Una simple ojeada al programa del International Workshop on Genomic Testing in Cancer da idea de lo que la genómica puede deparar en un futuro para mejorar el diagnóstico y tratamiento del cáncer.

cáncer de mamaCon ese objetivo se preparó la cita bienal, organizada por la Clínica Universidad de Navarra (CUN), junto a la Cima Universidad de Navarra y el Instituto de Investigación Sanitaria de Navarra (IdiSNA).

El codirector de Oncología de la CUN, Ignacio Gil Bazo, uno de los organizadores de este encuentro internacional, considera que la vanguardia de la investigación en este campo ha pasado de una “primera” genómica centrada en localizar alteraciones que pudieran ser dianas terapéuticas, dentro del contexto de los fármacos dirigidos, al cada vez mayor conocimiento de las alteraciones genómicas del tumor como impulso para mejorar la eficacia de la inmunoterapia en los pacientes (inmunogenómica).

Eso no significa que la genómica aplicada a la terapia dirigida se obviara en este congreso; de hecho, la conferencia magistral ha corrido a cargo de Mariano Barbacid, investigador del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), sobre el oncogén KRAS y su inminente protagonismo en la clínica gracias a la disponibilidad de inhibidores específicos.

No obstante, gran parte de las ponencias se centraron en el empleo de biomarcadores genómicos en inmunoterapia y en las expectativas en torno a los tratamientos que activan el sistema inmune del propio paciente para combatir el cáncer.

Indicaciones agnósticas

Recientemente la agencia reguladora estadounidense FDA aprobó el inmunoterápico pembrolizumab para cualquier tumor sólido (en paciente adulto o pediátrico) metastásico e irresecable que presente una elevada carga mutacional tumoral (TMB, número de mutaciones por megabase en el genoma tumoral).

“Es un hito”, opina Gil Bazo sobre esta reciente una indicación agnóstica, independiente de la localización del tumor. “Ahora se ve claramente que una TMB alta (que indica una mayor presencia de neoantígenos y, por tanto, más capacidad del sistema inmune para reconocer el tumor) es un factor predictivo de respuesta positiva a la inmunoterapia y de beneficio clínico a largo plazo”, comenta. De momento, no es una aprobación que haya llegada a Europa, pero es de esperar que lo acabe haciendo, y entonces habrá que ver cómo el sistema sanitario da respuesta a esta necesidad de determinar la carga mutacional tumoral.

Hallazgos como este biomarcador, junto con los progresos alcanzados en la secuenciación de próxima generación (NGS) del ADN tumoral, pueden contribuir a ajustar las expectativas con la inmunoterapia en cada paciente, considera Gil Bazo. “Quizá hemos puesto una expectativa desmesurada sobre el efecto de la inmunoterapia, pero cuanto mejor caractericemos de inicio el tipo de tumor, con las vulnerabilidades o ventajas para un determinado tratamiento, menos sorpresas nos llevaremos en la evolución de la enfermedad. En eso consiste la personalización de la medicina”.

CAR-T para tumores sólidos

Otro de los temas centrales del congreso ha sido la terapia celular adoptiva, una terapia avanzada que consiste en la extracción y uso de las células del sistema inmune del paciente para tratar el cáncer. Por un lado, los linfocitos infiltrantes de tumor (TIL) se investigan en los tumores sólidos, “como el de cérvix, pulmón o melanoma”, sin ir más lejos en ensayos que está desarrollando la CUN, a través de su Unidad de Terapias Avanzadas.

En cambio, los linfocitos T a los que se incorpora un receptor de antígeno quimérico, o CAR, son una realidad clínica en diversas enfermedades hematológicas, como la leucemia linfoblástica y ciertos tipos de linfoma no Hodgkin, pero parecen más difíciles de trasladar al tumor sólido.

A pesar de la dificultad aparente, Gil Bazo destaca que “esto va a ser una realidad” y ha recordado que ya hay ensayos que exploran las CAR-T en tumores sólidos. En ello se centra el proyecto DESCARTHeS, un esfuerzo colaborativo del IdiSNA que engloba instituciones públicas y privadas navarras de investigación para desarrollar esta terapia celular en el cáncer no hematológico.

