armas nuclearEl 1 de agosto de 2023, más de 100 revistas médicas publicaron simultáneamente un editorial, coescrito por 16 editores de revistas, instando a los profesionales de la salud a alertar al público y a los líderes mundiales sobre los principales peligros para la salud y el medio ambiente que causaría una guerra nuclear. «El peligro», escribieron los editores, «ha sido subrayado por las crecientes tensiones entre muchos estados con armas nucleares».

El editorial se publicó en un momento de intensa conversación sobre el tema, debido a los recuerdos del aniversario 78 de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki, Japón, el 6 y 9 de agosto, y al estreno de la película Oppenheimer, de Christopher Nolan.

Los editores de revistas médicas explicaron en su editorial que los profesionales de la salud jugaron un papel clave en la presentación de evidencia de las consecuencias médicas durante la Guerra Fría.

Pero, aunque algunos efectos ya se conocían cuando se desarrollaron las armas nucleares por primera vez, el alcance del daño de la radiación no se entendía bien, comentó para Univadis Joseph Shonka, Ph. D., un físico de la salud jubilado. Shonka estudió la radiación en Los Álamos, el sitio del programa estadounidense de bombas nucleares para los Centers for Disease Control and Prevention (CDC) de Estados Unidos.

Entonces, ¿qué sabemos ahora?

Efectos a corto y largo plazo

Los efectos iniciales de la explosión y quema de un arma nuclear pueden matar a decenas o cientos de miles inmediatamente, explicó la Dra. Angelika Claussen, vicepresidenta regional europea de International Physicians for the Prevention of Nuclear War. «Una guerra nuclear con las armas de los arsenales existentes podría matar a más personas en un solo día que las que murieron durante toda la Segunda Guerra Mundial», dijo a Univadis.

Las armas nucleares también producen radiación ionizante dañina con suficiente energía para romper los enlaces químicos y dañar las células y el ADN. Después de la detonación durante ataques o pruebas, los materiales radiactivos, incluidos el estroncio y el cesio, pueden propagarse a las áreas circundantes en el viento y las aguas subterráneas. Se han realizado más de 2.000 pruebas desde la prueba Trinity de 1945. Históricamente, los residentes de las áreas de prueba no fueron evacuados adecuadamente ni informados de los efectos, recordó la Dra. Claussen.

A corto plazo, la exposición a altos niveles de radiación (por lo general, más de 1 a 2 unidades gray [Gy] de dosis de radiación ionizante) puede tener efectos graves y provocar un síndrome de radiación agudo. También conocido como enfermedad por radiación, la afección aguda puede afectar la médula ósea, el sistema gastrointestinal o el sistema nervioso central, y los síntomas incluyen náuseas, diarrea y ampollas en la piel. Sin cuidados intensivos especializados, la mayoría de las personas con enfermedad por radiación mueren.

La exposición perinatal a la radiación es particularmente dañina y puede interferir con el desarrollo infantil. «Cuanto más rápidamente se dividen las células, más sensibles son a la radiación», dijo el Dr. Shonka. Se recomienda a las mujeres embarazadas que eviten las radiografías y los procedimientos médicos que impliquen incluso dosis bajas de radiación.

A largo plazo, la exposición a la radiación aumenta el riesgo de muchos tipos de cáncer diferentes, como la leucemia y el cáncer de tiroides, dijo la Dra. Claussen. Por ejemplo, un estudio de 2014 sobre la incidencia del cáncer en las Islas Marshall, en Oceanía, donde se probaron armas nucleares entre 1946 y 1958, encontró que se atribuía 20% del cáncer de tiroides y 5% de casos de leucemia a la exposición a la lluvia radiactiva.

La Dra. Claussen apuntó que el aumento del riesgo es proporcional a la dosis de radiación. «Pero no hay una dosis por debajo de la cual no aumente el riesgo». También señaló que algunas pruebas ahora sugieren que la exposición a la radiación también aumenta otras enfermedades crónicas, como las enfermedades cardiovasculares, lo que podría duplicar la mortalidad relacionada con la radiación.

Preparación para el cuidado de la salud

«Los médicos deben saber que no hay nada como una sola explosión nuclear», subrayó la Dra. Claussen. Ella y sus colaboradores de la International Physicians for the Prevention of Nuclear War (IPPNW) publicaron un informe el año pasado que encontró que incluso una guerra nuclear a una escala relativamente pequeña probablemente conduciría a la hambruna. «Una guerra que detonó menos de 1/20 de las armas nucleares del mundo aún colapsaría el clima, las cadenas mundiales de suministro de alimentos y probablemente el orden público», aseguró el informe.

Al relacionar los efectos con los eventos recientes, el Dr. Shonka agregó que los desafíos de la cadena de suministro que se enfrentaron durante la pandemia de COVID-19 son «una pequeña muestra de las secuelas de una guerra nuclear a gran escala».

En caso de una emergencia nuclear, comúnmente se recomienda refugiarse en el lugar hasta que los niveles de radiación bajen y el triaje pueda comenzar a manejar la salud física y mental de los sobrevivientes. La International Atomic Energy Agency ofrece capacitación y emitió un extenso informe sobre la respuesta médica a las emergencias radiológicas en 2020.

La preparación para una emergencia nuclear sigue siendo relevante. En enero, la Organización Mundial de la Salud (OMS) actualizó su lista de fármacos para almacenar en caso de una emergencia radiológica o nuclear. Los fármacos se usarían para prevenir o reducir la absorción de radionúclidos en el cuerpo y tratar los síntomas del síndrome de radiación aguda.

Fuente: Medscape en español

 

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