecto que hizo posible la producción de las células CAR-T comenzó hace cuatro años y medio, cuando se renovó el apoyo de la FAPESP al CTC. Durante ese período, se llevaron adelante estudios fundamentales sobre las construcciones virales más utilizadas para la modificación génica, como así también se establecieron modelos animales para los estudios pre clínicos. Participan en este proyecto alrededor 20 investigadores, inclusive médicos y biólogos celulares y moleculares, incluidos ingenieros especializados en cultivos celulares a gran escala.

Más recientemente, Cunha se incorporó al equipo con su experiencia clínica y de laboratorio adquirida durante una pasantía que realizó en el National Cancer Institute, un centro vinculado a los National Institutes of Health (NIH) de Estados Unidos y pionero en esta técnica. En julio de 2018, el investigador recibió de la Asociación Americana de Hematología (ASH) el ASH Research Award y una beca de 150 mil dólares para aportar al desarrollo de la técnica en la FMRP-USP. El proyecto en su conjunto contó con el apoyo económico, sumado a los fondos de la FAPESP y del CNPq, del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) de Brasil, de la Secretaría de Salud de la Gobernación del Estado de São Paulo, del Ministerio de Salud de Brasil y de la Financiadora de Innovación e Investigación Científica (Finep, una agencia del gobierno federal brasileño).

 “La metodología que desarrollamos es específica para el tratamiento de linfomas, pero esta misma lógica puede aplicarse a cualquier tipo de cáncer. Estamos trabajando en protocolos destinados al tratamiento de la leucemia mieloide aguda y del mieloma múltiple. También estamos concertando una colaboración con una universidad japonesa cuyo enfoque recae sobre los tumores sólidos, como los del páncreas”, comentó Rodrigo Calado, docente de la FMRP-USP y miembro del CTC.

El objetivo del grupo, según Calado, consiste en desarrollar tratamientos con un costo accesible en países de ingresos medianos y bajos, y pasibles de inclusión en la lista de procedimientos del Sistema Único de Salud de Brasil (el SUS, la red nacional de salud pública del país).

“El costo de la terapia con células CAR-T está muy cerca del valor que gira el SUS para la realización de trasplantes de médula ósea, que actualmente es de alrededor de 110 mil reales. Por eso puede considerarse que este tratamiento es accesible”, dijo Calado.

Covas recordó que el CTC posee un historial en terapias pioneras, entre ellas la aplicación de células mesenquimales para el tratamiento de la diabetes y el trasplante de médula ósea en portadores de anemia falciforme.

“Solo logramos desarrollar el protocolo de CAR-T de manera relativamente rápida porque contamos con una estructura que se encuentra desde hace mucho tiempo en construcción. Esta inversión de la FAPESP en ciencia básica, en formación de personal y en infraestructura de investigación científica ahora se traduce en nuevos y más eficaces tratamientos contra el cáncer”, dijo el coordinador del CTC.

febrero 17/2921 (Dicyt)

 

Selección, edición y composición: Dra. María Elena Reyes González

 

febrero 18, 2021 | Dra. María Elena Reyes González | Filed under: |

En el Boletín enviado con aterioridad hay un error en la noticia No.2 a partir del segundo párrafo,

enviamos aquí el Boletín corregido.

Esperamos nos disculpen por las molestias ocasionadas.

Equipo de Trabajo del Boletín de Noticias Al Día

 

Boletín de Noticias Al Día

Fecha: jueves 28 de enero de 2021

Año: 28 No. 24

Titulares:

1.- Realizan un importante avance genético en una enfermedad cardíaca familiar que puede causar la muerte súbita

2.- Los estudios sobre la COVID-19 olvidan la importancia del sexo en la respuesta a la infección

3.- El poder de las vacunas para erradicar enfermedades

4.- Tener plantas en casa mejoró el bienestar psicológico durante el confinamiento

5.- Alteraciones en lengua y manos también alertan de COVID-19

6.- Ejercicio físico regular no es ventaja para evitar casos graves de COVID-19, revela estudio

Noticias ampliadas:

1.- Realizan un importante avance genético en una enfermedad cardíaca familiar que puede causar la muerte súbita

Nuevos fallos genéticos descubiertos en personas con una afección cardíaca que a veces se hereda en las familias podrían transformar el diagnóstico y el tratamiento de esta enfermedad oculta, según una investigación financiada por la Fundación Británica del Corazón (BHF) y publicada en la revista Nature Genetics.

Los investigadores han encontrado un nuevo tipo de cambio genético en el ADN de las personas con miocardiopatía hipertrófica (MCH), un asesino silencioso entre familias que puede causar muerte súbita en los jóvenes debido al engrosamiento del músculo cardíaco.

Este descubrimiento pionero, que puede ser el mayor avance en nuestro conocimiento de la base genética de la enfermedad en 25 años, ayudará a los médicos a predecir mejor qué miembros de la familia deben ser controlados para detectar la afección y cuáles pueden descartarse en más pruebas o tratamientos.

Durante más de 25 años, los científicos han sabido que la MCH es causada por fallos genéticos “raros” en la maquinaria responsable de ayudar al músculo cardíaco a contraerse y bombear sangre por todo el cuerpo. Sin embargo, los investigadores y los cardiólogos nunca han podido explicar por qué la afección es tan variada entre los miembros de la familia que tienen la misma mutación rara y por qué algunas personas sin estas mutaciones también la desarrollan.

Ahora, el profesor Hugh Watkins y su equipo en el Departamento de Medicina Radcliffe, de la Universidad de Oxford, en Reino Unido, han descubierto que la herencia de un tipo diferente de fallo genético, llamados ‘variantes comunes‘, que no están involucrados en la maquinaria contráctil, forman la pieza faltante a este acertijo tan esperada.

Al comparar el ADN de 2 780 personas con MCH y 47 486 personas sin ella, el equipo descubrió que el número de estas variantes comunes, en combinación con las mutaciones raras, determina si una persona está protegida o es más susceptible a la enfermedad. Otra consecuencia importante es que es poco probable que las personas que tienen MCH debido solo a las variantes comunes transmitan la enfermedad a sus hijos.

La MCH afecta a alrededor de 1 de cada 500 personas en el Reino Unido, pero la mayoría de las personas que la padecen tienen pocos síntomas, si es que tienen alguno. Si no se detecta ni se trata, puede causar muerte cardíaca súbita, incluso en personas jóvenes menores de 35 años.

Watkins, profesor de medicina de Radcliffe y director del Centro de Excelencia en Investigación de la BHF, reclama que “es hora de que pensemos de manera diferente sobre la forma en que se detecta y se trata esta afección cardíaca oculta”.

En este sentido, añade que “ahora tenemos una nueva herramienta genética que creemos que predecirá mejor qué miembros de las familias afectadas tendrán una forma grave de la enfermedad, identificando a los que necesitan una intervención temprana. También eliminará la preocupación de muchas familias, ya que nos permite identificar a aquellos que probablemente no transmitan genes defectuosos a sus hijos. Esto reducirá la necesidad de pruebas genéticas innecesarias y seguimientos regulares”, adelanta.

El profesor Sir Nilesh Samani, director médico de la BHF y cardiólogo, resalta que “esta investigación es un gran paso adelante en nuestra comprensión de la genética que sustenta la miocardiopatía hipertrófica. Revolucionará la forma en que examinamos a las personas que tienen familiares con este asesino silencioso”, asegura.

El impacto de esta investigación es amplio. También reveló que reducir la presión arterial en personas con MCH debido a estas fallas genéticas “comunes” podría ayudar a prevenir el desarrollo de la enfermedad.

enero 26/2021 (Europa Press) Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.

Referencia Bibliográfica:

Harper, A.R., Goel, A., Grace, C. et al. Common genetic variants and modifiable risk factors underpin hypertrophic cardiomyopathy susceptibility and expressivity. Nat Genet (2021). https://doi.org/10.1038/s41588-020-00764-0

 

2.- Los estudios sobre la COVID-19 olvidan la importancia del sexo en la respuesta a la infección

Un artículo publicado en la revista Science, analiza las diferencias en las respuestas inmunitarias a la hora de enfrentarse a la COVID-19 en función del sexo biológico. Este fenómeno no es exclusivo del coronavirus, pero la pandemia pone de manifiesto la necesidad de entenderlo mejor.

“La evidencia es clara: desde el punto de vista de la constitución, la mujer es el sexo fuerte”. Las palabras pertenecen al antropólogo Ashley Montagu y sirven para ilustrar el hecho de que las mujeres sobreviven mejor que los hombres a cualquier edad. Los motivos son tanto sociales como biológicos. Por ejemplo, el sistema inmunitario femenino combate mejor a virus y bacterias.

Estas diferencias se han hecho evidentes durante la pandemia de coronavirus: el riesgo de muerte por COVID-19 es 1,7 veces mayor en hombres que en mujeres.

¿Los ensayos clínicos de vacunas y tratamientos tienen esto en cuenta?

Un artículo de opinión publicado por dos investigadoras de la Universidad de Yale (Estados Unidos) en la revista Science,  analiza esta cuestión. Las autoras critican que las diferencias sexuales en las respuestas inmunitarias no se tengan en cuenta en los estudios científicos y defienden la necesidad de entenderlas mejor, tanto para la COVID-19 como para el resto de enfermedades infecciosas.

“Los datos desagregados por sexo no están siendo reportados ni analizados en muchos estudios”, explica a SINC la coautora del texto Akiko Iwasaki. “Muchas enfermedades son diferentes en hombres y mujeres, y los mecanismos tras estas variaciones solo se pueden entender si incluimos el sexo como una variable [en los ensayos]”.

