cambio climaticoLa presidenta de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), Yolanda Gilaberte, ha advertido del impacto que el cambio climático tiene en la salud de la piel, ya que el incremento de temperaturas, la baja humedad y la contaminación pueden generar o agravar dolencias cutáneas.

«El aumento de las temperaturas puede afectar a las dermatitis atópicas, influir en enfermedades donde el aumento de la sudoración es perjudicial y, por supuesto, en el cáncer de piel», ha asegurado en declaraciones a EFE la presidenta de la Academia, que esta semana ha celebrado su quincuagésimo segundo Congreso en València, donde ha reunido a más de 2 000 dermatólogos.

 

Según ha indicado, la Academia Española de Dermatología, a través de su programa de sostenibilidad, «tiene mucho interés en investigar cuál es la influencia en el corto o largo plazo de todos estos cambios en las enfermedades de la piel que supone el cambio climático».

 

Para Gilaberte, el aumento de la temperatura y la baja humedad pueden llevar a cambiar los vectores, bacterias, hongos y virus que tenemos alrededor y podría generar en la piel, nuestra barrera externa, infecciones que no son habituales en nuestro medio.

 

Además, el cambio climático y la polución pueden influir de forma negativa en la dermatitis atópica, ya que al ser una piel muy sensible es mucho más propensa a esos cambios ambientales, así como a enfermedades en las que el aumento de la sudoración sea perjudicial, como la hidradenitis o la hiperhidrosis.

 

También en las denominadas psicodermatosis, enfermedades cutáneas que están relacionadas con cuestiones psicológicas, y «por supuesto» en el cáncer de piel, ya que un aumento de las temperaturas «va a hacer que las personas estén más tiempo al aire libre y con menos ropa, y eso significa más exposición solar y más cáncer cutáneo».

 

Incremento de casos

 

Según Gilaberte, en los últimos años ha habido un incremento en la incidencia de casos de dermatitis atópica y de enfermedades autoinmunes, en las que «sin duda tiene que influir la cuestión ambiental», así como de cáncer de piel, «cuyo aumento sigue desde hace muchos años y no para».

 

«Este aumento de casos en enfermedades cutáneas influido por el cambio climático lo vamos a ver de forma progresiva, no va a ser un incremento brusco como cuando se produce un desastre natural, como por ejemplo la dana, donde se vieron patologías cutáneas que tenían relación con las inundaciones», ha explicado.

 

La presidenta de la Academia Española también ha advertido de los efectos que pueden tener en la piel los microplásticos «a los que estamos expuestos en cosméticos o en alimentos».

 

Personalizar la fotoprotección

 

«Hay que intentar educar y personalizar la fotoprotección porque no todo el mundo tiene el mismo riesgo ni las mismas exposiciones», según Gilaberte, quien ha destacado que desde la Academia abogan por educar a la ciudadanía y ofrecerles recomendaciones sobre la importancia que tiene la higiene de la piel, la protección solar o la detección precoz de posibles problemas cutáneos.

 

Según explica, las personas que trabajan en el exterior permanentemente necesitan una protección muy intensa porque su riesgo de cáncer de piel es alto, pero quienes lo hacen en una oficina y en una ciudad con mucha polución necesitan más un protector contra esa contaminación ambiental a la que está expuesta.

 

«De ninguna manera vamos a alentar que la gente se quede en casa, que es lo más protector de todo. Por supuesto hay que salir, disfrutar y hacer ejercicio, pero siempre con las medidas adecuadas» de protección.

 

En ese sentido, ha recordado que la Academia tiene la aplicación móvil gratuita UV-Derma, que busca fomentar los hábitos dermosaludables frente a los efectos dañinos del exceso de exposición solar.

 

Se trata de una herramienta informativa que ofrece consejos para la prevención del cáncer de piel con información meteorológica a tiempo real sobre los niveles de radiación ultravioleta solar incidente en la localidad donde se encuentre la persona con su móvil.

 

Lo primero que hace la persona que se conecta es ver su fototipo e identificar cómo responde su piel al sol, y la aplicación aporta la información del índice de radiación ultravioleta (UVI) a tiempo real y las recomendaciones básicas en fotoprotección.

