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En los últimos 16 años, el autismo ha llegado a triplicar su incidencia, lo que plantea un colosal reto y muchos interrogantes a la comunidad científica. Se estima que, actualmente, alrededor de uno de cada cien niños recibe un diagnóstico de trastorno del espectro autista (TEA), con una prevalencia cuatro veces mayor en los varones que en las niñas.
El TEA engloba distintas variantes de la enfermedad. Algunos afectados presentan desafíos intelectuales y de comunicación tan pronunciados que requieren cuidados de por vida, mientras que otros muestran síntomas más sutiles.
En cualquier caso, y aunque pueden asomar a lo largo de toda la vida, los primeros indicios de autismo suelen emerger en los primeros dos años de vida. A menudo coexiste con otros trastornos neurológicos o psiquiátricos, como la hiperactividad y el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).
Una amalgama de desencadenantes Y si complejas son las manifestaciones del autismo, aún lo son más sus potenciales causas. Se cree que están relacionadas con una interacción de múltiples factores, incluyendo mutaciones genéticas, componentes biológicos y factores ambientales. A pesar de esto, en las últimas décadas han surgido teorías especulativas que carecen de evidencia científica sólida.
Lo que los estudios sí han demostrado es que hay un componente hereditario, con un peso que puede oscilar entre el 40 % y el 90 %. Se han identificado más de cien genes y regiones genómicas asociadas con el TEA, aunque no hay un solo gen común a todas las personas que lo sufren.
A pesar de estos avances en la comprensión de la enfermedad, es importante destacar que solo alrededor de un tercio de los casos se pueden vincular directamente a factores genéticos. Un ejemplo de esto es que ser padre a una edad avanzada aumenta la probabilidad de tener un hijo con autismo. Se debe a que los espermatozoides pueden acumular mutaciones genéticas adicionales relacionadas con el envejecimiento.
Además, las infecciones contraídas por la madre durante el embarazo pueden desencadenar una respuesta inflamatoria que genera niveles elevados de una molécula de señalización inflamatoria llamada interleucina-17a (IL-17a). Ese proceso no solo es capaz de afectar el desarrollo cerebral del feto, sino también de perturbar el equilibrio del microbioma materno, los microorganismos que habitan en el cuerpo de la madre.
Los estudios realizados en roedores han revelado alteraciones en el sistema inmunológico, cambios en el metabolismo del triptófano (un aminoácido esencial) y modificaciones en la comunicación entre neurotransmisores como el ácido gamma-aminobutírico (GABA) y el glutamato en el cerebro. Tanto las bacterias Lactobacillus como Bifidobacterium fueron eficaces para reducir el daño neuronal producido el exceso de glutamato, una característica autista desarrollada por los ratones. Y en estudios clínicos se observó que la bumetanida (un diurético) podría regular la relación GABA/glutamato en el cerebro y reducir la gravedad de los síntomas autistas en niños pequeños con TEA.
El protagonismo de las bacterias intestinales, bajo la lupa Actualmente, el microbiota intestinal –la comunidad de microorganismos que coloniza nuestro intestino– se ha convertido en un campo de investigación crucial en el estudio del autismo. Los científicos han descubierto conexiones significativas entre el TEA y la incidencia de trastornos gastrointestinales, que afectan a entre el 30 y el 50 % de los pacientes, así como cambios en la composición de su microbiota intestinal.
Investigaciones que analizaron muestras de ADN en las heces detectaron la presencia de ciertas bacterias, como las de los géneros Clostridium o Desulfovibrio, en grupos de niños que padecían problemas gastrointestinales y TEA. Además, se ha demostrado que los filos Bacteroidetes, Firmicutes y Actinobacteria son más abundantes en los niños con autismo que en los controles.
La pregunta surge por sí sola: ¿puede influir la alteración de la ecología microbiana intestinal en la disfunción del desarrollo neurológico? Investigaciones en ratones han proporcionado pistas valiosas en esta dirección. Así, la administración de una especie de bacteria llamada Lactobacillus reuteri logró revertir algunos de los comportamientos asociados al TEA en los animales de laboratorio.
Otros ensayos se han centrado en los efectos de trasplantar el microbiota fecal recogida de niños con autismo a ratones, lo que produjo cambios sugerentes de autismo en el comportamiento de los roedores. Y en estudios clínicos, treinta niños con TEA que tomaron todos los días, durante tres meses, una mezcla de probióticos compuesta por cepas de Lactobacillus acidophilus, Lactobacillus rhamnosus y B. longum experimentaron mejoras en sus habilidades de comunicación, sociabilidad y conciencia.