Mesotelioma maligno

Uno de  los expertos en esta estrategia, Prasad S. Adusumilli, del Centro del Cáncer Memorial Sloan-Kettering, en Estados Unidos, ha expuesto los resultados de sus investigaciones pioneras en el congreso. El equipo de Adusumilli trabaja de lleno en un ensayo clínico de fase II con CAR-T para mesotelioma pleural maligno. Las células CAR-T diseñadas por estos investigadores se dirigen hacia la proteína mesotelina, expresada en gran parte de los mesoteliomas malignos; pero, además, según ha confirmado Adusumilli a DM, la siguiente generación de linfocitos T CAR en la que trabajan, y cuyo ensayo clínico espera iniciarse en 2020, incorpora el bloqueo de la proteína PD1, por lo que “no será necesario dar una terapia de anticuerpos de bloqueo de punto de control adicional”.

El cirujano y científico reconoce, entre las dificultades de llevar a las CAR-T a la práctica clínica no hematológica, que “los tumores sólidos son conocidos por obstaculizar la entrada de las células T y por crear un entorno inmunosupresor que disminuye la eficacia de los pocos linfocitos T que logran penetrar. Por lo tanto, es importante identificar un antígeno idóneo como diana que permita que las células CAR-T entren en los tumores de forma eficiente y eliminen las células tumorales sin dañar el tejido sano adyacente. Además, las células CAR-T que pueden entrar en el tumor sólido deberían poder persistir funcionalmente en un entorno inmunosupresor”.

También indica que hay que mejorar la capacidad de producción de esta terapia celular avanzada, de forma que se llegue a tiempo al tratamiento y con las dosis necesarias. Con todo, se considera “optimista” y confía en que “veremos progresos en la terapia con células CAR-T en tumores sólidos, y que podremos usarla en la práctica clínica en los próximos 5 años”.

Desentrañar el principio

Entender cómo se producen las mutaciones que dan pie al cáncer parece una información relevante a la hora de adelantar el diagnóstico de los tumores y alcanzar nuevos tratamientos. En ello indaga el grupo de Íñigo Martincorena, científico en el Instituto Sanger, de Cambridge, que también ha aportado s visión sobre la genómica del cáncer. “Cada segundo que pasa, células en nuestro cuerpo acumulan mutaciones, tanto por procesos internos como por exposición a mutágenos, como el tabaco o los rayos ultravioletas. Aunque la mayoría de estas mutaciones no son dañinas, algunos de estos cambios pueden dar lugar a lesiones precancerosas que finalmente pueden dar lugar a tumores”, explica a DM.

“Gracias a la secuenciación de genomas de tumores, posible solo en los últimos diez años, actualmente sabemos mucho sobre las mutaciones presentes en tumores, lo cual es de gran valor para entender, diagnosticar y tratar distintos cánceres. Sin embargo, aún sabemos muy poco sobre los primeros pasos, esas primeras mutaciones, que ocurren en células sanas en la evolución más temprana de los tumores. Esto es lo que nosotros estudiamos”.

Las investigaciones de Martincorena han desvelado en los últimos años que tejidos normales de personas sanas muestran un alto número de células con mutaciones implicadas en cáncer, así como cuáles son los genes que parecen participar en los procesos iniciales del desarrollo de tumores en diversos tejidos.

Las mutaciones de cáncer, por ejemplo, son muy frecuentes en epitelios de esófago, piel, pulmón o endometrio, pero mucho menos frecuentes en colon o hígado, entre otros. “Sin embargo, nuestro conocimiento está cambiando muy deprisa y en la actualidad solo se han estudiado una minoría de tejidos. Tenemos la esperanza de que con el desarrollo de nuevas tecnologías en las que estamos trabajando, en los próximos meses y años, podamos seguir extendiendo nuestro conocimiento sobre la frecuencia y la relevancia de mutaciones somáticas, no solo en tejidos sanos y en pacientes con distintos factores de riesgo, sino también en enfermedades no relacionadas con cáncer, así como en el envejecimiento de los tejidos”.

El científico observa que ahora hay “mucho interés en el desarrollo de test de detección precoz de cáncer, basados en identificar mutaciones implicadas en cáncer en gente aparentemente sana, usando muestras de sangre u orina, por ejemplo. Entender qué mutaciones se acumulan en tejidos normales, en gente totalmente sana, y cuáles son más específicas de cambios cancerígenos podría ayudar a desarrollar test más eficaces”.

octubre 17/2021 (Diario Médico)

octubre 18, 2021 | Dra. María Elena Reyes González | Filed under: Bioquímica, Congresos/Eventos/Conferencias, Genética, Ingeniería Genética, Investigaciones, Neoplasias, Química | Etiquetas: , , , , |

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