alergia respiratoriaUn equipo del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (Ibima-Plataforma Bionand) ha publicado un estudio ‘revolucionario’ que identifica los mecanismos involucrados en la respuesta de la alergia respiratoria local y abre la puerta a mejores diagnósticos y tratamientos más adecuados.

La alergia respiratoria (rinitis, conjuntivitis y asma) es una de las principales enfermedades crónicas en niños y adultos, ha informado este viernes el Ibima en un comunicado.

Esta patología afecta de forma importante a la calidad de vida de los pacientes que la padecen y se relaciona con un bajo rendimiento escolar y una disminución muy significativa de la productividad laboral, y todo ello acarrea unos elevados costes y merma las posibilidades vitales y profesionales de los pacientes.

Algunos tipos de alergia respiratoria se manifiestan de forma sistémica (afectan a distintos órganos a la vez), en la piel o en la sangre (estos casos se denominan alergia atópica), pero hasta un 25 por ciento de los pacientes alérgicos, a pesar de tener síntomas similares, pueden presentar resultados negativos en todas las pruebas clásicas para evaluar la sensibilización.

Este escenario clínico se denomina alergia local y tiene como consecuencia que un número elevado de pacientes queden sin diagnóstico. No obstante, tanto los pacientes atópicos como los locales responden positivamente a intervenciones específicas como la inmunoterapia con alérgenos (administración de dosis pequeñas y crecientes de la sustancia que produce la alergia, con el objetivo de disminuir los síntomas en futuras exposiciones al agente causante).

El diagnóstico de la alergia respiratoria local requiere de la realización de pruebas de exposición controlada a alérgenos (administración de pequeñas cantidades de la sustancia que produce la reacción alérgica hasta producir la reacción alérgica y evaluar los síntomas que experimenta el paciente) por vía nasal, conjuntival o bronquial. Estos test son largos y laboriosos y, además, precisan de personal entrenado y recursos técnicos, por lo que no están implementados en todos los centros sanitarios, lo que limita la identificación de los desencadenantes alérgicos de la enfermedad respiratoria en los pacientes no atópicos (los que dan negativo en dichas pruebas).

De este modo, el acceso de los pacientes con alergia local a la inmunoterapia con alérgenos es más restringido, lo que favorece que la enfermedad se haga más grave, por ejemplo, con la aparición de asma en sujetos con rinitis.

En este trabajo se demuestra que los pacientes con alergia local tienen una síntesis de IgE (Inmunoglobulina E, un tipo de anticuerpo) específica de alérgenos en la mucosa respiratoria. Hasta ahora, se había cuestionado la participación de la IgE en esta enfermedad, lo que impedía el desarrollo de técnicas diagnósticas más sencillas y la comprensión del mecanismo de acción de la inmunoterapia con alérgenos.

La demostración del papel de la IgE específica en la alergia local ha permitido la utilización de pruebas in vitro (pruebas de laboratorio con una muestra de sangre del paciente), como el test de activación de mastocitos o de basófilos, para el diagnóstico de la alergia local. Estos exámenes se realizan en una muestra de sangre recogida en pacientes sin necesidad de que estén sufriendo una respuesta alérgica en ese momento, lo cual resulta mucho más sencillo, rápido y seguro para el paciente que la exposición controlada con alérgeno.

De este modo, resulta más fácil identificar a los pacientes con alergia respiratoria local y tratarlos con inmunoterapia con alérgenos, lo que redundará en una menor prevalencia de fenotipos graves de alergia respiratoria en edades posteriores de la vida.

25 noviembre 2023 (EFE) – Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.

noviembre 25, 2023 | gleidishurtado | Filed under: Enfermedades Respiratorias | Etiquetas: , , , , |

grupo medicosUna nueva guía de cuatro organizaciones médicas líderes debería ayudar a los médicos a determinar si alguien ha sufrido muerte cerebral.

«Hasta ahora, ha habido dos guías separadas para determinar la muerte cerebral, una para adultos y otra para niños», dijo el autor Dr. Matthew Kirschen, médico de cuidados críticos en el Hospital Infantil de Filadelfia.

«Esta actualización integra la orientación para adultos y niños en una única guía, proporcionando a los médicos una manera comprensiva y práctica de evaluar a alguien que ha sufrido una lesión cerebral catastrófica para determinar si cumple con los criterios de muerte cerebral», dijo Kirschen en un comunicado de prensa de la Academia Americana de Neurología (AAN).