Otro experimento consistió en administrar Lactobacillus plantarum PS128 a un grupo de 36 niños durante cuatro semanas. Aunque no se observaron mejoras significativas en las puntuaciones de conducta según diversas escalas de diagnóstico, los investigadores sí identificaron una reducción de la ansiedad, la hiperactividad y los comportamientos de confrontación y desafío.
¿Nuevas terapias en el horizonte?
El tratamiento del autismo se basa en un enfoque integral que abarca terapias de diversos tipos (conductuales, educativas y del habla), medicamentos psiquiátricos y dietas específicas. No obstante, hasta la fecha, no existe una aprobación médica para abordar directamente sus síntomas fundamentales, como las dificultades en la comunicación social y los comportamientos repetitivos.
Entender la relación entre la microbiota intestinal y el cerebro promete cambiar el panorama. En el futuro, quizá podamos diseñar intervenciones que combinen la dieta con probióticos o prebióticos, de manera no invasiva, para modular el microbioma de los afectados por TEA. Aunque no proporcionaría una “cura”, podría mejorar los síntomas, que es lo que la mayoría de las familias afectadas busca.
Referencia
Bin-Khattaf RM, Alonazi, MA, Al-Dbass AM, Almnaizel AT, Aloudah HS, Soliman DA, et al. Probiotic Ameliorating Effects of Altered GABA/Glutamate Signaling in a Rodent Model of Autism. Metabolites[Internet]. 2022[citado 29 septiembre 2023], 12, 720. https://doi.org/10.3390/metabo12080720
30 septiembre 2023 Fuente: La Conversación
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Un nuevo estudio, realizado por investigadores del Campus Médico Anschutz de la Universidad de Colorado (EE.UU.) ha examinado la conexión entre el cerebro y el dolor para tratar el dolor crónico como vía para proporcionar respuestas clave sobre cómo ayudar a las personas que sufren dolor de espalda crónico, según publican en JAMA Network Open. En concreto, se analizó la importancia de las atribuciones del dolor para reducir la gravedad del dolor de espalda crónico.
Los autores comprobaron si la reatribución del dolor a la mente o a procesos cerebrales estaba asociada al alivio del dolor en la terapia de reprocesamiento del dolor (TRD), que enseña a las personas a percibir las señales de dolor enviadas al cerebro como menos amenazadoras. Su objetivo era comprender mejor cómo se recuperaban las personas del dolor de espalda crónico, y el estudio reveló que, tras la PRT, los pacientes manifestaban una reducción de la intensidad del dolor de espalda, demostrando que hablar de las atribuciones del dolor con los pacientes y ayudarles a entender que el dolor suele estar en el cerebro puede ayudar a reducirlo.
Para estudiar los efectos de las atribuciones del dolor, inscribieron a más de 150 adultos con dolor de espalda crónico moderadamente intenso en un ensayo aleatorizado para recibir TRD. Descubrieron que dos tercios de las personas tratadas con TRD declararon no tener dolor o casi no tenerlo después del tratamiento, en comparación con sólo el 20 % de los controles con placebo. Antes del tratamiento TRD, sólo el 10 % de las atribuciones de los participantes estaban relacionadas con la mente o el cerebro. Sin embargo, después de la TRD, este porcentaje aumentó hasta el 51 %. El estudio reveló que cuanto más cambiaban los participantes a considerar que su dolor se debía a procesos mentales o cerebrales, mayor era la reducción de la intensidad del dolor de espalda crónico que declaraban.
Referencia
Ashar YK, Lumley MA, Perlis RH, Liston C, Gunning FM, Wager TD. Reattribution to Mind-Brain Processes and Recovery From Chronic Back Pain: A Secondary Analysis of a Randomized Clinical Trial. JAMA Netw Open[Internet]. 2023[citado 29 sep 2023];6(9):e2333846. doi:10.1001/jamanetworkopen.2023.33846
23 septiembre | Fuente: Neurología.com | Tomado de Noticias
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Las células madre extraídas de la médula ósea o de la sangre, en forma de trasplante autólogo de células madre hematopoyéticas (TCMHa), pueden ralentizar de forma segura la progresión de la forma más común de la esclerosis múltiple (EM), según un estudio publicado en Journal of Neurology Neurosurgery & Psychiatry.
