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Los hallazgos destacan la falta de sueño como un factor de riesgo modificable para la diabetes tipo 2.
La insuficiencia crónica del sueño en mujeres afecta la sensibilidad a la insulina independientemente de los cambios en la adiposidad: resultados de un ensayo aleatorizado
La falta de sueño se asocia con la diabetes tipo 2, aunque se desconoce el impacto causal de la falta crónica de sueño en el metabolismo de la glucosa en las mujeres. Investigamos si la restricción leve y prolongada del sueño (SR), parecida al sueño breve en el mundo real, afecta el metabolismo de la glucosa en las mujeres.
Metodología
Se reclutó a mujeres (de 20 a 75 años de edad) sin enfermedades cardiometabólicas y con un tiempo total de sueño (TST) habitual confirmado por actigrafía de 7 a 9 h/noche para participar en este estudio cruzado, aleatorizado, con dos fases de 6 semanas: mantenimiento de una adecuada sueño (AS) y 1,5 h/noche SR.
Los resultados incluyeron niveles plasmáticos de glucosa e insulina, valores HOMA de resistencia a la insulina (HOMA-IR) basados en muestras de sangre en ayunas, así como el área total bajo la curva de glucosa e insulina, el índice de Matsuda y el índice de disposición de una prueba de tolerancia oral a la glucosa.
Resultados
Nuestra muestra incluyó 38 mujeres (n = 11 mujeres posmenopáusicas). Los valores se informan con ±SEM. Los modelos lineales ajustados a los valores de resultado iniciales demostraron que el tiempo total de sueño (TST) se redujo en 1,34 ± 0,04 h/noche con SR versus AS (P <0,0001).
Los valores de insulina en ayunas (β = 6,8 ± 2,8 pmol/L; P = 0,016) y HOMA-IR (β = 0,30 ± 0,12; P = 0,016) aumentaron con restricción leve y prolongada del sueño (SR) versus AS, con efectos sobre HOMA-IR más pronunciados en mujeres posmenopáusicas en comparación con mujeres premenopáusicas (β = 0,45 ± 0,25 vs. β = 0,27 ± 0,13, respectivamente; P para interacción = 0,042).
El cambio en la adiposidad no medió los efectos de la restricción leve y prolongada del sueño (SR) sobre el metabolismo de la glucosa ni los resultados del cambio en la muestra completa cuando se incluyó como covariable.
Conclusiones
Reducir la duración del sueño a 6,2 h/noche, lo que refleja la duración media del sueño de los adultos estadounidenses con sueño breve, durante 6 semanas perjudica la sensibilidad a la insulina, independientemente de la adiposidad.
Los hallazgos destacan que el sueño insuficiente es un factor de riesgo modificable de resistencia a la insulina en las mujeres que debe ser objeto de esfuerzos de prevención de la diabetes.
Ver más información: Zuraikat FM, Laferrère B, Cheng B, Scaccia SE, Cui Z, Aggarwal B, et al. Chronic Insufficient Sleep in Women Impairs Insulin Sensitivity Independent of Adiposity Changes: Results of a Randomized Trial. Diabetes Care[Internet]. 2023[citado 29 nov 2023]; dc231156. https://doi.org/10.2337/dc23-1156
30 noviembre 2023|Fuente: IntraMed | Tomado de Noticias médicas
(debe de estar registrado en IntraMed)
nov
7
Un estudio británico encontró que quienes consumían sal — incluso solo «de vez en cuando» — tenían mayores probabilidades de padecer diabetes tipo 2
. No está claro por qué, pero un investigador piensa que la sal conduce a la sobrealimentación, aumentando las probabilidades de obesidad e inflamación
. Quitar el salero de la mesa podría tener un enorme impacto en tu salud
Deja el salero, especialmente si estás en riesgo de diabetes tipo 2.
Mientras que la condición nos hace pensar en la necesidad de evitar el azúcar, un nuevo estudio la vincula con el consumo frecuente de sal.
«Ya sabemos que limitar la sal puede reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares e hipertensión, pero este estudio muestra por primera vez que quitar el salero de la mesa también puede ayudar a prevenir la diabetes tipo 2,» dijo el autor principal del estudio, el Dr. Lu Qi. Él es el presidente y profesor en la Escuela de Salud Pública y Medicina Tropical de la Universidad de Tulane en Nueva Orleans.
«No es un cambio difícil de hacer, pero podría tener un tremendo impacto en tu salud,» dijo Qi en un comunicado de prensa de la universidad.
Para comprender mejor la conexión, los investigadores encuestaron a más de 400 000 adultos registrados en el Biobanco del Reino Unido sobre su ingesta de sal.