Iwasaki teme que, por este motivo, no estemos mirando el cuadro completo en la búsqueda de tratamientos contra la COVID-19. “Si no estudiamos lo bien que funciona un fármaco en hombres y mujeres podemos perder datos clave sobre dosis y tiempos que podrían ser más adecuados para hombres o mujeres”. En casos extremos, cree que ciertos productos “podrían ser beneficiosos o seguros solo para uno” de los sexos.

Las autoras recuerdan en su artículo que los hombres “suelen mostrar respuesta inmunitaria más baja y mayor susceptibilidad y vulnerabilidad a infecciones”, mientras que las respuestas inmunitarias “más intensas en mujeres” pueden conllevar la aparición de inmunopatologías.

Este dimorfismo sexual va desde la concentración de citoquinas a la activación de linfocitos T. La pregunta es: ¿a qué se debe? Iwasaki señala a los principales sospechosos: los cromosomas sexuales y las hormonas. Mientras que el cromosoma X extra que tienen las mujeres, pese a inactivarse parcialmente,  puede aumentar la expresión de genes inmunitarios, los niveles de estrógenos parecen jugar un papel en la respuesta del organismo contra los patógenos.

“Numerosos estudios muestran que la expresión de ACE2 [la puerta que utiliza el coronavirus para entrar en nuestras células] está modulada por estrógenos”, explican las autoras. “Por el contrario, se ha visto que las terapias supresoras de andrógenos para el cáncer de próstata reducen el riesgo de infección por SARS-CoV-2”.

Más dudas que certezas

Contamos con unas pocas piezas del puzle, e Iwasaki considera que queda mucho camino por recorrer. El artículo recuerda que se sabe poco sobre la respuesta inmunitaria contra infecciones virales en personas con trastornos del desarrollo sexual y también en personas transgéneros. “Es posible que sea diferente, en general y también contra la COVID-19”.

Se sabe poco sobre la respuesta inmunitaria contra infecciones virales en personas transgénero

Iwasaki cree que no hay que olvidar que “las mujeres embarazadas y lactantes fueron excluidas de los ensayos clínicos de fase 3 para las vacunas de ARNm” (ARN mensajero). Por eso, considera que sería “muy importante” entender su “seguridad y eficacia” en esta población.

“Hay muchas preguntas sobre el coronavirus que orbitan alrededor del sexo biológico”, afirma Iwasaki. Estas van desde la susceptibilidad al patógeno a la COVID persistente. “Necesitamos entender a qué se deben las diferencias”, ya sean debidas a genes relacionados con el cromosoma X, a hormonas o metabolitos. En última instancia, “no deberíamos olvidar que las diferencias sociológicas y de comportamiento entre hombres y mujeres” también pueden desempeñar un papel en el hecho de que ellos sean más susceptibles a la COVID-19.

enero 27/2021 (SINC)

3.- El poder de las vacunas para erradicar enfermedades

Desde principios de diciembre las vacunas contra la COVID-19 se administran en varios países, entre ellos España. A lo largo de la historia los procesos de vacunación han logrado erradicar otras enfermedades como la viruela y la peste bovina. Otras están en proceso de ser eliminadas en todo el mundo.

Fiebre alta, fatiga y dolor de espalda intenso y, en ocasiones, dolor abdominal y vómitos. Estos eran algunos de los síntomas de la viruela, una enfermedad contagiosa aguda, causada por el virus variola, que también se caracterizó por la erupción de pústulas llenas de líquido y después de pus, repartidas primero en la cara y luego en el cuerpo de los enfermos que acababan cubiertos de costras.

La inmunidad de la vacuna contra la viruela persiste cuatro décadas después, pero no se sabe exactamente cuánto tiempo más.

Millones de personas fallecieron a causa de esta enfermedad, que se cree que pudo haber existido durante 3 00 años y que se transmitía por el contacto cercano entre personas a través de gotitas infecciosas. Solo en el siglo XX se produjeron entre 300 y 500 millones de muertes debido a la viruela, letal en el 30 % de los casos.

Por eso, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó en 1967 un plan definitivo para erradicarla a través de la vacuna que el médico británico Edward Jenner había logrado en 1796 y que llevaba desde entonces administrándose. A mediados del siglo XX, la vacunación terminó siendo global y el último caso natural conocido se produjo en Somalia en 1977.

“Al principio hubo mucha reticencia a la vacunación, incluso se ridiculizó a Edward Jenner con caricaturas. Hablamos de principios del siglo XIX. Llevar la vacuna a las colonias y al nuevo mundo supuso un gran reto, pero poco a poco se fue extendiendo y tardamos más de un siglo en acabar erradicando la viruela”, señala José Antonio López Guerrero, director del grupo de Neurovirología del departamento de Biología Molecular de la Universidad Autónoma de Madrid.

Sucedió el 9 de diciembre de 1979, cuando la OMS declaró el fin de esta patología infecciosa humana, que fue la primera , y hasta ahora la única humana, que el ser humano ha logrado erradicar gracias a la inmunización de toda la población. “La vacunación se suspendió después de la erradicación y ahora la mayoría de las personas menores de 40 años no han sido vacunadas”, explica a SINC David Heymann, epidemiólogo estadounidense en la London School of Hygiene and Tropical Medicine.

Según el investigador, la inmunidad de la vacuna persiste cuatro décadas después, “pero no se sabe exactamente cuánto tiempo más. Se asume que ha proporcionado inmunidad de por vida a la mayoría de las personas vacunadas”, concreta Heymann.

Una coordinación mundial efectiva

A pesar de que se han producido otros intentos de erradicación de otras enfermedades, es decir, el control y la eliminación en todo el mundo sin excepciones, solo han sido eliminadas con éxito a través de la vacunación la viruela y la peste bovina.

Esta última se convirtió en la primera enfermedad animal en ser erradicada en la historia de la humanidad. Su fin lo declararon en 2011 la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) tras 20 años de campaña mundial para acabar con esta enfermedad viral que atacaba al ganado.

A pesar de que se han producido otros intentos de erradicación para otras enfermedades, solo han sido eliminadas con éxito a través de la vacunación la viruela y la peste bovina

“Aunque la peste bovina no infectó a los humanos, sí provocó una grave escasez de alimentos a lo largo de los siglos”, recalca el epidemiólogo estadounidense. Su final no solo supuso un reconocimiento a la comunidad científica, que emprendió programas de vacunación globales y fuertes medidas de control del virus, sino también a la cooperación y coordinación internacionales.

En el caso de la viruela, el experto, que ha trabajado más de 22 años en la OMS, donde lideró la respuesta global al SARS de 2003, señala que su erradicación se produjo gracias “a una vacuna eficaz, al hecho de que no existiera un reservorio en la naturaleza, de que todas las infecciones se expresaran clínicamente de la misma manera y de que la estrategia de búsqueda y contención fuera altamente efectiva y fácil de lograr”.

¿Podrá suceder lo mismo con las vacunas contra la COVID-19 u otras enfermedades? “No todas han demostrado tener un arma en la vacunación. Hay virus como el VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana) con el que llevamos de pandemia desde 1980 intentando elaborar vacunas. No todos los patógenos son susceptibles de tener vacunas contra ellos”, aclara el virólogo español.

La complicación para hallar una vacuna puede radicar en la vía de entrada del virus o en la forma de infección, como el virus del sida, que se integra en las células. “En muchos otros casos es porque son enfermedades que no han despertado un interés económico para la inversión en su erradicación”, confiesa el investigador de la UAM.

Según él, para que una enfermedad sea susceptible de tener una vacuna, la patología tiene que hacerse global o afectar al primer mundo, “donde la investigación y las empresas farmacéuticas muestran un claro interés”.

En el caso del paludismo, lograr una vacuna ayudaría a prevenir dos millones de casos y cuatro millones de muertes adicionales para 2030, por ejemplo. “Se está invirtiendo cada vez más dinero en esta enfermedad y se están produciendo diferentes vacunas de efectividad limitada, pero no se ha conseguido nada comparable con lo que está ocurriendo con el coronavirus. La coordinación mundial y la inversión económica no han tenido precedentes en la historia de la humanidad”, recalca López Guerrero.

Otras enfermedades a un paso de la erradicación

La erradicación de la viruela y la peste bovina demostraron que la vacunación es “una herramienta poderosa para prevenir enfermedades infecciosas”, declara Heymann. En ese sentido, la experiencia adquirida con la vacunación de la viruela y los proyectos internacionales que se desarrollaron por aquel entonces están permitiendo que se intente acabar con otras enfermedades.

En la actualidad, además de la hepatitis C, se está trabajando en la erradicación de la poliomielitis, cuyo virus se multiplica en el intestino y afecta al sistema nervioso, llegando a provocar parálisis, sobre todo a los niños menores de cinco años que se contagian por vía oral o fecal.

En 1988, se lanzó la Iniciativa Mundial de erradicación de la Polio tras la adopción de la resolución por la Asamblea Mundial de la Salud. Encabezada por los gobiernos nacionales, la OMS, la organización Rotary International, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, UNICEF, y más tarde la Fundación Bill y Melinda Gates y Gavi, la Alianza de Vacunas, la respuesta a la enfermedad dio sus frutos.

Con la vacunación, los casos de poliovirus infantil disminuyeron en más del 99 % desde finales de los años 80

Los casos de poliovirus infantil disminuyeron en más del 99 % desde finales de los años 80, es decir, que pasaron de 350 000 casos en más de 125 países endémicos a 175 casos notificados en 2019, gracias a las vacunas.

Pero la poliomielitis se enfrenta a otros problemas directamente relacionados con el virus. “Hay aún alguna cepa del virus, de las tres conocidas, que está sin erradicar. Se espera que con un poco de suerte en los próximos años se pueda conseguir terminar con ella”, señala el investigador español.

Se logró poner fin a la cepa salvaje tipo 2 en 1999 y desde 2012 no se ha notificado ningún caso del tipo 3. Ambas cepas se consideran erradicadas a escala mundial, pero en la actualidad, el poliovirus salvaje tipo 1 sigue afectando a Pakistán y Afganistán.

