jul
27
El objetivo es poner en marcha una estrategia de salud pública para prevenir la deficiencia de esta vitamina a través de los alimentos y de la exposición solar.
El proyecto de investigación ‘ODIN’, financiado por la Unión Europea, liderado por la Universidad de CorK, Irlanda, y en el que participan expertos de la Universidad Politécnica de Madrid, está analizando diferentes soluciones para el déficit de vitamina D en la población europea, carencia que afecta al 80% de los adolescentes.
La vitamina D es necesaria para un adecuado crecimiento y desarrollo, ya que participa en la formación de los huesos y juega un importante papel en la prevención de la osteoporosis y la contracción muscular, así como en la regulación del sistema inmunológico. También interviene a nivel neurológico en la regulación del estrés y la depresión, y se relaciona con la prevención de cáncer, diabetes y enfermedades cardiovasculares.
No obstante, diversos estudios han puesto de manifiesto un déficit de vitamina D en amplios grupos de población. En concreto, en el marco del proyecto europeo ‘HELENA’, investigadoras de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), la catedrática Marcela González-Gross y la doctora Jara Valtueña Santamaría, encontraron una deficiencia de esta vitamina en torno a un 80 % entre los adolescentes europeos, incluidos los españoles
La vitamina D está presente en la leche, los pescados azules (como la sardina, el atún o el salmón) y los huevos. La otra fuente de vitamina D, y de gran importancia, es la síntesis a nivel de la piel gracias a la luz solar. Este proceso es mayor en pieles claras, ya que en las oscuras la melanina interfiere y reduce la síntesis de la vitamina, por lo que las horas y cantidad de exposición al sol, así como la latitud del país (en algunos escasea la luz solar), influirán en las concentraciones sanguíneas de la misma.
Además, los actuales movimientos de población hacen que individuos de pieles oscuras, acostumbrados a la luz del sol, migren a un país del norte de Europa con menos horas de luz solar, viéndose afectada su síntesis de vitamina D. Su carencia en la población puede contribuir a un inadecuado desarrollo corporal, además de estar relacionada con la aparición de enfermedades crónicas degenerativas a largo plazo.
Estrategia eficaz de salud pública
Ante estos datos, y dadas las lagunas en torno a esta vitamina, se ha emprendido el proyecto ‘ODIN’, cuyo objetivo es poner en marcha una estrategia de salud pública para prevenir la deficiencia de vitamina D y mejorar la nutrición y el bienestar de la población a través de los alimentos y de la exposición solar. A su vez, se revisarán las recomendaciones actuales de ingesta de vitamina D en los diferentes grupos de población: mujeres embarazadas, niños y adolescentes, e inmigrantes.
Los primeros resultados, todavía no disponibles, proporcionarán una descripción de la prevalencia de la deficiencia actual de vitamina D en Europa por grupos de población, y permitirán estimar la contribución del sol y la nutrición a esta deficiencia.
Se llevará a cabo un exhaustivo metanálisis, teniendo en cuenta la valoración clínica y la genética, para analizar las relaciones entre la vitamina D y la salud, incluyendo efectos beneficiosos y adversos, en la etapa perinatal, sobre el crecimiento óseo y composición corporal, las alergias en los niños y las enfermedades crónicas degenerativas como la cardiovascular y su relación con la mortalidad en adultos.
Con ello, se aportarán soluciones innovadoras para aumentar la cantidad de vitamina D presente en algunos alimentos, con la fortificación de carnes, pescados, huevos, setas y hongos, tras probarse su eficacia y seguridad, para ser utilizados especialmente en los grupos más vulnerables.
Las investigadoras de la UPM llevan año y medio trabajando en el proyecto y colaboran estrechamente con expertos de la Universidad de Atenas, Grecia, en el análisis de la situación en los países mediterráneos para aportar soluciones que ayuden a optimizar los niveles de vitamina D en la población.