Durante casi 12 años en promedio, el equipo de investigación observó más de 13 000 casos de desarrollo de diabetes tipo 2.
Comparado con aquellos que «nunca» o «raramente» usaban sal, los participantes que «a veces», «usualmente» o «siempre» agregaban sal tuvieron un riesgo respectivo del 13 %, 20 % y 39 % mayor de desarrollar diabetes tipo 2, según el estudio.
Por qué la alta ingesta de sal tendría este impacto no se comprende completamente.
Qi piensa que la sal anima a las personas a comer porciones más grandes, lo que luego aumenta las posibilidades de desarrollar factores de riesgo como la obesidad y la inflamación.
El estudio sí encontró una asociación entre el consumo frecuente de sal y un mayor índice de masa corporal y relación cintura-cadera.
El siguiente paso es un ensayo clínico controlando la cantidad de sal que consumen los participantes y observando los efectos.
Por ahora, nunca es demasiado temprano para comenzar a buscar formas de sazonar tus alimentos favoritos con bajo contenido de sodio, sugirió Qi.
Este es un consejo especialmente bueno para aquellos en riesgo de diabetes, incluyendo a cualquier persona con prediabetes, un historial de diabetes gestacional o un estilo de vida sedentario (físicamente activo menos de tres veces a la semana). Si tienes sobrepeso, tienes 45 años o más o tienes un historial familiar de diabetes, tu riesgo también es mayor.
Referencia
Wang X, Ma H, Kou M, Tang R, Xue Q, Li X, Harlan TS, et al. Dietary Sodium Intake and Risk of Incident Type 2 Diabetes. Mayo Clin Proc [Internet].2023[citado 6 nov 2023]; 98(11): 1641-1652. DOI: https://doi.org/10.1016/j.mayocp.2023.02.029
7 noviembre 2023|Fuente: HealthDay| Tomado de Noticias de Salud
nov
6
Una próxima declaración conjunta sobre urgencias hiperglucémicas en adultos con diabetes restará importancia a la glucosa como criterio de diagnóstico para la cetoacidosis diabética, junto con muchas otras actualizaciones de la última declaración sobre el tema, publicada hace 14 años.
Basado en extensas revisiones de la literatura y observaciones de las tendencias actuales, el nuevo documento, que se publicará próximamente, cubrirá el diagnóstico y tratamiento de las dos emergencias hiperglucémicas agudas más graves observadas en adultos, la cetoacidosis diabética y el estado hiperosmolar hiperglucémico.
Una novedad en la versión 2023 será un fuerte énfasis en los riesgos excesivos de morbilidad y mortalidad asociados con la presentación «híbrida» cada vez más frecuente de las dos afecciones juntas, que ahora se observa en aproximadamente un tercio de los casos. El nuevo informe también instará a los médicos a investigar por qué la persona experimentó la emergencia.
Si bien se reconoce que la diabetes de nueva aparición y las infecciones son causas precipitantes de la cetoacidosis diabética, se debe identificar si existe una omisión de insulina relacionada con las finanzas, la salud mental u otros determinantes sociales, y se debe dirigir a los pacientes a los recursos apropiados, dijeron los expertos que anticipan el nuevo informe de la European Association for the Study of Diabetes (EASD) en el próximo congreso.
«El desafío es que, aunque estuvimos progresando durante mucho tiempo en términos de esas crisis hiperglucémicas, en realidad nos hemos estancado y todavía hay muchas personas siendo hospitalizadas, y cuando miras a escala global, hay aún más», advirtió el Dr. Robert A. Gabbay, Ph. D., director médico y científico de la American Diabetes Association (ADA).
El nuevo informe de consenso contará con el respaldo conjunto de la American Diabetes Association, la European Association for the Study of Diabetes, la American Association of Clinical Endocrinology, la Diabetes Technology Society y las Joint British Diabetes Societies for Inpatient Care. La declaración de consenso anterior sobre el tema fue publicada en 2009 únicamente por la American Diabetes Association.
Las nuevas definiciones de cetoacidosis diabética y estado hiperosmolar hiperglucémico reflejan tendencias emergentes
La declaración revisará la definición de cetoacidosis diabética, en parte impulsada por la creciente aparición y reconocimiento de la cetoacidosis euglucémica que surge del uso de inhibidores del cotransportador de sodio-glucosa tipo 2 (SGLT2). Para todos los pacientes con crisis hiperglucémica, el límite de hiperglucemia ahora se reduce a 200 mg/dl (11,1 mmol/l) desde los 250 mg/dl anteriores.
Sin embargo, el límite de glucosa se eliminó por completo para las personas con antecedentes de diabetes.
