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Un equipo multidisciplinar de dos hospitales barceloneses salvó la vida de la pequeña Alaitz eliminando una obstrucción de sus bronquios principales cuando era un feto en el vientre de su madre, en una operación pionera en el mundo.
«Es la primera vez que se logra en el mundo. Es la primera vez que se intentaba y salió bien», dijo a AFP el doctor Eduard Gratacós, jefe del servicio de medicina maternofetal del hospital Clínic de Barcelona.
Se trata de la primera vez en el mundo que especialistas en medicina fetal con apoyo de cirujanos pediátricos realizan una endoscopia respiratoria en el feto para curar una «atresia bronquial», una anomalía congénita muy infrecuente que afecta a uno de cada 10 000 fetos, explicó Gratacós.
El feto sufría «una atresia bronquial, una obstrucción total de los bronquios del pulmón derecho que hacía peligrar su vida porque el pulmón crecía anormalmente y se comportaba como un tumor», lo que produce la muerte inevitable del ser, explicó Gratacós, que formó parte del equipo de los hospitales barceloneses Clínic y Sant Joan de Deu, que llevó a cabo la operación.
Gratacós presentó este martes la operación, acompañado por el responsable de la unidad de cardiología fetal del Clínic, Josep María Martínez, y por los médicos del hospital Sant Joan de Deu, la cirujana pediátrica Montserrat Castañón y el neonatólogo Julio Moreno.
«Sin la terapia fetal, no hubiera sobrevivido el bebé», que actualmente tiene 16 meses de vida y que este martes jugaba frente a las cámaras de la prensa, vigilada por su padre Marco, mientras su madre, Mónica Corominas, de 33 años, atendía a la prensa.
Alaitz (Alegría, en vasco) es «completamente normal. Se despierta contenta y feliz, ríe si está contenta, llora si tiene hambre», explicó Mónica, la madre de la niña.
Los médicos decidieron realizar una endoscopia traqueal fetal (que utilizan en otras enfermedades) para llegar al punto en el que el bronquio estaba obstruido, perforar esta obstrucción y «reconectarlo» con el árbol bronquial que queda por debajo.
La operación, que duró 30 minutos –«porque en estos casos hay que operar muy rápidamente, como se asalta un banco», ilustró el doctor Gratacós– fue practicada en la semana 26 del embarazo y consistía en operar el feto, que entonces pesaba unos 800 gramos, dentro del vientre de la madre.
El inicio de la operación forma parte de una cirugía que ya se hace para tratar otros problemas: los especialistas en terapia fetal anestesian el feto, lo colocan en una posición adecuada, e introducen un fetoscopio, –endoscopio adaptado para poder ver el feto–, que se dirige a la boca del feto y se introduce en la tráquea a través de la laringe, al igual que se haría en un niño o un adulto.
Lo nuevo es que los especialistas visualizaron la obstrucción del bronquio, perforaron la misma y volvieron a conectar los bronquios obstruidos superiores con los inferiores.
«Se trata de una intervención extremadamente delicada, ya que se desarrolla junto al corazón, en unos tejidos que tienen el grosor de un papel de fumar» y un pequeño error en la manipulación del instrumental «puede conducir a la muerte del feto», explicaron los especialistas.
El pulmón enfermo se vació y redujo su tamaño hasta llegar a lo normal, de manera que el embarazo siguió su curso normal y once semanas después el bebé nació pesando 2540 gramos, no requirió reanimación inicial y sólo presentaba una insuficiencia respiratoria leve.
A sus trece días de vida los cirujanos del Sant Joan de Du le extirparon los lóbulos pulmonares dañados en vida fetal por la lesión bronquial.
El Programa de Cirugía Fetal del Clínic soluciona más de 200 casos de patología fetal por año, y es uno de los cinco centros de cirugía fetal con mayor volumen del mundo.
marzo 13/2012 (AFP) -
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