Los investigadores identificaron a 231 pacientes con EM remitente-recurrente, 174 de los cuales habían sido tratados con TCMHa antes de 2020: en 2004 fue cuando se trató al primero de estos pacientes con TCMHa. Su edad media en el momento del tratamiento era de 31 años, y casi dos tercios (64%) eran mujeres. La eficacia del TCMHa se evaluó analizando los datos recogidos en el registro sueco de EM. Y su seguridad se evaluó examinando las historias clínicas electrónicas de los pacientes durante los 100 días siguientes al procedimiento. Por término medio, los pacientes llevaban más de 3 años con la enfermedad y habían recibido una media de 2 lotes de tratamiento estándar (fármacos modificadores de la enfermedad) antes del TCMHa; 23 no habían recibido ningún tratamiento. Alrededor de casi 3 años, de media, después de someterse a un TCMHa, 20 pacientes (11%) recibieron un fármaco modificador de la enfermedad.
Este estudio demostró que no había indicios de actividad de la enfermedad en casi 3 de cada 4 (73%) de las personas tratadas después de 5 años y en casi dos tercios (65%) después de 10 años. Entre los 149 pacientes con EM que presentaban alguna discapacidad al principio, más de la mitad (54%; 80) mejoraron, algo más de un tercio (37%; 55) permanecieron estables y alrededor de 1 de cada 10 (9%;14) empeoraron. La tasa de recaída anualizada fue de 1,7 el año anterior al TCMH y de 0,035 durante el periodo de seguimiento, que fue de 5,5 años de media. Dicho de otro modo, por término medio, un paciente tuvo 1,7 recaídas en el año anterior al tratamiento con TCMHa, y 1 recaída cada treinta años después del tratamiento con TCMHa.
Referencia
Silfverberg T, Zjukovskaja C, Ljungman P, Nahimi A, Ahlstrand E, Dreimane A, et al. Haematopoietic stem cell transplantation for treatment of relapsing-remitting multiple sclerosis in Sweden: an observational cohort study. J Neurol Neurosurg Psychiatry [Internet]. 2023[citado 29 sep 2023]; 331864. doi: 10.1136/jnnp-2023-331864. Epub ahead of print. PMID: 37748927.
23 septiembre |Fuente: Neurologia.com| Tomado de Noticia
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La gripe ha sido ‘infradiagnosticada e infravalorada’ también en la población infantil, cuando es mucho más que un mero catarro con fiebre: la incidencia rebasa el 45 % y siete de cada diez ingresos hospitalarios -con tasas que igualan las de los adultos- se dan en niños sanos sin factores de riesgo.
Así lo han puesto de manifiesto pediatras y enfermeras en la jornada ‘Vacunación antigripal pediátrica’ promovida por el Consejo General de Enfermería en colaboración con AstraZeneca, en la que han incidido en el error de banalizar este virus y en la importancia de la vacunación pediátrica y del adulto.
De media, la gripe ocasiona cada año en España 58.640 consultas en Atención Primaria y 4.239 ingresos de menores de 5 años, de los que 822 son graves y 249 llevan a la UCI, ha subrayado Jaime Pérez, presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV).
Es el grupo que más riesgo tiene de complicaciones. Cada año mueren de media 8 niños de menos de 5 años (entre 20 y 30 en toda la edad pediátrica), aunque en la temporada 2017-2018 llegaron a los 56. La vacuna reduce el 93 % de los ingresos
Con una cobertura del 56 %, las vacunas inactivadas y la atenuada intranasal disponibles actualmente tienen una efectividad del 76 %, reducen un 90 % las consultas en Primaria, el 74 % de las urgencias y el 93 % de los ingresos, ha destacado el subdirector de Gestión de Cuidados y Enfermería Sanitaria en el Área IV de Oviedo, Emilio Velasco.
Y ello sin que estos fármacos se hayan asociado a un incremento de la infección respiratoria, de las convulsiones febriles o enfermedades autoinmunes tras su administración.
Cada temporada, el inicio de brote epidémico en niños antecede en dos semanas al de adultos y suponen un vector de difusión de la enfermedad; en su comienzo, más del 60 % de los contagiados son menores de 14 años, que juegan un ‘papel fundamental en la transmisión a grupos de riesgo vulnerables’ y acarrean un gran consumo de recursos sanitarios.
‘La gripe no es enfermedad banal, es una amenaza impredecible’, ha advertido Francisco Álvarez, miembro del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (AEP).
El experto ha recordado que los grupos de 0-4 y de 5-17 años son los que acumulan la mayor incidencia, con cifras que superan el 45 %.
Aunque lo normal es que curse de forma leve, ‘puede producir complicaciones importantes': la tasa de hospitalización de los menores de 2 años iguala e incluso supera a la de los mayores de 65, alcanzando los 40 casos/100.000 habitantes, con la diferencia de que en su mayoría están sanos: dos de cada tres no tenían factores de riesgo precedentes.
