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Un aumento moderado de las caminatas disminuyó en forma significativa la presión arterial en adultos mayores sedentarios hipertensos.
Alrededor del 80 % de los adultos mayores de 65 años en EE.UU. son hipertensos. La modificación del estilo de vida a menudo es la primera línea de tratamiento para el manejo de la hipertensión; pero, a pesar de los beneficios conocidos del aumento de la actividad física, son frecuentes las barreras para realizar una actividad regular estructurada.
Elizabeth Lefferts, del Departamento de Kinesiología de la Universidad Estatal de Iowa y sus colaboradores, llevaron a cabo el estudio publicado en el Journal of Cardiovascular Development and Disease para evaluar el impacto de una intervención sencilla sobre el estilo de vida de las personas mayores sedentarias y determinar si podían mantener la intensificación de sus caminatas a lo largo del tiempo.
La actividad física más frecuente en las personas mayores es la caminata porque es accesible, de bajo costo y fácil de implementar. Sin embargo, no se ha definido con exactitud la cantidad de pasos que se deben caminar para obtener un beneficio claro para la salud. Algunos proponen caminar 10 000 pasos por día como objetivo general para la salud pública, pero es difícil de alcanzar en las personas mayores, quienes en promedio caminan unos 4 200 pasos diarios.
Las pautas actuales en Estados Unidos recomiendan que los adultos en general deben realizar al menos 150 minutos semanales de actividad física aeróbica moderada a vigorosa para obtener beneficios sustanciales para su salud. Las autoras plantean que en adultos mayores sedentarios alcanzar una cantidad absoluta de pasos diarios podría ser menos crítico para mejorar su salud que el aumento de la cantidad de tiempo que dedican a caminar en comparación con los niveles basales.
Métodos y población estudiada
Para evaluar su hipótesis, estudiaron a un grupo de adultos mayores de 65 años con hipertensión o en tratamiento con agentes antihipertensivos en dosis estables, con sobrepeso u obesos y con un nivel de actividad física menor de 8000 pasos diarios. Cabe señalar que la investigación se realizó en plena pandemia de COVID-19, por lo que todas las entrevistas y evaluaciones se hicieron a distancia.
La investigación, de una sola rama, completó evaluaciones en la entrevista basal, a las 10 semanas y a las 20 semanas durante el período de intervención. Después de la selección se entregó a cada participante una tableta para interactuar con un entrenador asignado para realizar las evaluaciones y responder las dudas, un podómetro, un tensiómetro, una balanza, cuestionarios para realizar autoevaluaciones y folletos impresos con instrucciones. Los participantes registraron su presión arterial y frecuencia cardíaca, en lo posible a la misma hora cada día durante ambas fases del estudio. También midieron y registraron sus pesos y completaron cuestionarios sobre los alimentos ingeridos, los determinantes cognitivos sociales de la actividad física para investigar su percepción del riesgo, expectativas de resultados, motivaciones e intenciones antes de comenzar la intervención. Se promediaron las respuestas a cada cuestionario para crear una puntuación global de motivación y acción.
La intervención consistió en dos fases: durante la primera, activa (semanas 1-10) se brindó asistencia para el cambio de conducta con el fin de ayudar a alcanzar los objetivos de los pasos y durante la segunda, de automantenimiento (semanas 11-20) se proporcionó una asistencia mínima. Los participantes no debían alcanzar un recuento de pasos diarios según un requisito estricto de tiempo o intensidad de la marcha, sino que debían acumular pasos durante el día de cualquier manera acorde con su estilo de vida. Se les solicitó que el aumento de la cantidad de pasos fuera gradual para disminuir el riesgo de lesiones. Se obtuvieron promedios de la actividad realizada durante todos los días, con 10 horas de uso del podómetro electrónico, como mínimo.
Resultados
El 91 % de los participantes completó todas las evaluaciones y utilizaron el podómetro durante más de 10 horas el 97 % de los días durante el período de intervención. En ese lapso, la cantidad de pasos fue significativamente mayor que en la evaluación basal. Al cabo de 20 semanas habían mejorado tanto la presión sistólica (137 ± 10 a 130 ± 11 mm Hg) como la diastólica (81 ± 6 a 77 ± 6 mm Hg). Durante el período de estudio, no se registraron cambios en el uso de medicación antihipertensiva ni en la dieta.
Discusión y conclusiones
En esta intervención en adultos mayores sedentarios, el aumento de la cantidad de pasos diarios a 3 000 aproximadamente disminuyó en forma significativa la presión arterial sistólica y diastólica a las 20 semanas en 7 y 4 mm Hg, respectivamente. El aumento de los pasos diarios se mantuvo incluso durante el período de contacto mínimo con el personal durante la fase de automantenimiento, con un descenso adicional de otros 2 mm Hg en los registros de presión.
Las autoras afirman que la medición de los pasos diarios es una métrica fácil de interpretar y comprender, por lo que es un objetivo ideal para promover la actividad física en esta población. Investigaciones sugirieron que disminuciones similares a las magnitudes informadas corresponden a una reducción del riesgo relativo de mortalidad por todas las causas del 11 %, y del 16 % en el caso de la mortalidad cardiovascular, del 18 % del riesgo de cardiopatía y del 36% del riesgo de accidente cerebrovascular.
Los resultados podrían tener importantes repercusiones entre los profesionales que intentan desarrollar una estrategia simple, efectiva y de aplicación generalizada para disminuir la presión arterial.
Lefferts EC, Saavedra JM, Song BK, Brellenthin AG, Pescatello LS, Lee D. Increasing Lifestyle Walking by 3000 Steps per Day Reduces Blood Pressure in Sedentary Older Adults with Hypertension: Results from an e-Health Pilot Study. J Cardiovasc Dev Dis[Internet]. 2023[citado 7 oct 2023]; 10(8): 317. https://doi.org/10.3390/jcdd10080317
9 octubre 2023 |Fuente: siicsalud| Tomado de Noticias biomédicas
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