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Las tasas de mortalidad por cáncer de intestino entre los adultos de 25 a 49 años en la Unión Europea (UE) y el Reino Unido crecerán este año, pese a que la tasa de mortalidad por este tipo de cáncer está disminuyendo en toda Europa.
Esta es la principal conclusión de una investigación publicada este lunes en la revista oncológica Annals of Oncology que advierte que el sobrepeso y la obesidad están contribuyendo a elevar la mortalidad por este tipo de cáncer.
El estudio, dirigido por Carlo La Vecchia, profesor de Estadística Médica y Epidemiología en la Universidad de Milán (Italia), predice que el mayor aumento en mortalidad por cáncer de intestino entre los 25 y 49 años se producirá en el Reino Unido, concretamente, un 26% más en los hombres y casi un 39% en las mujeres en 2024, en comparación con 2018. También se observarán aumentos en Italia (un 1,5% más en hombres y un 2,6% en mujeres), entre los hombres españoles y polacos (un 5,5% y un 5,9% más, respectivamente) y las mujeres alemanas (un 7,2% más).
Entre los factores clave que contribuyen al aumento de las tasas de cáncer de intestino se encuentran el sobrepeso, la obesidad y los problemas de salud relacionados, como los niveles elevados de azúcar en sangre y la diabetes’, explica La Vecchia.
El estudio también señala otras razones como el aumento del consumo de alcohol en Europa central y septentrional y en el Reino Unido, y la reducción de la actividad física. Por estas razones, La Vecchia cree que los gobiernos deberían reforzar las políticas para fomentar el aumento de la actividad física, reducir el consumo de alcohol y combatir la obesidad y el sobrepeso, además de ampliar el cribado del cáncer de intestino a partir de los 45 años, como en Estados Unidos.
Tasas de mortalidad en la UE El estudio analizó las tasas de mortalidad por cáncer en los 27 Estados miembros de la UE y el Reino Unido, y los casos de una docena de tipos de cáncer y leucemias en hombres y mujeres. Para ello, recopilaron datos sobre muertes de la Organización Mundial de la Salud y Eurostat desde 1970 hasta 2018. El estudio avanza que en los países de la UE-27 se producirá un descenso del 6,5% en las tasas de mortalidad estandarizadas por edad para todos los cánceres, pasando de 132 casos por cada 100.000 hombres en 2018 a 123 por cada 100.000 en 2024, y un descenso de 82,5 a 79 por cada 100.000 mujeres.
29 enero 2024| Fuente: EFE| Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A
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Cualquier patología crónica está asociada ‘en mayor o menor grado’ con un alto índice de toxicidad por metales pesados, una ‘contaminación silenciosa’ que afecta a un muy elevado porcentaje de la población, ha asegurado en una entrevista con EFE el director de Biosalud Day Hospital, Mariano Bueno.
Ya en 2020 un trabajo de la Universidad de Granada encontró concentraciones de este tipo de materiales en el 51 % de la población, pero un estudio presentado este mes de enero por el Hospital del Mar en Barcelona demostraba la presencia de metales pesados como cadmio, estroncio, talio o antimonio en la sangre del 70 % de los habitantes de la ciudad condal.
Y no son los únicos: sólo durante las primeras semanas de 2024 se han publicado decenas de estudios en distintos países que relacionan la presencia de plomo, arsénico o mercurio con enfermedades renales (en Italia), muerte de pacientes con EPOC (EEUU) o cáncer de próstata (Corea del Sur), entre otros. ‘En nuestro hospital hemos hecho nuestro propio estudio y es todavía peor: de 169 pacientes que acudieron con patologías crónicas, tenemos un 99 % de casos de toxicidad’ por metales pesados y también por productos químicos y micotoxinas, lo que supone un porcentaje ‘abrumador’, certifica el doctor Bueno.
En el caso de los análisis practicados por esta clínica especializada en enfermedades crónicas, degenerativas e infecciosas, que cuenta con sedes en Madrid y Zaragoza, los metales descubiertos, por orden de importancia son mercurio, níquel, aluminio, estaño, plata y plomo ‘pero también otros en menor medida como el cadmio, el estroncio, el antimonio, el arsénico o el titanio’. Mercurio en los dientes y aluminio en las vacunas Con los datos recogidos ya han podido determinar ‘qué metales específicos producen algunas patologías concretas’, como por ejemplo el mercurio, relacionado directamente con las enfermedades neurodegenerativas.