Igual ocurre en las ucis, donde el 56 % de los menores ingresados por gripe no tenían patologías previas. El problema de la cobertura
Ante estos datos, ‘hay que vacunar a los niños’, en primer lugar, para protegerlos a ellos, y después a su entorno, que puede estar lleno de personas vulnerables, como sus abuelos y que también se tienen que proteger con un pinchazo.
Esta temporada se ha incluido por primera vez la vacuna antigripal pediátrica para menores de 5 a 59 meses, que todas las comunidades van a sufragar.
A la espera de ver cómo se desarrollará la campaña, que este año además coincidirá con la primera inmunización contra el virus sincitial respiratorio (VRS) de bebés de hasta 6 meses, los expertos han lamentado la bajada de la cobertura tras la explosión que vivió con la covid.
‘Nos estamos devanando los sesos para encontrar una estrategia cuando la mejor estrategia es una pandemia’, ha ironizado Velasco.
En 2021, cuando la campaña de gripe y covid empezó a coincidir, la cobertura total en mayores de 65 rozó el 70 % y superó el 60 % entre el personal sanitario; un año después, decayó al 64 % y el 54 %, respectivamente.
Aumentar la percepción de gravedad y de efectividad del medicamento incrementa las coberturas, ‘es ahí cuando no se duda en vacunar’, ha asegurado Velasco, quien también ha señalado el importante papel que juegan los profesionales sanitarios para aumentar las tasas.
Los expertos han abogado además por instaurar un calendario común en todas las comunidades, para que lo hagan a la vez, a los mismos grupos diana y con los mismos fármacos porque casos como el neumococo, por ejemplo, ‘es un caos absoluto’, ha concluido José Antonio Forcada, presidente de la Asociación Nacional de Enfermería y Vacunas (Anenvac).
29 septiembre 2023
Fuente: Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2023. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.
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Publicaciones promueven un tratamiento no probado de ‘desintoxicación de la proteína de la espícula’
Los efectos secundarios graves de la vacunación contra el COVID-19 son muy poco frecuentes y no hay pruebas de que las personas necesiten someterse a un tratamiento de “desintoxicación de la proteína de la espícula” después de vacunarse, contrariamente a lo que se afirma en internet. Tampoco se ha demostrado que un tratamiento de este tipo ayude a las personas a recuperarse del COVID persistente o de problemas de salud a largo plazo después de haber contraído este virus.
Para la gran mayoría de las personas, los efectos secundarios de las vacunas contra el COVID-19 son leves y temporales, como dolor en el brazo o fiebre. No hay motivos para creer que sea necesario someterse a ningún tipo de procedimiento de desintoxicación después de la vacunación. Algunas personas tienen síntomas persistentes después del COVID-19, lo que se conoce como COVID persistente. Pero no hay ningún tratamiento probado para esta afección.
A pesar de esto, el Dr. Peter A. McCullough, un cardiólogo con un historial de difusión de afirmaciones falsas o engañosas sobre el COVID-19 y las vacunas, ha estado promoviendo un protocolo de “desintoxicación de la proteína de la espícula” no probado, que se ha compartido ampliamente en Instagram.
“Al igual que traje al mundo el primer protocolo de tratamiento para el COVID-19 (…) el Protocolo McCullough, ayer publiqué el primer protocolo de desintoxicación para las personas que han contraído COVID varias veces o han sido vacunadas varias veces o ambas. Y eso es para conseguir que el cuerpo comience a eliminar la proteína de la espícula de su sistema”, dijo McCullough en un clip de video en uno de los mensajes.
El SARS-CoV-2, el virus que causa COVID-19, tiene la proteína de la espícula en su superficie y la utiliza para entrar en las células. Las vacunas contra el COVID-19 aprobadas o autorizadas en EE. UU. contienen la proteína de la espícula o instruyen a las células de una persona a que produzcan la proteína de la espícula. El sistema inmunitario reacciona ante la proteína de la espícula, lo que lo prepara mejor para reconocer y responder al virus si lo encuentra en el futuro.
El “Protocolo McCullough” recomienda tratamientos para el COVID-19 que han demostrado no funcionar, entre ellos, la hidroxicloroquina y la ivermectina. El nuevo protocolo titulado “Base Spike Detoxification” (Desintoxicación de la proteína de la espícula), descrito en el número de otoño de 2023 de la revista Journal of American Physicians and Surgeons, sugiere tomar una combinación de curcumina, bromelina y natoquinasa.
La revista Journal of American Physicians and Surgeons, en la que McCullough y sus colegas describieron el protocolo no probado, es una publicación de Association of American Physicians and Surgeons (Asociación de Médicos y Cirujanos Estadounidenses), una pequeña organización de médicos conocida por ofrecer opiniones médicas marginales. La publicación no está indexada por Medline, una base de datos de la Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU. que incluye publicaciones que han cumplido ciertos requisitos básicos, como pasar una revisión de calidad científica.