«Ambos cambios reconocen el amplio rango de niveles de glucosa en presencia de cetoacidosis diabética. Aproximadamente 10 % de la cetoacidosis diabética ocurre con euglucemia o casi normoglucemia», señaló la coautora, Dra. Shivani Misra, Ph. D., profesora clínica y consultora honoraria de medicina metabólica en el Imperial College, en Londres, Reino Unido.
Para evaluar la cetosis en la cetoacidosis diabética, la nueva declaración recomienda encarecidamente el uso de beta-hidroxibutirato, ya sea mediante una prueba en el lugar de atención o mediante una medición del nivel sérico en un laboratorio, con un límite bajo de ≥ 3,0 mmol/l. Alternativamente, se puede utilizar un valor de tira de cetonas en orina de 2+ o mayor.
Sin embargo, la prueba de beta-hidroxibutirato está más disponible ahora que en 2009 y se prefiere mucho a la medición de cetonas en orina, porque es la cetona predominante durante la acidosis. Además, el acetoacetato en orina (medido con las tiras) aumenta paradójicamente durante la resolución de la cetoacidosis diabética y pueden producirse interferencias farmacológicas con la medición de cetonas en orina, señaló la Dra. Misra.
La acidosis metabólica ahora se define como un pH <7,3 o una concentración de bicarbonato <18 mmol/l, frente a 15 en algunas directrices anteriores, incluida la del Reino Unido. Además, la brecha aniónica se eliminó de la definición principal, pero, según el documento, aún se puede utilizar en entornos donde las pruebas de cetonas no están disponibles.
Al igual que antes, la nueva declaración clasificará la cetoacidosis diabética en leve, moderada y grave, pero ahora, por primera vez, hay recomendaciones de atención para cada uno de esos niveles, así como para el estado hiperosmolar hiperglucémico.
Para el estado hiperosmolar hiperglucémico, el límite de glucosa de ≥ 600 mg/dl seguirá siendo el mismo. Pero ahora, la osmolalidad sérica efectiva se ha reducido de >320 a >300 mOsm/l para tener en cuenta el efecto de la deshidratación, junto con un criterio alternativo de osmolalidad sérica total > 320 mOsm/l. Los mismos dos cambios que con la cetoacidosis diabética tanto para las cetonas como para la acidosis también se han incluido para el estado hiperosmolar hiperglucémico.
Cuando se le solicitaron sus comentarios, el Dr. Charles Alexander, miembro de la audiencia en la sesión y consultor independiente de la industria de la diabetes, dijo a Medscape Noticias Médicas: «Me gustó la propuesta de eliminar la brecha aniónica en la toma de decisiones y centrarme en la medición de las cetonas en sangre, principalmente el betahidroxibutirato, en el diagnóstico de cetoacidosis diabética y seguimiento del efecto del tratamiento.
«Si alguien se encuentra bajo tratamiento con un inhibidor de cotransportador de sodio y glucosa tipo 2 (SGLT2), no es necesario vigilar los niveles de glucosa en sangre, que pueden ser normales o casi normales en el caso de la cetoacidosis diabética».
Pero el Dr. Alexander piensa que deberían haber eliminado los niveles de glucosa por completo como parte de la definición de cetoacidosis diabética/estado hiperosmolar hiperglucémico, incluso para personas sin diabetes.
«El problema es que la educación médica durante muchos años nos ha enseñado que la cetoacidosis diabética es una condición de nivel alto de glucosa en sangre, pero puede que no lo sea. Es bueno que dijeran que los niveles de glucosa en sangre no eran importantes si el paciente tenía antecedentes de diabetes. Sin embargo, una glucosa de 200 mg/dl puede no ser lo suficientemente baja si alguien está bajo tratamiento con un inhibidor de cotransportador de sodio y glucosa tipo 2. Es necesario que haya un umbral mucho más bajo para medir las cetonas en sangre en cualquier persona con náusea, vómito y dolor abdominal, independientemente del nivel de glucosa en sangre».
Manejo agudo: líquidos intravenosos, insulina y potasio
Al igual que la declaración de 2009, la nueva incluirá diagramas de flujo de manejo detallado para cetoacidosis diabética y estado hiperosmolar hiperglucémico, pero esta vez en color. Esta nueva declaración incluye algoritmos individuales para el manejo con líquidos intravenosos, insulina y potasio. El bicarbonato se eliminó y se relegó a una nota a pie que indica que solo debe considerarse si el pH es <7,0.
En cuanto al tratamiento con líquidos, la nueva declaración ofrece más información sobre el uso de cristaloides para la deshidratación y la recomendación de agregar dextrosa al tratamiento con líquidos por vía intravenosa como sustrato cuando la glucosa cae por debajo de 250 mg/dl, para prevenir la hipoglucemia. Para la cetoacidosis diabética euglucémica, la recomendación es incluir simultáneamente dextrosa y solución salina normal.