11 mayo 2025 | Fuente: EFE | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2025. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A. | Noticia

 

mayo 20, 2025 | wferrerentenza | Filed under: Cambio climático, Dermatología y venerología, Tiempo, clima y salud | Etiquetas: |

Imagen: Rosa Veiga / Europa PressLos incendios forestales impulsados por el cambio climático han contribuido a provocar miles de muertes cada año y miles de millones de dólares en costos económicos en Estados Unidos debido al humo, según un nuevo estudio.

En el documento, publicado el viernes en la revista Nature Communications Earth & Environment, se indica que, de 2006 a 2020, el cambio climático contribuyó a provocar unas 15 000 muertes por exposición a partículas pequeñas derivadas de incendios forestales y costó alrededor de 160 000 millones de dólares. El intervalo anual de muertes fue de 130 a 5 100, según el estudio, siendo el más alto en estados como Oregón y California.

«Vemos muchos más de estos eventos de humo derivado de incendios forestales», señaló Nicholas Nassikas, autor del estudio, médico y profesor de medicina en la Facultad de Medicina de Harvard. Por ello, él y un equipo multidisciplinario de investigadores querían saber «qué significa realmente en un entorno cambiante para factores como la mortalidad, que es el peor resultado posible para la salud».

Lisa Thompson, profesora de la Universidad de Emory que estudia la contaminación del aire y el cambio climático y que no participó en la investigación, comentó que es uno de los primeros estudios que ha visto donde se aísla el efecto del cambio climático en la mortalidad. Observar los impactos a lo largo del tiempo y el espacio también hace que el estudio sea único, señaló.

Los investigadores se centraron en las muertes vinculadas a la exposición a partículas finas, o PM2.5, la principal preocupación relacionada con el humo de los incendios forestales.

Estas partículas pueden alojarse profundamente en los pulmones y provocar tos y ojos irritados con una exposición a corto plazo. Pero a largo plazo pueden empeorar problemas de salud existentes y provocar una serie de padecimientos crónicos y mortales. Los niños, las personas embarazadas, los ancianos y los trabajadores al aire libre son algunas de las personas más vulnerables. El Instituto de Efectos en la Salud estimó que el contaminante causó cuatro millones de muertes en todo el mundo.

Han surgido pruebas de que las partículas PM2.5 del humo de los incendios forestales son más tóxicas que otras fuentes de contaminación. Cuando dichos incendios se acercan a las ciudades, quemando automóviles y otros materiales que contienen tóxicos, el peligro aumenta.

Numerosos estudios han vinculado el cambio climático causado por el ser humano —provocado por la quema de carbón, petróleo y gas— con un aumento de los incendios en América del Norte. El calentamiento global incrementa la sequía, especialmente en el oeste, así como otros fenómenos meteorológicos extremos. Las condiciones más secas extraen humedad de las plantas, que actúan como combustible para los incendios. Cuando la vegetación seca y las estaciones se mezclan con temperaturas más altas, eso aumenta la frecuencia, extensión y severidad de los incendios forestales y el humo que emiten.

Hallazgos desalentadores, pero no sorprendentes, dice un académico

Jacob Bendix, profesor emérito de geografía y medio ambiente en la Universidad de Syracuse, dijo sentirse «desalentado», pero no sorprendido, por los hallazgos.

«Estas cifras son realmente importantes. Creo que las personas que están fuera de las áreas que realmente se están quemando tienden a ver el aumento de los incendios como un inconveniente distante… Este estudio subraya cuán amplios son los impactos», dijo Bendix en un correo electrónico. El académico no participó en el estudio.

Los autores del estudio se basaron en datos modelados y existentes para llegar a sus conclusiones. Primero, buscaron entender la magnitud del área quemada por incendios forestales atribuible al cambio climático. Hicieron eso analizando las condiciones climáticas reales —calor y lluvia, por ejemplo— cuando estallaron los incendios forestales, de 2006 a 2020, y compararon los datos con un escenario donde las mediciones meteorológicas serían diferentes sin el cambio climático.

A partir de ahí, calcularon los niveles de PM2.5 del humo de los incendios forestales vinculados al cambio climático utilizando el mismo enfoque. Por último, integrando la comprensión actual, basada en investigaciones publicadas, de cómo las partículas afectan la mortalidad, cuantificaron el número de muertes relacionadas con el PM2.5 de los incendios forestales y calcularon su impacto económico.

Este marco mostró que de 164 000 muertes relacionadas con la exposición a partículas PM2.5 derivadas de incendios forestales ocurridos de 2006 a 2020, el 10% eran atribuibles al cambio climático. Las mortalidades fueron de un 30% a un 50% más altas en algunos estados y condados del oeste de Estados Unidos.