La guía fue elaborada conjuntamente por la AAN, la Academia Americana de Pediatría (AAP), la Sociedad de Neurología Infantil (CNS) y la Sociedad de Medicina de Cuidados Críticos (SCCM).

En la muerte cerebral, hay un cese completo y permanente de la función cerebral después de una lesión cerebral catastrófica.

«La muerte cerebral significa que los médicos no pueden observar ni provocar ningún signo clínico de función cerebral», dijo el autor Dr. David Greer, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Boston. «La muerte cerebral es diferente de los estados comatosos y vegetativos. Las personas no se recuperan de la muerte cerebral. La muerte cerebral es la muerte legal».

Las directrices ofrecen a los profesionales un procedimiento estandarizado para evaluar a las personas en cuanto a cualquier funcionamiento clínico de su cerebro y tronco cerebral. Las políticas actuales varían entre los hospitales de EE.UU. y en todo el mundo, señalaron los autores. Recomiendan que los administradores de hospitales aseguren que las políticas de determinación de muerte cerebral de su hospital se actualicen para ser consistentes con esta nueva guía.

El médico declarará muerte cerebral si una persona tiene una lesión cerebral catastrófica, sin posibilidad de recuperar ninguna función cerebral; totalmente sin responder a estímulos; no demuestra ninguna función cerebral o del tronco cerebral; y no respira por sí misma.

Se creó una aplicación digital para guiar a los médicos a través del proceso de determinación de la muerte cerebral. Está disponible de forma gratuita en el sitio web de la AAN.

La Dra. Sonia Partap, profesora clínica de neurología en la Universidad de Stanford, dijo que los pediatras reciben con agrado el desarrollo de esta guía de consenso.

«La muerte de cualquier niño nunca es menos que devastadora. Los pediatras comparten una relación especial y confianza con sus pacientes y esta guía es para asegurarnos de ayudar a las familias a pasar por las circunstancias más difíciles», dijo Partap.

La guía fue financiada por la Academia Americana de Neurología. Es una actualización de las guías de práctica para adultos de la AAN de 2010 y las guías de práctica pediátrica AAP/CNS/SCCM de 2011 para determinar la muerte cerebral. Fue publicada en línea el 11 de octubre en Neurology.

Referencia

Greer DM, Kirschen MP, Lewis A, Gronseth GS, Rae-Grant A, Ashwal S, et al.  Pediatric and Adult Brain Death/Death by Neurologic Criteria Consensus Guideline. Report of the AAN Guidelines Subcommittee, AAP, CNS, and SCCM. Neurology [Internet]. 2023[citado 13 nov 2023]. DOI: 10.1212/WNL.0000000000207740

14 noviembre 2023 | Fuente: HealthDay| Tomado de Noticias de Salud| Neurología

noviembre 14, 2023 | gleidishurtado | Filed under: actividad cerebral, Cerebro, Neurología | Etiquetas: , , , , , , |

DiabetesUna próxima declaración conjunta sobre urgencias hiperglucémicas en adultos con diabetes restará importancia a la glucosa como criterio de diagnóstico para la cetoacidosis diabética, junto con muchas otras actualizaciones de la última declaración sobre el tema, publicada hace 14 años.

Basado en extensas revisiones de la literatura y observaciones de las tendencias actuales, el nuevo documento, que se publicará próximamente, cubrirá el diagnóstico y tratamiento de las dos emergencias hiperglucémicas agudas más graves observadas en adultos, la cetoacidosis diabética y el estado hiperosmolar hiperglucémico.

Una novedad en la versión 2023 será un fuerte énfasis en los riesgos excesivos de morbilidad y mortalidad asociados con la presentación «híbrida» cada vez más frecuente de las dos afecciones juntas, que ahora se observa en aproximadamente un tercio de los casos. El nuevo informe también instará a los médicos a investigar por qué la persona experimentó la emergencia.

Si bien se reconoce que la diabetes de nueva aparición y las infecciones son causas precipitantes de la cetoacidosis diabética, se debe identificar si existe una omisión de insulina relacionada con las finanzas, la salud mental u otros determinantes sociales, y se debe dirigir a los pacientes a los recursos apropiados, dijeron los expertos que anticipan el nuevo informe de la European Association for the Study of Diabetes (EASD) en el próximo congreso.

«El desafío es que, aunque estuvimos progresando durante mucho tiempo en términos de esas crisis hiperglucémicas, en realidad nos hemos estancado y todavía hay muchas personas siendo hospitalizadas, y cuando miras a escala global, hay aún más», advirtió el Dr. Robert A. Gabbay, Ph. D., director médico y científico de la American Diabetes Association (ADA).