No hay pruebas de que el trío de sustancias presentado por McCullough ayude a eliminar del cuerpo humano la proteína de la espícula. Y aunque los tratamientos para el COVID persistente son muy necesarios, no hay estudios en humanos que sugieran que el tratamiento de McCullough sería eficaz.
“No hay ensayos clínicos que yo conozca que demuestren la eficacia para las personas con COVID persistente, ya sea individualmente o en combinación”, nos dijo en un correo electrónico el Dr. Benjamin Abramoff, médico especialista en medicina física y rehabilitación y director de la Clínica de Evaluación y Recuperación Post-COVID de la Universidad de Pensilvania, acerca de las sustancias que McCullough promociona.
“No hay pruebas de que estos suplementos funcionen para el COVID persistente”, dijo la Dra. Kristin Englund, médica de enfermedades infecciosas y directora de Long COVID reCOVer Clinic de la Clínica Cleveland.
“No he visto ningún dato publicado y revisado por pares que indique que estas intervenciones tengan algún efecto”, nos dijo en un correo electrónico David R. Walt, del Instituto Wyss de la Universidad de Harvard, en respuesta a una pregunta sobre si el protocolo de McCullough puede ayudar a las personas con la “desintoxicación de la proteína de la espícula”. Walt es experto en análisis de proteínas y otras biomoléculas.
Otro mensaje en Instagram en el que se compartió el protocolo sin fundamento daba a entender que McCullough tiene credibilidad porque “difunde la información, no le dice ‘yo tengo la fórmula, cómprela’. Eso lo puede conseguir donde sea. Él le deja saber cuál es el trato, así que mire quién está haciendo dinero y quién solo le da la información de forma gratuita para ayudarle”.
Es posible comprar las sustancias que McCullough menciona en diversas empresas. Pero McCullough es director científico de The Wellness Company y promociona el producto Spike Support de la empresa, que contiene natoquinasa, por lo que se beneficia económicamente de su recomendación. De acuerdo con lo que dice en su nuevo artículo sobre el protocolo, McCullough recibe “apoyo salarial parcial y tiene un cargo accionario en The Wellness Company”.
“The Wellness Company ha traído la mejor noticia a quienes padecen COVID persistente o se arrepienten de la vacunación contra el COVID-19”, dice McCullough en una publicación reciente patrocinada en el sitio web Vigilant News. “Nuestro producto Spike Support es la base del protocolo recientemente publicado ‘Base Spike Detoxification Protocol’, el primer y único tratamiento para ayudar a las personas a recuperarse de las secuelas posagudas del COVID-19 y la vacunación”, continuó, repitiendo la afirmación sin fundamento de que el tratamiento tiene beneficios.
Aunque no existen tratamientos basados en pruebas para las afecciones persistentes al COVID, también llamadas a veces secuelas posagudas del COVID-19, hay algunas medidas que las personas pueden tomar para reducir posiblemente su riesgo de contraerlo en primer lugar. Esto incluye vacunarse contra el COVID-19.
“Promover tratamientos no probados para el COVID persistente puede conducir a una pérdida de tiempo y de dinero, y posiblemente incluso a efectos adversos de los tratamientos”, dijo Abramoff. “Avivar los temores sobre la vacunación no solo puede conducir a un mayor riesgo de padecer el COVID agudo, sino también a los riesgos del COVID persistente”.
Englund recomendó “ser cautelosos a la hora de gastar mucho dinero en afirmaciones de eficacia no probadas”.
Nos pusimos en contacto con McCullough y The Wellness Company para hacerles preguntas, pero no recibimos respuesta.
No se ha demostrado que el protocolo de desintoxicación de la proteína de la espícula funcione en las personas
El propio McCullough y sus coautores escribieron en el Journal of American Physicians and Surgeons que su protocolo no se ha probado lo suficiente en humanos como para hacer afirmaciones terapéuticas.
“Se desconoce la duración del tratamiento y el impacto en los resultados clínicos, como la calidad de vida, las puntuaciones de los síntomas, la hospitalización y la muerte”, escribieron. “Por lo tanto, no se pueden hacer afirmaciones terapéuticas hasta que se completen grandes ensayos prospectivos, aleatorizados, doble ciego y controlados con placebo”.