Según la OMS, las estrategias para la erradicación de la poliomielitis funcionan cuando se aplican plenamente, como ha quedado demostrado en la India, “el lugar más desafiante desde el punto de vista técnico”, en 2011.

A pesar de todo, la vacunación de la poliomielitis se ha topado con graves obstáculos. Las dificultades socioculturales en algunos países donde se rechazaba la medicación y se atacaba a los sanitarios, las complicaciones de países empobrecidos del África subsahariana y la movilidad de las personas en tiempos de guerra han provocado su reaparición en ciertas naciones. La desinformación o las pseudociencias en estas zonas han perjudicado el programa de vacunación, como ha ocurrido en Nigeria, cuenta José Antonio López Guerrero.

En el caso de la hepatitis C, la propuesta para abordar su erradicación no incluye vacuna, sino medicamentos, ante la inexistencia de la primera. “Es algo casi más filosófico que técnico porque solo con fármacos es muy difícil acabar con una enfermedad, a no ser que sea un abordaje coordinado de índole mundial”, subraya el virólogo español.

¿El fin de la pandemia de la COVID-19?

En la lucha contra la COVID-19, al igual que para tantas otras enfermedades, las vacunas serán una herramienta importante, “pero debido a que muchas infecciones son asintomáticas o levemente sintomáticas y no se identifican, el control seguirá siendo un desafío y existe la necesidad de terapias y pruebas estratégicas sólidas”, sugiere a SINC David Heymann.

El desarrollo de las vacunas contra la COVID-19 comenzó tan pronto como los científicos chinos publicaron la secuencia del SARS-CoV-2 el 11 de enero de 2020. “La primera prueba de fase 1 comenzó entre ocho y diez semanas después. La OMS ha estado involucrada en esfuerzos de I+D desde enero”, indican a SINC fuentes de esta organización mundial.

 “Debemos recordar que, aunque las vacunas ayudarán a poner fin a la pandemia, no resolverán todo”, dicen fuentes consultadas a la Organización Mundial de la Salud.

Tras un año intenso de ensayos clínicos para conseguirla a una velocidad extraordinaria, las vacunas de Pzifer-BioNtech y Moderna, a la que le seguirá la de AstraZeneca-Oxford, llevan desde principios de diciembre de 2020 administrándose, pero, por ahora, no son suficientes para frenar el coronavirus. “Debemos recordar que, aunque las vacunas ayudarán a poner fin a la pandemia, no resolverán todo”, dicen fuentes consultadas a la Organización Mundial de la Salud.

A medida que continúa la crisis de la COVID-19, la OMS aconseja seguir tomando todas las medidas necesarias para evitar que el virus se propague y cause más muertes. “Necesitamos seguir adelante y adoptar un enfoque de ‘hacerlo todo’: mantener la distancia física, quedarnos en casa si se nos pide, y seguir todas las medidas que se ponen en marcha para mantenernos a salvo”, recalcan.

Los expertos coinciden en que las vacunas obtenidas sí protegen contra los casos más graves de la enfermedad, y que en el futuro “con suerte también lo harán contras las infecciones y el portador nasal”, afirma Heymann.

Sin embargo, al tratarse de un virus respiratorio, no está claro aún si las vacunas permiten por el momento la no dispersión del virus. Además, gran parte de la comunidad científica considera que el SARS-CoV-2 se terminará convirtiendo en endémico.

40 años después de la erradicación: el caso de la viruela

Una vez erradicada la viruela a finales de 1979, las vacunas dejaron de administrarse a las personas, por lo que todas aquellas menores de 40 años no han sido inmunizadas contra esta patología.

En un trabajo publicado en la revista Vaccine, un grupo internacional de científicos, que ha analizado las consecuencias de la erradicación de esta enfermedad del género Orthopoxvirus, estima que más del 70 % de la población mundial ya no está protegida contra ella.

No solo eso. A través de la inmunidad cruzada, estas personas tampoco lo están contra otros Orthopoxvirus, como sí lo estarían las que en su momento fueron vacunadas contra la viruela. Así, la viruela símica, que es transmitida de manera esporádica a los humanos por animales salvajes como roedores y primates y de la que aún no se ha identificado un reservorio, podría suponer una nueva amenaza.

Aunque esta enfermedad todavía se considera una infección zoonótica, “es preocupante el hecho de que la transmisión parece estar aumentando entre los menores de 40 años en los bosques tropicales de África”, subraya a SINC David Heymann, epidemiólogo en la London School of Hygiene and Tropical Medicine y coautor del trabajo.

Los expertos sugieren que es necesario comprender mejor la evolución genómica y la epidemiología cambiante de este tipo de virus y mejorar las estrategias de control de enfermedades.

enero 27/2021 (SINC)

 

4.- Tener plantas en casa mejoró el bienestar psicológico durante el confinamiento

Un estudio internacional coordinado por el Grupo de investigación de Naturación Urbana e Ingeniería de Biosistemas (NATURIB) de la E.T.S. de Ingeniería Agronómica de la Universidad de Sevilla destaca que tener plantas en casa influyó positivamente en el bienestar psicológico de los habitantes de la vivienda durante el confinamiento dictado a causa de la COVID-19. En el estudio han participado, junto a los representantes de la de Sevilla(US), investigadores de la Hellenic Mediterranean University (Grecia), la Universidad Federal Rural de Pernambuco (Brasil) y la Universidad de Génova (Italia).

Esta investigación, publicada en la revista científica Urban Forestry and Urban Greening, ha evaluado el papel jugado por la vegetación existente en las viviendas durante el primer período de confinamiento debido a la COVID-19.

La situación vivida entre los meses de marzo y junio privó a los ciudadanos de la posibilidad de disfrutar espacios abiertos y zonas verdes y los obligó a pasar periodos prolongados de tiempo en espacios interiores. Sus resultados han confirmado que la presencia de plantas en los hogares influyó positivamente en el bienestar emocional de la población durante el confinamiento.

Así lo expresa el 74 % de los más de 4 200 encuestados, procedentes de 46 países. De hecho, más de la mitad de los ellos (55,8 %) afirmó que hubiera preferido tener más plantas en su casa durante ese difícil período de tiempo. La frecuencia con la que los participantes en el estudio experimentaron emociones negativas fue mayor en aquellos que declararon no tener plantas en el interior de sus casas. Igualmente, también experimentaron más emociones negativas los que habitaban viviendas pequeñas o con poca luz natural y aquellos que no visitaban espacios verdes con frecuencia antes del confinamiento.

Por otro lado, algo más de la mitad de los encuestados (52 %) informó dedicar más tiempo al cuidado de las plantas en casa durante el período de confinamiento y casi dos tercios (62,5 %) expresó su deseo de hacerlo una vez se retome la normalidad. De este modo, el 40 % de los participantes señaló que su motivación para tener plantas en el interior de sus viviendas había cambiado a favor de incrementar su número.

 enero 27/2021 (Dicyt)

Referencia:

Ugolini F., Massetti L., Calaza-Martínez P., Cariñanos P., Dobbs C. , Krajter Ostoić S.,  Marija Marin A, Pearlmutter D., Saaroni H., Šaulienė I., Simoneti M., Verlič A., Vuletić D., Sanesi G.: Effects of the COVID-19 pandemic on the use and perceptions of urban green space: An international exploratory study. Urban Forestry & Urban Greening, Volume 56, 2020, 126888, ISSN 1618-8667,

https://doi.org/10.1016/j.ufug.2020.126888.

 

5.- Alteraciones en lengua y manos también alertan de COVID-19

Fiebre, tos seca, perdida del gusto y el olfato son algunos síntomas ya descritos de la COVID-19, a los que se adicionan ahora alteraciones en la lengua, boca y manos, confirma un estudio.

Publicada en la científica British Journal of Dermatology, la investigación destaca que el 25 por ciento de enfermos de la COVID-19 involucrados en el estudio presentó alteraciones en la lengua y boca y hasta el 40 por ciento en manos.

Lengua COVID, es el nombre que sugieren los científicos a las lesiones en ese órgano muscular, caracterizadas por aumento del tamaño y otras anomalías linguales como una depapilación en parches, es decir, zonas más lisas asociadas en muchas ocasiones a la pérdida del gusto, que ya facilitaba la detección precoz del virus SARS-CoV-2.

Relacionado con alteraciones bucales y linguales, el estudio detectó de manera precisa alteraciones en la mucosa oral, papilitis lingual transitoria anterior en forma de U, edema lingual y estomatitis aftosa, entre otras afecciones.

Otras señales son las alteraciones en las palmas de las manos y en las plantas de los pies, en concreto, una sensación de ardor y rojez seguido, en algunas ocasiones, por una descamación o la aparición de unas pequeñas manchas muy características.

La investigación Prevalencia de manifestaciones mucocutáneas, hallazgos orales y palmoplantares en 666 pacientes con neumonía por COVID-19 fue desarrollada con pacientes ingresados durante el mes de abril de 2020 en el Hospital de la Comunidad de Madrid en Ifema (acrónimo de Institución Ferial de Madrid).

enero 27/2021 (Prensa Latina) Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.

Referencia:

Nuno-Gonzalez A, Martin-Carrillo P, Magaletsky K, Martin Rios MD, Herranz Mañas C, Artigas Almazan J, García Casasola G, Perez Castro E, Gallego Arenas A, Mayor Ibarguren A, Feito Rodríguez M, Lozano Masdemont B, Beato M, Ruiz Bravo E, Oliver P, Montero Vega MD, Herranz Pinto P. Prevalence of mucocutaneous manifestations in 666 patients with COVID-19 in a field hospital in Spain: oral and palmoplantar findings. Br J Dermatol. 2021 Jan; 184(1):184-185. doi: 10.1111/bjd.19564. Epub 2020 Nov 2. PMID: 32969503; PMCID: PMC7537506.

