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El Instituto de Investigación Sanitaria La Fe (IIS La Fe) de Valencia ha identificado una bacteria desconocida hasta el momento, que se aisló en 2014 en las muestras de un paciente inmunodeprimido y se ha identificado como una nueva especie dentro del género Starkeya.
Denominada Starkeya nomas sp. nov., se trata de un patógeno oportunista que no se había descrito en humanos y que abre una nueva puerta a la investigación en el campo de la microbiología, subrayan desde la institución académica en un comunicado.
Este tipo de bacterias son microorganismos que normalmente no causan enfermedad en un huésped sano con un sistema inmunológico funcional, pero pueden causar infecciones y enfermedades cuando el sistema inmunológico del huésped está comprometido o debilitado.
La investigación, publicada en la revista International Journal of Systematic and Evolutionary Microbiology, ha sido liderada por el doctor José Miguel Sahuquillo, quien ha explicado que inicialmente identificaron este patógeno aislado con el género Starkeya, pero con las características observables y el análisis genético, «concluimos que estábamos ante una nueva especie».
La nueva bacteria es de tipo ambiental, tiene bacilos pequeños aerobios, no formadores de esporas y no móviles, que se tiñen de Gram negativo y forman colonias mucosas y blanquecinas translúcidas cuando se incuban a 20-36 °C, según las fuentes.
Investigación sobre patógenos desconocidos
El equipo investigador observó que la nueva bacteria tenía un rango de temperatura de crecimiento estrecho, es decir, que crecía en un intervalo de temperaturas limitado, como si se hubiera adaptado a vivir en el cuerpo humano.
Sospecharon que el puerto de entrada pudo ser un catéter Hickman, un tipo de sonda utilizada para proporcionar acceso venoso central a largo plazo, ya que la cepa se aisló de cultivos de sangre extraídos del catéter.
«Nuestros datos apuntan a una bacteria de vida libre que, de manera oportunista, infectó a un ser humano, y nos alerta sobre la aparición de nuevos patógenos que aún no conocemos», ha explicado el doctor Sahuquillo.
Las bacterias de este género no se han descrito previamente como patógenos humanos, por lo tanto, se desconoce su significado clínico, virulencia o susceptibilidad antimicrobiana. Por ello, el equipo defiende que la investigación debe continuar para averiguar su grado de virulencia y conocer su relevancia clínica.
Este nuevo hallazgo plantea y cuestiona el posible descubrimiento de nuevos patógenos oportunistas desconocidos y resalta la importancia de seguir explorando la microbiología.
Además, muestra la importancia de estas colaboraciones interdisciplinares y el constante interés por explorar en el campo de la microbiología.
El trabajo es fruto de una investigación de varios años en la que junto, al Servicio de Microbiología del Hospital La Fe y la Plataforma de Biología Celular del IIS La Fe, han colaborado investigadores del este centro y el servicio de Genómica de Fisabio.
11 julio 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
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La peste ya causó un colapso demográfico en Europa en la Edad de Piedra, mucho antes de los principales brotes de la Edad Media, según muestra una nueva investigación publicada en la revista Nature.
En la Europa del siglo XIV, la peste asoló la población durante la llamada «Peste Negra», cobrándose la vida de casi un tercio de la población.
Pero la peste llegó a Escandinavia varios miles de años antes y, a pesar de varias teorías que sugieren lo contrario, la peste podría haber causado una epidemia, según una nueva investigación de la Universidad de Copenhague.
En colaboración con investigadores de la Universidad de Gotemburgo en Suecia, investigadores del Instituto Globe han analizado el ADN de dientes y huesos antiguos de 108 personas que murieron hace 5 000 años.
«Los análisis muestran que 18 de estos individuos, el 17 %, estaban infectados con la peste cuando murieron. Además, nuestros resultados sugieren que la cepa de peste más joven que identificamos podría haber tenido potencial epidémico», dice el investigador postdoctoral Frederik Seersholm, quien dirigió el análisis de ADN.
DECLIVE NEOLÍTICO
Esto significa que la peste en ese momento puede haber sido un factor que contribuyó al colapso demográfico al final del Neolítico, conocido como el declive neolítico. Esta caída demográfica provocó que gran parte de la población agrícola en Escandinavia y el noroeste de Europa desapareciera en solo unos pocos siglos, hace 5 000 años.