El nuevo informe de consenso contará con el respaldo conjunto de la American Diabetes Association, la European Association for the Study of Diabetes, la American Association of Clinical Endocrinology, la Diabetes Technology Society y las Joint British Diabetes Societies for Inpatient Care. La declaración de consenso anterior sobre el tema fue publicada en 2009 únicamente por la American Diabetes Association.

Las nuevas definiciones de cetoacidosis diabética y estado hiperosmolar hiperglucémico reflejan tendencias emergentes

La declaración revisará la definición de cetoacidosis diabética, en parte impulsada por la creciente aparición y reconocimiento de la cetoacidosis euglucémica que surge del uso de inhibidores del cotransportador de sodio-glucosa tipo 2 (SGLT2). Para todos los pacientes con crisis hiperglucémica, el límite de hiperglucemia ahora se reduce a 200 mg/dl (11,1 mmol/l) desde los 250 mg/dl anteriores.

Sin embargo, el límite de glucosa se eliminó por completo para las personas con antecedentes de diabetes.

«Ambos cambios reconocen el amplio rango de niveles de glucosa en presencia de cetoacidosis diabética. Aproximadamente 10 % de la cetoacidosis diabética ocurre con euglucemia o casi normoglucemia», señaló la coautora, Dra. Shivani Misra, Ph. D., profesora clínica y consultora honoraria de medicina metabólica en el Imperial College, en Londres, Reino Unido.

Para evaluar la cetosis en la cetoacidosis diabética, la nueva declaración recomienda encarecidamente el uso de beta-hidroxibutirato, ya sea mediante una prueba en el lugar de atención o mediante una medición del nivel sérico en un laboratorio, con un límite bajo de ≥ 3,0 mmol/l. Alternativamente, se puede utilizar un valor de tira de cetonas en orina de 2+ o mayor.

Sin embargo, la prueba de beta-hidroxibutirato está más disponible ahora que en 2009 y se prefiere mucho a la medición de cetonas en orina, porque es la cetona predominante durante la acidosis. Además, el acetoacetato en orina (medido con las tiras) aumenta paradójicamente durante la resolución de la cetoacidosis diabética y pueden producirse interferencias farmacológicas con la medición de cetonas en orina, señaló la Dra. Misra.

La acidosis metabólica ahora se define como un pH <7,3 o una concentración de bicarbonato <18 mmol/l, frente a 15 en algunas directrices anteriores, incluida la del Reino Unido. Además, la brecha aniónica se eliminó de la definición principal, pero, según el documento, aún se puede utilizar en entornos donde las pruebas de cetonas no están disponibles.

Al igual que antes, la nueva declaración clasificará la cetoacidosis diabética en leve, moderada y grave, pero ahora, por primera vez, hay recomendaciones de atención para cada uno de esos niveles, así como para el estado hiperosmolar hiperglucémico.

Para el estado hiperosmolar hiperglucémico, el límite de glucosa de ≥ 600 mg/dl seguirá siendo el mismo. Pero ahora, la osmolalidad sérica efectiva se ha reducido de >320 a >300 mOsm/l para tener en cuenta el efecto de la deshidratación, junto con un criterio alternativo de osmolalidad sérica total > 320 mOsm/l. Los mismos dos cambios que con la cetoacidosis diabética tanto para las cetonas como para la acidosis también se han incluido para el estado hiperosmolar hiperglucémico.

Cuando se le solicitaron sus comentarios, el Dr. Charles Alexander, miembro de la audiencia en la sesión y consultor independiente de la industria de la diabetes, dijo a Medscape Noticias Médicas: «Me gustó la propuesta de eliminar la brecha aniónica en la toma de decisiones y centrarme en la medición de las cetonas en sangre, principalmente el betahidroxibutirato, en el diagnóstico de cetoacidosis diabética y seguimiento del efecto del tratamiento.

«Si alguien se encuentra bajo tratamiento con un inhibidor de cotransportador de sodio y glucosa tipo 2 (SGLT2), no es necesario vigilar los niveles de glucosa en sangre, que pueden ser normales o casi normales en el caso de la cetoacidosis diabética».

Pero el Dr. Alexander piensa que deberían haber eliminado los niveles de glucosa por completo como parte de la definición de cetoacidosis diabética/estado hiperosmolar hiperglucémico, incluso para personas sin diabetes.