 

6.- Ejercicio físico regular no es ventaja para evitar casos graves de COVID-19, revela estudio

La versión más severa de la enfermedad del nuevo coronavirus (COVID-19) ataca por igual a quienes hacen ejercicio físico regular y a quienes son totalmente sedentarios, reveló una investigación de la brasileña Universidad de São Paulo (USP).

La casa de estudios aclaró que, si bien estudios recientes sugieren que el ejercicio físico regular puede estar asociado con una menor hospitalización por la COVID-19, en los casos graves no representa una diferencia.

“El hecho de que los pacientes tengan la costumbre de hacer ejercicio de forma regular antes de la hospitalización no fue determinante para el mejor afrontamiento de la enfermedad”, subrayó.

El trabajo estuvo basado en una encuesta a 209 pacientes con la COVID-19 severo ingresados en el Hospital de Clínicas de la Facultad de Medicina de la USP y en el hospital de campaña Ibirapuera, también en la ciudad de São Paulo, la más afectada por la pandemia en Brasil.

Para el autor de la investigación y profesor de la facultad de medicina de la USP, Bruno Gualano, “este estudio sirve de luz amarilla para la población que hace ejercicio de forma regular y, por tanto, cree que está totalmente protegida”.

“No encontramos diferencia en el pronóstico y la evolución de la enfermedad entre pacientes críticos más o menos activos.

Esto demuestra que los beneficios de la actividad física existen, pero aparentemente llegan hasta un punto en la gravedad de la enfermedad, subrayó.

Los resultados de la investigación indican que para casos severos de COVID-19, la presencia de factores de riesgo como obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares y edad avanzada fue más determinante en el pronóstico, que tener un historial asociado a los ejercicios físicos regulares.

A los voluntarios que participaron del estudio se les evaluó su historial de actividad física en el trabajo, el deporte y el tiempo libre tan pronto como fueron hospitalizados.

Hasta el momento Brasil reporta un acumulado de 8 871 393 contagiados y 217 664 muertos desde el inicio de la pandemia a finales de febrero pasado.

enero 27/2021 (Xinhua) Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.

 

Selección, edición y composición: Dra. María Elena Reyes González

 

enero 28, 2021 | Dra. María Elena Reyes González | Filed under: |

Boletín de Noticias Al Día

Fecha: jueves 28 de enero de 2021

Año: 28 No. 24

Titulares:

1.- Realizan un importante avance genético en una enfermedad cardíaca familiar que puede causar la muerte súbita

2.- Los estudios sobre la COVID-19 olvidan la importancia del sexo en la respuesta a la infección

3.- El poder de las vacunas para erradicar enfermedades

4.- Tener plantas en casa mejoró el bienestar psicológico durante el confinamiento

5.- Alteraciones en lengua y manos también alertan de COVID-19

6.- Ejercicio físico regular no es ventaja para evitar casos graves de COVID-19, revela estudio

Noticias ampliadas:

1.- Realizan un importante avance genético en una enfermedad cardíaca familiar que puede causar la muerte súbita

Nuevos fallos genéticos descubiertos en personas con una afección cardíaca que a veces se hereda en las familias podrían transformar el diagnóstico y el tratamiento de esta enfermedad oculta, según una investigación financiada por la Fundación Británica del Corazón (BHF) y publicada en la revista Nature Genetics.

Los investigadores han encontrado un nuevo tipo de cambio genético en el ADN de las personas con miocardiopatía hipertrófica (MCH), un asesino silencioso entre familias que puede causar muerte súbita en los jóvenes debido al engrosamiento del músculo cardíaco.

Este descubrimiento pionero, que puede ser el mayor avance en nuestro conocimiento de la base genética de la enfermedad en 25 años, ayudará a los médicos a predecir mejor qué miembros de la familia deben ser controlados para detectar la afección y cuáles pueden descartarse en más pruebas o tratamientos.

Durante más de 25 años, los científicos han sabido que la MCH es causada por fallos genéticos “raros” en la maquinaria responsable de ayudar al músculo cardíaco a contraerse y bombear sangre por todo el cuerpo. Sin embargo, los investigadores y los cardiólogos nunca han podido explicar por qué la afección es tan variada entre los miembros de la familia que tienen la misma mutación rara y por qué algunas personas sin estas mutaciones también la desarrollan.

Ahora, el profesor Hugh Watkins y su equipo en el Departamento de Medicina Radcliffe, de la Universidad de Oxford, en Reino Unido, han descubierto que la herencia de un tipo diferente de fallo genético, llamados ‘variantes comunes‘, que no están involucrados en la maquinaria contráctil, forman la pieza faltante a este acertijo tan esperada.

Al comparar el ADN de 2 780 personas con MCH y 47 486 personas sin ella, el equipo descubrió que el número de estas variantes comunes, en combinación con las mutaciones raras, determina si una persona está protegida o es más susceptible a la enfermedad. Otra consecuencia importante es que es poco probable que las personas que tienen MCH debido solo a las variantes comunes transmitan la enfermedad a sus hijos.

La MCH afecta a alrededor de 1 de cada 500 personas en el Reino Unido, pero la mayoría de las personas que la padecen tienen pocos síntomas, si es que tienen alguno. Si no se detecta ni se trata, puede causar muerte cardíaca súbita, incluso en personas jóvenes menores de 35 años.

Watkins, profesor de medicina de Radcliffe y director del Centro de Excelencia en Investigación de la BHF, reclama que “es hora de que pensemos de manera diferente sobre la forma en que se detecta y se trata esta afección cardíaca oculta”.

En este sentido, añade que “ahora tenemos una nueva herramienta genética que creemos que predecirá mejor qué miembros de las familias afectadas tendrán una forma grave de la enfermedad, identificando a los que necesitan una intervención temprana. También eliminará la preocupación de muchas familias, ya que nos permite identificar a aquellos que probablemente no transmitan genes defectuosos a sus hijos. Esto reducirá la necesidad de pruebas genéticas innecesarias y seguimientos regulares”, adelanta.

El profesor Sir Nilesh Samani, director médico de la BHF y cardiólogo, resalta que “esta investigación es un gran paso adelante en nuestra comprensión de la genética que sustenta la miocardiopatía hipertrófica. Revolucionará la forma en que examinamos a las personas que tienen familiares con este asesino silencioso”, asegura.

El impacto de esta investigación es amplio. También reveló que reducir la presión arterial en personas con MCH debido a estas fallas genéticas “comunes” podría ayudar a prevenir el desarrollo de la enfermedad.

enero 26/2021 (Europa Press) Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.

Referencia Bibliográfica:

Harper, A.R., Goel, A., Grace, C. et al. Common genetic variants and modifiable risk factors underpin hypertrophic cardiomyopathy susceptibility and expressivity. Nat Genet (2021). https://doi.org/10.1038/s41588-020-00764-0

 

2.- Los estudios sobre la COVID-19 olvidan la importancia del sexo en la respuesta a la infección

Un artículo publicado en la revista Science, analiza las diferencias en las respuestas inmunitarias a la hora de enfrentarse a la COVID-19 en función del sexo biológico. Este fenómeno no es exclusivo del coronavirus, pero la pandemia pone de manifiesto la necesidad de entenderlo mejor.

Los investigadores han encontrado un nuevo tipo de cambio genético en el ADN de las personas con miocardiopatía hipertrófica (MCH), un asesino silencioso entre familias que puede causar muerte súbita en los jóvenes debido al engrosamiento del músculo cardíaco.

Este descubrimiento pionero, que puede ser el mayor avance en nuestro conocimiento de la base genética de la enfermedad en 25 años, ayudará a los médicos a predecir mejor qué miembros de la familia deben ser controlados para detectar la afección y cuáles pueden descartarse en más pruebas o tratamientos.

Durante más de 25 años, los científicos han sabido que la MCH es causada por fallos genéticos “raros” en la maquinaria responsable de ayudar al músculo cardíaco a contraerse y bombear sangre por todo el cuerpo. Sin embargo, los investigadores y los cardiólogos nunca han podido explicar por qué la afección es tan variada entre los miembros de la familia que tienen la misma mutación rara y por qué algunas personas sin estas mutaciones también la desarrollan.

Ahora, el profesor Hugh Watkins y su equipo en el Departamento de Medicina Radcliffe, de la Universidad de Oxford, en Reino Unido, han descubierto que la herencia de un tipo diferente de fallo genético, llamados ‘variantes comunes‘, que no están involucrados en la maquinaria contráctil, forman la pieza faltante a este acertijo tan esperada.

Al comparar el ADN de 2 780 personas con MCH y 47 486 personas sin ella, el equipo descubrió que el número de estas variantes comunes, en combinación con las mutaciones raras, determina si una persona está protegida o es más susceptible a la enfermedad. Otra consecuencia importante es que es poco probable que las personas que tienen MCH debido solo a las variantes comunes transmitan la enfermedad a sus hijos.

La MCH afecta a alrededor de 1 de cada 500 personas en el Reino Unido, pero la mayoría de las personas que la padecen tienen pocos síntomas, si es que tienen alguno. Si no se detecta ni se trata, puede causar muerte cardíaca súbita, incluso en personas jóvenes menores de 35 años.

Watkins, profesor de medicina de Radcliffe y director del Centro de Excelencia en Investigación de la BHF, reclama que “es hora de que pensemos de manera diferente sobre la forma en que se detecta y se trata esta afección cardíaca oculta”.

En este sentido, añade que “ahora tenemos una nueva herramienta genética que creemos que predecirá mejor qué miembros de las familias afectadas tendrán una forma grave de la enfermedad, identificando a los que necesitan una intervención temprana. También eliminará la preocupación de muchas familias, ya que nos permite identificar a aquellos que probablemente no transmitan genes defectuosos a sus hijos. Esto reducirá la necesidad de pruebas genéticas innecesarias y seguimientos regulares”, adelanta.