Y, por primera vez, la insulina subcutánea en lugar de la intravenosa se considera aceptable para la cetoacidosis diabética leve, pero no para la moderada o grave.
Se sugieren dos opciones para la insulina intravenosa en el estado hiperosmolar hiperglucémico: se puede administrar primero el líquido y agregar una infusión de insulina de dosis fija y baja, o se pueden administrar líquidos e insulina al mismo tiempo.
Los criterios para la resolución de la cetoacidosis diabética son un pH venoso ≥ 7,3 o bicarbonato > 18 mmol/l, cetonas < 0,6 mmol/l y glucosa idealmente < 200 mg/dl (11,0 mmol/l). Para el estado hiperosmolar hiperglucémico, se sugiere resolución cuando la osmolalidad sérica medida o calculada cae a < 300 mosm/kg, la glucosa en sangre es < 250 mg/dl (13,9 mmol/l), la producción de orina > 0,5 ml/kg/hora y el estado cognitivo mejora.
La declaración también proporcionará opciones recomendadas detalladas para la transición de insulina intravenosa a insulina subcutánea, pero deja al criterio clínico la decisión de cuándo se puede dar de alta al paciente. No se recomienda el inicio o la continuación de inhibidores de cotransportador de sodio y glucosa tipo 2 en ningún momento durante la hospitalización por crisis de hiperglucemia.
Mitigar las complicaciones, prevenir la recurrencia
Además de enumerar las posibles complicaciones del tratamiento de las crisis hiperglucémicas, tal como lo hacía la declaración de 2009, la nueva ofrecerá estrategias de mitigación para algunas de las más frecuentes. Para prevenir la hipoglucemia, se recomienda monitorear frecuentemente la glucosa en sangre además de agregar dextrosa a los líquidos intravenosos cuando la glucosa cae por debajo de 250 mg/dl.
Para la prevención de la hipopotasemia, que ocurre en aproximadamente la mitad de los pacientes tratados por cetoacidosis diabética y estado hiperosmolar hiperglucémico, el consenso recomienda monitorear el potasio cada cuatro horas y reponerlo añadiendo líquidos.
La lesión renal aguda, que también ocurre en aproximadamente la mitad de las personas tratadas por cetoacidosis diabética o estado hiperosmolar hiperglucémico, generalmente se resuelve con hidratación. Se recomienda monitorear diariamente la función renal.
Prevención de la recurrencia: muchos factores más allá de los clínicos
La prevención de la recurrencia con reingreso por cetoacidosis diabética o estado hiperosmolar hiperglucémico, que ocurre en hasta 22 % de los pacientes estadounidenses dentro de los 30 días, implica un seguimiento estrecho dentro de las dos a cuatro semanas posteriores al alta (incluso a través de telemedicina) y la evaluación de las posibles causas, incluyendo trastornos de salud mental y determinantes sociales de la salud.
Se debe proporcionar una educación adecuada, incluida una «educación estructurada» que incluya la resolución de problemas, reglas para los días de enfermedad, técnicas de inyección, revisión de las dosis de insulina, consideración del monitoreo continuo de la glucosa y pruebas caseras de cetonas.
Los pacientes deben recibir un suministro adecuado de insulina y equipo duradero para la diabetes, junto con información de contacto de los profesionales de la salud que puedan ayudarlos. Los profesionales de servicios sociales pueden ser útiles para los pacientes que carecen de un acceso confiable.
El Dr. Gabbay dijo a Medscape Noticias Médicas: «Lo revelador es que normalmente tendemos a pensar en la cetoacidosis diabética como la forma en que las personas tienden a ser diagnosticadas con diabetes y, sí, es cierto, pero eso es solo una minoría de personas. Esos síntomas podrían prevenirse mediante pruebas de detección, pero todas estas otras personas y la cantidad de episodios recurrentes es un área que de verdad implica que existe una falla del sistema y podemos hacerlo mejor para garantizar que no suceda».
La educación es solo una parte de ello, subrayó. «No es solo una cuestión de inteligencia. Son factores sociales, y puede haber problemas psicológicos complejos y problemas de salud mental. Necesitamos detectar esas cosas cuando vemos que alguien regresa por segunda, tercera, quinta o sexta vez. Todos lo hemos visto. Educarlos para que simplemente tomen insulina no es la respuesta… Hay que hacer preguntas e involucrarlos para que profundicen un poco más».