Es el más dañino de todos: intracelular, igual que el plomo, es un depresor inmunitario’ y procede de diversas fuentes como las antiguas amalgamas de los empastes dentales, sustituidas hoy por otros materiales, o ‘los termómetros de toda la vida’, aunque están siendo reemplazados también. Un mito en torno al mercurio alerta del supuesto daño por el consumo de pescado azul contaminado, pero para intoxicarse de esa manera hay que comer ‘cantidades industriales’ de un pescado cuya ingesta es recomendable ‘en cualquier caso'; ‘es muy necesario porque es rico en omega 3′, un provechoso ácido graso que ayuda a mantener el corazón sano y a fortalecer las neuronas, entre otros beneficios. Otro elemento especialmente insidioso es el aluminio que afecta sobre todo a los menores, ‘Los niños nos vienen intoxicados por aluminio, pues las vacunas lo llevan como conservante’, mientras que, en el caso de los adultos, la vía principal son los cosméticos, y no sólo las cremas de la cara, por ejemplo, sino también los desodorantes, que se administran en la axila, ‘donde existe un plexo vascular importante que facilita su absorción’.
El aluminio afecta al cerebro y genera ‘problemas cognitivos y, además, otras dolencias como la tendencia a desarrollar alergias’, por lo que Bueno recomienda usar marcas que no lo incluyan entre sus ingredientes. Otros elementos penetran en el cuerpo vía implantes, como el titanio, presente en distintas prótesis, o vía alimentación, como el arsénico, que puede encontrarse ‘por ejemplo en el arroz procedente de países no europeos’ que carecen de los controles sanitarios como los españoles. Cómo limpiarse El organismo humano ‘cada vez se muestra más incapaz de limpiarse por sí mismo de esas toxinas’, por lo que es preciso recurrir a tratamientos especializados como el suero de quelación que porta unas sustancias que las ‘atrapa’ para luego ser eliminadas mediante la orina.
Sin embargo, en los últimos años disponen ‘de un sistema novedoso, la técnica denominada ‘inuspheresis’, que realiza una filtración directamente de la sangre del paciente, sin afectar a electrolitos u otros componentes necesarios’ y permite eliminar no sólo los metales pesados sino los productos químicos, micotoxinas o exceso de colesterol. Esta terapia ‘es una maravilla que marca un antes y un después para tratar patologías crónicas’, ha certificado Bueno.
29 enero 2024| Fuente: EFE| Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A
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Realizar ejercicio físico en todas las etapas del cáncer no solo es seguro, sino que es recomendable, ya que reduce un 30 % el riesgo de desarrollar un tumor, mejora la calidad de vida de los pacientes, disminuye los efectos secundarios derivados de los tratamientos y aumenta la respuesta a los mismos.
Con motivo del Día Mundial contra el Cáncer, la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) ha lanzado la campaña ‘Ejercicio contra el cáncer’ para concienciar a la sociedad del valor del ejercicio físico en todas las etapas del cáncer, desde la prevención, durante el tratamiento y en los supervivientes.
Lo ha hecho en el pabellón del Club de Baloncesto Estudiantes, donde dos de los embajadores de la campaña, Carlos Suárez, jugador de la Liga LEB ORO, y Gracia Alonso, jugadora de la Liga femenina ENDESA, han puesto voz a los beneficios que reporta la práctica de alguna actividad física.
Así, la joven jugadora, que también es enfermera, ha animado a quien no hace deporte a ‘ponerse las pilas en su día a día para mejorar su salud, sus sensaciones a nivel laboral y reducir la ansiedad y la depresión’. ‘El deporte es vida’, ha resumido su compañero. Prevenir un tumor empieza por 30 minutos de actividad física regular: la práctica de actividad puede reducir hasta un 30 % el riesgo de cáncer de mama, colon, vejiga urinaria, endometrio, esófago y estómago, y casi el 20 % el riesgo de mortalidad específica por cáncer. Sin embargo, sólo el 37,7 % de la población adulta realiza actividad física regular mientras que el 27,4 % de la población se declara sedentaria, según el INE.