Preguntas sobre las conclusiones del estudio

 

Marshall Burke, profesor de política ambiental global de la Universidad de Stanford, dijo que las pruebas que vinculan el cambio climático con las áreas quemadas eran «sólidas», pero los pasos posteriores eran más difíciles.

 

«Vincular el área quemada con el humo es más complicado porque nunca se sabe exactamente hacia dónde va a soplar el viento», comentó, y se preguntó cómo los cálculos de muertes se comparaban con los decesos vinculados a la contaminación del aire en general.

 

Aun así, su enfoque fue sensato y razonable, dijo Burke.

 

Patrick Brown, profesor de política climática y energética de la Universidad Johns Hopkins, dijo tener algunas preocupaciones sobre el estudio. Una era conceptual. El estudio reconoce el poder que tienen los factores no climáticos sobre los incendios forestales, pero no les da el peso adecuado, dijo en un correo electrónico.

 

Brown, quien no participó en el estudio, teme que los responsables de la toma de decisiones puedan concluir erróneamente que mitigar las emisiones de carbono que calientan el planeta es la única solución. «Sin embargo, en muchas regiones, la acción más inmediata para salvar vidas puede ser la creación de cortafuegos, quemas controladas, regulación de fuentes de ignición, campañas de salud pública, etcétera», comentó.

 

Las prácticas de manejo de tierras como las quemas controladas pueden reducir el combustible de los incendios forestales, dijo Nassikas. Pero, en última instancia, el estudio señala que el problema de las muertes por humo de incendios forestales no hará más que empeorar si no hay una reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.

 

«Parte del estudio es crear conciencia», afirmó. «Y luego, una vez que entendemos eso… ¿cuáles son las intervenciones que podemos implementar en un nivel personal, en un nivel comunitario y, obviamente, en un nivel más amplio en todo el país y en todo el mundo?».

07 mayo 2025 | Fuente: AP | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2025. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A. | Noticia

mayo 15, 2025 | wferrerentenza | Filed under: Cambio climático, Tiempo, clima y salud | Etiquetas: |

05Los niños de hoy, en especial los que viven en países de renta baja, vivirán un futuro «sin precedentes», en el que sufrirán las consecuencias desproporcionadas de un cambio climático que ninguna generación humana ha vivido antes.

En el mejor de los casos, si el mundo consigue limitar el calentamiento global a 1,5 °C para finales de siglo -compromiso fijado en el Acuerdo de París-, alrededor del 52% de los nacidos en 2020 (62 millones de personas) experimentarán una exposición sin precedentes a las olas de calor a lo largo de su vida.

Pero, si las emisiones elevan la temperatura mundial 2,7 °C por encima de los niveles preindustriales, unos 100 millones de los 120 millones de niños nacidos en 2020 (el 83% del total) vivirán unas condiciones climáticas nunca vistas, y si la temperatura supera los 3,5 °C serán el 92 %.

Estos niños serán víctimas de olas de calor, malas cosechas, inundaciones, ciclones tropicales, sequías e incendios forestales, consecuencias de un calentamiento atmosférico continuado que no hemos podido o querido frenar, según un estudio de la Universidad Vrije de Bruselas (VUB), Bélgica, y de la organización Save the Children, cuyos detalles se han publicado este miércoles en la revista Nature.

La diferencia entre rebasar los 1,5 °C o alcanzar los 2,7 °C es que rebajaría el número de afectados en 38 millones, personas que podrían salvarse de este desastre con solo reducir el uso de combustibles fósiles, según el estudio.

Los autores explican que las consecuencias del calentamiento global serán mortales para los niños y para su salud física y mental, porque dificultarán el acceso a los alimentos y al agua potable y obligará a cerrar las escuelas, todo ello, supondrá «vivir una vida sin precedentes».

Vivir una vida sin precedentes significa que, sin el cambio climático antropogénico, «uno tendría menos de una posibilidad entre 10 000 de experimentar tantos extremos climáticos a lo largo de su vida», apunta Luke Grant, científico en la VUB y del Environment and Climate Change Canada (ECCC) y autor principal del informe.

Combinando datos demográficos y proyecciones de modelos climáticos de extremos climáticos para cada lugar del planeta, los autores calcularon el porcentaje de cada generación nacida entre 1960 y 2020 que se enfrentará a una exposición sin precedentes de extremos climáticos.

