Los pacientes con síndrome de piernas inquietas (SPI) tienen más del doble de probabilidades de desarrollar cardiopatías y se multiplica por 2,5 el riesgo de hipertensión arterial, según muestra un estudio presentado en la XX Reunión Anual de la Sociedad Española de Sueño.“Se demuestra que trastornos del sueño como el SPI no solamente conllevan un empeoramiento de la calidad de vida de los pacientes, sino también un considerable aumento de la morbilidad cardiovascular”, explica el presidente de la Sociedad Española de Sueño, Diego García-Borreguero.
Sin embargo, esta llamada de atención sobre la morbilidad de este síndrome choca con la escasa concienciación social y el grado de preparación que, según la sociedad médica, existe en España en torno a la necesidad de tratamiento de los trastornos del sueño. “Tenemos carencias en la población general en cuanto a la importancia que deben darle a sus problemas de sueño”, afirma.
También denuncia “una carencia absoluta en la profesión médica en general y en la atención primaria en particular”, al tiempo que critica que hay un número insuficiente de somnólogos y de unidades de trastornos del sueño que puedan atender las necesidades de los pacientes.
“Esto hace que la mayor parte de las personas con enfermedades del sueño o nunca lleguen a ser diagnosticadas o tengan que superar unas listas de espera excesivamente largas”, concreta el Dr. García-Borreguero.
Esta enfermedad que se caracteriza por la imperiosa necesidad de mover las piernas, frecuentemente acompañada de sensaciones molestas en los estados de reposo, sobre todo por la tarde y noche, provocando gran dificultad para conciliar y mantener el sueño y generando agotamiento, problemas de memoria y concentración.
En concreto, un estudio llevado a cabo a finales del 2010 por la Asociación Española de Síndrome de Piernas Inquietas (AESPI), en colaboración con el Instituto de Investigaciones del Sueño, ha revelado que el 66% de los pacientes con SPI que están bajo tratamiento presentan crisis sintomáticas que irrumpen durante el día.
“Estos reveladores datos ponen de manifiesto la necesidad de nuevos tratamientos que faciliten una terapia continuada durante las 24 horas del día, ya que hasta el momento, las soluciones terapéuticas se han centrado específicamente en el control de las crisis nocturnas”, comenta el citado especialista.
En concreto, los síntomas diurnos, que se manifiestan principalmente en los momentos de inmovilidad, son uno de los factores fundamentales de la pérdida de calidad de vida en los pacientes con este trastorno.
“Estas personas tienen grandes dificultades para estar sentados, relajarse, trabajar, conducir, participar en una reunión, viajar en transporte público, ir al cine o al teatro, aspectos de la vida que todos consideramos naturales y que ellos no pueden disfrutar con normalidad”, indica el citado especialista.
marzo 11/2011 (JANO)

Comments

Comments are closed.

Name

Email

Web

Speak your mind

*
  • Noticias por fecha

  • Noticias anteriores a 2010

    Noticias anteriores a enero de 2010

  • Suscripción AL Día

  • Categorias

    open all | close all
  • Palabras Clave

  • Administración