El Dr. Gabbay es empleado de la American Diabetes Association. El Dr. Alexander ha informado que es asesor no remunerado de diaTribe y consultor de Kinexum. La Dra. Misra ha recibido honorarios como oradora de Sanofi y ABCD y una subvención de investigación iniciada por investigadores de Dexcom, y es fideicomisaria de la Diabetes Research and Wellness Foundation en el Reino Unido.
Referencias
Umpierrez G, Hirsch IB, Dhatariya K, Misra S, Galindo RJ, Fadini GP, Gabbay RA. EASD/ADA Symposium: Hyperglycaemic crises in adult patients with diabetes consensus report. European Association for the Study of Diabetes Annual Meeting. Hamburgo: Alemania; 2023.
Kitabchi AE, Umpierrez GE, Miles JM, Fisher JN. Hyperglycemic crises in adult patients with diabetes. Diabetes Care[Internet]. 2009[citado 4 nov 2023];32(7):1335-43. doi: 10.2337/dc09-9032. PMID: 19564476.
6 noviembre 2023 | Fuente: Medscape| Tomado de Noticias Médicas
nov
2
El ayuno intermitente puede ser una mejor manera para que las personas con diabetes tipo 2 pierdan peso que contar calorías, sugiere un nuevo estudio.
Los investigadores encontraron que las personas que solo comían entre las 12 p.m. y las 8 p.m. todos los días perdieron más peso que aquellos que redujeron sus calorías en un 25 %. Sin embargo, ambos grupos tuvieron reducciones similares en los niveles de azúcar en sangre a largo plazo basados en una prueba de hemoglobina A1C. La prueba muestra los niveles de azúcar en sangre durante los últimos tres meses.
«Es importante ofrecer a las personas con diabetes tipo 2 más de una estrategia para perder peso y disminuir su HbA1C», dijo la investigadora principal Krista Varady, profesora de nutrición en la Universidad de Illinois, Chicago.
«Algunas personas encuentran difícil contar calorías. Otras no tienen apoyo semanal o mensual y necesitan un patrón dietético que sea simple de seguir, como mirar el reloj», agregó Varady.
En los Estados Unidos, aproximadamente 1 de cada 10 residentes tiene diabetes, y ese número está aumentando, dijeron los investigadores. Es crucial encontrar más maneras de controlar el peso y los niveles de azúcar en sangre para estos pacientes.
Aunque el estudio representa una «prueba de concepto» que muestra que el ayuno intermitente es seguro para aquellos con diabetes tipo 2, Varady dijo que las personas con diabetes deberían consultar a su médico antes de comenzar este tipo de dieta.
Además, «algunos medicamentos para la diabetes tipo 2 bajan el azúcar en sangre y necesitan tomarse con alimentos», dijo.
Pero el efecto positivo de la pérdida de peso en la reducción del azúcar en sangre debería permitir a las personas reducir sus medicamentos para la diabetes, dijo Varady.
«Las personas con diabetes tipo 2 generalmente tienen que aumentar su medicación a lo largo de su vida, a menudo tomando tres medicamentos orales a la vez, ya que la mayoría de los medicamentos disminuyen la HbA1C solo un poco», señaló. «Poder mejorar su glucosa solo a través del estilo de vida es muy importante para reducir la carga de medicación».
Para el estudio, Varady y sus colegas dividieron a 75 personas en tres grupos: un grupo siguió una dieta con ayuno intermitente, otro se les dijo que redujeran las calorías en un cuarto y los demás no siguieron ningún plan de dieta. El índice de masa corporal promedio (IMC) fue de 39, lo que se considera obeso. La HbA1C promedio fue del 8.1 % (el rango normal es del 4 % al 5.6 %, según los Institutos Nacionales de Salud).
Después de seis meses, los investigadores encontraron que aquellos en la dieta con restricción de tiempo perdieron alrededor del 4 % de su peso corporal, mientras que aquellos que restringieron las calorías perdieron alrededor del 2 % de su peso corporal. Ambos grupos bajaron su azúcar en sangre en aproximadamente un 1 %.
No se sabe aún si seguir una dieta con restricción de tiempo resultará en una pérdida de peso continua a lo largo de un tiempo más prolongado, dijo Varady, señalando que se necesitan estudios más grandes.
«Este es el primer estudio que compara una dieta de ocho horas con restricción de tiempo con el conteo de calorías en aquellos con diabetes tipo 2″, dijo. «Nuestros hallazgos esperamos den confianza a los médicos y dietistas para implementar la alimentación con restricción de tiempo en individuos con diabetes que necesitan una dieta alternativa para ayudar con la pérdida de peso y el manejo del azúcar en sangre».
Imran Syed, un experto de Nueva York que no formó parte del estudio, piensa que la dieta con restricción de tiempo puede ser más fácil de seguir que contar calorías.