Así, observaron que cuanto más joven es una persona, mayor es su probabilidad de sufrir las consecuencias del cambio climático.

Incluso si se consigue limitar el calentamiento global a 1,5 °C, el 52% de los niños nacidos en 2020 estarán expuestos a olas de calor sin precedentes, frente a sólo el 16% de los nacidos en 1960, advierte el informe.

«Estabilizando nuestro clima en torno a 1,5 °C por encima de las temperaturas preindustriales, aproximadamente la mitad de los jóvenes de hoy estarán expuestos a un número sin precedentes de olas de calor a lo largo de su vida. En un escenario de 3,5 °C, más del 90% sufrirá esa exposición a lo largo de su vida», advierte Grant.

Pero si el aumento de la temperatura global se limitase a 1,5ºC en lugar de alcanzar los 2,7 °C, 38 millones de niños evitarían verse expuestos a olas de calor sin precedentes, 8 millones evitarían la pérdida de cosechas, 5 millones evitarían inundaciones y ciclones tropicales, 2 millones evitarían la exposición a sequías y 1,5 millones la exposición a incendios forestales a lo largo de su vida, detalla el informe.

La injusticia social del cambio climático

El estudio también revela la injusticia social del cambio climático y sus repercusiones.

«Los niños más vulnerables experimentan la peor escalada de los extremos climáticos. Con recursos y opciones de adaptación limitados, se enfrentan a riesgos desproporcionados», lamenta Wim Thiery, catedrático de Ciencias del Clima de la VUB y autor principal del estudio.

«En todo el mundo, los niños se ven obligados a soportar el peso de una crisis de la que no son responsables. Calor peligroso que pone en peligro su salud y su aprendizaje; ciclones que azotan sus hogares y escuelas; sequías progresivas que marchitan las cosechas y reducen lo que hay en sus platos. En medio de este ritmo diario de desastres, los niños nos suplican que no nos desconectemos», denuncia la directora general de Save The Children International, Inger Ashing.

Esta investigación muestra que «aún hay esperanza»; pero «sólo si actuamos de forma urgente y ambiciosa para limitar rápidamente el calentamiento de las temperaturas a 1,5 °C, y situar realmente a los niños en el centro de nuestra respuesta al cambio climático», advierte Ashing.

«Con unas emisiones globales que no dejan de aumentar y el planeta a solo 0,2 °C del umbral de los 1,5 °C, los líderes mundiales deben dar un paso adelante para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y disminuir la carga climática sobre los jóvenes de hoy», zanja Thiery.

07 mayo 2025 | Fuente: EFE | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2025. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A. | Noticia

mayo 14, 2025 | wferrerentenza | Filed under: Cambio climático, Tiempo, clima y salud | Etiquetas: |

incendiosExperimentar catástrofes relacionadas con el clima está asociado con un deterioro acumulativo de la salud mental, según un estudio australiano con datos de 5 000 personas que constata que los efectos se agravan con los sucesivos eventos.

Los detalles se publican en la revista The Lancet Public Health, en un artículo en el que los autores subrayan la urgencia de considerar estas exposiciones múltiples a desastres en los servicios de salud pública y bienestar social.

El trabajo se basa en datos longitudinales entre 2009 y 2019 de 5 000 personas que sufrieron daños en su vivienda después de al menos una catástrofe (inundación, incendio forestal o ciclón), a las que se realizó un seguimiento desde los años previos al desastre hasta los posteriores a cada exposición.

Según los autores, adscritos entre otros a la Universidad de Melbourne, experimentar sucesivas catástrofes relacionadas con el clima se asocia a una mayor gravedad del deterioro de la salud mental.

Así, la recuperación a la situación inicial previa al desastre se retrasó más con las repetidas exposiciones. Se observaron mayores deterioros en la salud mental cuando los desastres ocurrieron más cerca de la exposición previa (con una diferencia de uno a dos años) que cuando se produjeron más lejos (con tres o más años de diferencia).

Asimismo, se descubrió que las mujeres, los individuos más jóvenes, las poblaciones indígenas y los habitantes de zonas rurales tenían más probabilidades de experimentar un deterioro de la salud mental después de desastres repetidos.

