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La Organización Meteorológica Mundial dio la alarma sobre el estado del clima mundial, luego de que 2023 batió récords en los niveles de gases de efecto invernadero, la temperatura y la acidificación de los océanos.
También fue significativo el aumento de nivel del mar, el derretimiento de la capa de hielo marino de la Antártida y el retroceso de los glaciares, según un nuevo informe presentado este martes por la secretaria general de la OMM, Celeste Saulo. ‘Los conocimientos científicos sobre el cambio climático existen desde hace más de cinco décadas y, sin embargo, hemos perdido toda una generación de oportunidades’, añadió Saulo, quien instó a que la respuesta al cambio climático se rija por el bienestar de las generaciones futuras, y no por los intereses económicos a corto plazo. Según el informe en un día normal de 2023, casi un tercio de la superficie oceánica se vio atenazada por una ola de calor marino, lo que perjudicó a ecosistemas vitales y sistemas alimentarios.
Los glaciares observados sufrieron la mayor pérdida de hielo registrada desde 1950, con un deshielo extremo tanto en el oeste de Norteamérica como en Europa. Por ejemplo, los casquetes alpinos experimentaron una temporada de deshielo extremo, y los de Suiza perdieron alrededor del 10 por ciento del volumen que les quedaba en los dos últimos años.
La pérdida de hielo marino antártico fue la más baja de la que se tiene constancia, con un millón de kilómetros cuadrados menos que el año récord anterior, lo que equivale al tamaño de Francia y Alemania juntas.
También las concentraciones observadas de los tres principales gases de efecto invernadero (dióxido de carbono, metano y óxido nitroso) alcanzaron niveles récord en 2022 y siguieron aumentando en 2023, según los datos preliminares expuestos en el documento de la OMM.
Adicionalmente, las condiciones meteorológicas y climáticas extremas son consideradas como la causa fundamental o el factor agravante que desencadenó desplazamientos, inseguridad alimentaria, pérdida de biodiversidad y problemas de salud en 2023.
Pese a todas esas pérdidas y efectos negativos, el informe menciona señales de optimismo como el auge de la generación de energía renovable, alimentada principalmente por la radiación solar, el viento y el ciclo del agua, la cual se posicionó como una fuerza líder en la acción climática para alcanzar los objetivos de descarbonización.
Ginebra, 20 marzo 2024|Fuente: Prensa Latina | Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.
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Científicos en EE.UU. encontraron que el Aedes aegypti, conocido como el mosquito de la fiebre amarilla, es capaz de adaptarse a las temperaturas en su ‘entorno local’ en medio del cambio climático, y optimizar así su desempeño a la hora de transmitir enfermedades.
La conclusión de nuestro estudio es que, si queremos comprender completamente la transmisión en un lugar y cómo esto podría cambiar en el futuro, debemos estudiar los mosquitos a nivel local y no asumir que la forma en que la temperatura afecta la transmisión en un sitio necesariamente se puede extrapolar a todos los demás sitios’, subrayó en declaraciones a EFE el entomólogo Matthew Thomas. El Aedes aegypti es una de las especies invasoras más importantes a nivel global, responsable de infectar cada año a más de 400 millones de personas en todo el mundo con virus como el dengue, la fiebre amarilla, la chikunguña y el Zika.
El estudio, en el que participó la Universidad de Florida (UF), examinó la adaptación térmica de los mosquitos, un aspecto crítico que a menudo se pasa por alto en los modelos que evalúan el impacto del cambio climático en las enfermedades transmitidas por estos insectos.