El profesor Sir Nilesh Samani, director médico de la BHF y cardiólogo, resalta que “esta investigación es un gran paso adelante en nuestra comprensión de la genética que sustenta la miocardiopatía hipertrófica. Revolucionará la forma en que examinamos a las personas que tienen familiares con este asesino silencioso”, asegura.

El impacto de esta investigación es amplio. También reveló que reducir la presión arterial en personas con MCH debido a estas fallas genéticas “comunes” podría ayudar a prevenir el desarrollo de la enfermedad.

enero 26/2021 (Europa Press) Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.

Referencia Bibliográfica:

Harper, A.R., Goel, A., Grace, C. et al. Common genetic variants and modifiable risk factors underpin hypertrophic cardiomyopathy susceptibility and expressivity. Nat Genet (2021). https://doi.org/10.1038/s41588-020-00764-0

 

3.- El poder de las vacunas para erradicar enfermedades

Desde principios de diciembre las vacunas contra la COVID-19 se administran en varios países, entre ellos España. A lo largo de la historia los procesos de vacunación han logrado erradicar otras enfermedades como la viruela y la peste bovina. Otras están en proceso de ser eliminadas en todo el mundo.

Fiebre alta, fatiga y dolor de espalda intenso y, en ocasiones, dolor abdominal y vómitos. Estos eran algunos de los síntomas de la viruela, una enfermedad contagiosa aguda, causada por el virus variola, que también se caracterizó por la erupción de pústulas llenas de líquido y después de pus, repartidas primero en la cara y luego en el cuerpo de los enfermos que acababan cubiertos de costras.

La inmunidad de la vacuna contra la viruela persiste cuatro décadas después, pero no se sabe exactamente cuánto tiempo más.

Millones de personas fallecieron a causa de esta enfermedad, que se cree que pudo haber existido durante 3 00 años y que se transmitía por el contacto cercano entre personas a través de gotitas infecciosas. Solo en el siglo XX se produjeron entre 300 y 500 millones de muertes debido a la viruela, letal en el 30 % de los casos.

Por eso, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó en 1967 un plan definitivo para erradicarla a través de la vacuna que el médico británico Edward Jenner había logrado en 1796 y que llevaba desde entonces administrándose. A mediados del siglo XX, la vacunación terminó siendo global y el último caso natural conocido se produjo en Somalia en 1977.

“Al principio hubo mucha reticencia a la vacunación, incluso se ridiculizó a Edward Jenner con caricaturas. Hablamos de principios del siglo XIX. Llevar la vacuna a las colonias y al nuevo mundo supuso un gran reto, pero poco a poco se fue extendiendo y tardamos más de un siglo en acabar erradicando la viruela”, señala José Antonio López Guerrero, director del grupo de Neurovirología del departamento de Biología Molecular de la Universidad Autónoma de Madrid.

Sucedió el 9 de diciembre de 1979, cuando la OMS declaró el fin de esta patología infecciosa humana, que fue la primera , y hasta ahora la única humana, que el ser humano ha logrado erradicar gracias a la inmunización de toda la población. “La vacunación se suspendió después de la erradicación y ahora la mayoría de las personas menores de 40 años no han sido vacunadas”, explica a SINC David Heymann, epidemiólogo estadounidense en la London School of Hygiene and Tropical Medicine.

Según el investigador, la inmunidad de la vacuna persiste cuatro décadas después, “pero no se sabe exactamente cuánto tiempo más. Se asume que ha proporcionado inmunidad de por vida a la mayoría de las personas vacunadas”, concreta Heymann.

Una coordinación mundial efectiva

A pesar de que se han producido otros intentos de erradicación de otras enfermedades, es decir, el control y la eliminación en todo el mundo sin excepciones, solo han sido eliminadas con éxito a través de la vacunación la viruela y la peste bovina.

Esta última se convirtió en la primera enfermedad animal en ser erradicada en la historia de la humanidad. Su fin lo declararon en 2011 la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) tras 20 años de campaña mundial para acabar con esta enfermedad viral que atacaba al ganado.

A pesar de que se han producido otros intentos de erradicación para otras enfermedades, solo han sido eliminadas con éxito a través de la vacunación la viruela y la peste bovina

“Aunque la peste bovina no infectó a los humanos, sí provocó una grave escasez de alimentos a lo largo de los siglos”, recalca el epidemiólogo estadounidense. Su final no solo supuso un reconocimiento a la comunidad científica, que emprendió programas de vacunación globales y fuertes medidas de control del virus, sino también a la cooperación y coordinación internacionales.

En el caso de la viruela, el experto, que ha trabajado más de 22 años en la OMS, donde lideró la respuesta global al SARS de 2003, señala que su erradicación se produjo gracias “a una vacuna eficaz, al hecho de que no existiera un reservorio en la naturaleza, de que todas las infecciones se expresaran clínicamente de la misma manera y de que la estrategia de búsqueda y contención fuera altamente efectiva y fácil de lograr”.

¿Podrá suceder lo mismo con las vacunas contra la COVID-19 u otras enfermedades? “No todas han demostrado tener un arma en la vacunación. Hay virus como el VIH (Virus de Inmunodeficiencia Humana) con el que llevamos de pandemia desde 1980 intentando elaborar vacunas. No todos los patógenos son susceptibles de tener vacunas contra ellos”, aclara el virólogo español.

La complicación para hallar una vacuna puede radicar en la vía de entrada del virus o en la forma de infección, como el virus del sida, que se integra en las células. “En muchos otros casos es porque son enfermedades que no han despertado un interés económico para la inversión en su erradicación”, confiesa el investigador de la UAM.

Según él, para que una enfermedad sea susceptible de tener una vacuna, la patología tiene que hacerse global o afectar al primer mundo, “donde la investigación y las empresas farmacéuticas muestran un claro interés”.

En el caso del paludismo, lograr una vacuna ayudaría a prevenir dos millones de casos y cuatro millones de muertes adicionales para 2030, por ejemplo. “Se está invirtiendo cada vez más dinero en esta enfermedad y se están produciendo diferentes vacunas de efectividad limitada, pero no se ha conseguido nada comparable con lo que está ocurriendo con el coronavirus. La coordinación mundial y la inversión económica no han tenido precedentes en la historia de la humanidad”, recalca López Guerrero.

Otras enfermedades a un paso de la erradicación

La erradicación de la viruela y la peste bovina demostraron que la vacunación es “una herramienta poderosa para prevenir enfermedades infecciosas”, declara Heymann. En ese sentido, la experiencia adquirida con la vacunación de la viruela y los proyectos internacionales que se desarrollaron por aquel entonces están permitiendo que se intente acabar con otras enfermedades.

En la actualidad, además de la hepatitis C, se está trabajando en la erradicación de la poliomielitis, cuyo virus se multiplica en el intestino y afecta al sistema nervioso, llegando a provocar parálisis, sobre todo a los niños menores de cinco años que se contagian por vía oral o fecal.

En 1988, se lanzó la Iniciativa Mundial de erradicación de la Polio tras la adopción de la resolución por la Asamblea Mundial de la Salud. Encabezada por los gobiernos nacionales, la OMS, la organización Rotary International, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, UNICEF, y más tarde la Fundación Bill y Melinda Gates y Gavi, la Alianza de Vacunas, la respuesta a la enfermedad dio sus frutos.

Con la vacunación, los casos de poliovirus infantil disminuyeron en más del 99 % desde finales de los años 80

Los casos de poliovirus infantil disminuyeron en más del 99 % desde finales de los años 80, es decir, que pasaron de 350 000 casos en más de 125 países endémicos a 175 casos notificados en 2019, gracias a las vacunas.

Pero la poliomielitis se enfrenta a otros problemas directamente relacionados con el virus. “Hay aún alguna cepa del virus, de las tres conocidas, que está sin erradicar. Se espera que con un poco de suerte en los próximos años se pueda conseguir terminar con ella”, señala el investigador español.

Se logró poner fin a la cepa salvaje tipo 2 en 1999 y desde 2012 no se ha notificado ningún caso del tipo 3. Ambas cepas se consideran erradicadas a escala mundial, pero en la actualidad, el poliovirus salvaje tipo 1 sigue afectando a Pakistán y Afganistán.

Según la OMS, las estrategias para la erradicación de la poliomielitis funcionan cuando se aplican plenamente, como ha quedado demostrado en la India, “el lugar más desafiante desde el punto de vista técnico”, en 2011.

A pesar de todo, la vacunación de la poliomielitis se ha topado con graves obstáculos. Las dificultades socioculturales en algunos países donde se rechazaba la medicación y se atacaba a los sanitarios, las complicaciones de países empobrecidos del África subsahariana y la movilidad de las personas en tiempos de guerra han provocado su reaparición en ciertas naciones. La desinformación o las pseudociencias en estas zonas han perjudicado el programa de vacunación, como ha ocurrido en Nigeria, cuenta José Antonio López Guerrero.

En el caso de la hepatitis C, la propuesta para abordar su erradicación no incluye vacuna, sino medicamentos, ante la inexistencia de la primera. “Es algo casi más filosófico que técnico porque solo con fármacos es muy difícil acabar con una enfermedad, a no ser que sea un abordaje coordinado de índole mundial”, subraya el virólogo español.

¿El fin de la pandemia de la COVID-19?

En la lucha contra la COVID-19, al igual que para tantas otras enfermedades, las vacunas serán una herramienta importante, “pero debido a que muchas infecciones son asintomáticas o levemente sintomáticas y no se identifican, el control seguirá siendo un desafío y existe la necesidad de terapias y pruebas estratégicas sólidas”, sugiere a SINC David Heymann.