También que las personas con enfermedades, deficiencias o discapacidades de larga duración, aquellas con escaso apoyo social, así como los propietarios de viviendas con hipotecas y los inquilinos, experimentaron un mayor deterioro de la salud mental entre la primera y las siguientes catástrofes.

Los autores admiten que la investigación tiene algunas limitaciones. Por ejemplo, la medida de exposición al desastre se basó en los daños a las viviendas causados ​​por un desastre reportados por los propios participantes.

Además, el modesto tamaño de la muestra para tres desastres (o más) introduce incertidumbre y limita la capacidad para extraer inferencias sólidas sobre el efecto.

No obstante, defienden sus conclusiones y afirman que los hallazgos ponen de relieve los efectos acumulativos en la salud mental de la exposición a múltiples catástrofes relacionadas con el clima, lo que debe tenerse en cuenta y abordarse urgentemente en los servicios de salud pública.

Los investigadores afirman que por primera vez han demostrado estadísticamente que la acumulación de dos o tres catástrofes naturales, especialmente entre personas vulnerables, provoca con más frecuencia trastorno de estrés postraumático, ansiedad y depresión que la ocurrencia de una sola catástrofe o ninguna, explica el psiquiatra Paul Valent.

Con el cambio climático produciendo más catástrofes naturales, advierten de que la salud mental de la población empeorará. «Su lógica, respaldada por abundantes estadísticas, parece inatacable», señala el investigador que no participa en el estudio.

Sin embargo, este se limita a «un pequeño puñado» de síntomas medibles que -dicen- representan la salud mental, describe Valent, presidente jubilado de la Sociedad para estudios sobre el estrés traumático de Australasia, en declaraciones recogidas por la plataforma de recursos científicos Science Media Centre.

«Este supuesto es cuestionable». Los síntomas no incluyen una amplia gama de otros síntomas psicológicos como el duelo, la ira, la culpa, la vergüenza e injusticia. Y no dicen nada de las consecuencias psicosomáticas de las catástrofes, como infartos de miocardio, accidentes cerebrovasculares y una gran variedad de síntomas físicos.

30 abril 2025 | Fuente: EFE | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2025. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A. | Noticia

mayo 6, 2025 | Carlos Alberto Santamaría González | Filed under: Cambio climático, Medicina de desastres, Psicología, Tiempo, clima y salud, Trastornos mentales | Etiquetas: , |

Imagen: Archivo.La resistencia a los antimicrobianos es una de las mayores amenazas de salud pública mundial; en 2021 causó 1,4 millones de muertes -especialmente en los países de ingresos medios y bajos- y se espera que en 2050 sean dos millones.

Un nuevo estudio liderado por científicos de la Universidad Sun Yat-sen de Guangzhou (China) y publicado en Nature Medicine vaticina que, si las cosas no cambian, la carga mundial de estas resistencias crecerá un 2,4 % antes de mitad de siglo.

La resistencia a los antimicrobianos surge cuando las bacterias, virus, hongos y parásitos mutan y se hacen inmunes a los medicamentos, eso dificulta el tratamiento de las infecciones, aumenta el riesgo de propagación de enfermedades y favorece la aparición de formas de enfermedad más graves.

Por todo ello, sin antimicrobianos eficaces, la salud global queda comprometida en situaciones tan esenciales como las cirugías o los tratamientos de quimioterapia contra el cáncer, por ejemplo.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), abordar este problema global requiere medidas multisectoriales urgentes, como reducir el uso indebido de los antibióticos, o medidas de control contra las infecciones como fomentar el acceso a agua limpia y saneamiento.

Pero el cambio climático y el incumplimiento de las estrategias de desarrollo sostenible están acelerando este problema de salud global.

AUMENTAR LAS ESTRATEGIAS

Los líderes mundiales de la 79ª Asamblea General de las Naciones Unidas emitieron una declaración comprometiéndose a reducir los 4,95 millones de muertes humanas relacionadas con la resistencia bacteriana en el mundo en un 10 % para 2030.

Sin embargo, gran parte de la estrategia se ha centrado en corregir el uso excesivo de antibióticos, dejando de lado otras cuestiones relacionadas con el cambio climático y las condiciones socioeconómicas.

El equipo, liderado por Lianping Yang, de la Universidad Sun Yat-sen, quiso evaluar el impacto de los factores socioeconómicos y ambientales de la resistencia bacteriana y, para ello, analizaron 4 502 registros que abarcaban 32 millones de aislados de seis patógenos bacterianos claves resistentes a los antimicrobianos, obtenidos de 101 países entre 1999 y 2022.