«He tratado con pacientes donde principalmente siempre ha sido restringido calóricamente», dijo Syed, un dietista en el North Shore University Hospital en Manhasset. «La restricción calórica también ha sido de corta duración, porque es un control conductual sobre la alimentación, mientras que la restricción de tiempo es algo más accesible, donde el tiempo puede ser más fácil de controlar», dijo.
Un estilo de dieta que es más fácil de seguir significa que los pacientes tienen más probabilidades de adherirse a ella, dijo.
«La restricción de tiempo parece ser un enfoque mejor. Es algo que aconsejaría mientras se toma en consideración la gestión de la medicación para que el azúcar en sangre no baje demasiado», dijo Syed.
El informe se publicó en línea el 27 de octubre en la revista JAMA Network Open.
Referencia
Pavlou V, Cienfuegos S, Lin S, Ezpeleta M, Ready K, Copari s, et al. Effect of Time-Restricted Eating on Weight Loss in Adults With Type 2 Diabetes: A Randomized Clinical Trial. JAMA Netw Open [Internet]. 2023[citado 2 nov 2023];6(10):e2339337. doi:10.1001/jamanetworkopen.2023.39337.
2 noviembre 2023| Fuente: HealthDay| Tomado de Noticias de Salud
nov
1
Demostró reducciones en la HbA1c y el peso corporal con menos hipoglucemia En personas con diabetes tipo 2 mal controlada tratadas con insulina basal en este ensayo clínico aleatorizado con 1 428 participantes, la tirzepatida semanal en comparación con la insulina prandial como tratamiento adicional con insulina glargina demostró reducciones en la HbA1c y el peso corporal con menos hipoglucemia.
Pregunta
¿Cuál es el efecto sobre el control glucémico de agregar tirzepatida una vez a la semana versus insulina lispro prandial tres veces al día al tratamiento con insulina glargina en la diabetes tipo 2 tratada con insulina basal inadecuadamente controlada?
Hallazgos
En este ensayo clínico aleatorizado (N = 1428), el cambio medio en la hemoglobina A 1c (HbA 1c) en la semana 52 fue −2,1 % con tirzepatida frente a −1,1 % con insulina lispro; Las diferencias de tratamiento fueron estadísticamente significativas con menos hipoglucemia y más reducción de peso corporal con tirzepatida.
Significado
La adición de tirzepatida una vez a la semana versus insulina lispro prandial a la insulina glargina en pacientes tratados con insulina basal con diabetes tipo 2 y control glucémico inadecuado resultó en mayores reducciones en la HbA 1c junto con una mayor pérdida de peso y menos hipoglucemia.
Importancia
La tirzepatida es un polipéptido insulinotrópico dependiente de la glucosa y un agonista del receptor del péptido 1 similar al glucagón que se utiliza para el tratamiento de la diabetes tipo 2. No se ha descrito la eficacia y seguridad de añadir tirzepatida frente a insulina prandial al tratamiento en pacientes con control glucémico inadecuado con insulina basal.
Objetivo
Evaluar la eficacia y seguridad de tirzepatida versus insulina lispro como terapia complementaria a la insulina glargina.
Diseño, entorno y participantes
Este ensayo clínico de fase 3b de etiqueta abierta se realizó en 135 sitios en 15 países (participantes inscritos desde el 19 de octubre de 2020 hasta el 1 de noviembre de 2022) en 1428 adultos con diabetes tipo 2 que tomaban insulina basal.
Intervenciones
Los participantes fueron asignados al azar (en una proporción de 1:1:1:3) para recibir inyecciones subcutáneas de tirzepatida una vez a la semana (5 mg [n = 243], 10 mg [n = 238] o 15 mg [n = 236]) o insulina lispro prandial tres veces al día (n = 708).
Principales resultados y medidas
Los resultados incluyeron la no inferioridad de tirzepatida (cohorte agrupada) versus insulina lispro, ambas además de insulina glargina, en el cambio de HbA 1c desde el inicio en la semana 52 (margen de no inferioridad, 0,3%). Los criterios de valoración secundarios clave incluyeron el cambio en el peso corporal y el porcentaje de participantes que alcanzaron el objetivo de hemoglobina A 1c (HbA 1c) de menos del 7,0 %.
Resultados
Entre 1 428 participantes aleatorizados (824 [57,7 %] mujeres; edad media [DE], 58,8 [9,7] años; media [DE] HbA 1c, 8,8% [1,0 %]), 1.304 (91,3 %) completaron el ensayo. En la semana 52, el cambio medio estimado con respecto al valor inicial en HbA 1c con tirzepatida (cohorte agrupada) fue de −2,1 % frente a −1,1 % con insulina lispro, lo que dio como resultado niveles medios de HbA 1c de 6,7 % frente a 7,7 % (diferencia estimada de tratamiento, −0,98 % [IC del 95 %, −1,17 % a −0,79 %]; P < 0,001); los resultados cumplieron con los criterios de no inferioridad y se logró la superioridad estadística.