«El problema es que la educación médica durante muchos años nos ha enseñado que la cetoacidosis diabética es una condición de nivel alto de glucosa en sangre, pero puede que no lo sea. Es bueno que dijeran que los niveles de glucosa en sangre no eran importantes si el paciente tenía antecedentes de diabetes. Sin embargo, una glucosa de 200 mg/dl puede no ser lo suficientemente baja si alguien está bajo tratamiento con un inhibidor de cotransportador de sodio y glucosa tipo 2. Es necesario que haya un umbral mucho más bajo para medir las cetonas en sangre en cualquier persona con náusea, vómito y dolor abdominal, independientemente del nivel de glucosa en sangre».

Manejo agudo: líquidos intravenosos, insulina y potasio

Al igual que la declaración de 2009, la nueva incluirá diagramas de flujo de manejo detallado para cetoacidosis diabética y estado hiperosmolar hiperglucémico, pero esta vez en color. Esta nueva declaración incluye algoritmos individuales para el manejo con líquidos intravenosos, insulina y potasio. El bicarbonato se eliminó y se relegó a una nota a pie que indica que solo debe considerarse si el pH es <7,0.

En cuanto al tratamiento con líquidos, la nueva declaración ofrece más información sobre el uso de cristaloides para la deshidratación y la recomendación de agregar dextrosa al tratamiento con líquidos por vía intravenosa como sustrato cuando la glucosa cae por debajo de 250 mg/dl, para prevenir la hipoglucemia. Para la cetoacidosis diabética euglucémica, la recomendación es incluir simultáneamente dextrosa y solución salina normal.

Y, por primera vez, la insulina subcutánea en lugar de la intravenosa se considera aceptable para la cetoacidosis diabética leve, pero no para la moderada o grave.

Se sugieren dos opciones para la insulina intravenosa en el estado hiperosmolar hiperglucémico: se puede administrar primero el líquido y agregar una infusión de insulina de dosis fija y baja, o se pueden administrar líquidos e insulina al mismo tiempo.

Los criterios para la resolución de la cetoacidosis diabética son un pH venoso ≥ 7,3 o bicarbonato > 18 mmol/l, cetonas < 0,6 mmol/l y glucosa idealmente < 200 mg/dl (11,0 mmol/l). Para el estado hiperosmolar hiperglucémico, se sugiere resolución cuando la osmolalidad sérica medida o calculada cae a < 300 mosm/kg, la glucosa en sangre es < 250 mg/dl (13,9 mmol/l), la producción de orina > 0,5 ml/kg/hora y el estado cognitivo mejora.

La declaración también proporcionará opciones recomendadas detalladas para la transición de insulina intravenosa a insulina subcutánea, pero deja al criterio clínico la decisión de cuándo se puede dar de alta al paciente. No se recomienda el inicio o la continuación de inhibidores de cotransportador de sodio y glucosa tipo 2 en ningún momento durante la hospitalización por crisis de hiperglucemia.

Mitigar las complicaciones, prevenir la recurrencia

Además de enumerar las posibles complicaciones del tratamiento de las crisis hiperglucémicas, tal como lo hacía la declaración de 2009, la nueva ofrecerá estrategias de mitigación para algunas de las más frecuentes. Para prevenir la hipoglucemia, se recomienda monitorear frecuentemente la glucosa en sangre además de agregar dextrosa a los líquidos intravenosos cuando la glucosa cae por debajo de 250 mg/dl.

Para la prevención de la hipopotasemia, que ocurre en aproximadamente la mitad de los pacientes tratados por cetoacidosis diabética y estado hiperosmolar hiperglucémico, el consenso recomienda monitorear el potasio cada cuatro horas y reponerlo añadiendo líquidos.

La lesión renal aguda, que también ocurre en aproximadamente la mitad de las personas tratadas por cetoacidosis diabética o estado hiperosmolar hiperglucémico, generalmente se resuelve con hidratación. Se recomienda monitorear diariamente la función renal.

Prevención de la recurrencia: muchos factores más allá de los clínicos

La prevención de la recurrencia con reingreso por cetoacidosis diabética o estado hiperosmolar hiperglucémico, que ocurre en hasta 22 % de los pacientes estadounidenses dentro de los 30 días, implica un seguimiento estrecho dentro de las dos a cuatro semanas posteriores al alta (incluso a través de telemedicina) y la evaluación de las posibles causas, incluyendo trastornos de salud mental y determinantes sociales de la salud.

