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Reflexionar sobre salud cerebral, así como dar a conocer los beneficios de la investigación en neurociencias constituyen los objetivos de la Semana Mundial del Cerebro, que arranca hoy en todo el planeta.
Como es habitual cada segunda semana de marzo desde 1996, la comunidad científica llama a apoyar a la ciencia del cerebro y su impacto en nuestra vida cotidiana.
Creada por Dana Alliance for Brain Initiatives (DANAI), participaron en un inicio más de 160 organizaciones profesionales centradas en la investigación, tratamiento y prevención de enfermedades del cerebro.
En la actualidad cuenta con la participación de unos 7 300 socios en 120 países, integrado por organizaciones y asociaciones profesionales, universidades, hospitales, agencias gubernamentales y escuelas.
El cerebro es un órgano complejo que centraliza la actividad del sistema nervioso, ubicado en la parte anterior y superior de la cavidad craneal. Forma parte del Sistema Nervioso Central (SNC). Está conformado por millones de neuronas que permiten la regulación de todas las funciones del cerebro, cuerpo y mente.
Controla las funciones vitales, como respiración, presión sanguínea y temperatura, así como funciones cognitivas superiores, tales como la memoria, la percepción y el aprendizaje.
Ejecuta la capacidad de pensar, sentir y razonar.
También recibe y procesa la información que recibe de los sentidos, controla los movimientos corporales, nuestra conducta y emociones.
Durante la Semana Mundial del Cerebro a nivel global se organizan actividades presenciales y virtuales dirigidas al público de todas las edades para entender la función e importancia del cerebro.
10 marzo 2025|Fuente: Prensa Latina |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia
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Costa Rica registró en lo que va de año 14 casos de fiebre amarilla, reportó el Ministerio de Salud en un comunicado circulado hoy.
La cifra representa casi la quinta parte del total de 61 enfermos localizados en la región, añade la declaración conjunta de esa cartera y la Organización Panamericana de la Salud.
Los casos detectados reflejan una migración de la enfermedad desde zonas rurales hacia las urbanas, lo que incide en su propagación, describe el texto, que llama a acciones emergentes para el cuidado de la población, como la vacunación, sobre todo en zonas fronterizas.
El Ministerio de Salud también presentó un denominado Protocolo de Solicitud de Carné Digital de Vacunación contra la Fiebre Amarilla, a fin de controlar la presencia de esa dolencia entre los viajeros.
La aplicación del inmunizador, que priorizará a personas contactadas con otras en riesgo de padecer la enfermedad, será establecida mediante una resolución vigente desde el 11 de marzo como requisito indispensable para retornar a Costa Rica, subraya el comunicado.
09 marzo 2025|Fuente: Prensa Latina |Tomado de |Noticia
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Un estudio genético evidencia que Maria Branyas, que murió hace un año siendo la persona más vieja del mundo, con una edad de 117 años, «tenía una microbiota como la de un niña», y «un genoma privilegiado» que hacía que tuviera una edad biológica inferior en diecisiete años a la cronológica.
Maria Branyas murió con 117 años en la residencia de Olot (Girona) donde vivía desde hacía dos décadas, siendo entonces la persona más longeva del mundo, y tuvo la suerte de heredar «un genoma privilegiado», según indica un estudio liderado por Manel Esteller, investigador del Instituto Josep Carreras y catedrático de genética de la Universidad de Barcelona (UB).
El estudio hecho a Maria Branyas, que vivió hasta los 117 años en buen estado de salud, demuestra que la vejez no va necesariamente asociada a la enfermedad, ya que, según los investigadores, su genoma hacía que sus células «se sintieran» y «se comportaran» como células más jóvenes, «con una edad biológica de unos diecisiete años menos».
Según ha indicado Manel Esteller en unas declaraciones a EFE, el genoma privilegiado de Maria Branyas heredado de su padre y de su madre «le concedía una gran protección frente a enfermedades cardiovasculares y de otros tipos, y su microbiota hacía que tuviera una baja inflamación intestinal».
Una microbiota propia de una niña
De hecho, ha precisado Esteller, Maria Branyas «tenía una microbiota intestinal como la de una niña», por lo que ambos factores, el genoma privilegiado y una microbiota muy sana, hacían que hubiera un decalaje entre su edad cronológica y la biológica.
Manel Esteller, que está considerado como una de las máximas autoridades en epigenética y en el estudio del envejecimiento y el cáncer, considera que el estudio genético a Maria Branyas supone la investigación «más exhaustiva y completa» que se ha hecho a una persona supercentenaria.
«Hay bastantes personas centenarias en el mundo pero pocas supercentenarias, que son las que sobrepasan los 110 años», ha aclarado Esteller.
En el estudio, participaron equipos de investigadores de prestigio internacional, y se llevó a cabo porque estaban convencidos del interés que podía tener el análisis de los genes de la abuela supercentenaria.
Unos análisis que, junto a los genéticos, también estudiaron otros parámetros de su organismo, como los tejidos y la microbiota intestinal y que, en su conjunto, han aportado datos muy valiosos para los científicos para ayudar a explicar los mecanismos del envejecimiento.
En concreto, la analítica incluyó su genoma, pero también análisis transcriptómico, metabolómico, proteómico, microbiómico y epigenómico de diferentes tejidos. Variantes genéticas raras
Los investigadores identificaron variantes genéticas raras a través de la secuenciación completa del genoma, y constataron su excepcional perfil lipídico en sangre, con niveles de colesterol bueno (HDL) muy elevados y de colesterol malo (LDL) muy bajos.
Maria Branyas no tenía exceso de azúcar en sangre, lo que evitaba el riesgo de diabetes u obesidad, y observaron que sus genes mantenían bajo control las infecciones y la regulación autoinmune, además de presentar bajas concentraciones de glicoproteínas A y B, lo que indica un perfil inflamatorio saludable que evita la presencia de enfermedades inflamatorias sistémicas.
Esto ayuda a comprender su buen estado de salud, ya que al final de su vida tan solo sufrió sordera y dolor articular, mientras que su lucidez se mantuvo hasta casi al final, con un bajón que tuvo lugar solo en los últimos meses.
Un estilo de vida saludable
Los investigadores comprobaron que Maria Branyas seguía una dieta mediterránea que incluía la ingesta de tres yogures al día, y están convencidos de que esto contribuyó a mantener sanas sus bacterias intestinales.
«Le gustaba andar, no bebía alcohol ni fumaba y estaba acompañada muy a menudo por su familia, con lo cual no se sentía aislada y esto evitaba la demencia», ha explicado Manel Esteller.
Según los autores de este estudio, los resultados servirán para tratar de elaborar «tipos de patrones prebióticos asociados a la longevidad», y además, trabajarán para conseguir «fármacos útiles en la lucha contra el envejecimiento, junto a la definición de dietas adecuadas».
El estudio refuerza, asimismo la idea de que el envejecimiento y la enfermedad pueden, bajo determinadas condiciones, desvincularse, lo que «desafía la percepción general de que están inexorablemente ligados», explican.
09 marzo 2025|Fuente: EFE |Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2024. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.|Noticia