«Todavía no podemos demostrar que esto fue exactamente lo que sucedió. Pero el hecho de que ahora podamos demostrar que podría haber sucedido de esta manera es significativo. La causa de este declive demográfico, que conocemos desde hace mucho tiempo, siempre ha sido tema de debate», dice Seersholm.
El material arqueológico analizado proviene principalmente de tumbas de corredor en Suecia, pero uno de los individuos es de una cista de piedra en Stevns, Dinamarca.
Los análisis se realizaron utilizando un método llamado «secuenciación profunda de escopeta», que permite a los investigadores extraer información muy detallada del material arqueológico, aunque el ADN antiguo suele estar muy dañado o degradado. Los investigadores examinaron el ADN de material dentario y óseo del período neolítico, estudiando tanto las relaciones familiares como las enfermedades en los individuos.
«Hemos podido realizar un mapeo completo de los linajes de la peste y una descripción detallada de otros microbios en los datos de ADN. Al mismo tiempo, a través de estos análisis, hemos podido observar el ADN humano desde una perspectiva amplia hasta una local, y hasta el nivel individual, obteniendo una imagen de la organización social que existía en ese entonces», dice el profesor asociado Martin Sikora en el Globe Institute, quien también está detrás del estudio.
El hallazgo de que el 17% de los individuos cuyo ADN se analizó tenían peste, indica que la peste era común en Escandinavia durante la Edad de Piedra tardía.
En una de las familias analizadas, se observaron al menos tres brotes de peste a lo largo de las seis generaciones de la familia que los investigadores han podido mapear.
«La cuestión de las posibles relaciones de parentesco entre individuos cuyos huesos y dientes se han encontrado en tumbas megalíticas ha sido debatida durante al menos 200 años. Ha habido muchas teorías y especulaciones, pero ahora, gracias al ADN, tenemos datos», dice Karl-Göran Sjögren, profesor asociado de Arqueología en la Universidad de Gotemburgo, que también participó en el nuevo estudio.
Seersholm cree que los nuevos resultados descartan las teorías anteriores que sugerían que la disminución de la población no pudo haber sido causada por la peste.
«En relación con la disminución de la población a finales del Neolítico, se han sugerido tanto guerras como brotes de enfermedades infecciosas, incluida la peste. Ha habido varias teorías relacionadas con la peste, y una de ellas sugería que la peste no pudo haber causado una epidemia, pero esa suposición ya no se sostiene», dice Seersholm.
11 julio 2024|Fuente: Europa Press |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
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Investigadores del Sistema Sanitario Público de Andalucía han constatado que un fármaco antipsicótico, el aripiprazol, podría reducir la mortalidad asociada a la covid.
Científicos de distintas instituciones vinculadas a la sanidad pública como la Plataforma de Medicina Computacional de la Fundación Progreso y Salud o el Instituto de Biomedicina de Sevilla han estudiado la incidencia de fármacos antipsicóticos en casi 16 000 pacientes con covid-19, ha informado este miércoles la Consejería de Salud.
El objetivo era saber si los antipsicóticos podrían tener alguna incidencia, tanto positiva como negativa, en los cuadros clínicos mortales que provoca esta enfermedad, ha explicado Joaquín Dopazo, director de la Plataforma de Medicina Computacional.
Repositorio clínico
Para este estudio, los investigadores han recurrido a la Base de Población Sanitaria (BPS) del Sistema Sanitario Público de Andalucía, un extenso recurso de historia clínica electrónica puesto en marcha en 2001.
Con más de 15 millones de usuarios, esta base representa uno de los repositorios de datos clínicos más extensos del mundo y constituye un recurso «excepcional» para estudios de generación de evidencia del mundo real.
Este tipo de estudios se basan en explotar los denominados datos del mundo real, todos aquellos referidos a la salud de los pacientes y la prestación de servicios sanitarios que se recopilan de forma rutinaria y desde distintas fuentes de información, como las historias clínicas electrónicas, los registros de medicamentos o la información de salud procedente de dispositivos móviles, entre otras.
La Plataforma de Medicina Computacional de la Fundación Progreso y Salud cuenta con una infraestructura específica para estudios de investigación clínica con datos médicos de forma segura y ética, que recientemente ha recibido el premio Novartis-IESE a la excelencia operativa en gestión sanitaria.
Esta infraestructura dota a la sanidad pública andaluza de los medios adecuados para gestionar, interpretar y generar evidencia del mundo real a partir de sus datos del mundo real y se ha adelantado al Espacio Europeo de Datos Sanitarios dos años, ha destacado la Junta.
