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Nacho de Blas es especialista en Epidemiología Veterinaria e investigador de la Universidad de Zaragoza. Especialista en Epidemiología Veterinaria, es profesor titular del departamento de Patología Animal de la Universidad de Zaragoza y está siguiendo de cerca la evolución del brote internacional de viruela del mono.
La cadena de contagios, augura, podrá contenerse con las herramientas de las que se disponen, pero debemos prepararnos mejor para dar respuesta a patógenos emergentes como este. «No sabemos cuál va a ser el siguiente, pero sí que va a haber otros».
PREGUNTA: ¿Cree que habrá una epidemia de viruela del mono en Europa?
RESPUESTA: Sinceramente, pienso que no. Sí que va a haber un brote de una importancia relativa, según el tiempo y las medidas que se pongan. Seguirán apareciendo casos durante unas semanas, pero pienso que la transmisión se cortará. En mi opinión, esta situación no se prolongará mucho más de un mes.
P: ¿Estaba este virus emergente ya en el punto de mira de los investigadores?
R: Los primeros casos en humanos aparecieron en 1970. Sabemos que hay dos linajes del virus, el de África central y el de África Occidental. En los últimos años, habían aumentado los casos en África, pero fuera de allí se habían dado casos esporádicos, siempre de la variante occidental. El más relevante se produjo en 2003, en Estados Unidos, por la importación de animales desde Ghana. Importaron un tipo de rata de Gambia, ardillas, puercoespines y lirones y esos animales se criaron junto a perros de la pradera que se contagiaron y después se vendieron como mascotas. Esos animales contagiaron a 47 personas en varios estados, pero no hubo transmisión de segunda generación, entre personas.
P: ¿Qué ha cambiado en este brote? ¿Por qué hay tantos casos, tantos contagios y en tantos países?
R: Hay varias cuestiones que han podido influir. Por un lado, lo que están mostrando las secuenciaciones que han hecho rápidamente países como Portugal, que han dado una lección en su manera de actuar, es que filogenéticamente el virus ha dado un ‘salto’ con respecto a la variante de la que procede. Se está investigando si estas mutaciones podrían conferirle cierta capacidad para ser más transmisible, aunque esto no sería suficiente para explicar el brote. Se investiga también la importancia de eventos superpropagadores, como la fiesta de Maspalomas de la que se ha hablado, que han podido contribuir significativamente a la difusión internacional del patógeno.
P: ¿Por qué hay más casos en hombres?
R: La enfermedad tiene un periodo de incubación de hasta 21 días. El contagio inicial masivo probablemente se produjo entre el 7 y el 12 de mayo, coincidiendo con la fiesta multitudinaria en Maspalomas, a la que asistieron cerca de 80 000 personas, principalmente hombres jóvenes. Si hubiese sido una macrofiesta con más mujeres, probablemente también se habrían detectado casos en mujeres. No es una enfermedad de transmisión sexual ni tiene relación con la homosexualidad. El virus se transmite por contacto estrecho con las lesiones, con mucosas orales, vaginales o anales y también por vía respiratoria. Creo que en los contagios de segunda generación empezarán a aparecer casos no solo en adultos varones. De hecho, ya hay un caso de un niño positivo en Reino Unido.
P: ¿Hay riesgo de que la situación se descontrole?
R: La enfermedad está identificada, hay una alerta sanitaria, la población conoce los síntomas y el personal sanitario sabe cómo actuar. Tenemos herramientas de diagnóstico y sabemos que la vacuna frente a la viruela humana protege frente a la enfermedad, por lo que podría recurrirse a ella. Creo que se podrá controlar la situación en cuanto den la cara todos los casos que se produjeron cuando no teníamos conocimiento de lo que estaba ocurriendo. El principal riesgo se produciría si el virus logra encontrar un reservorio en Europa. Hay que controlar que los animales de compañía y, sobre todo, la fauna silvestre, no se contagien.
P: ¿Qué animales son susceptibles?
R: Todavía no hay una certeza absoluta de cuáles son las especies receptivas al virus. En principio todos los mamíferos son susceptibles de infectarse, por lo que la indicación es el aislamiento de posibles contagios hasta que se determine si existe o no la infección. No hay que alarmarse, pero sí tener precaución para contener el patógeno, que es capaz de sobrevivir muy bien en el medio ambiente. El principal riesgo es que consiga alcanzar a una especie silvestre y encuentre allí un reservorio.
P: SARS, gripe aviar, viruela del mono… ¿por qué nos enfrentamos ahora a tantos virus emergentes?
R: Les estamos dando todas las facilidades del mundo para saltar a los humanos y vamos a enfrentarnos de forma creciente a estos patógenos emergentes. Hay dos factores que favorecen su llegada: la globalización y la invasión cada vez más habitual del territorio de especies salvajes. En el mundo en que vivimos, en seis horas es posible estar en el otro lado del mundo. Hay una gran rapidez en los movimientos y una gran cantidad de gente moviéndose. Si a eso le añadimos que la necesidad de buscar alimentos está haciendo que cada vez hay más incursiones en territorios silvestres y que entremos en contacto con animales salvajes, se da un ambiente propicio para los virus emergentes. No sabemos cuál va a ser el siguiente, pero sí que va a haber otros.
P: ¿Hemos aprendido lecciones de la pandemia y estamos mejor preparados para afrontar una emergencia de este tipo?
R: Algunos países sí lo han hecho. Como comentaba antes, Portugal ha secuenciado en menos de 24 horas el ADN del virus de la viruela del mono identificado. Cuando ellos ya tenían todos los detalles, en España seguíamos esperando la confirmación de los casos sospechosos. Nuestros mecanismos de reacción son más lentos. Falta coordinación y un liderazgo claro. Ahí está el ejemplo de la covid. Después de más de dos años, cada comunidad autónoma sigue dando de forma distinta los datos. Faltan planes y coordinación en España, pero también a nivel europeo.
P: ¿Se deja de lado lo que puede aportar el mundo veterinario?
R: El modelo que se está proponiendo desde hace 15 años es el concepto ‘one health’ que aúna salud humana, animal y del planeta. Gracias al esfuerzo de los veterinarios han desaparecido muchas enfermedades infecciosas en humanos. El 60 % de las enfermedades humanas vienen de los animales, son zoonosis. Hace décadas las personas morían sobre todo por las enfermedades infecciosas. El control de enfermedades como la rabia, la brucelosis o el cólera ha hecho que, al menos en el mundo desarrollado, las enfermedades infecciosas hayan pasado a provocar menos muertes que problemas como el cáncer o los trastornos cardiovasculares. Es una evidencia que las distintas esferas implicadas en la salud global tienen que ir de la mano.