Los estudios muestran que las personas que usan vapeadores dejan de fumar un 28 % menos que el grupo control. Además, 4 de cada 10 adolescentes han probado el cigarrillo electrónico.

vapeoCada vez es más habitual pasar por zonas colindantes a institutos o universidades y ver a jóvenes expulsar grandes bocanadas de humo blanco. En sus manos, un aparato, semejante a un cigarrillo convencional, una pipa o una pequeña caja con boquilla. Es lo que se conoce como cigarrillo electrónico, también denominado por el anglicismo vaper.

En 2021 el 44,3 % de los jóvenes de entre 14 y 18 años afirmaron haber probado alguna vez el cigarrillo electrónico frente al 17 % en 2014, según registra el Plan Nacional sobre Drogas en su encuesta sobre uso de drogas en Enseñanzas Secundarias en España (ESTUDES). A medida que avanzan los años, las cifras reflejan que son más los jóvenes que han probado alguna vez el cigarrillo electrónico que los que han probado el tabaco. En el año 2014, el 30,4 % de los adolescentes habían probado el tabaco, cifra que asciende al 38,2 % en 2021, aunque su consumo habitual entre estas edades ha descendido. Este cambio, que podría parecer positivo o considerarse un progreso desde un punto de vista médico, acarrea una serie de problemas que los expertos ponen sobre la mesa.

Desde que apareció en el año 2003, con la patente de Hon Lik en China, el cigarrillo electrónico se ha extendido a todo el mundo, imponiéndose especialmente en los países desarrollados. Poco a poco, su presencia se hace notar en el márketing y la publicidad. En 2017, el 31 % de los españoles afirmaba haber visto anuncios o promociones relacionadas con este dispositivo en el último año, según una encuesta del Eurobarómetro. Esta cifra ascendía al 47 % apenas cuatro años más tarde, ocho puntos por encima de la media de la Unión Europea. «La industria tabaquera está intentado vendernos de nuevo una vieja táctica que ya hicieron con el filtro mentolado de los cigarrillos. Es decir, sembrar duda para ganar tiempo», afirma Andrés Zamorano Tapia, coordinador del grupo de tabaquismo de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) y presidente del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT).

Su emergencia no parece ser un problema tanto general, como focalizado en las franjas de edad más jóvenes y en sus hábitos sociales y de consumo. Zamorano Tapia describe el proceso así: «Aparecen las tabacaleras y los influencers. Hacen publicidad, sobre todo dirigida a niños y adolescentes, dándole atractivo por sus sabores y aromas. Parece sacado de una tienda de chucherías y, como su venta no está regulada, puede venderse en cualquier tipo de establecimiento.» Los especialistas distinguen tres motivos por los cuales es atractivo para los jóvenes: la disponibilidad de sabores, su bajo precio y la función social de pertenencia a un grupo.

Estos dispositivos son percibidos por gran parte de la sociedad como algo inocuo. Los grandes fabricantes y las compañías de publicidad se han encargado de transmitir un mensaje de calma, mostrando al cigarrillo electrónico como una alternativa saludable al tabaco convencional. El propio término, vaper, sugiere esto. La Asociación Americana del Cáncer advierte de que los cigarrillos electrónicos no producen lo que habitualmente se entiende por vapor, sino aerosoles. El presidente del CNPT suscribe esto, al decir que «con los cigarrillos electrónicos lo que se exhala no es vapor de agua, como nos quieren hacer creer. Este término es engañoso. Son aerosoles, son productos sólidos y líquidos en suspensión que incluyen sustancias perjudiciales para la salud».

La nicotina no es el único factor adictivo

No es necesaria la presencia de nicotina para desarrollar el hábito de fumar, ya que las terapias psicológicas han demostrado la enorme influencia que esta práctica tiene sobre la conducta. El acto en sí mismo puede ser una invitación al consumo recurrente, especialmente si se considera que no produce daños en el cuerpo. De hecho, cuando los jóvenes se inician en el consumo del cigarrillo electrónico, este agente adictivo «no juega un gran papel», como explica Sergio Morchón Ramos, médico responsable de la Unidad de Tratamiento de Tabaquismo en el Hospital Universitario de Bellvitge. «Esto es lo que le pasa a la gente joven. Comienzan a fumar con o sin nicotina y poco a poco van enganchándose psicológicamente y llega un punto en el que ya tienen toda la adicción establecida», aclara Morchón Ramos.