Según el Instituto de Investigación Científica de Especies Invasoras (ISRI, en inglés) de la UF, muchos modelos no consideran la influencia potencial de la adaptación térmica en los mosquitos y por consiguiente su mejor rendimiento, es decir la aptitud física o potencial para transmitir enfermedades como el dengue o el Zika. Para Thomas, director del ISRI, lo que el estudio sugiere es que ‘los mosquitos sí pueden optimizar su desempeño en el entorno local inmediato en medio de los cambios climáticos’. ‘Esto es potencialmente importante porque sugiere que, si deseamos hacer predicciones precisas del riesgo actual o futuro de distribución de enfermedades como el dengue o el Zika, podríamos necesitar examinar la biología de los mosquitos a nivel local y no simplemente asumir que podemos tomar un modelo de transmisión y extrapolarlo en el tiempo y el espacio’, precisó. ‘Cómo esta adaptación local podría conducir a diferentes patrones de riesgo de transmisión es ahora el tema de un estudio de seguimiento que recién estamos completando’, indicó. El Aedes aegypti -explicó Thomas- generalmente se limita a los trópicos y subtrópicos. La temperatura óptima probablemente esté entre los 25 y 30 grados centígrados.
Explicó que su potencial para transmitir enfermedades se verá ‘gravemente’ afectado por debajo de los 20 grados centígrados o por encima de 35 grados centígrados aproximadamente.
‘En promedio, a medida que el clima calienta, esperamos que las condiciones adecuadas se desplacen más hacia el norte, lo que potencialmente permitirá que los mosquitos amplíen su distribución y que también aumente potencialmente el número de meses aptos para la transmisión de nfermedades’, señaló. Sin embargo, las condiciones también podrían volverse
demasiado calurosas, lo que provocaría reducciones en su distribución en otros lugares. Sobre si hay ciudades que están experimentando un aumento de las enfermedades transmitidas por los mosquitos Aedes aegypti debido a sus mayores niveles de comodidad como resultado de los cambios de temperatura atribuidos al cambio climático, Thomas dijo que se requieren más estudios.
Sin embargo, señaló que los resultados de la investigación actual, que fue publicada en la revista Global Change Biology, ‘sugerirían que las poblaciones pueden adaptarse para maximizar su aptitud en sus entornos locales y esperaríamos que esto influyera en el riesgo de transmisión.
De ciudades como Miami, que fue afectada gravemente por el Zica, Thomas señaló que esta jurisdicción es muy adecuado para esta especie de mosquito y también para permitir la transmisión de esa enfermedad. ‘Actualmente no se conoce si los mosquitos se han adaptado a las condiciones específicas de Miami y cómo esta adaptación ha ocurrido, pero nuestros resultados sugieren que esto es probable y que podría determinar el riesgo de transmisión local’, agregó.
11 marzo 2024 | Fuente: EFE| Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A
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El aumento de las temperaturas y el 0cambio climático suponen grandes riesgos para la salud ya que, actualmente, se producen siete millones de muertes prematuras al año por la contaminación del aire y se prevé que, si la temperatura del planeta supera los dos grados centígrados como está previsto, las muertes por calor en mayores de 65 años aumenten un 370 por ciento, las bajas laborales un 50 por ciento y la transmisión del dengue un 37 por ciento.
Así lo ha asegurado la directora ejecutiva de Lancet Countdown, Marina Romanello, durante la conferencia internacional de la Alianza para una acción transformadora sobre clima y salud (ATACH, por sus siglas en inglés), organizada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el Ministerio de Sanidad.
La experta ha advertido de que la situación con respecto al cambio climático ‘va a ser cada vez peor’ señalando que ‘estos son los datos si aumentara la temperatura dos grados’, pero que ‘hay que imaginar la situación si aumentaran más de dos grados, que es lo que parece que va a ocurrir’.
‘El cambio climático empieza a afectar a todas esas secciones de la salud y los sistemas sanitarios tienen que hacer frente a estos retos, nuestros sistemas de salud son la primera línea de defensa ante el impacto del cambio climático’, ha indicado la experta. En este sentido, Marina Romanello ha destacado que ‘la mayor incidencia de eventos extremos reduce la productividad de las personas’, afectando ‘especialmente al sector agrícola, a los sectores de subsistencia’. ‘El sector de la salud es fundamental para hacer frentes a estas amenazas, con muchas políticas públicas se puede contribuir de forma notable a la descarbonización ya que los sistemas de salud controlan el 4,6 por ciento de las emisiones de carbono y el 10 por ciento de la economía global.
Hay fondos, pero quizá no se están utilizando de la forma que ofrezcan los mejores beneficios para la salud de las personas’, ha apuntado.