El desarrollo de las vacunas contra la COVID-19 comenzó tan pronto como los científicos chinos publicaron la secuencia del SARS-CoV-2 el 11 de enero de 2020. “La primera prueba de fase 1 comenzó entre ocho y diez semanas después. La OMS ha estado involucrada en esfuerzos de I+D desde enero”, indican a SINC fuentes de esta organización mundial.

 “Debemos recordar que, aunque las vacunas ayudarán a poner fin a la pandemia, no resolverán todo”, dicen fuentes consultadas a la Organización Mundial de la Salud.

Tras un año intenso de ensayos clínicos para conseguirla a una velocidad extraordinaria, las vacunas de Pzifer-BioNtech y Moderna, a la que le seguirá la de AstraZeneca-Oxford, llevan desde principios de diciembre de 2020 administrándose, pero, por ahora, no son suficientes para frenar el coronavirus. “Debemos recordar que, aunque las vacunas ayudarán a poner fin a la pandemia, no resolverán todo”, dicen fuentes consultadas a la Organización Mundial de la Salud.

A medida que continúa la crisis de la COVID-19, la OMS aconseja seguir tomando todas las medidas necesarias para evitar que el virus se propague y cause más muertes. “Necesitamos seguir adelante y adoptar un enfoque de ‘hacerlo todo’: mantener la distancia física, quedarnos en casa si se nos pide, y seguir todas las medidas que se ponen en marcha para mantenernos a salvo”, recalcan.

Los expertos coinciden en que las vacunas obtenidas sí protegen contra los casos más graves de la enfermedad, y que en el futuro “con suerte también lo harán contras las infecciones y el portador nasal”, afirma Heymann.

Sin embargo, al tratarse de un virus respiratorio, no está claro aún si las vacunas permiten por el momento la no dispersión del virus. Además, gran parte de la comunidad científica considera que el SARS-CoV-2 se terminará convirtiendo en endémico.

40 años después de la erradicación: el caso de la viruela

Una vez erradicada la viruela a finales de 1979, las vacunas dejaron de administrarse a las personas, por lo que todas aquellas menores de 40 años no han sido inmunizadas contra esta patología.

En un trabajo publicado en la revista Vaccine, un grupo internacional de científicos, que ha analizado las consecuencias de la erradicación de esta enfermedad del género Orthopoxvirus, estima que más del 70 % de la población mundial ya no está protegida contra ella.

No solo eso. A través de la inmunidad cruzada, estas personas tampoco lo están contra otros Orthopoxvirus, como sí lo estarían las que en su momento fueron vacunadas contra la viruela. Así, la viruela símica, que es transmitida de manera esporádica a los humanos por animales salvajes como roedores y primates y de la que aún no se ha identificado un reservorio, podría suponer una nueva amenaza.

Aunque esta enfermedad todavía se considera una infección zoonótica, “es preocupante el hecho de que la transmisión parece estar aumentando entre los menores de 40 años en los bosques tropicales de África”, subraya a SINC David Heymann, epidemiólogo en la London School of Hygiene and Tropical Medicine y coautor del trabajo.

Los expertos sugieren que es necesario comprender mejor la evolución genómica y la epidemiología cambiante de este tipo de virus y mejorar las estrategias de control de enfermedades.

enero 27/2021 (SINC)

 

4.- Tener plantas en casa mejoró el bienestar psicológico durante el confinamiento

Un estudio internacional coordinado por el Grupo de investigación de Naturación Urbana e Ingeniería de Biosistemas (NATURIB) de la E.T.S. de Ingeniería Agronómica de la Universidad de Sevilla destaca que tener plantas en casa influyó positivamente en el bienestar psicológico de los habitantes de la vivienda durante el confinamiento dictado a causa de la COVID-19. En el estudio han participado, junto a los representantes de la de Sevilla(US), investigadores de la Hellenic Mediterranean University (Grecia), la Universidad Federal Rural de Pernambuco (Brasil) y la Universidad de Génova (Italia).

Esta investigación, publicada en la revista científica Urban Forestry and Urban Greening, ha evaluado el papel jugado por la vegetación existente en las viviendas durante el primer período de confinamiento debido a la COVID-19.

La situación vivida entre los meses de marzo y junio privó a los ciudadanos de la posibilidad de disfrutar espacios abiertos y zonas verdes y los obligó a pasar periodos prolongados de tiempo en espacios interiores. Sus resultados han confirmado que la presencia de plantas en los hogares influyó positivamente en el bienestar emocional de la población durante el confinamiento.

Así lo expresa el 74 % de los más de 4 200 encuestados, procedentes de 46 países. De hecho, más de la mitad de los ellos (55,8 %) afirmó que hubiera preferido tener más plantas en su casa durante ese difícil período de tiempo. La frecuencia con la que los participantes en el estudio experimentaron emociones negativas fue mayor en aquellos que declararon no tener plantas en el interior de sus casas. Igualmente, también experimentaron más emociones negativas los que habitaban viviendas pequeñas o con poca luz natural y aquellos que no visitaban espacios verdes con frecuencia antes del confinamiento.

Por otro lado, algo más de la mitad de los encuestados (52 %) informó dedicar más tiempo al cuidado de las plantas en casa durante el período de confinamiento y casi dos tercios (62,5 %) expresó su deseo de hacerlo una vez se retome la normalidad. De este modo, el 40 % de los participantes señaló que su motivación para tener plantas en el interior de sus viviendas había cambiado a favor de incrementar su número.

 enero 27/2021 (Dicyt)

Referencia:

Ugolini F., Massetti L., Calaza-Martínez P., Cariñanos P., Dobbs C. , Krajter Ostoić S.,  Marija Marin A, Pearlmutter D., Saaroni H., Šaulienė I., Simoneti M., Verlič A., Vuletić D., Sanesi G.: Effects of the COVID-19 pandemic on the use and perceptions of urban green space: An international exploratory study. Urban Forestry & Urban Greening, Volume 56, 2020, 126888, ISSN 1618-8667,

https://doi.org/10.1016/j.ufug.2020.126888.

 

5.- Alteraciones en lengua y manos también alertan de COVID-19

Fiebre, tos seca, perdida del gusto y el olfato son algunos síntomas ya descritos de la COVID-19, a los que se adicionan ahora alteraciones en la lengua, boca y manos, confirma un estudio.

Publicada en la científica British Journal of Dermatology, la investigación destaca que el 25 por ciento de enfermos de la COVID-19 involucrados en el estudio presentó alteraciones en la lengua y boca y hasta el 40 por ciento en manos.

Lengua COVID, es el nombre que sugieren los científicos a las lesiones en ese órgano muscular, caracterizadas por aumento del tamaño y otras anomalías linguales como una depapilación en parches, es decir, zonas más lisas asociadas en muchas ocasiones a la pérdida del gusto, que ya facilitaba la detección precoz del virus SARS-CoV-2.

Relacionado con alteraciones bucales y linguales, el estudio detectó de manera precisa alteraciones en la mucosa oral, papilitis lingual transitoria anterior en forma de U, edema lingual y estomatitis aftosa, entre otras afecciones.

Otras señales son las alteraciones en las palmas de las manos y en las plantas de los pies, en concreto, una sensación de ardor y rojez seguido, en algunas ocasiones, por una descamación o la aparición de unas pequeñas manchas muy características.

La investigación Prevalencia de manifestaciones mucocutáneas, hallazgos orales y palmoplantares en 666 pacientes con neumonía por COVID-19 fue desarrollada con pacientes ingresados durante el mes de abril de 2020 en el Hospital de la Comunidad de Madrid en Ifema (acrónimo de Institución Ferial de Madrid).

enero 27/2021 (Prensa Latina) Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.

Referencia:

Nuno-Gonzalez A, Martin-Carrillo P, Magaletsky K, Martin Rios MD, Herranz Mañas C, Artigas Almazan J, García Casasola G, Perez Castro E, Gallego Arenas A, Mayor Ibarguren A, Feito Rodríguez M, Lozano Masdemont B, Beato M, Ruiz Bravo E, Oliver P, Montero Vega MD, Herranz Pinto P. Prevalence of mucocutaneous manifestations in 666 patients with COVID-19 in a field hospital in Spain: oral and palmoplantar findings. Br J Dermatol. 2021 Jan; 184(1):184-185. doi: 10.1111/bjd.19564. Epub 2020 Nov 2. PMID: 32969503; PMCID: PMC7537506.

 

6.- Ejercicio físico regular no es ventaja para evitar casos graves de COVID-19, revela estudio

La versión más severa de la enfermedad del nuevo coronavirus (COVID-19) ataca por igual a quienes hacen ejercicio físico regular y a quienes son totalmente sedentarios, reveló una investigación de la brasileña Universidad de São Paulo (USP).

La casa de estudios aclaró que, si bien estudios recientes sugieren que el ejercicio físico regular puede estar asociado con una menor hospitalización por la COVID-19, en los casos graves no representa una diferencia.

“El hecho de que los pacientes tengan la costumbre de hacer ejercicio de forma regular antes de la hospitalización no fue determinante para el mejor afrontamiento de la enfermedad”, subrayó.

El trabajo estuvo basado en una encuesta a 209 pacientes con la COVID-19 severo ingresados en el Hospital de Clínicas de la Facultad de Medicina de la USP y en el hospital de campaña Ibirapuera, también en la ciudad de São Paulo, la más afectada por la pandemia en Brasil.

Para el autor de la investigación y profesor de la facultad de medicina de la USP, Bruno Gualano, “este estudio sirve de luz amarilla para la población que hace ejercicio de forma regular y, por tanto, cree que está totalmente protegida”.

“No encontramos diferencia en el pronóstico y la evolución de la enfermedad entre pacientes críticos más o menos activos.

Esto demuestra que los beneficios de la actividad física existen, pero aparentemente llegan hasta un punto en la gravedad de la enfermedad, subrayó.

