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Investigadores del Vall d’Hebron analizan la microbiota de más de un centenar de pacientes y concluyen que el tratamiento ha de elegirse en función del tipo de síndrome.
Investigadores del grupo de Fisiología y Fisiopatología Digestiva del Vall d’Hebron Institut de Recerca (VHIR) han descubierto que los enfermos con síndrome del intestino irritable con diarrea y los que alternan constipación –dificultad para eliminar las heces– con diarrea tienen menos diversidad microbiana.
En concreto, tienen menos bacterias productoras de butirato y metano que las personas sanas o los enfermos con constipación. Este es uno de los resultados que se publican en Nature Scientific Reports, a raíz de una investigación que ha contado con la mayor muestra de pacientes de esta enfermedad analizada hasta la fecha.
Para llevar a cabo el estudio, liderado por Chaysavanh Manichanh, los investigadores analizaron la composición y la estructura del microbioma de 113 enfermos con intestino irritable y de 66 personas sanas. En total examinaron 273 muestras fecales, ya que varios enfermosproporcionaron una segunda muestra un mes después.
De entre las muestras de síndrome del intestino irritable, incluyeron los tres subtipos, clasificados según los síntomas clínicos de los enfermos: los que tienen diarrea frecuentemente, los que tienen estreñimiento o constipación constante, y los que alternan diarrea y constipación.
“Los enfermos con diarrea y los que alternan diarrea con estreñimiento tienen una composición de la flora muy parecida, mientras que la diversidad de la microbiota de los enfermos que tienen solo estreñimiento es más similar a la de los individuos sanos”, asegura Manichanh.
Un hallazgo que demuestra, según la investigadora del VHIR, que cualquier intento de modular «la composición de la microbiota de los enfermos con síndrome del intestino irritable «no funcionará igual en todos los enfermos”.
Por un lado, en cuanto a los enfermos con diarrea, los investigadores detectaron que tenían menos bacterias productoras de butirato y metano. El butirato se ha demostrado que contribuye a la impermeabilidad de la barrera epitelial y por lo tanto, su ausencia o poca presencia provoca que los microbios traspasen la barrera e interactúen con células inmunitarias o nerviosas de la pared intestinal.
Por otro lado, respecto al metano, los científicos del VHIR no sólo han identificado que los enfermos con diarrea tienen menos microbios productores de este gas, sino que entre los enfermos con estreñimiento abundan este tipo de bacterias que ralentizan el contenido intestinal.
Además de estos resultados, el estudio también ha permitido correlacionar diferentes familias de bacterias con la sensación de flatulencia, dolor e hinchazón abdominal, y detectar que los enfermos que han tomado algunos medicamentos protectores de estómago presentan un incremento de la población de una familia de bacterias más patógenas.