Durante el encuentro también ha intervenido la directora del departamento de cambio climático y salud de la OMS, María Neira, quien ha apostado por ‘ofrecer más argumentos positivos que animen a la población a hacer más para combatir el cambio climático’. No se trata solo de descarbonizar, sino también de garantizar el acceso a las energías renovables.
Necesitamos sistemas sanitarios más resilientes ante el cambio climático y esto es lo que empezará a cambiar pronto. La acción está empezando’, ha apuntado.
‘Cuando creamos sistemas de salud resilientes al cambio climático estamos creando sistemas resilientes a una epidemia de cólera. Nuestros hospitales necesitan mucha energía y muchos recursos, agua, etc… pero el mensaje de descarbonización del sector salud consiste en reducir ese cinco por ciento de emisiones, hacer nuestra contribución, con eso ahorraremos muchos recursos y haremos una gestión mucho más eficiente’, ha declarado María Neira.
La ministra de Sanidad del Gobierno de España, Mónica García, ha resaltado que ‘la crisis climática es sí o sí una crisis de salud pública’. ‘Es la mayor crisis a la que nos enfrentamos en el siglo XXI para la salud. No hay gente sana en un planeta enfermo y esto nos lo dice también el enfoque ‘One Health’ de aceptar que tenemos una interdependencia con la naturaleza’, ha afirmado.
El primer paso es cumplir con el mando de la COP28 y abandonar de forma progresiva los combustibles fósiles, que son responsables de más de ocho millones de muertes cada año. Tenemos que caminar juntos hacia un sistema global descarbonizado. Es imprescindible modernizar los sistemas de salud frente a los retos de futuro para convertirlos en unos sistemas resilientes al cambio climático y bajos en emisiones de carbono.
El sector de la salud emite más gases de efecto invernadero que la aviación y el transporte marítimo’, ha aseverado la ministra García. Asimismo, el embajador del Reino Unido en España, Hugh Elliot, ha coincidido en que ‘la resiliencia de los sistemas sanitarios es una parte vital de la descarbonización’ ya que ‘los más vulnerables al cambio climático son los menos preparados para afrontarlo’.
‘La salud tiene que ver con los corazones y las mentes y esta agenda tiene la oportunidad de llegar a los corazones y las mentes y transformarla. Tiene el potencial de ser transformadora’, ha apuntado en referencia al compromiso de la Alianza ATACH.
ATACH tiene entre sus principales objetivos defender el planeta y apoyar a los estados miembros para que cumplan sus compromisos y prioridades, identificar y promover las mejores prácticas basadas en la evidencia y abogar por el desarrollo de soluciones innovadoras para el cambio climático y la salud. Además, según ha destacado la responsable de la Secretaría de ATACH, Unidad de Cambio Climático y Salud de la OMS, Elena Villalobos, ‘la financiación es unan prioridad para la mayor parte de países’ que ‘necesitan saber cuales son las oportunidades de acceder a financiación y fondos para promover compromisos de salud’.
‘Ya tenemos disponibles criterios de calidad para componentes de salud y sistemas de alerta temprana para enfermedades infecciosas, pero para desarrollarlos tenemos que saber lo que están haciendo los países y ponemos a disposición estudios prácticos. Hemos visto lo que necesitan los países en términos de financiación’, ha aseverado Villalobos.
04 marzo 2024 | Fuente: Europa Press| Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A
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La mala calidad del aire no es sólo un problema de salud -acorta la esperanza de vida de unas 25.000 personas en España cada año, es también un problema medioambiental que deteriora gravemente la biodiversidad
y un problema económico cuyo impacto superará los 30.000 millones de euros en el año 2030.