El cambio medio estimado desde el inicio en el peso corporal fue de −9,0 kg con tirzepatida y 3,2 kg con insulina lispro (diferencia estimada de tratamiento, −12,2 kg [IC del 95 %, −13,4 a −10,9]). El porcentaje de participantes que alcanzan la HbA1c menos del 7,0% fue el 68% (483 de 716) con tirzepatida y el 36% (256 de 708) con insulina lispro (odds ratio, 4,2 [IC del 95%, 3,2-5,5]).
Los eventos adversos más comunes con tirzepatida fueron síntomas gastrointestinales leves a moderados (náuseas: 14 %-26 %; diarrea: 11 %-15 %; vómitos: 5 %-13 %).
Las tasas de eventos de hipoglucemia (nivel de glucosa en sangre <54 mg/dL o hipoglucemia grave) fueron de 0,4 eventos por paciente-año con tirzepatida (agrupada) y 4,4 eventos por paciente-año con insulina lispro.
Conclusiones y relevancia
En personas con diabetes tipo 2 mal controlada tratadas con insulina basal, la tirzepatida semanal en comparación con la insulina prandial como tratamiento adicional con insulina glargina demostró reducciones en la HbA 1c y el peso corporal con menos hipoglucemia.
Referencia
Rosenstock J, Frías JP, Rodbard HW, Tofé S, Sears E, Huh R, et al. Tirzepatide vs Insulin Lispro Added to Basal Insulin in Type 2 Diabetes: The SURPASS-6 Randomized Clinical Trial. JAMA[Internet].2023[citado 31 oct 2023]; Published online October 03, 2023. doi:10.1001/jama.2023.20294
1 noviembre 2023| Fuente: IntraMed | Tomado de Noticias biomédicas
oct
24
Más de la mitad de los casos de diabetes tipo 1 se desarrollan en la edad adulta.
Muchos casos de diabetes tipo 1 que aparece en la edad adulta se diagnostican después de los 30 años, según un estudio
Comentarios
En la población general de más de 1,3 millones de adultos estadounidenses, el 37 % de los pacientes informaron haber sido diagnosticados con diabetes Tipo 1 después de 30 años; los hombres y las minorías raciales o étnicas recibieron el diagnóstico más tarde en comparación con las mujeres y los adultos blancos no hispanos.
Un estudio reciente de pacientes con diabetes tipo 1 (DT1) en los Estados Unidos encontró que una proporción significativa de los diagnósticos de diabetes tipo 1 ocurren en pacientes mayores de 30 años. Los hallazgos, publicados en Annals of Internal Medicine, son consistentes con estudios previos que sugieren que más de la mitad de los casos de diabetes tipo 1 se desarrollan en la edad adulta.
El diagnóstico erróneo es común en los casos de diabetes tipo 1 que aparece en la edad adulta, y aquellos a quienes se les diagnostica erróneamente diabetes tipo 2 (DT2) no reciben la atención adecuada para el manejo de la diabetes tipo 1, anotaron los autores. Las estimaciones basadas en datos emergentes indican que hasta el 62 % de los casos de diabetes tipo 1 se desarrollan en pacientes mayores de 20 años, 2 y el estudio actual tuvo como objetivo proporcionar información sobre la carga de la diabetes tipo 1 de inicio en la edad adulta entre la población general de EE. UU.
«La diabetes tipo 1 generalmente se considera una enfermedad infantil», dijo la autora del estudio, Elizabeth Selvin, PhD, MPH, codirectora del Programa de Capacitación en Epidemiología de Enfermedades Cardiovasculares de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de Johns Hopkins, en una declaración escrita . «Nuestros resultados sugieren que una porción sustancial de los casos se diagnostican en la edad adulta. La diabetes tipo 1 que aparece en la edad adulta a menudo se presenta con síntomas leves, y puede ser un desafío distinguirla de la diabetes tipo 2 en esos casos».
Selvin y sus colegas de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de Johns Hopkins en Baltimore, Maryland, utilizaron datos de la Encuesta Nacional de Entrevistas de Salud (NHIS) para explorar la distribución por edades del diagnóstico de diabetes tipo 1 en los Estados Unidos. Combinaron todos los ciclos de encuestas del NHIS que incluían datos de subtipos de diabetes (2016, 2017, 2019, 2020, 2021 y 2022), que abarcaban aproximadamente 1,3 millones de adultos estadounidenses.