Las encuestas muestran una tendencia al alza en la presencia de nicotina en los cigarrillos electrónicos de los jóvenes estudiantes españoles con una edad comprendida entre los 14 y los 18 años. En 2018, el 67,1 % usaba cartuchos sin nicotina, el 11,3 %, con nicotina, y el 21,6 %, ambos. Los últimos datos disponibles, pertenecientes al año 2021, indican que el 60,7 % fuman cartuchos sin nicotina, el 14,9 % con nicotina, y el 24,4 %, ambos.

Debido a su reciente aparición, no existen estudios concluyentes a largo plazo sobre los efectos en la salud del vaper, pero a corto plazo se han hallado efectos fisiológicos adversos en las vías respiratorias similares a los asociados al humo del tabaco, tal como indica el Informe Sobre los Cigarrillos Electrónicos, publicado en 2022 por la Dirección General de Salud Pública. Los líquidos utilizados en los dispositivos se componen principalmente de glicerina, propilenglicol, saborizantes de compuestos orgánicos volátiles y nicotina. Zamorano Tapia advierte que «ingerir propilenglicol y glicerina de forma oral no es dañino. El problema está cuando se calientan porque liberan acroleínas que pueden provocar inflamación crónica, aumento de la secreción de moco…y si llevan nicotina ya es el colmo».

Mayor concentración de metales que en el tabaco

Tanto el propilenglicol como la glicerina se han relacionado con el agravamiento de enfermedades como el asma, la fibrosis quística y la EPOC. Los compuestos que liberan (el formaldehído, el acetaldehído y la acroleína) son mutagénicos y cancerígenos. Por su parte, la nicotina, además de ser la principal fuente de dependencia, también tiene efectos cancerígenos y es fuente de afecciones cardíacas como arritmias, anginas e infartos. Esta tiene efectos especialmente negativos en el desarrollo cerebral de los adolescentes y puede afectar al comportamiento, la concentración y la habilidad en el aprendizaje.

Los cigarrillos electrónicos llevan a menudo metales tóxicos en concentraciones muy bajas. La presencia de cromo, cobre, zinc y estaño, puede derivar en numerosas enfermedades, afecciones respiratorias y efectos mutagénicos. «Los metales se encuentran en mayores concentraciones que en el tabaco. Esto tiene probablemente relación con el sistema de calentamiento y vaporación del líquido a través del atomizador», detalla el coordinador del Área de Tabaquismo de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), Carlos Rábade. Además, en un estudio publicado en Scientific Reports en el año 2019 se muestran resultados preliminares que apuntan a los saborizantes y aromatizantes como foco de problemas respiratorios.

La influencia de sabores atractivos en la captación de consumidores jóvenes debe ponerse de relieve, especialmente si tenemos en cuenta la información aportada por las encuestas del Eurobarómetro del año 2020, donde se muestra una presencia claramente superior del consumo de los sabores más suaves y apetecibles entre los ciudadanos de esta franja de edad. Del conjunto general de la población europea consumidora de cigarrillos electrónicos, el 48 % usaba cartuchos con sabor a fruta, el 30 % con sabor a mentolado y el 20 %, con sabor dulce a chocolate, vainilla o similares. Estos porcentajes ascendían al 75 %, 46 % y 30 % respectivamente en la franja de entre 15 a 24 años de edad.

Un método cuestionable para dejar de fumar

Uno de los argumentos más empleados en pro del consumo de cigarrillos electrónicos es su utilidad para dejar de fumar tabaco convencional. No es extraño observar a anunciantes y vendedores declarar este supuesto beneficio apoyándose en ocasiones en encuestas o estudios para demostrarlo. No obstante, la gran mayoría de la evidencia científica de la que se dispone hasta la fecha desmiente esta propiedad. Para el médico responsable de la Unidad de Tratamiento de Tabaquismo en el Hospital Universitario de Bellvitge, «el cigarrillo electrónico no es en absoluto recomendable, pero sí podría ser útil en algunos casos determinados de pacientes que no pueden dejar de fumar por otros medios. Recomendamos una estrategia de reducción de daños, teniendo en cuenta que puede provocar ciertas enfermedades, pero muchas menos que el cigarrillo convencional».

