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En un estudio realizado con ratas, científicos brasileños lograron revertir ciertos procesos naturales del envejecimiento que llevan a la disminución de la densidad y la resistencia ósea.
La oxitocina, una sustancia producida por el hipotálamo, y también conocida como “la hormona del amor”, pues se libera en presencia de parejas sexuales, puede erigirse también como una fuerte aliada en el control y en la prevención de la osteoporosis. En el marco de un estudio realizado en la Universidad Estadual Paulista (Unesp, Brasil) con ratas al final su período fértil, se demostró que este mensajero químico revirtió ciertos factores que preceden a la osteoporosis, tales como la disminución de la densidad y la resistencia ósea y también de sustancias que favorecen la formación de los huesos.
“Nuestro estudio se enfoca en la prevención de la osteoporosis primaria, por eso investigamos mecanismos fisiológicos que ocurren durante el período anterior a la menopausia. En esa etapa de la vida de la mujer, las medidas de prevención pueden evitar que los huesos se vuelvan frágiles y que se produzcan fracturas, lo cual podría ir en detrimento de la calidad y de la expectativa de vida”, dice Rita Menegati Dornelles, de la Facultad de Odontología de Araçatuba (FOA-Unesp), en donde coordina el Laboratorio de Fisiología Endócrina y Envejecimiento, dependiente del Departamento de
Este estudio, publicado en la revista Scientific Reports, contó con el apoyo de la FAPESP -(Fundación de Apoyo a la Investigación Científica del Estado de São Paulo).
Mengati Dornelles remarca que existen dos hitos hormonales importantes en la vida de las mujeres: la pubertad y la perimenopausia (la transición hacia la menopausia, que puede extenderse durante varios años). Esto eventos marcan el comienzo y el final del período de fertilidad respectivamente. “Se estudia mucho la posmenopausia, cuando la mujer deja de menstruar. Sin embargo, las oscilaciones hormonales que ocurren antes, en la perimenopausia, ya son bastante fuertes y están relacionadas con la disminución gradual de la densidad ósea. Es necesario realizar estudios que apunten hacia la prevención de la osteoporosis durante esa etapa, pues el período posterior a la menopausia representa alrededor de un tercio de la vida y debe vivírselo con calidad”, dice la investigadora.
En el marco de este estudio, los científicos les aplicaron tan solo dos dosis de la hormona oxitocina, con 12 horas de diferencia entre una inyección y la otra, a un grupo de 10 ratas Wistar. Los animales tenían 18 meses de vida, algo poco común en estudios de laboratorio: las ratas de laboratorio viven en promedio alrededor de tres años, y generalmente las investigaciones se realizan con hembras jóvenes sometidas a ovariectomía. Las ratas del estudio se encontraban cursando el período de la periestropausia, equivalente a la perimenopausia humana, y en proceso natural de envejecimiento.
Al cabo de 35 días de tratamiento con oxitocina, se analizaron muestras de sangre y de la cabeza del fémur de los animales. También se compararon esos datos con los de otras 10 ratas, también con 18 meses de vida, a las cuales no se les aplicaron las inyecciones de la hormona.
En la comparación, los animales a los que se les aplicaron las dosis de oxitocina exhibieron una estructura ósea sin señales de osteopenia (la pérdida de la densidad ósea). El cuadro fue distinto en el grupo de control. “La oxitocina ayuda a modular el ciclo de remodelación ósea de las ratas senescentes. En los animales a los que se les aplicó la hormona se registró un aumento de los marcadores bioquímicos asociados con la renovación del hueso, como la expresión de proteínas que favorecen la formación y la mineralización ósea”, dice Mengati Dornelles.
En los análisis de las muestras de sangre fue posible observar una mayor presencia de biomarcadores óseos sistémicos importantes, como la actividad de la fosfatasa alcalina. “Esta sustancia es producida por las células osteogénicas, y está asociada al proceso de mineralización. Observamos también una merma de otra enzima (TRAP) asociada a la reabsorción ósea”, añadió la investigadora.
Las ratas a las cuales se les aplicó oxitocina poseían huesos más densos. “Verificamos que la zona de la cabeza del fémur aparecía con una mayor resistencia, con menor porosidad y una mejor respuesta biomecánica a la compresión, aparte de exhibir propiedades fisicoquímicas que aseguraban una mayor densidad”, dice.
Secretada por los huesos
La oxitocina es una hormona producida en el hipotálamo cerebral cuya caracterización se concretó a comienzos del siglo pasado. Su liberación quedó asociada al parto y al amamantamiento fundamentalmente.
Pero en estudios más recientes se demostró que una gran cantidad de células (más allá de las del hipotálamo) también secretan esta hormona. “La oxitocina es secretada por las células óseas y nuestros estudios están poniendo en evidencia su asociación con el metabolismo óseo de las hembras durante el proceso de envejecimiento. Generalmente, en mujeres que cursan el período posmenopausia, con un mayor índice de osteoporosis, se registran concentraciones más bajas de oxitocina en el plasma sanguíneo”, dice Mengati Dornelles.
El grupo de investigadores de la Unesp trabaja desde hace 10 años en estudios sobre la participación de la oxitocina en el metabolismo óseo. “Durante este tiempo hemos logrado caracterizar modelos animales que simulan el período de la perimenopausia en la mujer”, dice.
Aumento de fracturas
De acuerdo con proyecciones realizadas por la Organización Mundial de Salud, habrá un aumento del 630 % de las fracturas de cadera (asociadas a la osteoporosis) en Brasil para el año 2050, mientras que en los países desarrollados el aumento esperado durante el mismo período será del 50 %. “Este aumento está relacionado con el envejecimiento de la población, cuyas tasas están creciendo en función de la calidad de vida, la nutrición y realización de actividades físicas, por ejemplo, que son medios importantes de prevención contra enfermedades”, dice la investigadora.
En el estudio, los investigadores analizaron específicamente el área de la cabeza del fémur, pues las fracturas de cadera se registran tres veces más cuando se trata del organismo femenino. “Las consecuencias de estas fracturas son sumamente drásticas, pues implican una dificultad o la imposibilidad de locomoción y comorbilidades”, añade.
Mengati Dornelles remarca que las fracturas de cadera están asociadas a las altas tasas de mortalidad que se informan. Hasta un 24 % fallece durante el primer año después de la fractura de cadera entre las mujeres, y el riesgo aumentado de muerte puede perdurar durante al menos cinco años. “La pérdida de la función y de la independencia entre los sobrevivientes es profunda. Es alrededor del 40 % que queda con una incapacidad para caminar de manera independiente, y de ese total, el 60 % requiere de asistencia un año después. Menos de la mitad de los que sobreviven a la fractura de cadera recuperan su nivel anterior de función”, afirma.
Los investigadores pretenden llevar a cabo en el futuro estudios clínicos sobre el efecto de la oxitocina en la prevención de las osteoporosis en humanos. “Esta hormona es producida naturalmente en nuestro organismo y ya ha sido sintetizada en laboratorio. Así y todo, será necesario un largo estudio para evaluar la eficacia, la seguridad y también para saber la dosis más indicada de la hormona”, sostiene Mengati Dornelles.
Referencia
Fernandes F., Stringhetta-Garcia C.T., Jacon M. , Peres-Ueno M. , Fernandes F., de Nicola A. C., Chacon R. Castoldi, Ozak G.i, Quirino Louzada M.J., Hernandes Chaves-Neto A., Ervolino E. y Menegati Dornelles R.C.: Oxytocin and bone quality in the femoral neck of rats in periestropause. Nature. doi: 10.1038/s41598-020-64683-0