Sin embargo, McCullough hace declaraciones en videoclips sugiriendo dosis y duración del tratamiento y dice que su protocolo ayudará a la gente. “Estas son las dosis: natoquinasa 2.000 unidades dos veces al día, bromelina 500 mg al día y curcumina 500 mg dos veces al día. ¿Cuánto tiempo? Entre 3 y 12 meses para desintoxicar el cuerpo”, dijo en un clip compartido en Instagram. “He tenido suficiente experiencia en mi clínica para saber que esto ayudará”, añadió, antes de repetir la declaración de que no puede hacer afirmaciones terapéuticas.
El producto Spike Support, que contiene natoquinasa, cuesta 65,99 dólares por 120 cápsulas, según el sitio web de The Wellness Company.
McCullough y sus coautores teorizan en su artículo que su tratamiento puede dirigirse a la proteína de la espícula, basándose en estudios en los que los investigadores descubrieron que la natoquinasa o el extracto de natto podían degradar las proteínas de la espícula o partes de ellas. La natoquinasa procede del natto, un alimento elaborado a partir de soja fermentada. Los estudios se realizaron in vitro, es decir, en placas de laboratorio. No demostraron si la natoquinasa puede degradar la proteína de la espícula en humanos, ni siquiera en animales.
También se refirieron a la investigación que indica que la bromelina, que deriva de los tallos de la piña, escinde la proteína de la espícula, de nuevo demostrado solo in vitro. Y se refirieron a modelos informáticos que, según ellos, indican que la curcumina, presente en la cúrcuma, podría bloquear la interacción de la proteína de la espícula con las células.
El Dr. Igor Koturbash, codirector del Centro de Investigación de Suplementos Dietéticos de la University of Arkansas for Medical Sciences, nos dijo por correo electrónico que las pruebas in vitro no demuestran que una sustancia vaya a funcionar como se pretende como tratamiento.
“Muchos fitoquímicos y otros productos naturales y sintéticos han demostrado ser eficaces in vitro contra las infecciones virales, incluido el COVID”, afirmó. “No recuerdo que muchos de ellos hayan demostrado su eficacia en sistemas animales y mucho menos en humanos”.
McCullough y sus colegas proporcionaron un extenso resumen de otras investigaciones sobre las tres sustancias, algunas de las cuales repiten textualmente el texto de un artículo de 2020 de otro grupo de investigadores. Ninguna de estas investigaciones se realizó en personas con COVID persistente, ni muestra los efectos de las sustancias sobre la proteína de la espícula.
Afirmaciones infundadas avivan el miedo a la proteína de la espícula
McCullough y The Wellness Company repiten a menudo la idea de que la proteína de la espícula persiste en el organismo y perjudica a las personas después de la vacunación o de contraer el COVID-19.
Esta idea se basa en algunas hipótesis sobre los orígenes del COVID persistente y un efecto secundario muy poco frecuente de la vacuna. Pero McCullough y su empresa toman estas ideas teóricas y las utilizan para promocionar sin fundamento su protocolo y el producto Spike Support.
“Vuelva a sentirse como antes del COVID. Vacunado o no, las proteínas tóxicas de la espícula suponen una amenaza a largo plazo para su salud”, dice la página en la que se vende el producto Spike Support en el sitio web de The Wellness Company.
“Ayer fue un día histórico, ya que se publicó el primer protocolo de desintoxicación en la literatura médica de EE. UU. que ofrece a la gente la oportunidad de tomar todo este asunto en sus propias manos y utilizar sustancias naturales para empezar a ayudar al cuerpo a eliminar de sus células y tejidos esta proteína tan peligrosa”, dijo McCullough en un video compartido en las redes sociales.
Los expertos nos dijeron que la desintoxicación de la proteína de la espícula no es un término utilizado generalmente por los profesionales médicos.
“Es completamente innecesario”, dijo Walt sobre el concepto de desintoxicación de la proteína de la espícula. “Casi todas las personas eliminan la proteína. Hay muy pocas personas en las que la proteína de la espícula persiste, pero es muy raro”.
Walt explicó que, tras la vacunación o la infección, se desarrolla una respuesta de anticuerpos frente a la proteína de la espícula, lo que causa su eliminación. Esta respuesta de los anticuerpos se produce tres días después de la vacunación y entre tres días y una semana después de la infección.
Walt es coautor de un artículo publicado a principios de este año en Circulation en el que se teoriza sobre un posible papel, aunque no confirmado, de la proteína de la espícula circulante persistente en la miocarditis, o inflamación del músculo cardíaco, un efecto secundario poco frecuente de la vacuna. Los investigadores hallaron la proteína de la espícula no ligada a anticuerpos circulando en la sangre de adolescentes y adultos jóvenes con miocarditis tras la vacunación, pero no en la sangre de personas sanas vacunadas.