Los resultados de la investigación indican que para casos severos de COVID-19, la presencia de factores de riesgo como obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares y edad avanzada fue más determinante en el pronóstico, que tener un historial asociado a los ejercicios físicos regulares.

A los voluntarios que participaron del estudio se les evaluó su historial de actividad física en el trabajo, el deporte y el tiempo libre tan pronto como fueron hospitalizados.

Hasta el momento Brasil reporta un acumulado de 8 871 393 contagiados y 217 664 muertos desde el inicio de la pandemia a finales de febrero pasado.

enero 27/2021 (Xinhua) Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.

 

Selección, edición y composición: Dra. María Elena Reyes González

 

enero 28, 2021 | Dra. María Elena Reyes González | Filed under: |

Boletín de Noticias Al Día

Infomed

Fecha: miércoles, 22 de abril de 2020

Año 27 No. 98

Titulares:

1.- La Organización de Naciones Unidas aboga por coalición mundial para desarrollar vacuna ante COVID-19

2.- Conoce los tipos y síntomas de la dermatitis

3.- Científicos indios prueban una vacuna contra lepra para tratar COVID-19

4.- El coronavirus podría afectar también el cerebro

5.- Asocian preeclampsia y mayor riesgo de trastornos como el TDAH en los hijos

6- Coronavirus: pérdida de olfato en seis de cada 10 positivos por Covid-19

 

Noticias ampliadas:

1.- La Organización de Naciones Unidas aboga por coalición mundial para desarrollar vacuna ante COVID-19

El secretario general de la Organización de Naciones Unidas (ONU), António Guterres, destacó que es necesaria una coalición mundial para desarrollar una vacuna contra la COVID-19, pandemia que trastoca hoy la vida en el planeta entero.

Esta vacuna debe estar disponible y ser asequible para todos, en todas partes, es decir, debe considerarse un bien público global, escribió el titular de Naciones Unidas en su cuenta oficial en Twitter.

Precisamente recientemente, se cumplió el plazo establecido en la Asamblea General de la ONU para analizar una propuesta presentada por la representación de México, la cual aboga por la cooperación internacional en aras de garantizar, en condiciones de igualdad, el acceso mundial a medicamentos, vacunas y equipo médico requerido en el enfrentamiento a la COVID-19.

Ese proyecto de resolución ha sido copatrocinado por 164 países, de los 193 que conforman la ONU, según explicó el propio presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, en una comparecencia ante la prensa de su nación.

La iniciativa urge a todos los Estados miembros de Naciones Unidas a que inmediatamente prevengan la especulación y todas aquellas disposiciones que escondan o limiten el acceso a productos necesarios para contener la pandemia.

También alienta a que se aumenten el financiamiento de la investigación de vacunas y medicamentos para enfrentar la enfermedad. Esa propuesta parte de la premisa de que los países más pobres son los más afectados por la COVID-19 Y subraya que el acceso equitativo a los productos sanitarios es una prioridad mundial.

Además, el proyecto de resolución pide al secretario general considerar la posibilidad de establecer un Equipo de Tarea Interinstitucional, enfocado en coordinar los esfuerzos de la ONU en su conjunto frente al nuevo coronavirus.

La representación de México ante Naciones Unidas señala que es urgente la intervención de la ONU en la coordinación de una respuesta internacional a la pandemia, y así poder ampliar rápidamente la fabricación y fortalecer las cadenas de suministros médicos esenciales.

El embajador de México en la ONU, Juan Ramón de la Fuente, resaltó el apoyo recabado por la propuesta de México, la cual ha sido copatrocinada hasta ahora por 164 países, incluidos 13 de los 15 miembros del Consejo de Seguridad.

Luego de una nota enviada hace unos días a los 193 países de la Asamblea General de la ONU, la propuesta se somete a un procedimiento de silencio de 72 horas, expuso el diplomático.

Asimismo, explicó que el plazo para las adhesiones u opiniones en contra, para que las diferentes naciones expresen su postura, venció el 20 de abril, en la tarde.

Si en ese período no se rompe el silencio, la decisión se considera adoptada como una resolución de la Asamblea General.

A diferencia de las resoluciones adoptadas por el Consejo de Seguridad de la ONU, las de la Asamblea General no son vinculantes, es decir, no son de obligatorio cumplimiento para todos los miembros del organismo multilateral.

abril 21/ 2020 (Prensa Latina). Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.

 

2.- Conoce los tipos y síntomas de la dermatitis

La dermatitis o eccema, es la inflamación de las capas superficiales de la piel, y por lo general causan picor, ampollas, enrojecimiento, hinchazón, costras, descamación, entre otras, algunos síntomas son comezón y enrojecimiento durante unas horas o incluso días.

Algunos tipos de dermatitis afectan sólo a partes específicas del cuerpo, mientras que otros pueden presentarse en cualquier área. Por lo general, se manifiesta como una reacción de la piel ante una resequedad grave, un rasguño, una sustancia irritante o un alérgeno.

De acuerdo con el Manual de Merck de Información Médica General, existen diferentes tipos de dermatitis:

Dermatitis de contacto: inflamación de la piel causada por el contacto directo con una sustancia en particular; la erupción produce mucho picor y está limitada a una zona específica del cuerpo.

Dermatitis atópica: es una inflamación crónica pruriginosa de las capas superficiales de la piel y suele afectar a los individuos que padecen rinitis o asma; es una de las enfermedades más frecuentes de la piel, con una particular incidencia del 9 al 30 por ciento en niños o en adolescentes.

El 66 por ciento de las personas que sufren este trastorno lo manifiestan antes del primer año de vida y el 90 por ciento ya lo ha desarrollado a los cinco años. Algunos síntomas son erupciones rojas exudativas y costrosas en la cara, cuero cabelludo, manos, brazos, piernas, glúteos, entre otros.

Dermatitis seborreica: es la inflamación crónica que produce escamas amarillas y grasientas en el cuero cabelludo, las partes laterales de la nariz, párpados, detrás de las orejas o en la zona media del tórax.

Además se presenta con mayor frecuencia en los bebés, por lo general, dentro de los primeros tres meses de vida; en las personas con edades comprendidas entre los 30 y los 70 años y también es frecuente en personas con sida.

Dermatitis numular: es una erupción persistente que produce picor y tiene apariencia de moneda, con frecuencia se presentan diminutas ampollas, costras y escamas. Suele afectar a las personas de edad madura, aparece acompañada de resequedad en la piel y es más frecuente en invierno, para la mayoría de las personas resulta beneficioso el uso de hidrantes cutáneos.

Dermatitis exfoliativa generalizada: se trata de una inflamación grave que afecta a toda la superficie de la piel hasta tener una apariencia enrojecida y agrietada, gruesa y en ocasiones costrosa. Algunos medicamentos en especial las penicilinas, sulfamidas, isoniacida, fenitoína y los barbitúricos, pueden causar esta enfermedad.

Dermatitis por estasis: es una inflamación en la parte inferior de las piernas, ocasionada por el estancamiento de sangre y líquidos, por lo que es más común en personas que tienen varices.

Otros tipos de dermatitis son: por rascado localizado, la cual es una inflamación crónica superficial de la piel; dermatitis perioral, que es una erupción rojiza y abultada que aparece alrededor de la boca y en la barbilla, se asemeja al acné o a la rosácea, y el panfólix, que es una dermatitis inflamatoria crónica caracterizada por ampollas que causan comezón.

Un diagnóstico correcto es fundamental para poder emplear el tratamiento más adecuado contra la dermatitis y descartar otras enfermedades de la piel que presentan síntomas parecidos, de acuerdo con Tomás Muret, farmacéutico experto en Dermofarmacia.

abril 21/2020 (Notimex).- Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.

 

3.- Científicos indios prueban una vacuna contra lepra para tratar COVID-19

Científicos de la India están probando una vacuna multipropósito que ya ha demostrado su efectividad para tratar la lepra y que mejora la inmunidad, informaron medios locales.

Los investigadores, que ya obtuvieron la aprobación del Centro General del Control de Fármacos de la India, están esperando otras dos aprobaciones para comenzar las pruebas, destacó el canal de televisión NDTV.

Hacer una vacuna es un proceso largo. El estudio está en marcha, declaró este viernes Shekhar Mande, director general del Consejo de los Estudios Científicos e Industriales. Los resultados de los estudios se conocerán en las próximas seis semanas.

El líder del Congreso, Rahul Gandhi, hizo un llamado a movilizar a los científicos, ingenieros y expertos en datos del país a trabajar en soluciones innovadoras para enfrentar la crisis sanitaria del coronavirus.

‘La pandemia de COVID-9 es un gran desafío, pero también es una oportunidad’, dijo Rahul Gandhi en un tweet, destacó la agencia india de noticias PTI.

En este momento no existe un tratamiento específico para COVID-19 en el mundo, y aunque los médicos están probando varios medicamentos y procedimientos, todavía no se sabe si funcionarán.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS),Âáuna vacuna específica para el nuevo coronavirus que ha desencadenado la actual pandemia de COVID-19 podría tomar al menos 12 meses o más.

Actualmente, tres vacunas contra la nueva cepa de coronavirus entraron a la fase de ensayo clínico, dos de ellas desarrollas por organizaciones estadounidenses y la otra de origen chino.

Al mismo tiempo unas 67 vacunas más que se encuentran en proceso de desarrollo por parte de 19 países, entre ellos Japón, India, Australia, Suecia, Italia, Reino Unido y Alemania.

Hasta el momento, en la India se han registrado 14,378 casos confirmados de COVID-19, incluidos 480 fallecimientos a causa de la enfermedad, mientras mil 991 pacientes se han recuperado.

abril 21/2020 (Notimex).- Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.