Así lo han plasmado un grupo de investigadores en el informe ‘Calidad del aire: avances y mejores prácticas’ que han entregado al Congreso, en el que han corroborado que las evidencias científicas señalan ya que la pérdida de calidad del aire derivada de la contaminación atmosférica es uno de los principales problemas de salud pública en España y
en Europa. El Congreso de los Diputados acoge hoy la segunda jornada de la ‘Semana C’, durante la cual se van a presentar tres de los seis nuevos informes que ha elaborado la Oficina de Ciencia y Tecnología del Congreso
(conocida como ‘Oficina C’) que se puso en marcha hace tres años para asesorar a los parlamentarios y propiciar que la toma de decisiones y la labor legislativa se base en el conocimiento y la evidencia científica.
Se presentan en la cámara baja tres informes:
- Calidad del aire: avances y mejores prácticas
- Avances en neurociencias: aplicaciones e implicaciones éticas
- Envejecimiento y bienestar.
Los investigadores han valorado la utilidad de las políticas que se han implementado durante los últimos tiempos en Europa para reducir la contaminación y sus efectos adversos, aunque han advertido de que son insuficientes.
Las evidencias científicas revelan que cada año las partículas en suspensión acortan la vida de unas 17.000 personas en España; el dióxido de nitrógeno de unas 4.800; y el ozono de unas 2.400; y que esa contaminación aumenta la morbilidad, ya que provocan cáncer y causan o agravan otras muchas enfermedades.
El informe señala que en una gran parte del territorio español y de la Unión Europea superan ‘ampliamente’ los niveles de contaminación del aire recomendados por la Organización Mundial de la Salud, y que España tiene una red de vigilancia adecuada a los estándares internacionales, pero que existen avances científicos y tecnológicos que podrían ser útiles para reforzar las tareas de vigilancia y de protección. El envejecimiento: una oportunidad y un reto El trabajo sobre ‘Envejecimiento y bienestar’ que ha recibido el Congreso -y que se presenta también hoy- pone el acento en que la longevidad es una oportunidad, pero también un reto, ya que las personas mayores se enfrentan a dificultades como la pérdida de la autonomía personal, la soledad no deseada o la brecha digital. El aumento de la esperanza de vida es también un reto para la sociedad, ya que el envejecimiento conlleva un aumento de las pensiones de jubilación y un mayor uso de los sistemas sanitarios y de los servicios sociales, han corroborado los científicos que han participado en este trabajo, que han alertado que la reciente pandemia a causa de la covid evidenció las debilidades del sistema. Han participado en este trabajo, entre otros, la directora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), María Blasco; la catedrática de Economía de la Universidad de Las
Palmas de Gran Canaria Beatriz González; o el jefe del Servicio de Geriatría del Hospital Universitario de Getafe, Leocadio Rodríguez, director del Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBER) de Fragilidad y Envejecimiento Saludable.
España es el tercer país europeo con más personas mayores -el 20 por ciento de la población es mayor de 65 años y este porcentaje aumentará durante las próximas décadas-, han señalado los investigadores, que han observado que los cuidados siguen recayendo mayoritariamente en las mujeres o que es habitual que la atención domiciliaria recaiga sobre trabajadoras migrantes sin formación para el cuidado.
Los investigadores avanzan que los cuidados se van a hacer cada vez más complejos y aumentará la demanda de personal formado, pero han advertido que la provisión de servicios no declarados puede conducir ‘a abusos y precarización’, y han abogado por simplificar la gestión del Sistema para la Autonomía y Atención a la Dependencia, por acortar los tiempos para obtener prestaciones y servicios y por eliminar las desigualdades entre comunidades autónomas.
27 febrero 2024 | Fuente: EFE| Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A
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La formación recibida en la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) permitió a los médicos, incluyendo al chileno Javier Trujillo enfrentar la catástrofe ocasionada por los incendios en Valparaíso, que dejó hasta hoy más de 130 muertos. Los egresados de la ELAM, de Ciencias Médicas ubicada en La Habana, Cuba, fueron los primeros en acudir a brindar ayuda sanitaria a la zona más dañada por el fuego estuvieron, que viven en Valparaíso. Los incendios comenzaron el viernes 3 de febrero y de inmediato se organizó el primer equipo de avanzada.