Utilizando modelos de previsión, los autores investigaron cómo influirían los factores socioeconómicos y medioambientales y las políticas en las tendencias mundiales de la resistencia a los antimicrobianos.

Sus conclusiones apuntan a que, en el peor de los escenarios de adaptación al cambio climático, en el que las temperaturas mundiales aumentarían entre 4 y 5 °C a finales de siglo, la resistencia a los antimicrobianos podría aumentar un 2,4 % de aquí a 2050, en comparación con el escenario de bajas emisiones.

La cifra oscila entre el 0,9 % en los países de renta alta y el 4,1 % y el 3,3 % en los de renta media-baja y baja, respectivamente.

Los científicos también descubrieron que los esfuerzos de desarrollo sostenible, como la reducción de los gastos sanitarios directos, la ampliación de la cobertura de inmunización, el aumento de las inversiones sanitarias y la garantía del acceso universal a los servicios de agua, saneamiento e higiene, podrían reducir la prevalencia futura de la resistencia a los antimicrobianos en un 5,1 %.

Esto superaría el efecto de la reducción del consumo de antimicrobianos, que, según las proyecciones, disminuiría la prevalencia de las resistencias en un 2,1 %.

A la vista de estos datos, los autores hacen un llamamiento a la acción urgente para abordar factores socioeconómicos y ambientales más amplios más allá de la simple reducción del uso de antibióticos para mitigar este grave problema.

29 abril 2025 | Fuente: EFE | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2025. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A. | Noticia

Imagen: Archivo.

Imagen: Archivo.

Un diagnóstico personalizado y la aplicación de técnicas diagnósticas objetivas podría beneficiar a más del 60% de los pacientes asmáticos, según el Manual de Procedimientos en Asma de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), en colaboración con AstraZeneca.

Este documento pretende evolucionar el enfoque tradicional, centrado en el control de síntomas de asma. Por ello, el manual aboga por un cambio de paradigma. «El futuro del asma pasa por adaptar el tratamiento al fenotipo específico de cada paciente. Para ello es fundamental conocer en detalle todas las pruebas diagnósticas necesarias para lograr un diagnóstico objetivo y preciso», indica el presidente del Comité de Asma de la SEAIC, Juan Carlos Miralles.

Fruto de la colaboración entre especialistas en alergología y neumología y coordinado por la doctora Mar Fernández, junto con las doctoras Marta Frías, Mar Gandolfo y María Victoria García-Gallardo, este documento es la primera herramienta que sistematiza integralmente las pruebas y protocolos diagnósticos más avanzados en asma.

Su contenido, distribuido en 12 capítulos, abarca desde pruebas funcionales respiratorias -espirometría, pletismografía y oscilometría- hasta técnicas de vanguardia como la medición de la fracción exhalada de óxido nítrico (FeNO), esputo inducido, pruebas de hiperreactividad bronquial (tanto inespecífica como específica) y broncoscopia.

El manual también subraya la importancia de que el asma sea diagnosticada y tratada dentro de unidades multidisciplinares. En este sentido, incluye un capítulo específico sobre broncoscopia en el asma, elaborado por el neumólogo Borja Cosío, que refleja la necesaria colaboración entre especialidades en el abordaje de los casos más complejos.

Asimismo, incluye protocolos para la valoración de la comorbilidad más importante: la rinitis, complementado por un capítulo dedicado al funcionalismo nasal. «La medicina de precisión nos obliga a ir más allá del control de síntomas. Con este manual, aspiramos a que cada especialista adapte el tratamiento al perfil específico del paciente, modificando el curso natural de la enfermedad», comenta la coordinadora del Grupo de Procedimientos en Asma de la SEAIC, Mar Fernández .

Asimismo, el manual resalta la importancia del personal de enfermería en la correcta implementación de estas técnicas diagnósticas. «La creación y acreditación de unidades de asma grave, dirigidas y gestionadas por estos profesionales junto con especialistas en alergología, se presentan como elementos esenciales para asegurar una atención de calidad y consolidar la excelencia asistencial en el manejo de la patología», destacan desde la SEAIC.

22 abril 2025 | Fuente: Europa Press | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2025. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A. | Noticia

mayo 3, 2025 | wferrerentenza | Filed under: Asma, Cambio climático | Etiquetas: |

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