 

4.- El coronavirus podría afectar también el cerebro

Los médicos de Nueva York que tratan a enfermos de COVID-19 observan cada vez más un síntoma que se suma a la fiebre, la tos y la falta de aliento: muchos de los pacientes están tan desorientados que no saben dónde se encuentran ni en qué año viven.

Esa confusión se debe a veces a la falta de oxígeno en la sangre, pero en algunos casos la desorientación parece demasiado alta en relación con el daño sufrido en los pulmones.

Para Jennifer Frontera, neuróloga del hospital universitario Langone en Brooklyn, esos casos plantean interrogantes sobre el impacto del nuevo coronavirus en el cerebro y el sistema nervioso.

Varios estudios empiezan a describir ese fenómeno. Uno publicado la semana pasada en la revista de la Asociación Médica Estadounidense indica que el 36 % de un grupo de 214 pacientes chinos observados por médicos tuvieron síntomas neurológicos como la pérdida de olfato, neuralgias, convulsiones y accidentes cerebrovasculares.

Y un artículo del New England Journal of Medicine, señala que médicos franceses estudiaron a 58 pacientes con coronavirus y comprobaron que la mitad de ellos estaban desorientados o agitados. Unos escáneres cerebrales mostraron posibles inflamaciones.

‘Todo el mundo dice que es un problema de respiración, pero también afecta a lo que más nos importa: el cerebro’, dice a la AFP el jefe del departamento de neurología de la universidad de California en San Francisco, S. Andrew Josephson.

Si te sientes confundido, si tienes problemas para pensar, son buenos motivos para consultar a un médico, dice. ‘Es probable que la vieja idea según la cual sólo hay que ir al médico si te falta el aliento ya no sea válida’.

Los virólogos no están del todo sorprendidos de que el nuevo coronavirus, SARS-CoV-2, pueda afectar el cerebro y el sistema nervioso, ya que eso ya se observó con otros virus como el del sida, el VIH.

Los virus pueden afectar el cerebro sobre todo de dos maneras, explica Michel Toledano, neurólogo en la Mayo Clinic en Minnesota.

La primera ocurre por el inicio de una respuesta inmunitaria anormal llamada tormenta de citocinas, que provoca una inflamación del cerebro denominada encefalitis autoinmune.

La segunda se produce por una infección directa del cerebro, una llamada encefalitis viral. El cerebro está protegido por la barrera hematoencefálica, que se encarga de bloquear las sustancias intrusas, aunque en ocasiones puede fallar y dejar pasar alguna.

Algunos científicos sostienen la hipótesis de que la nariz podría ser la vía de acceso hasta el cerebro, ya que la pérdida de olfato es habitual para numerosos enfermos de COVID-19. Pero esa teoría se ve debilitada por el hecho de que muchos pacientes que pierden el olfato no sufren graves problemas neurológicos.

La principal teoría es que el impacto en el cerebro es fruto de una respuesta inmunitaria excesiva, pero para confirmarla es necesario detectar el virus en el líquido cerebroespinal de un enfermo.

Eso ya ocurrió una vez en un paciente japonés de 24 años, cuyo caso fue publicado en el International Journal of Infectious Diseases.

Ese enfermo se mostró desorientado, sufrió convulsiones, y el escáner de su cerebro reveló inflamaciones. Pero los científicos prefieren ser cautos, ya que se trata del único caso conocido hasta el momento y que las pruebas para detectar el virus en el líquido cerebroespinal aún no han sido validadas.

Para confirmar el impacto del coronavirus en el cerebro, Frontera, que da clases en la escuela de medicina de la universidad de Nueva York, colabora en un proyecto de investigación internacional que busca estandarizar la recolección de datos.

Su propio equipo observó crisis convulsivas en pacientes de COVID-19 que jamás habían sufrido ninguna antes de enfermar, así como minúsculas y ‘singulares’ hemorragias cerebrales.

Ahora, su objetivo es tomar una muestra del líquido cerebroespinal de un quincuagenario con la materia blanca del cerebro gravemente afectada. Pero es complicado hacer esas extracciones en pacientes que necesitan un respirador artificial y, como la mayoría de ellos fallece, no se ha logrado estudiar correctamente los daños neurológicos.

Quienes sobreviven acaban, sin embargo, consultando a neurólogos.

‘Vemos a muchos pacientes desorientados’, dice Rohan Arora, neurólogo del hospital Long Island Jewish Forest Hills. Según él, el 40% de quienes sobrevivieron al coronavirus sufren esos problemas.

Se desconoce si esos trastornos son duraderos. El paso por la reanimación suele crear confusión en los pacientes, debido a los medicamentos que se les administran.

Pero el neurólogo explica que, para los enfermos de COVID-19, el regreso a la normalidad suele llevar más tiempo que a quienes sobrevivieron a un ataque al corazón o un accidente cerebrovascular.

abril 21/2020 (AFP). Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.

 

5.- Asocian preeclampsia y mayor riesgo de trastornos como el TDAH en los hijos

Un estudio encuentra asociaciones entre los trastornos hipertensivos del embarazo y problemas de salud mental en niños.
Los trastornos hipertensivos del embarazo, especialmente la preeclampsia, una forma de presión arterial alta durante el embarazo, pueden conducir a trastornos en los niños, como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), según una nueva investigación publicada en Hypertension, una revista de la Asociación Americana del Corazón.

Un estudio finlandés de 4 743 parejas madre-hijo encontró asociaciones entre los trastornos hipertensivos del embarazo, incluida la hipertensión crónica, la hipertensión gestacional, la preeclampsia y la eclampsia, y los trastornos mentales infantiles.

La preeclampsia materna y su gravedad se asociaron con un aumento en el riesgo de cualquier trastorno mental y desarrollo psicológico infantil y trastornos conductuales y emocionales en la descendencia.

Los investigadores encontraron  un 66 por ciento más de riesgo de trastornos mentales entre los niños cuyas madres tenían preeclampsia; y un riesgo dos veces mayor de problemas mentales infantiles entre los niños cuyas madres tenían preeclampsia severa.

Si bien los estudios anteriores han demostrado efectos significativos de la preeclampsia sobre el TDAH, el trastorno del espectro autista y la esquizofrenia en la descendencia, un aspecto novedoso de nuestros hallazgos fue que los efectos predisponentes de la preeclampsia materna se extendieron a cualquier trastorno mental infantil en la descendencia, ha señalado Marius Lahti -Pulkkinen, uno de los investigadores principales del estudio, profesor en la Universidad de Helsinki en Helsinki, Finlandia.

Los investigadores también observaron que la combinación de trastornos hipertensivos maternos, sobrepeso / obesidad y trastornos de diabetes en el embarazo aumenta la incidencia acumulada de trastornos mentales infantiles un 6,6 por ciento entre los descendientes de madres sin estas condiciones al 22,2 por ciento en los descendientes expuestos a estos tres condiciones maternas adversas.

Piden intervenciones preventivas para las madres

Los hallazgos enfatizan la necesidad de intervenciones preventivas y tratamientos para los trastornos hipertensivos maternos, ya que estas tienen el potencial de beneficiar tanto el bienestar de la futura madre como su descendencia, ha señalado.

Los hallazgos, prosigue, también arrojan nueva luz sobre la etiología de los trastornos mentales infantiles. Esta información puede ayudar a dirigir intervenciones preventivas y apoyar a las familias en riesgo, y ayudar a los médicos a comprender los problemas y las causas subyacentes de los trastornos mentales infantiles.

Los trastornos de embarazo hipertensivos son factores de riesgo clave para la mortalidad materna, la muerte fetal, el parto prematuro y la restricción del crecimiento intrauterino. Además, predicen la morbilidad cardiovascular en la madre y su descendencia.

abril 21/2020 (Redacción médica)

6- Coronavirus: pérdida de olfato en seis de cada 10 positivos por COVID-19

La pérdida de olfato es uno de los síntomas del COVID-19 de los que más informan los pacientes. Sin embargo, ni está aún reconocido por la Organización Mundial de la Salud ni se sabe en qué proporción lo padecen. Por eso, un grupo de investigadores del King’s College de Londres ha querido responder a esta duda y aclarar cuántos pacientes con test positivo por coronavirus experimentan anosmia.

Los datos del estudio aún no se han publicado ni han sido revisados, pero se pueden consultar.en : https://www.medrxiv.org/content/10.1101/2020.04.05.20048421v1

Para llegar a las conclusiones, los autores analizaron los datos ingresados por un millón y medio de personas británicas en la aplicación Covid Radar, entre del 24 al 29 de marzo. De los 1 700 sujetos seleccionados (y sometidos al hisopo) 579 dieron positivo.

El 59 por ciento de los pacientes de ellos, informaron de que sufrían pérdida de olfato, en algunos casos asociada con alteraciones del gusto (disgeusia). Un síntoma que sigue sin aparecer en la lista desarrollada por la Organización Mundial de la Salud pero cada vez hay más sociedades y asociaciones científicas, como la Sociedad Española de Neurología.

Los firmantes del estudio señalan que la anosmia es tres veces más frecuente en sujetos positivos para Sars-CoV-2 (59 por ciento) que en aquellos con síntomas pero que dan negativo (19 por ciento). Por lo tanto, consideran que el trastorno debe contarse entre aquellos que pueden servir para sospechar la presencia de la infección y para proceder al aislamiento del paciente.

Otros síntomas comunes que también encontraron en combinación de pérdida de olfato y gusto en las personas que habían dado positivo son fiebre, tos persistente, cansancio, diarrea, dolor abdominal y pérdida de apetito. Esto es particularmente relevante para el cuidado de la salud y de otros trabajadores clave en contacto constante con personas que aún no han sido testadas para COVID-19, concluyen los autores.

abril 21/2020 (Redacción médica)

Selección, edición y composición: Dra. María Elena Reyes González

abril 22, 2020 | Dra. María Elena Reyes González | Filed under: |

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