Las entrevistas del NHIS recopilaron datos sobre la demografía y la información médica de los pacientes, y los pacientes con diabetes informaron sobre el tipo de diabetes, el uso de insulina y su edad en el momento del diagnóstico de diabetes. El estudio incluyó a personas de al menos 18 años de edad que informaron haber sido diagnosticadas con diabetes tipo 1 y que actualmente usaban insulina.
De la población general, se identificaron 947 personas con diabetes tipo 1. Se estimó la edad media en el momento del diagnóstico y los porcentajes de pacientes diagnosticados después de 20, 30 y 40 años, y se realizaron análisis de la población general, así como de las características demográficas y clínicas. En general, la edad media al momento de completar el NHIS era de 49 años, el 48 % de la población eran mujeres y el 73% eran personas blancas no hispanas.
En la población general, el 37 % de los pacientes informaron haber sido diagnosticados con diabetes Tipo 1 después de 30 años. Si bien la distribución de la edad en el momento del diagnóstico de diabetes tipo 1 alcanzó su punto máximo alrededor de los 15 años y en general fue más joven, la edad media en el momento del diagnóstico fue de 24 (RIQ, 12-40) años.
Los hombres fueron diagnosticados a una edad media de 27 años, mientras que la edad media de diagnóstico entre las mujeres fue de 22 años. Entre las minorías raciales o étnicas, la edad promedio en el momento del diagnóstico osciló entre 26 y 30 años, frente a 21 años entre los adultos blancos no hispanos. Los hombres y las minorías raciales o étnicas también tuvieron tasas más altas de diagnóstico después de los 30 años y edades medias de diagnóstico más altas.
“De acuerdo con nuestros hallazgos, estudios anteriores sugieren que más de la mitad de los casos de diabetes tipo 1 se desarrollan en adultos. Ampliamos la investigación existente caracterizando la edad en el momento del diagnóstico en una muestra representativa a nivel nacional y documentando la variación entre raza/etnia y características clínicas”, escribieron los autores.
Señalaron que la mejor manera de identificar a los adultos que tienen un alto riesgo de diabetes tipo 1 no está clara y que los marcadores tradicionales como el índice de masa corporal ahora son menos útiles porque la obesidad se ha vuelto común en la población con diabetes tipo 1. Por lo tanto, nuevas herramientas de estratificación del riesgo podrían resultar útiles para el diagnóstico de diabetes Tipo 1.
Según Selvin, los factores que impulsan las diferencias en la edad promedio en el momento del diagnóstico entre hombres y mujeres y entre grupos raciales/étnicos aún no se han dilucidado.
«No está totalmente claro por qué los grupos minoritarios raciales y étnicos tienden a ser diagnosticados más tarde. Puede ser que esto refleje disparidades en el acceso a la atención, incluido el acceso a especialistas como endocrinólogos y clínicas especializadas en diabetes», afirmó Selvin. «El hallazgo de que las mujeres tienden a ser diagnosticadas más tarde en comparación con los hombres se ha demostrado en estudios anteriores. Este es un hallazgo importante. Desafortunadamente, no teníamos datos disponibles para profundizar en por qué estas disparidades podrían estar presentes».
El estudio estuvo limitado en su dependencia de datos autoinformados, lo que puede llevar a una clasificación errónea del tipo de diabetes y la edad en el momento del diagnóstico de diabetes. Si bien no se recopiló información sobre las medidas de diagnóstico, los autores señalaron que la definición de diabetes tipo 1 utilizada en el estudio ha sido validada externamente en otros estudios. El análisis también puede subestimar la proporción de diagnósticos de diabetes Tipo 1 en la infancia porque todos los participantes tenían al menos 18 años de edad en el momento de la encuesta.
Aun así, Selvin y sus colegas concluyeron que sigue siendo necesario mejorar la precisión del diagnóstico en la diabetes Tipo 1 de inicio en la edad adulta. «Nuestros hallazgos son consistentes con las directrices de la Asociación Estadounidense de Diabetes que recomiendan realizar un seguimiento con pruebas de autoanticuerpos cuando hay sospecha clínica de diabetes tipo 1″, afirmó Selvin. «Nuestros resultados también sugieren que pueden ser necesarias más pruebas de autoanticuerpos en la práctica general en adultos para ayudar a distinguir la diabetes tipo 1 y tipo 2″.
Referencia
Fang M, Wang D, Echouffo-Tcheugui JB, Selvin E, Lees S. Age at Diagnosis in U.S. Adults with Type 1 Diabetes. Ann Intern Med[Internet]. doi:10.7326/M23-1707.
24 octubre 2023| Fuente: IntraMed| Tomado de Noticias médicas