Se debe proporcionar una educación adecuada, incluida una «educación estructurada» que incluya la resolución de problemas, reglas para los días de enfermedad, técnicas de inyección, revisión de las dosis de insulina, consideración del monitoreo continuo de la glucosa y pruebas caseras de cetonas.

Los pacientes deben recibir un suministro adecuado de insulina y equipo duradero para la diabetes, junto con información de contacto de los profesionales de la salud que puedan ayudarlos. Los profesionales de servicios sociales pueden ser útiles para los pacientes que carecen de un acceso confiable.

El Dr. Gabbay dijo a Medscape Noticias Médicas: «Lo revelador es que normalmente tendemos a pensar en la cetoacidosis diabética como la forma en que las personas tienden a ser diagnosticadas con diabetes y, sí, es cierto, pero eso es solo una minoría de personas. Esos síntomas podrían prevenirse mediante pruebas de detección, pero todas estas otras personas y la cantidad de episodios recurrentes es un área que de verdad implica que existe una falla del sistema y podemos hacerlo mejor para garantizar que no suceda».

La educación es solo una parte de ello, subrayó. «No es solo una cuestión de inteligencia. Son factores sociales, y puede haber problemas psicológicos complejos y problemas de salud mental. Necesitamos detectar esas cosas cuando vemos que alguien regresa por segunda, tercera, quinta o sexta vez. Todos lo hemos visto. Educarlos para que simplemente tomen insulina no es la respuesta… Hay que hacer preguntas e involucrarlos para que profundicen un poco más».

El Dr. Gabbay es empleado de la American Diabetes Association. El Dr. Alexander ha informado que es asesor no remunerado de diaTribe y consultor de Kinexum. La Dra. Misra ha recibido honorarios como oradora de Sanofi y ABCD y una subvención de investigación iniciada por investigadores de Dexcom, y es fideicomisaria de la Diabetes Research and Wellness Foundation en el Reino Unido.

Referencias

Umpierrez G, Hirsch IB, Dhatariya K, Misra S, Galindo RJ, Fadini GP, Gabbay RA. EASD/ADA Symposium: Hyperglycaemic crises in adult patients with diabetes consensus report. European Association for the Study of Diabetes Annual Meeting. Hamburgo: Alemania; 2023.

Kitabchi AE, Umpierrez GE, Miles JM, Fisher JN. Hyperglycemic crises in adult patients with diabetes. Diabetes Care[Internet]. 2009[citado 4 nov 2023];32(7):1335-43. doi: 10.2337/dc09-9032. PMID: 19564476.

6 noviembre 2023 | Fuente: Medscape| Tomado de Noticias Médicas

dieta prebioticaEn adultos con sobrepeso, una intervención prebiótica que cambia el microbioma en dosis altas disminuye en dos semanas las respuestas cerebrales a las señales de alimentos ricos en calorías.

El artículo publicado por la revista Gut se propuso evaluar la capacidad de la fibra prebiótica en dosis altas para alterar el microbioma intestinal y, por lo tanto, los patrones de activación neuronal de la alimentación provechosa en una población con riesgo de aumento de peso y resistencia a la insulina.

A pesar de los estudios en animales que sugieren que los nutrientes prebióticos de origen vegetal reforzarían las funciones cerebrales homeostáticas y hedónicas a través de mejoras en la comunicación microbioma-intestino-cerebro, poco se sabe acerca de si estos resultados son aplicables a los seres humanos.

Los autores sugieren que la fibra dietética puede influir tanto en la composición de las bacterias intestinales como en las señales de valiosas del cerebro y las tomas de decisiones alimentarias asociadas.

Los prebióticos se utilizan para fomentar la colonización de bacterias beneficiosas en el intestino. Estas fibras dietéticas no digeribles se encuentran en alimentos de origen vegetal como cebollas, puerros, alcachofas, trigo, bananas y, en concentraciones significativas, en la raíz de achicoria.

Favorecen la salud intestinal promoviendo el crecimiento y la actividad de las bacterias intestinales beneficiosas.

Detalles del trabajo

El estudio aleatorizado, controlado y de diseño cruzado, prueba los efectos de una dosis alta de fibra prebiótica en la toma de decisiones alimentarias relacionadas con la satisfacción y evalúa posibles marcadores microbianos y metabólicos.

Los investigadores profundizaron en la posible influencia de ciertos prebióticos en la función cerebral con la mejora de la comunicación entre el microbioma intestinal y el cerebro.