Esto supone un impulso transformador para que el sistema sanitario pase de ser un mero almacén de datos clínicos pasivo a un generador de conocimiento biomédico de rápida aplicación.
10 julio 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
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El virus del Nilo Occidental ha reaparecido este verano en Andalucía con dos casos registrados en la localidad sevillana de Dos Hermanas, uno de ellos mortal, una mujer de 72 años con patologías previas graves.
Estas son algunas claves de la enfermedad.
El virus del Nilo es una enfermedad transmitida fundamentalmente por la picadura de mosquitos que transcurre en el 80 % de los casos sin síntomas, mientras que el otro 20 % de los afectados desarrolla una enfermedad viral grave, según la Organización Mundial de la Salud.
Leve en humanos, la fiebre del Nilo Occidental se caracteriza por síntomas parecidos a la gripe: fiebre, dolor de cabeza y en las articulaciones, vómitos, erupción cutánea e inflamación de los ganglios linfáticos; síntomas que duran entre 3 y 6 días, y luego desaparecen sin mayores consecuencias.
Sin embargo, aproximadamente una de cada 150 personas infectadas desarrolla la enfermedad en su expresión más grave, lo que da lugar a encefalitis o meningitis (inflamación del cerebro o los tejidos circundantes), que pueden llevar a daño cerebral y a la muerte.
Dolor de cabeza, fiebre elevada, rigidez de nuca, desorientación, coma, convulsiones, debilidad muscular y parálisis, son algunos de los síntomas de la afección grave.
Las personas con mayor riesgo de sufrir la versión agresiva de la enfermedad son los mayores de 50 años y quienes hayan padecido enfermedades severas.
El periodo de incubación del virus dura entre 3 y 14 días; y su máxima incidencia se registra a finales de agosto y principios de septiembre. Posteriormente, el riesgo disminuye a medida que el clima se vuelve más frío y los mosquitos comienzan a desaparecer.
Perteneciente al género de los flavivirus, el virus del Nilo Occidental tiene su principal reservorio en las aves, por lo que se disemina cuando un mosquito -generalmente del género culex- pica a un ave infectada y luego lo inocula a una persona.
Tanto el ser humano como el caballo son hospederos finales, es decir que se infectan pero no propagan la infección.
En casos excepcionales la enfermedad puede transmitirse por transfusiones y trasplantes, pero no por contacto directo.
No existe una vacuna para las personas (sí la hay para la afección equina), por lo que la mejor forma de prevención es evitar las picaduras de los mosquitos, para lo que se recomienda protegerse, utilizar repelentes y eliminar recipientes con agua estancada para evitar que los mosquitos se reproduzcan.
El virus del Nilo Occidental se encuentra presente en África, partes de Europa, Oriente Medio, Asia occidental, América y Australia.
Se aisló por primera vez en 1937 en Uganda, concretamente en una mujer del distrito del Nilo Occidental (del que toma el nombre) y en 1953 se identificó en aves del delta del Nilo.
En la década de los 90 resurgió a consecuencia de la sequía en África, de donde pasó a Estados Unidos en 1999, año en que se detectaron los primeros casos en Nueva York.
Desde entonces el virus es endémico en EE.UU., donde cada año se registran casos.
Los peores brotes, hasta el momento, se produjeron en 2002, con 4 156 casos y 284 muertos, y 2003, año en que se registraron 9 862 casos y 264 muertes, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés) de Estados Unidos.
En Europa, Grecia registró 306 casos de infección en 2018, de los que fallecieron 41 personas, todos mayores de 63 años.
Ese mismo año, Rumanía contabilizó sus primeros tres casos, y en España fue entonces cuando ya se identificó, por primera vez, la presencia del mosquito de origen asiático Aedes japonicus, capaz de transmitir, entre otras enfermedades, el virus del Nilo Occidental.
Precisamente en España, la fiebre del Nilo se cobró en 2020 siete víctimas mortales (cuatro en Sevilla y tres en Cádiz), en el mayor brote registrado en Andalucía hasta esa fecha, en el que se notificaron 76 casos (40 confirmados y 36 probables).
10 julio 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
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En una «biofábrica» de mosquitos en Medellín algunos escapan de sus «jaulas» y pican a los visitantes. Aunque idénticos a los insectos atigrados que transmiten el dengue, son inofensivos y hacen parte de un ambicioso experimento en Colombia para combatir la enfermedad.
El biólogo Nelson Grisales se pasea junto a su hija de dos años por el laboratorio que dirige en la segunda ciudad del país.