“Aunque las implicaciones de este hallazgo deben comprenderse mejor, estos resultados no alteran la relación riesgo-beneficio a favor de la vacunación contra el COVID-19 para prevenir desenlaces clínicos graves”, escribieron los investigadores.
Otros trabajos han sugerido un mecanismo diferente, relacionado con la inflamación, para este problema cardiaco infrecuente.
Como discutiremos más adelante, hay algunas pruebas de que las personas con COVID persistente tienen virus o componentes virales persistentes en su cuerpo, tales como la proteína de la espícula, lo que lleva a la hipótesis de que esto podría contribuir a sus síntomas. Pero incluso si esto realmente resulta ser un contribuyente al COVID persistente, no se ha demostrado que el protocolo de McCullough ayudaría con el problema.
Falta de tratamientos para el COVID persistente
Los expertos nos dijeron que les preocupa que individuos malintencionados se aprovechen de la situación de que las personas con COVID persistente sufren y no tienen opciones de tratamiento basadas en fundamentos médicos.
Hay algunas cosas que se pueden hacer para reducir el riesgo de padecer COVID persistente. “La mejor manera de prevenir el COVID persistente es evitar contraer el COVID agudo mediante medidas tales como el uso de mascarillas y la vacunación”, dijo Abramoff.
En el caso de las personas que contraen el COVID-19, el hecho de estar vacunadas probablemente reduce el riesgo de COVID persistente y también posiblemente su gravedad, señaló. También ha habido estudios que indican un posible papel para el antiviral Paxlovid o para la metformina, un medicamento antidiabético, mientras se está enfermo con COVID-19 para reducir el riesgo de COVID persistente.
“Todavía hay muchas preguntas sobre el COVID persistente, así que, como resultado, no tenemos tratamientos para esta afección”, dijo Englund. “Sabemos cómo tratar los síntomas, pero no sabemos cómo tratar el problema subyacente”.
Una iniciativa de los Institutos Nacionales de Salud de EE. UU. (NIH, por sus siglas en inglés) denominada RECOVER llevará a cabo al menos cuatro ensayos para probar tratamientos contra el COVID persistente, dirigidos a abordar la biología subyacente teórica de la enfermedad o a aliviar los síntomas. Hay varios otros ensayos clínicos previstos o en curso.
Los investigadores esperan probar tratamientos dirigidos a diferentes causas o mecanismos posibles del COVID persistente. Uno de ellos es la persistencia del virus, de la proteína viral o del ARNm viral. Abramoff dijo que existen “pruebas preliminares interesantes” de que la persistencia vírica podría contribuir al COVID persistente, y añadió que “[s]i bien se trata de una teoría convincente, aún no se ha demostrado”.
Según la Dra. Upinder Singh, médica especialista en enfermedades infecciosas de la Universidad de Stanford, varios ensayos clínicos están probando el Paxlovid como tratamiento para el COVID persistente, con la teoría de que este medicamento antivírico podría ayudar a tratar el virus residual. Singh es una de las investigadoras principales del ensayo RECOVER de Stanford y también participa en otras investigaciones sobre el uso de Paxlovid para el COVID persistente.
Algunos representantes de pacientes e investigadores han expresado preocupación por el ritmo de las investigaciones y los diseños de los estudios previstos. Mientras tanto, algunas personas y grupos han realizado encuestas o recopilados informes anecdóticos de pacientes con COVID persistente sobre los beneficios de los suplementos, incluida la natoquinasa.
Pero aún faltan datos clínicos.
“No tenemos un tratamiento, por lo que la gente suele estar desesperada por obtener ayuda, y siento que algunas de estas cosas infundadas realmente se aprovechan de esa desesperación, ese miedo y esa ansiedad”, dijo Singh durante una entrevista sobre el protocolo de desintoxicación de la proteína de la espícula de McCullough.
“Comprendo la desesperación de la gente por sentirse mejor y volver a su estado de salud anterior al COVID, pero eso no significa que debamos recurrir a cualquier cosa, porque puede ser una pérdida de tiempo y de mucho dinero y puede tener efectos nocivos”, expresó Englund.
Posibles problemas legales con las afirmaciones de Spike Support
El producto Spike Support de The Wellness Company está etiquetado como suplemento. A diferencia de los nuevos medicamentos, los suplementos no necesitan obtener la aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA, por sus siglas en inglés), un proceso que incluye una evaluación de la seguridad y la eficacia, antes de ser comercializados.
Pero para etiquetar un producto como suplemento, las empresas no pueden afirmar que previene o trata una enfermedad. Los expertos legales nos dijeron que las afirmaciones sobre el producto vinculadas a la empresa, como las que aparecen en su sitio web y en los contenidos patrocinados, pueden estar infringiendo los límites acerca de afirmaciones sobre tratamiento.