El coordinador del área de tabaquismo del SEPAR es más escéptico al respecto: «Si cogemos todos los estudios que hay sobre el consumo de cigarrillos electrónicos podremos decir, desde un punto de vista objetivo y con una evidencia científica sólida, que ahora mismo no son un método eficaz para dejar de fumar ni para reducir el daño del tabaco. Incluso es más habitual que retenga al fumador en el tabaco y evite un intento serio de abandono con el tratamiento que sí ha demostrado ser efectivo: la combinación de asesoramiento psicológico con tratamiento farmacológico». Algo similar piensa el coordinador del grupo de tabaquismo de la SEMG, quien recuerda que «el estudio del Jama Pediatrics de 2014, muestra que los menores que vapean tienen seis veces más posibilidades de ser fumadores de mayores.

Los informes dicen que la mayoría de los fumadores son fumadores duales. Más del 83 % de los estudios llegan a la conclusión de que no son eficaces para dejar de fumar. Dejan de fumar un 28 % menos que el grupo control. Si fuera un fármaco ninguna agencia lo aprobaría». Según los datos del Eurobarómetro, tan solo el 8% de las personas que intentaron dejar de fumar en España en 2020 usaron el cigarrillo electrónico con este fin, cinco puntos por debajo de la media europea.

Normativas más restrictivas sobre la mesa

El 3 de abril de 2014 la Unión Europea aprobó la Directiva 2014/40 relativa a la regulación de los productos de tabaco y los relacionados con este. En la presente legislación se establecen las líneas directrices y los mínimos exigibles en cada estado miembro de la Unión Europea. Individualmente cada país tiene la potestad para incluir requisitos adicionales dentro en su legislación. A nivel nacional, el 9 de junio de 2017 España aprobó su propia normativa, el Real Decreto 579/2017 de 9 de junio, por el que se regulan determinados aspectos relativos a la fabricación, presentación y comercialización de los productos del tabaco y los productos relacionados. Asimismo, el 17 de noviembre de 2017 se modificó la Ley 28/2005 por la que se regulan los lugares de consumo de dispositivos liberadores de nicotina (DSLN) y su publicidad.

Algunos países europeos cuentan con una normativa reguladora del cigarrillo electrónico más estricta. De hecho, una gran mayoría de los estados miembro de la Unión Europea han puesto sobre la mesa la decisión de prohibir los líquidos con aromas. Hungría y Finlandia han sido las primeras en dar el paso y ya lo han implementado en su legislación. Además, Noruega, Finlandia y Suecia los tienen regulados como medicamentos. Fuera de la Unión Europea las regulaciones son muy diversas. Kuwait y Arabia tienen prohibida la venta de DSLN. Japón y Australia comercializan los líquidos con nicotina únicamente como productos terapéuticos. Argentina, Brasil, Costa Rica, Georgia, Paraguay y Panamá tienen una legislación similar a la que tienen los productos de tabaco. Estados Unidos tiene una situación particular.

Hasta el momento los DSLN están regulados de manera más laxa que en la UE, sin embargo, prevén prohibir la comercialización de líquidos con sabores a causa de los múltiples casos acontecidos de consumidores con trastornos respiratorios severos que han producido la muerte en varias personas.

La situación legislativa de España tiene previsto modificar la ley que regula la venta, el suministro, el consumo y la publicidad de los productos de tabaco para incluir y regular con la misma normativa vigente los cigarrillos electrónicos. La venta online de este tipo de productos desaparecerá y en cinco años desde la salida de la ley tendrán la exclusividad de venta los estancos y establecimientos especializados. Son algunas de las medidas que plantea el Anteproyecto de Ley del Mercado de Tabacos y Otros Productos Relacionados que ya ha sido aprobado por el Consejo de Ministros.

noviembre 02/2022 (Diario Médico)

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