Desde hace casi una década el World Mosquito Program (WMP) ha venido reemplazando a la población local de mosquitos Aedes aegypti por insectos de la misma especie «modificados biológicamente» para evitar la transmisión del dengue, que ha causado al menos 4 500 en lo corrido del año en América Latina.
«Estamos usando vida para preservar la vida», dice a la AFP Grisales.
Gracias a una bacteria y sin alterar el ADN de los insectos, han logrado resultados prometedores: la incidencia del dengue en el departamento de Antioquia (noroeste) se ha reducido en un 95 % frente a la década anterior, según autoridades sanitarias de esta región de 4,4 millones de habitantes.
Una victoria pese a la campaña de desinformación que padecen en redes sociales, según la cual Bill Gates- uno de sus financiadores- usa estos mosquitos para fines oscuros.
Bacteria vs. virus
Aunque en apariencia peligrosos los mosquitos criados en el laboratorio no contagian el dengue, una enfermedad endémica de zonas tropicales que provoca fiebres, dolores de cabeza, vómitos, dolor muscular y, en los casos más graves, hemorragias fatales.
A diferencia de sus pares silvestres, contienen la bacteria Wolbachia, que «genera una barrera e impide la transmisión del dengue», explica Beatriz Giraldo, otra de las biólogas de WMP.
El descubrimiento lo hizo Scott O’Neill, un científico australiano abanderado de la lucha contra esta enfermedad desde principios de los años noventa. En sus investigaciones encontró esta bacteria presente en la mitad de las especies de insectos, pero no en el Aedes aegypti, también conocido como mosquito tigre por las franjas blancas en su cuerpo.
O’Neill intuyó que al infectarlo con Wolbachia lograría detener la transmisión de dengue.
«De la mosquita de la fruta extrajeron la Wolbachia y la inyectaron en millones de huevos de Aedes aegypti hasta que lograron establecer una colonia que durante muchas generaciones pudiera reproducirse con Wolbachia«, detalla Grisales.
Problema creciente
La evidencia respalda a los mosquitos modificados, que nacen en «jaulas» hechas con mallas plásticas y son transportados en frascos hasta zonas castigadas por el dengue. Allí se cruzan con mosquitos silvestres y van reemplazando a la población local gradualmente a medida que se reproducen.
Los primeros insectos del WMP en Colombia fueron liberados en 2015 en el municipio de Bello, ubicado en el área metropolitana de Medellín. La incidencia del dengue pasó de 144,7 casos anuales por cada 100 000 habitantes antes del experimento, a 6,4 casos anuales por cada 100 000 habitantes a partir de 2021.
Antes de Medellín la hazaña se había hecho en Jakarta, Indonesia y en Niteroy, Brasil, con resultados igualmente satisfactorios. La iniciativa también se está implementando en la ciudad colombiana de Cali y pronto en El Salvador.
«Todo esto se va acelerando a medida que se nos va acelerando el problema del dengue», resume Grisales.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) advirtió este año que América Latina y el Caribe vivirán su «peor temporada de dengue» con unos 9,3 millones de casos y al menos 4 500 muertes entre enero y junio.
La combinación del fenómeno El Niño y el cambio climático favorecen la propagación de este mosquito de tierras cálidas que se reproduce en el agua.
La agencia sanitaria de la Unión Europea ha alertado que los casos de dengue también aumentan en Europa por cuenta de las altas temperaturas.
Desinformación
El laboratorio ha sido blanco de teorías de conspiración asociadas a la imagen de Bill Gates.
En septiembre del año pasado un puñado de personas llegó hasta la sede del laboratorio para protestar contra el fundador del gigante estadounidense Microsoft.
La convocatoria surgió en redes sociales, donde se encuentran docenas de publicaciones acusando al WMP de propagar «fiebre amarilla» o «paludismo».
Dicen «por ejemplo que los mosquitos que estamos liberando tienen chips para control mental por parte de Bill Gates», detalla Grisales.
Por el momento, el proyecto funciona como una iniciativa particular autorizada por los gobiernos locales, pero Grisales espera que pronto sea considerada como una «política pública».
En la Comuna 18 de Cali, donde vuelan los mosquitos con wolbachia desde 2019, «a muchas personas no les gustó el primer impacto de hacer liberación de zancudos», explica la residente Albency Orozco.
«Pero a medida que se hace el seguimiento y la explicación adecuada ellos lo aceptaron», asegura.