Preguntado sobre su primera impresión al llegar allí, comentó que ya desde la carretera percibieron cómo cambiaban los colores del cielo por el humo y se acentuaba el olor a quemado. Una vez en el sitio, declaró, lo primero fue tratar de comprender, compartir y canalizar a través de lo humano y lo científico el dolor que vivía la gente en ese momento. ‘Es muy complejo estar con las personas y ver que lo han perdido todo. Cómo encontrar una palabra de consuelo y llegar con un mensaje de ayuda cuando ellos están atravesando una catástrofe’, afirmó. Es en esas circunstancias, dijo Trujillo a esta agencia, cuando se comprende la excelencia de la formación impartida en la ELAM, donde nos enseñaron a concebir a la persona como un ser biopsicosocial, es decir a tener una mirada mucho más integral. ‘
Así podemos plantarnos en cualquier lugar donde se requiera de nuestros servicios y desarrollarnos porque tenemos las herramientas de integralidad, de analizar la situación con la mayor cantidad de datos y después hacer un plan de acción a medida que nos desenvolvemos.
La etapa más aguda ocurrió en las primeras 96 horas cuando se atendieron urgencias, como quemaduras, heridas, contusiones y problemas oculares. A Javier Trujillo le correspondió estar en el poblado de El Olivo donde se quemaron la mitad de las casas, ahora el papel fundamental lo llevan los consejos de vecinos y los equipos de la ELAM comenzaron a retirarse de allí. Quedan casos puntuales que tienen que ver con la salud mental de niños y nolescentes y hay compañeros para ir cerrando ese tipo de atenciones y los demás, precisó, hacemos las evaluaciones necesarias sobre todo lo actuado durante estos días. Los incendios afectaron a las comunas de Viña del Mar,bVilla Alemana, Quilpué y Limache y están considerados como el peor desastre después del terremoto de 2010.
23 febrero 2024 | Fuente: Prensa Latina| Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A
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A medida que los días sofocantes de verano se vuelven más comunes, la cantidad de estadounidenses que mueren por problemas cardíacos o accidentes cerebrovasculares relacionados con el calor podría dispararse en las próximas décadas, proyecta un nuevo estudio.
El estudio, publicado el 30 de octubre en la revista Circulation, estima que para mediados de siglo, Estados Unidos vivirá la triplicación de estas muertes prevenibles si se permite que las emisiones de gases de efecto invernadero aumenten sin control.
Se espera que los adultos mayores y los afroamericanos sean los más afectados, una perspectiva que ampliaría las disparidades raciales en enfermedades cardíacas que ya existen.
Esas son las malas noticias. El hallazgo más esperanzador es que algunas de esas muertes relacionadas con el calor podrían evitarse implementando las propuestas actuales para reducir las emisiones.
«Nuestro estudio sugiere que podría haber un beneficio al reducir las emisiones, y en un corto plazo», dijo el investigador principal, el Dr. Sameed Khatana, cardiólogo y profesor asistente de medicina en la Universidad de Pensilvania.
Los expertos han sabido desde hace mucho tiempo que las olas de calor a menudo desencadenan un aumento en los accidentes cerebrovasculares, ataques cardíacos y otras complicaciones cardiovasculares, típicamente entre personas con factores de riesgo preexistentes.
Esto se debe a que el corazón y los vasos sanguíneos (sistema cardiovascular) son actores clave en la regulación de la temperatura corporal, dijo Khatana. Cuando el cuerpo se recalienta, el corazón trabaja más, bombeando sangre a la periferia del cuerpo para liberar calor a través del sudor.
Y para las personas vulnerables, ese estrés puede ser excesivo.
«También sabemos que se proyecta un aumento en el número de días de calor extremo», dijo Khatana.
Ese hecho, junto con una población envejecida y más estadounidenses mudándose a partes más calurosas del país, apunta a un escenario obvio: un aumento en las muertes cardiovasculares relacionadas con el calor.
Para tener una idea de lo que podría deparar el futuro, el equipo de Khatana primero analizó datos sobre muertes cardiovasculares y días de calor extremo en condados de EE. UU. entre 2008 y 2019. «Extremo» significaba días en los que se sentía como 90 grados o más.
Durante esos años, los investigadores estiman que el calor extremo causó un promedio de 1,651 muertes cardiovasculares «excesivas» por año, es decir, muertes que no hubieran ocurrido sin esos extremos de temperatura.
Los investigadores luego utilizaron esas cifras, junto con estimaciones sobre cambios ambientales y poblacionales, para hacer proyecciones sobre las próximas décadas, 2036 a 2065. Y la imagen no era alentadora.
Bajo un escenario más positivo, en el que las emisiones de gases de efecto invernadero se redujeran moderadamente, las muertes cardiovasculares relacionadas con el calor aún aumentarían, más que duplicándose, a un promedio de 4,320 por año.
En parte, eso se debe a que los días extremadamente calurosos aumentarían, de 54 días anuales en años recientes, a 71 días.
Pero esa perspectiva era mejor que el segundo escenario que analizaron los investigadores, en el que «no» se hacía nada para frenar las emisiones, dijo Khatana.
En ese caso, los estadounidenses típicamente enfrentarían temperaturas abrasadoras 80 días al año. Y las muertes cardiovasculares relacionadas con el calor se triplicarían con creces, a 5,491 por año en todo el país.
Sin embargo, todas esas cifras probablemente son subestimaciones, según Kristina Dahl, una científica climática principal de la Unión de Científicos Preocupados, una organización sin fines de lucro.
Las muertes relacionadas con el calor, dijo, no se rastrean formalmente por las agencias de salud pública, ni se reconocen necesariamente como tales en los registros de defunción.
De hecho, el calor extremo se considera un «asesino silencioso», dijo Dahl, quien no participó en el estudio. Aunque a menudo son mortales, señaló, las olas de calor no acaparan los titulares que sí lo hacen los huracanes y desastres similares.
La buena noticia, dijo Dahl, es que la temperatura responde rápidamente a los cambios en las emisiones de gases de efecto invernadero.
Así que como proyecta este estudio, dijo, reducir las emisiones debería ayudar a limitar los días de calor extremo y las muertes relacionadas con el corazón, en un plazo relativamente corto.
El estudio también encontró que los afroamericanos serían especialmente afectados por los aumentos en el calor extremo: en comparación con los estadounidenses blancos, podrían ver un aumento de casi cinco veces en las muertes cardiovasculares relacionadas con el calor.
Una razón, dijeron Khatana y Dahl, es que los afroamericanos están más expuestos a los estragos de las temperaturas abrasadoras.
En comparación con los estadounidenses blancos, tienen más probabilidades de vivir en grandes ciudades, donde el concreto atrapa el calor y muchos habitantes de apartamentos carecen de aire acondicionado. Además, dijo Dahl, muchas personas de color están expuestas a extremos de calor a través de trabajos que los mantienen al aire libre.
«Agua, sombra y descanso» son clave para proteger a esos trabajadores, dijo Dahl. Pero por ahora, añadió, solo tres estados de EE. UU. han establecido normas sobre ese tema.
Ambos expertos señalaron medidas que las comunidades pueden tomar para proteger a los residentes vulnerables: plantar árboles en vecindarios urbanos para proporcionar sombra; crear «centros de enfriamiento» que sean accesibles, seguros y atractivos como para atraer a las personas; y diseñar «planes de acción contra el calor» para prepararse para las olas de calor.
Khatana hizo otro punto: este estudio solo miró las muertes relacionadas con el calor. Muchos otros estadounidenses sufren complicaciones cardiovasculares no fatales durante las olas de calor, lo suficientemente graves como para enviarlos al hospital y tener efectos duraderos en su salud y calidad de vida.
«Las muertes cardiovasculares son solo la punta del iceberg», dijo Khatana.
Referencia
Khatana S, Eberly L, Nathan AS, Groeneveld PW. Projected Change in the Burden of Excess Cardiovascular Deaths Associated With Extreme Heat by Midcentury (2036–2065) in the Contiguous United States. Circulation [Internet]. 2023[citado 2 nov 2023]. doi: 10.1161/CIRCULATIONAHA.123.066017.
2 noviembre 2023| Fuente: HealthDay| Tomado de Noticias Salud