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Una investigación de la Universidad de Chile evidencia que controlar obesidad, diabetes e hipertensión podría disminuir significativamente los casos de demencia.
Así se desprende del estudio “Population attributable fraction of modifiable risk factors for dementia in Chile”, realizado por los doctores Pedro Zitko, de la Escuela de Salud Pública de la Facultad de Medicina, y Andrea Slachevsky, Consuelo San Martín y Carolina Delgado, del Departamento de Neurociencia, junto al profesor Rodrigo Vergara, de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, y que fue publicado recientemente en la revista Alzheimer’s & Dementia: Diagnosis, Assessment & Disease Monitoring, perteneciente a la Alzheimer’s Association.
Según explica la doctora Delgado, también perteneciente al Departamento de Neurología y Neurocirugía del Hospital Clínico Universidad de Chile, “países del Hemisferio Norte han hecho grandes investigaciones analizando qué factores de riesgo modificables y no modificables inciden en el riesgo de padecer algún tipo de demencia, ya sea Alzheimer u otras. Basándose en esos algoritmos, y a los datos públicos que ofrece la Encuesta Nacional de Salud que se realizó el 2017, es que realizamos este estudio, con el fin de ver los factores de riesgo asociados a los casos de demencias proyectadas para los próximos 20 años en personas sobre 45 años en nuestro país”.
En ese sentido, explica que analizaron los datos de la ENS en cuanto a nueve factores de riesgo modificables: escolaridad, hipertensión –específicamente presión arterial sistólica-; índice de masa corporal, nivel de actividad física, de consumo de alcohol y de tabaco, además de presencia o ausencia de diabetes, de síntomas depresivos y, por último, de queja auditiva; es decir, que la persona perciba que escucha poco.
“Pudimos apreciar que los factores de riesgo cardiovascular –obesidad, diabetes e hipertensión-, aquellos que aumentan el riesgo de tener enfermedad al corazón o al cerebro, son mucho más altos en Chile que lo que se detecta en otros países. La pérdida auditiva, en cambio, siendo también de importancia, apareció a un nivel similar a lo que ocurre en el extranjero”, explica.
¿Cómo es que esos factores inciden en la posibilidad de desarrollar demencia?
Los factores de riesgo cardiovascular producen deterioro vascular cerebral; el exceso de grasa en la sangre o el aumento de ciertas hormonas como la insulina pueden causar lesiones como pequeños infartos o cambios en el metabolismo de las neuronas y células gliales que podrían propiciar daño vascular y aumentar el riesgo de Alzheimer. La pérdida auditiva también puede generar cambios cerebrales que aumenten el riesgo de demencia.
En ese sentido, la doctora Delgado añade que “en países en vías de desarrollo como Chile, algunos de factores de riesgo cardiovasculares van en disminución, menos la obesidad y la diabetes, que han aumentado durante la última década, por un patrón de alimentación poco sano y actividad física reducida, lo que incrementa la posibilidad de tener hipertensión”.
Las mujeres tienen mayor riesgo que los hombres
En la investigación, analizaron los datos de 3 332 personas, estratificando su análisis por sexo y en dos grupos de edad: de 45 a 64 años y sobre 65 años. Así, “podríamos decir que un 45 % de las demencias que se produzcan en los próximos 20 años entre las personas mayores de 45 años se podrían prevenir si se controlan estos nueve factores de riesgo”.
De esos factores, los de mayor prevalencia son la baja escolaridad, la hipertensión arterial, la pérdida de audición y la obesidad. “Las mujeres presentaron un riesgo promedio de 50,7 % de desarrollar demencia a futuro, cifra que es mayor a la de los hombres, que es de 40,2 %, debido a que ellas tienen menor actividad física y más prevalencia de depresión”, añade la académica.
Al ahondar en estos factores, la doctora Delgado explica que si bien son modificables, hay brechas que se deben tener en cuenta, como la accesibilidad a los audífonos en el caso de quienes tengan algún grado de pérdida auditiva, puesto que están disponibles en el sistema de salud solo para los mayores de 65 años; “o que mucha gente no va al médico a controlarse la presión arterial porque no tienen síntomas ni se sienten mal. Hay que buscar estrategias de acercar estos conocimientos y mejorar el acceso a la población general, de manera que la salud se acerque a las personas”.
Impacto de cambiar los factores de riesgo
Otras investigaciones que está realizando este equipo, en conjunto con académicos de otras unidades tanto de la Universidad de Chile como de instituciones externas, apuntan a ahondar respecto de la importancia de modificar estos factores de riesgo. Es el caso del estudio LatAm FINGERS o “Iniciativa Latinoamericana de Intervención sobre el Estilo de vida para Prevenir el Deterioro Cognitivo”, que es un proyecto regional internacional multicéntrico para la prevención del deterioro cognitivo y demencia mediante la promoción de un estilo de vida saludable.
“Se basa en el estudio FINGER, en el que participaron 1 200 finlandeses de entre 60 y 77 años, organizados en grupo de intervención y de control. El grupo intervenido fue fomentando durante dos años el hacer ejercicio tres o más veces a la semana, dieta saludable, control de factores de riesgo cardiovascular y estimulación cognitiva, gracias a lo cual mejoraron significativamente una serie de variables cognitivas, lo cual además dio como resultado que tuvieron menos eventos cerebrales y cardiovasculares a lo largo del tiempo. Es el estudio con más evidencia de que la demencia y otras enfermedades del adulto mayor se pueden prevenir”, informa la académica.
En nuestro continente, la iniciativa reúne a Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, México, Perú, Puerto Rico, República Dominicana y Uruguay, como parte del “World-Wide FINGERS”, y su principal objetivo es generar evidencia en la población latinoamericana, para la implementación de intervenciones preventivas para grupos en riesgo de deterioro cognitivo. “En este estudio se evaluará el efecto de una intervención sistemática sobre el estilo de vida, tal como se hizo en Finlandia, por lo que reclutarán 100 participantes de entre 60 y 77 años, para ser evaluados en la línea basal y dos veces en un año, lo que se está llevando a cabo en el Hospital Clínico de la Universidad de Chile, con profesionales especialistas de los departamentos de Neurología y Neurocirugía, Medicina Física y Rehabilitación y Medicina Interna.
Por último, en esta misma línea de estudios de prevención en las personas mayores, la doctora Delgado informa que “el 2021 nos adjudicamos un proyecto Fondef IDeA que se llama “M@yores app” y se trata de que generaremos un software para fomentar la práctica de una vida saludable en el adulto mayor, para lo cual contaremos con la colaboración de personas de ese grupo etario, para determinar sus necesidades e intereses en este tema, y la colaboración en el diseño y desarrollo de esta aplicación por parte de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas”.