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Organizaciones de infancia alertan de que entre 10 y 20 millones de niños podrían no regresar a la escuela este curso por la crisis económica derivada de la COVID-19.
Save the Children advierte en un nuevo informe, ‘Build Forward Better’, de que la educación de cientos de millones de niños en una cuarta parte de los países del mundo corre un riesgo alto de colapso.
Por otro lado, el nuevo informe de la organización, ‘Build Forward Better’, señala que factores como el cambio climático, la falta de vacunas frente a la COVID-19, los desplazamientos, los ataques violentos contra las escuelas y la falta de conectividad digital están poniendo en peligro el acceso a la educación de la infancia más vulnerable en 48 países.
Save the Children recuerda que a esta grave situación se deben sumar los 258 millones de niños en todo el mundo que ya estaban fuera de la escuela antes de la pandemia. La organización pide a los líderes políticos que deben aprender de la crisis educativa de la COVID-19, que ha interrumpido la escolarización de más del 90 por ciento de los alumnos del mundo, y adaptar los sistemas educativos para garantizar que los niños que viven en los países con menos recursos no vean peligrar su derecho a la educación.
Según el nuevo análisis de Save the Children, la República Democrática del Congo, Nigeria, Somalia, Afganistán, Sudán del Sur, Sudán, Malí y Libia tienen sistemas educativos que se encuentran en «riesgo extremo» de colapso, seguidos de cerca de Siria y Yemen.
Esta ONG cifra en entre 10 y 16 millones de niños los que corren el riesgo de no regresar a la escuela debido únicamente a los impactos económicos de la COVID-19. Por otro lado, la crisis climática agrava el ya de por sí enorme riesgo, al resultar las escuelas dañadas o destruidas por fenómenos meteorológicos extremos, y es probable que un número cada vez mayor de niños tengan que huir de sus hogares, dejando atrás su educación.
Los nuevos datos de Save the Children siguen una investigación reciente de la organización que encontró que, en promedio, los niños de los países de bajos ingresos han perdido un 66 por ciento más de sus días escolares durante la pandemia, en comparación con sus compañeros de otros países más ricos.
«Casi la mitad de los 75 millones de niños y niñas que interrumpen cada año su educación lo hacen por amenazas climáticas como ciclones, inundaciones y sequías. A todo ello, se suma la pandemia y los horribles ataques contra las escuelas en países como Nigeria y Yemen. Necesitamos construir hacia adelante y de manera diferente, utilizando todo esto como una oportunidad para el cambio positivo», concluye Inger Ashing, directora ejecutiva de Save the Children Internacional.
Por su parte, Plan International denuncia que, en países de rentas bajas, con menos de un 2 por ciento de la población vacunada y con una grave crisis económica, si no se toman medidas la crisis global generada por la COVID-19 podría hacer que 20 millones de niñas no regresen a clase este curso.
«En este escenario, es imprescindible aumentar esfuerzos y habilitar recursos para que ninguna se quede atrás, pero también es fundamental invertir en las habilidades digitales de las adolescentes más vulnerables. Acabar con la brecha digital en un mundo aún más digital después de la pandemia, debe estar en la agenda política y social», señala Concha López, directora general de Plan International España.
Tal y como expone la ONG, ya antes de la pandemia 132 millones de niñas no iban al colegio y este año enfrentan las secuelas de un año difícil para su educación. Un informe de Plan International realizado a través de testimonios de 1 900 adolescentes, padres y profesores de Guatemala, Honduras, Kenia, Nepal y Sudán revela la dificultad de niñas y adolescentes para mantenerse en la educación durante este año de pandemia.
Una media del 46 por ciento de las adolescentes aseguró no haber podido estar en contacto con la clase, una cifra que en Sudán asciende al 84 por ciento. Por su parte, el 77 por ciento de los profesores dijeron no haber podido trabajar online por la falta de aparatos de conexión o acceso a Internet de sus estudiantes. El 41 por ciento de las adolescentes aseguró no haber tenido tiempo para las clases por tener que atender en la casa o trabajar para apoyar económicamente a las familias.
Además, las adolescentes se sienten especialmente inseguras en su retorno a las clases: el 63 por ciento asegura no haber aprendido tanto como estudiando presencialmente.
Según Plan International, no solo se trata de la COVID-19. Los conflictos armados conjuntamente con la crisis climática y la económica están provocando un aumento global del hambre, y las mujeres y las niñas representan el 70 por ciento. Además, cuando las familias sufren económicamente, son ellas las primeras en verse obligadas a dejar los estudios.
En este sentido, las niñas sin educación tienen tres veces más posibilidades de ser casadas o acabar unidas a un hombre mayor que ellas antes de los 18 años que aquellas que terminan la secundaria. «Si se alejan ahora de la educación, muchas nunca volverán a la escuela, lo que supone el fin de su educación y la pérdida de su potencial», advierte la ONG, que alerta de que, como consecuencia de la crisis, se estima que pueda haber 13 millones más de matrimonios infantiles en los próximos 10 años.
septiembre 06/2021 (Europa Press) – Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.