10 julio 2024|Fuente: AFP |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
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Un equipo de científicos españoles ha identificado un conjunto de microproteínas que solo se producen en los tumores de hígado y que son claramente identificables para el sistema inmunitario, lo que los convierte en una diana perfecta para desarrollar vacunas contra el cáncer.
Los detalles del estudio, liderado por el Instituto de Investigación Hospital del Mar, con la Universidad Cima de Navarra (CIMA) y la Universidad Pompeu Fabra, se han publicado en la revista Science Advances.
En una primera fase del estudio, basada en técnicas bioinformáticas de última generación, el equipo identificó este conjunto de microproteínas a partir de las muestras de 117 pacientes con cáncer de hígado.
«Teníamos tejido del tumor pero también del tejido adyacente sano y por eso hemos identificado con mucha precisión estas microproteínas que solo están en el tumor y no aparecen ni en el tejido sano del mismo paciente ni en el hígado o en otros tejidos», explica a EFE Mar Albà, investigadora ICREA en el Instituto de Investigación Hospital del Mar y autora del estudio.
Estas microproteínas representan una diana perfecta para el desarrollo de vacunas contra el cáncer porque al expresarse solo en tumores y no en los tejidos sanos, permiten diseñar vacunas que activen las defensas del sistema inmunitario para atacar específicamente a las células que contienen estas proteínas y que solo están en el tumor.
Para confirmar estos hallazgos en el laboratorio, el equipo estudió la respuesta inmune a la vacuna en ratones y confirmó que el sistema inmunitario de estos animales podía ver a estas microproteínas, lo que hace pensar que «tienen potencial para desarrollar vacunas», subraya Albà.
Vacunas contra el cáncer
El desarrollo de vacunas contra el cáncer se basa en la capacidad del sistema inmunitario para reconocer moléculas extrañas que no forman parte del organismo pero algunos cánceres, como el de hígado, son muy difíciles de detectar.
Por eso, para este tipo de cáncer, el hallazgo de estas microproteínas supone una alternativa muy alentadora.
«Este estudio demuestra que hay un número importante de microproteínas que se expresan exclusivamente en las células tumorales y que podrían servir para desarrollar nuevos tratamientos», sostiene Marta Espinosa Camarena, del Instituto de Investigación Hospital del Mar y coautora del estudio.
«Hemos visto que algunas de estas microproteínas pueden estimular el sistema inmune, generando potencialmente una respuesta contra las células cancerosas. Esta respuesta se puede potenciar con vacunas, similares a las del coronavirus, pero produciendo estas microproteínas. Estas vacunas podrían detener o reducir el crecimiento tumoral», dice Puri Fortes, científica del CIMA y del CIBERehd.
Además, a diferencia de otros tipos de vacunas basadas en mutaciones específicas de cada paciente, este tratamiento podría utilizarse en múltiples personas, ya que la misma microproteína se expresa en varios pacientes.
Y aunque la investigación para la aplicación de las vacunas todavía no ha comenzado, los investigadores creen que su administración podría ser relativamente sencilla. «Ese es nuestro objetivo», defienden los autores.
Antes, el equipo probará combinaciones de estas microproteínas en ratones para ver cómo responde el sistema inmunitario de los ratones y ver cómo funciona como vacuna y, si todo va bien, el siguiente paso sería probarlo en células humanas para ver si los linfocitos se activan.
Un estudio de gran calidad
En opinión de Ramón Salazar, jefe del Servicio de Oncología Médica del Instituto Catalán de Oncología en l’Hospitalet (ICO), este estudio «de gran calidad», combina «todas las tecnologías de última generación para validar un nuevo concepto que puede ser clínicamente muy relevante».
«Lo más relevante es la validación de que existen zonas del genoma de estas células cancerosas que se creían silentes pero que en realidad codifican para microproteínas, así como el descubrimiento de que estas proteínas son específicas del tumor y que pueden estimular una respuesta inmunitaria», explica en declaraciones al Science Media Centre España (SMC España).
«Por tanto, pueden ser aprovechadas para la fabricación de vacunas genéricas de manera masiva, sin necesidad de individualizar para cada paciente, lo que podría significar un gran avance», puntualiza.
En cuanto a las posibles limitaciones del estudio, apunta que todavía no hay experiencia clínica y que, aunque el concepto es «muy atractivo», uno de los problemas del carcinoma hepatocelular y de otros tumores es que «les falla el sistema de presentación de las proteínas al sistema inmunitario, que es necesario para que las vacunas sean eficaces»
10 julio 2024|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia