Una investigación presentada en el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC), ha recomendado a las personas con fibrilación auricular, el trastorno del ritmo cardíaco más común, a dejar el hábito y reducir el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular.

Cigarro consumiendose Uno de cada cuatro adultos de mediana edad en Europa y Estados Unidos desarrollará fibrilación auricular, una afección que afectará a hasta 17 millones de personas en la Unión Europea (UE) en 2030. Las personas con fibrilación auricular tienen cinco veces más probabilidades de sufrir un accidente cerebrovascular que las que no sufren de arritmia. El riesgo de muerte también se eleva con la fibrilación auricular, al doble en las mujeres y al 1,5 en los hombres. El ictus es la causa más común de muerte en pacientes con fibrilación auricular.

Estudios anteriores han demostrado que los fumadores son más propensos a desarrollar fibrilación auricular y posterior accidente cerebrovascular. Si bien muchos accidentes cerebrovasculares se previenen con medicamentos anticoagulantes orales, hay datos limitados sobre el impacto de dejar de fumar después de un diagnóstico de fibrilación auricular.

Este estudio examinó la asociación entre dejar de fumar después de un diagnóstico reciente de fibrilación auricular y los riesgos de accidente cerebrovascular y muerte por cualquier causa. Los investigadores utilizaron la base de datos del Servicio Nacional de Seguro Médico de Corea y la base de datos del Examen Nacional de Salud. Se aconseja a los coreanos de 40 años o más que se sometan a un examen médico nacional cada dos años. Las tasas de aceptación son altas: por ejemplo, el 75 por ciento se examinó en 2014.

Los investigadores identificaron 523 174 pacientes con fibrilación auricular recién diagnosticada entre 2010 y 2016. Los pacientes con accidentes cerebrovasculares anteriores fueron excluidos. En el estudio participaron los 97 637 pacientes que se sometieron a una revisión de salud nacional menos de dos años antes de ser diagnosticados con fibrilación auricular, y a una segunda revisión dentro de los dos años siguientes. Se dio seguimiento a los pacientes después del segundo chequeo hasta el final de 2017 por la ocurrencia de un accidente cerebrovascular o la muerte.

La edad media era de 61 años y el 62 por ciento eran hombres. Los participantes se clasificaron según su condición de fumadores antes y después del diagnóstico de fibrilación auricular: nunca fumador, ex fumador (dejó de fumar antes del diagnóstico), fumador (dejó de fumar después del diagnóstico), fumador actual (incluye a los que fumaron de forma persistente antes y después del diagnóstico; y nuevos fumadores que comenzaron después del diagnóstico). Las proporciones de los que nunca fumaron, los ex fumadores, los que dejaron de fumar y los fumadores actuales fueron 51,2, 27,3, 6,9 y 14,6 por ciento, respectivamente.

Durante una mediana de seguimiento de tres años, se produjeron 3 109 accidentes cerebrovasculares y 4 882 muertes por todas las causas (10,0 por cada 1 000 años-persona y 15,4 por cada 1 000 años-persona, respectivamente).

En comparación con los fumadores actuales, los que dejaron de fumar tuvieron una probabilidad un 30 por ciento menor de sufrir un accidente cerebrovascular y un 16 por ciento menor de morir por todas las causas, después de tener en cuenta otros factores que podrían influir en las relaciones, como la edad, el sexo, la hipertensión, el índice de masa corporal y la actividad física.

Las personas que dejaron de fumar siguieron teniendo un mayor riesgo en comparación con los que nunca fumaron. Los riesgos de accidente cerebrovascular y de muerte por todas las causas se elevaron en un 19 y un 46 por ciento, respectivamente, pero estas asociaciones se observaron sistemáticamente solo en los hombres. Los fumadores nuevos y persistentes tenían riesgos aún mayores de sufrir un accidente cerebrovascular en comparación con los que nunca habían fumado. En el caso de los nuevos fumadores, la probabilidad se elevó en un 84 por ciento y en el de los fumadores persistentes en un 66 por ciento.

«Fumar precipita los coágulos de sangre que podrían conducir a un accidente cerebrovascular, por lo que dejar de fumar reduce el riesgo. El resto del riesgo de accidente cerebrovascular después de dejar de fumar podría ser a través del daño ya causado a las arterias, llamado aterosclerosis», explica el autor del estudio, So-Ryoung Lee, del Hospital Universitario Nacional de Seúl (Corea).

marzo 06/2021 (Europa Press) Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.

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