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Al menos 225 personas han muerto por fiebre amarilla en Angola, donde se han registrado 1600 casos desde que estalló el brote en diciembre del año pasado, el peor de este tipo en los últimos 30 años, informó el Gobierno.
El ministro de Sanidad angoleño, Luis Sambo, actualizó la cifra de fallecidos, que en marzo se situaba en 158, durante la visita de la directora general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Margaret Chan, al país africano para abordar esta crisis sanitaria.
«En este momento estamos completando la campaña de vacunación en la provincia de Luanda y tan pronto como sea posible se iniciará en otras provincias», explicó Sambo, citado por la agencia de noticias angoleña Angop.
El ministro precisó que desde diciembre se han registrado 1600 casos en 16 provincias de todo el país y que la tasa de mortalidad de la epidemia es de cerca del 14 por ciento.
Durante su estancia en Angola, Chan se reunió con el presidente angoleño, José Eduardo dos Santos, y visitó varios centros de vacunación y hospitales de la capital.
La OMS felicitó a las autoridades por sus esfuerzos para frenar la epidemia, ya que cerca del 87 % de la población de la provincia de Luanda, donde se ha registrado el mayor número de afectados, ya ha sido vacunada.
No obstante, insistió en que el Gobierno tendrá que vacunar urgentemente 19,3 millones de personas para detener la epidemia.
Al no existir un tratamiento específico de cura, salvo la mitigación de sus efectos -insuficiencia hepática, renal o lesión miocárdica en casos agudos-, la prevención es básica y depende de vacunas y de evitar la reproducción de los mosquitos.
Por eso, Chan también pidió a las familias angoleñas que «luchen contra los mosquitos» para evitar el contagio.
La fiebre amarilla es una infección viral transmitida por mosquitos infectados de la familia «Flaviviridae», cuya especie «Aedes Aegypti» prolifera en las zonas urbanas y la «Haemagogus» en las selváticas.
abril 6/2016 (reuters)