El estudio que encabezó el Centro Médico de la Universidad de Leipzig (Medical Faculty of the University of Leipzig), Alemania, resalta que la ingestión de dosis altas de prebióticos dietéticos conduce a una reducción en la actividad cerebral conectada con la satisfacción que proviene de estímulos alimentarios hipercalóricos.

Los 59 adultos jóvenes y de mediana edad seleccionados, con sobrepeso (19 mujeres, 18-42 años, índice de masa corporal 25-30 kg/m2) y dieta occidental omnívora consumieron en dos semanas, 30 gramos diarios de insulina, prebiótico derivado de la raíz de la achicoria y se sometieron a resonancia magnética funcional antes y después de la ingesta suplementaria indicada.

Además, analizaron la sangre en ayunas de los voluntarios, los niveles de ácidos grases de cadena corta (AGCC), hormonas gastrointestinales, glucosa/lípidos y marcadores inflamatorios.

Durante la ejecución de las resonancias magnéticas funcionales, los participantes observaron la proyección de imágenes de alimentos y fueron consultados por la magnitud del deseo que les generaban los alimentos representados.

Tras la prueba de resonancia magnética, recibieron el plato mejor valorado con pedido expreso de consumirlo.

Resultados de la investigación

El estudio informa que después de la ingesta de prebióticos, disminuyó la activación de las áreas del cerebro relacionadas con la satisfacción (tegmental ventral y corteza orbitofrontal) hacia los alimentos deseados, altos en calorías.

El efecto se vio acompañado por un cambio en la composición de las bacterias intestinales. Mientras que los niveles sanguíneos en ayunas permanecieron en su mayoría sin cambios, la secuenciación de ARNr 16S mostró alteraciones significativas en el microbioma. Entre ellas, los autores observaron  un aumento en la presencia de bifidobacteriaceae productoras de AGCC, y cambios en más de 60 vías de señalización funcional posterior a la ingesta de prebióticos.

Los hallazgos surgidos de neuroimágenes avanzadas, secuenciación de una nueva generación de bacterias intestinales y análisis combinados de posibles vías metabólicas, sugieren que los cambios microbianos funcionales pueden subyacer a la alteración de la respuesta cerebral provocada por las señales de alimentos hipercalóricos.

El estudio precisa que una intervención prebiótica atenuó la activación cerebral relacionada con la satisfacción durante la toma de decisiones alimentarias, en paralelo con cambios en el microbioma intestinal.

Los investigadores afirman que se necesitan más estudios para investigar si los tratamientos que alteran el microbioma podrían abrir nuevas vías para enfoques menos invasivos en la prevención y el tratamiento de la obesidad. Una mejor comprensión de los mecanismos subyacentes entre el microbioma, el intestino y el cerebro permitiría desarrollar nuevas estrategias que promuevan hábitos alimentarios más saludables en personan en situación de riesgo.

El artículo informa que un estudio de seguimiento en desarrollo examina actualmente los efectos de la administración a largo plazo de altas dosis de prebióticos sobre el comportamiento alimentario, la función cerebral y el peso corporal en personas con sobrepeso y obesidad.

Referencia

Medawar E, Beyer F, Thieleking R, Bastiaan Haange S, Rolle-Kampczyk U, et al. Prebiotic diet changes neural correlates of food decision-making in overweight adults: a randomised controlled within-subject cross-over trial. Gut [Internet]. 2023[citado 31 oct 2023]. doi: 10.1136/gutjnl-2023-330365.

1 noviembre 2023| Fuente: SIIIC Salud |Tomado de Noticias biomédicas

noviembre 1, 2023 | gleidishurtado | Filed under: alimentación, Nutrición | Etiquetas: , , , , |

medicamentos-para-el-tratamiento-del-dolor-crónicoUn estudio muestra que millones de personas viven con dolor crónico y síntomas de salud mental concurrentes

En la literatura se observa regularmente la coexistencia de dolor crónico y síntomas clínicamente significativos de ansiedad y/o depresión. Sin embargo, se sabe poco empíricamente sobre la prevalencia poblacional de síntomas concurrentes, ni si las personas con síntomas concurrentes constituyen una subpoblación distinta dentro de los adultos estadounidenses que viven con dolor crónico o los adultos estadounidenses que viven con síntomas de ansiedad y/o depresión (A/D).

Para abordar esta brecha, este estudio analiza datos de la Encuesta Nacional de Entrevistas de Salud de 2019, una encuesta anual representativa del estado de salud autoinformado y el uso de tratamientos en los Estados Unidos (n = 31,997). Aproximadamente 12 millones de adultos estadounidenses, o el 4,9% de la población adulta, padecen dolor crónico y síntomas de A/D concurrentes.

