El Centro de Investigación del Cáncer (CIC, centro mixto del CSIC y la Universidad de Salamanca) pone en marcha un nuevo proyecto que ha sido seleccionado en la Convocatoria de Investigación en Salud de la Fundación”la Caixa”.

El grupo dirigido por Xosé Bustelo estudiará las mutaciones genéticas presentes en los linfomas de linfocitos T, un tipo de tumor que en la actualidad tiene un mal pronóstico y para el que apenas existen tratamientos.

Linfocito TEl trabajo, que se desarrollará a lo largo de los próximos tres años con una financiación de 500 000 euros, contribuirá a mejorar el diagnóstico y el desarrollo de terapias.

Los linfocitos T son células esenciales del sistema inmunitario que reconocen y destruyen otras células peligrosas por estar infectadas por virus o por haberse convertido en cancerosas. Sin embargo, los linfocitos T también pueden sufrir mutaciones genéticas y derivar en un tumor conocido como linfoma. Estudiar estas alteraciones permite conocer cómo se origina este tipo de cáncer y ayudará en la clasificación y tratamiento de los pacientes, pero hasta ahora ha sido una tarea muy complicada.

Mutaciones sorprendentes

“Hay un grupo de mutaciones bastante frecuentes en este tipo de linfomas que resultan sorprendentes”, explica Bustelo en declaraciones a DiCYT. Habitualmente, los genes que inducen la formación del cáncer –llamados oncogenes– hacen que las células tumorales ganen alguna función que las hace distintas, pero en este caso ocurre lo contrario: provocan que la pierdan, al menos en algunos pacientes. Los científicos no se lo explicaban, pero los investigadores de Salamanca han encontrado algunas claves que ahora les permiten iniciar este nuevo proyecto.

Las mutaciones se producen en el gen RHOA, que es “muy parecido al oncogén RAS, uno de los más habituales en el cáncer humano, así que se suponía que iba a funcionar igual”, comenta el experto, pero a la hora de la verdad no es así en todos los pacientes. En efecto, las alteraciones halladas en RHOA hacen que a veces pierda las funciones convencionales de este tipo de genes, pero a la vez gana otras que permiten la activación de una ruta molecular muy importante en los linfocitos T, ya que regula los procesos inflamatorios.

Curiosamente, en estos linfomas “hay otras mutaciones distintas que tienen el mismo efecto, convergen en esta ruta” y esa coincidencia “nos dice es que probablemente ese mecanismo es esencial para el desarrollo de estos tumores”. Por lo tanto, esa ruta molecular, que se desencadena por mutaciones muy diferentes, podría convertirse en una buena diana terapéutica, es decir, en objetivo de futuros fármacos.

Clasificación y tratamiento de pacientes

Las implicaciones de este hallazgo son muy importantes no solo para conocer cómo se origina este cáncer, sino también porque “probablemente habrá un grupo de pacientes que sufren este linfoma que, dependiendo del tipo de mutación que tengan, pueden ser similares desde el punto de vista clínico y terapéutico”.

Así, el proyecto del grupo de investigación de Bustelo gira alrededor de dos ideas fundamentales. Por una parte, tratará de caracterizar el mecanismo que induce la formación del tumor. Por otra, intentará aplicar ese conocimiento para desarrollar nuevas herramientas diagnósticas que permitan clasificar a los pacientes en función de las alteraciones moleculares que tienen, lo que dará paso también a la identificación de nuevos agentes terapéuticos.

Aunque los linfomas de células T no son muy frecuentes, suponen un gran reto para los investigadores, precisamente, porque es muy difícil clasificar a los pacientes. Un gran número de ellos sufre un tumor de causa desconocida, pero ahora “sabemos que algunos presentan el tipo de alteraciones genéticas que estudiamos en este proyecto”, apunta el científico del CIC. Además, no hay buenas terapias, así que el pronóstico es malo y la supervivencia es baja. Por eso, “va a ser muy importante cualquier avance que ayude a identificar grupos de pacientes clínicamente homogéneos y, a partir de ahí, buscar terapias que ataquen sus puntos débiles”.

Un proyecto de excelencia

La importancia de este proyecto queda de manifiesto porque está entre los 25 elegidos este año por la Fundación ”la Caixa” de entre los 600 que se presentaron. Es el único de Castilla y León y uno de los cuatro que ha logrado el CSIC. El medio millón de euros de financiación –una cantidad extraordinaria para las cifras que habitualmente maneja la investigación biomédica en España– se invertirá en gran medida en gastos de personal. No obstante, requiere de “mucho trabajo con modelos animales, células de pacientes, genómica y proteómica”, de manera que el presupuesto también irá destinado a la adquisición de tecnologías avanzadas.

La convocatoria de Investigación en Salud tiene como objetivo impulsar las mejores iniciativas de investigación para hacer frente a las enfermedades que causan un mayor impacto en la salud en todo el mundo: las cardiovasculares, las neurológicas, las infecciosas y las oncológicas. En su tercera edición ha financiado 19 proyectos españoles y seis de Portugal, con un presupuesto total de 18 millones de euros.

septiembre 03/2020 (Dicyt)

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