“En este caso, la FDA podría determinar que los productos están mal etiquetados”, nos dijo por correo electrónico Allison Whelan, experta de la FDA y profesora de la Facultad de Derecho de la Universidad del Estado de Georgia.
Si la FDA determina que los productos son medicamentos mal etiquetados, dijo Whelan, su primer paso “probablemente sería enviar una ‘carta de advertencia’ a la empresa solicitando que [esta] modifique sus afirmaciones sobre los productos, de modo de no hacer ninguna afirmación sobre enfermedades”.
Whelan dijo que, por sí solas, las afirmaciones en la página de The Wellness Company para la venta del producto Spike Support darían a la FDA autoridad para enviar una carta de advertencia a la empresa.
La página dice, por ejemplo: “Compre diariamente Spike Support y protéjase a usted y a su familia contra los efectos del COVID, las vacunas y la excreción de virus”.
Alexandra Roberts, profesora de Derecho y Medios de Comunicación de la Facultad de Derecho de Northeastern University, también nos envió un correo electrónico en el que nos explicó que la FDA podría considerar las afirmaciones de los contenidos patrocinados como afirmaciones de medicamentos. Como hemos mencionado antes, a McCullough se lo cita en una publicación patrocinada que enlaza con Spike Support en la que dice que el producto es la “base” del “primer y único tratamiento para ayudar a las personas a recuperarse de las secuelas posagudas del COVID-19”.
Roberts, experto en legislación sobre publicidad engañosa, dijo que las afirmaciones sobre Spike Support también podrían ser competencia de la Comisión Federal de Comercio, que “tiene la responsabilidad principal en lo que respecta a la regulación de la veracidad o falsedad de la publicidad (además del etiquetado) de alimentos, medicamentos sin receta, dispositivos y cosméticos”.
“Así que, si las afirmaciones sobre Spike Support o la natoquinasa son falsas, o si los datos no justifican adecuadamente esas afirmaciones, la FTC podría tomar medidas”, dijo.
Cuando le preguntamos si la FDA había emprendido alguna acción relacionada con The Wellness Company o su producto Spike Support, un portavoz nos dijo que la “FDA no habla de investigaciones posibles o en curso, salvo con la parte implicada”.
“La FTC no ha anunciado ninguna acción pública relacionada con este producto”, dijo un portavoz de la FTC.
Referencia
Kyriakopoulos A, McCullough P, Nigh G, Seneff S. Proteolytic Targets for SARS-CoV-2 Spike Protein Degradation Hope for Systemic Detoxification. 6. 86-89. Journal of American Physicians and Surgeons [Internet].2023[citado 29 sep 2023];28(3). Disponible en: https://www.researchgate.net/publication/373690638_Proteolytic_Targets_for_SARS-CoV-2_Spike_Protein_Degradation_Hope_for_Systemic_Detoxification
23 septiembre 2023 | Fuente: Factcheck.org
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Ozempic, un medicamento para la diabetes tipo 2 que se ha utilizado cada vez más para ayudar en la pérdida de peso, ahora estará etiquetado como posible causante de obstrucción intestinal.
La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU (FDA, por sus siglas en inglés) recientemente actualizó la etiqueta del medicamento producido por Novo Nordisk, sin citar directamente a Ozempic como la causa de esta condición.
«Debido a que estas reacciones se informan voluntariamente en una población de tamaño incierto, no siempre es posible estimar confiablemente su frecuencia o establecer una relación causal con la exposición al medicamento», se lee en la etiqueta.
El efecto secundario, conocido médicamente como «íleo», también figura en las etiquetas del medicamento para la pérdida de peso Wegovy, también producido por Novo Nordisk, y en el medicamento para la diabetes Mounjaro, fabricado por Eli Lilly, informó CBS News.
Tanto Ozempic como Wegovy son conocidos genéricamente como semaglutida. De más de 8,500 informes de trastornos gastrointestinales después de usar medicamentos con semaglutida hasta el 30 de junio, el íleo se menciona en 33 casos, incluidas dos muertes, informó CBS News.
Las compañías farmacéuticas que fabrican estos medicamentos están siendo demandadas por afirmaciones de que los fármacos pueden causar un problema de salud similar conocido como gastroparesia o parálisis estomacal, informó CBS News.
Referencia
Drug Safety-related Labeling Changes (SrLC). Ozempic[Internet]. [citado 29 sep 2023].
30 septiembre 2023 | Fuente: HealthDay News | Tomado de |Nutrición |Salud Pública | Diabetes