Los síntomas de A/D no remitidos coexistieron en el 23,9% de los adultos estadounidenses con dolor crónico, en comparación con una prevalencia de A/D de 4. 9% entre aquellos sin dolor crónico. Por el contrario, el dolor crónico ocurrió simultáneamente en la mayoría (55,6%) de los adultos estadounidenses con síntomas A/D no remitidos, en comparación con una prevalencia de dolor crónico del 17,1% entre aquellos sin síntomas A/D.

La probabilidad de experimentar limitaciones funcionales en la vida diaria fue mayor entre aquellos que experimentaron síntomas concurrentes, en comparación con aquellos que experimentaron solo dolor crónico o síntomas A/D solos.

Entre aquellos con síntomas concurrentes, el 69,4% informó que el trabajo estaba limitado debido a un problema de salud, el 43,7% informó dificultad para hacer recados solo y el 55,7% informó dificultad para participar en actividades sociales.

Estos datos apuntan a la necesidad de una inversión específica para mejorar los resultados funcionales de casi 1 de cada 20 adultos estadounidenses que viven con dolor crónico concurrente y síntomas de A/D clínicamente significativos.

31 octubre 2023| Fuente: IntraMed | Tomado de Noticias Médicas

octubre 31, 2023 | borrell | Filed under: Ansiedad, Depresión, Dolor Crónico, Problemas de Salud | Etiquetas: , |

diabetes-mellitus-1Más de la mitad de los casos de diabetes tipo 1 se desarrollan en la edad adulta.

Muchos casos de diabetes tipo 1 que aparece en la edad adulta se diagnostican después de los 30 años, según un estudio

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En la población general de más de 1,3 millones de adultos estadounidenses, el 37 % de los pacientes informaron haber sido diagnosticados con diabetes Tipo 1 después de 30 años; los hombres y las minorías raciales o étnicas recibieron el diagnóstico más tarde en comparación con las mujeres y los adultos blancos no hispanos.

Un estudio reciente de pacientes con diabetes tipo 1 (DT1) en los Estados Unidos encontró que una proporción significativa de los diagnósticos de diabetes tipo 1 ocurren en pacientes mayores de 30 años. Los hallazgos, publicados en Annals of Internal Medicine, son consistentes con estudios previos que sugieren que más de la mitad de los casos de diabetes tipo 1 se desarrollan en la edad adulta.

El diagnóstico erróneo es común en los casos de diabetes tipo 1 que aparece en la edad adulta, y aquellos a quienes se les diagnostica erróneamente diabetes tipo 2 (DT2) no reciben la atención adecuada para el manejo de la diabetes tipo 1, anotaron los autores. Las estimaciones basadas en datos emergentes indican que hasta el 62 % de los casos de diabetes tipo 1 se desarrollan en pacientes mayores de 20 años, 2 y el estudio actual tuvo como objetivo proporcionar información sobre la carga de la diabetes tipo 1 de inicio en la edad adulta entre la población general de EE. UU.

«La diabetes tipo 1 generalmente se considera una enfermedad infantil», dijo la autora del estudio, Elizabeth Selvin, PhD, MPH, codirectora del Programa de Capacitación en Epidemiología de Enfermedades Cardiovasculares de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de Johns Hopkins, en una declaración escrita . «Nuestros resultados sugieren que una porción sustancial de los casos se diagnostican en la edad adulta. La diabetes tipo 1 que aparece en la edad adulta a menudo se presenta con síntomas leves, y puede ser un desafío distinguirla de la diabetes tipo 2 en esos casos».

Selvin y sus colegas de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de Johns Hopkins en Baltimore, Maryland, utilizaron datos de la Encuesta Nacional de Entrevistas de Salud (NHIS) para explorar la distribución por edades del diagnóstico de diabetes tipo 1 en los Estados Unidos. Combinaron todos los ciclos de encuestas del NHIS que incluían datos de subtipos de diabetes (2016, 2017, 2019, 2020, 2021 y 2022), que abarcaban aproximadamente 1,3 millones de adultos estadounidenses.

Las entrevistas del NHIS recopilaron datos sobre la demografía y la información médica de los pacientes, y los pacientes con diabetes informaron sobre el tipo de diabetes, el uso de insulina y su edad en el momento del diagnóstico de diabetes. El estudio incluyó a personas de al menos 18 años de edad que informaron haber sido diagnosticadas con diabetes tipo 1 y que actualmente usaban insulina.

De la población general, se identificaron 947 personas con diabetes tipo 1. Se estimó la edad media en el momento del diagnóstico y los porcentajes de pacientes diagnosticados después de 20, 30 y 40 años, y se realizaron análisis de la población general, así como de las características demográficas y clínicas. En general, la edad media al momento de completar el NHIS era de 49 años, el 48 % de la población eran mujeres y el 73% eran personas blancas no hispanas.

En la población general, el 37 % de los pacientes informaron haber sido diagnosticados con diabetes Tipo 1 después de 30 años. Si bien la distribución de la edad en el momento del diagnóstico de diabetes tipo 1 alcanzó su punto máximo alrededor de los 15 años y en general fue más joven, la edad media en el momento del diagnóstico fue de 24 (RIQ, 12-40) años.

Los hombres fueron diagnosticados a una edad media de 27 años, mientras que la edad media de diagnóstico entre las mujeres fue de 22 años. Entre las minorías raciales o étnicas, la edad promedio en el momento del diagnóstico osciló entre 26 y 30 años, frente a 21 años entre los adultos blancos no hispanos. Los hombres y las minorías raciales o étnicas también tuvieron tasas más altas de diagnóstico después de los 30 años y edades medias de diagnóstico más altas.

“De acuerdo con nuestros hallazgos, estudios anteriores sugieren que más de la mitad de los casos de diabetes tipo 1 se desarrollan en adultos. Ampliamos la investigación existente caracterizando la edad en el momento del diagnóstico en una muestra representativa a nivel nacional y documentando la variación entre raza/etnia y características clínicas”, escribieron los autores.

Señalaron que la mejor manera de identificar a los adultos que tienen un alto riesgo de diabetes tipo 1 no está clara y que los marcadores tradicionales como el índice de masa corporal ahora son menos útiles porque la obesidad se ha vuelto común en la población con diabetes tipo 1. Por lo tanto, nuevas herramientas de estratificación del riesgo podrían resultar útiles para el diagnóstico de diabetes Tipo 1.

Según Selvin, los factores que impulsan las diferencias en la edad promedio en el momento del diagnóstico entre hombres y mujeres y entre grupos raciales/étnicos aún no se han dilucidado.

«No está totalmente claro por qué los grupos minoritarios raciales y étnicos tienden a ser diagnosticados más tarde. Puede ser que esto refleje disparidades en el acceso a la atención, incluido el acceso a especialistas como endocrinólogos y clínicas especializadas en diabetes», afirmó Selvin. «El hallazgo de que las mujeres tienden a ser diagnosticadas más tarde en comparación con los hombres se ha demostrado en estudios anteriores. Este es un hallazgo importante. Desafortunadamente, no teníamos datos disponibles para profundizar en por qué estas disparidades podrían estar presentes».

El estudio estuvo limitado en su dependencia de datos autoinformados, lo que puede llevar a una clasificación errónea del tipo de diabetes y la edad en el momento del diagnóstico de diabetes. Si bien no se recopiló información sobre las medidas de diagnóstico, los autores señalaron que la definición de diabetes tipo 1 utilizada en el estudio ha sido validada externamente en otros estudios. El análisis también puede subestimar la proporción de diagnósticos de diabetes Tipo 1 en la infancia porque todos los participantes tenían al menos 18 años de edad en el momento de la encuesta.

Aun así, Selvin y sus colegas concluyeron que sigue siendo necesario mejorar la precisión del diagnóstico en la diabetes Tipo 1 de inicio en la edad adulta. «Nuestros hallazgos son consistentes con las directrices de la Asociación Estadounidense de Diabetes que recomiendan realizar un seguimiento con pruebas de autoanticuerpos cuando hay sospecha clínica de diabetes tipo 1″, afirmó Selvin. «Nuestros resultados también sugieren que pueden ser necesarias más pruebas de autoanticuerpos en la práctica general en adultos para ayudar a distinguir la diabetes tipo 1 y tipo 2″.

Referencia

Fang M, Wang D, Echouffo-Tcheugui JB, Selvin E, Lees S.  Age at Diagnosis in U.S. Adults with Type 1 Diabetes. Ann Intern Med[Internet]. doi:10.7326/M23-1707.

24 octubre 2023| Fuente: IntraMed| Tomado de Noticias médicas

octubre 24, 2023 | gleidishurtado | Filed under: Diabetes Mellitus Tipo 1, Endocrinología | Etiquetas: , |

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