Los datos más sólidos hasta la fecha se centran en cáncer de mama y colorrectal, pero los beneficios del deporte se extienden a otros tumores como el de próstata y pulmón, ha explicado el presidente de la sociedad científica, César A. Rodríguez, durante la presentación del informe ‘Las cifras del cáncer en España 2024′. Además, el ejercicio físico ha demostrado mejorar la calidad de vida y disminuir los efectos secundarios derivados de os tratamientos, al aumentar la capacidad cardiorrespiratoria de los pacientes y reducir la fatiga.
Pese a ello, pocos pacientes con cáncer se mantienen físicamente activos por la falta de información por parte de los profesionales sanitarios, así como de sus propias reticencias por el miedo a nuevos efectos adversos, a la falta de motivación o a las dificultades en el acceso al ejercicio. ‘Realizar ejercicio físico es seguro durante todas las tapas asistenciales del cáncer, incluso durante los tratamientos activos como la quimioterapia, ya que se asocia con una mejor tolerancia a los mismos, e incluso podría aumentar las respuestas’, ha garantizado el experto. Junto al deporte, el oncólogo médico ha destacado la importancia de abandonar factores de riesgo, principalmente el tabaco, y ha advertido de que también los vapeadores generan sustancias carcinógenas, aunque de ellos hay menos evidencia científica acumulada porque son más recientes. ‘Las cifras de su impacto las sabremos con el tiempo’, ha concluido.
29 enero 2024| Fuente: EFE| Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A
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En experimentos con ratas, investigadores de la Universidad de São Paulo, en Brasil, observaron alteraciones en genes relacionados con el metabolismo energético en el tejido cerebral.
El estrés excesivo durante la adolescencia puede causar alteraciones en el perfil de los genes que se expresan en el cerebro, especialmente de aquellos relacionados con las funciones bioenergéticas. Tales cambios tienen efectos sobre el proceso de respiración celular, y esto estaría asociado con problemas conductuales y trastornos psiquiátricos en la edad adulta. Esta conclusión surge de un estudio con ratas realizado por investigadores de la Facultad de Medicina de Ribeirão Preto, de la Universidad de São Paulo (FMRP-USP), en Brasil. Y los resultados del mismo salieron publicados en la revista Translational Psychiatry.
No es novedad que la adolescencia lleva la impronta de una serie de cambios en el cuerpo y en la conducta. Durante ese período de la vida, el cerebro pasa por alteraciones estructurales y funcionales moldeadas por factores tanto neurobiológicos como sociales. “En efecto, al igual que sucede en los humanos, los cerebros de las ratas adolescentes son extremadamente plásticos, y esa plasticidad se observa tanto a nivel molecular como en el ámbito conductual. Los cambios en los perfiles de expresión de genes específicos en diferentes áreas del cerebro generan alteraciones de conectividad celular, lo que se amplifica sistémicamente y deriva en alteraciones de conducta persistentes en la edad adulta, que están correlacionadas con trastornos psiquiátricos”, explica Thamyris Santos-Silva, por entonces doctoranda en farmacología en la FMRP-USP y autora principal del trabajo.
La adolescencia constituye un período crítico para la plasticidad cerebral dependiente de las conductas sociales”, añade Felipe Villela Gomes, docente del Departamento de Farmacología de la FMRP-USP y coordinador del estudio. “Durante esa etapa, aumenta la susceptibilidad a los factores socioambientales adversos, tales como traumas, insultos y malos tratos, y las experiencias sociales pueden tener influjo sobre la vulnerabilidad y la resiliencia al estrés.”
La corteza prefrontal es un área cerebral extremadamente susceptible a la acción de estresores durante la adolescencia. Y es aquella que, al madurar, hace posible tener un mayor control cognitivo sobre las emociones, tal como puede observarse en la edad adulta. En las ratas estresadas durante la adolescencia, esa área exhibió menores niveles de expresión de genes claves en la función respiratoria de las mitocondrias. Estos orgánulos son los principales productores de la energía química destinada al funcionamiento de las neuronas, las células fundamentales del cerebro. Esto refuerza la participación de las mitocondrias como reguladoras de conductas sociales, entre ellas la respuesta al estrés.
En la referida investigación, apoyada por la FAPESP, se analizaron durante una primera etapa las consecuencias conductuales del estrés –sobre la ansiedad, la sociabilidad y la cognición– en ratas al final de la adolescencia. Para ello se expuso a los animales a un protocolo de estrés durante diez días consecutivos, coincidentes con un intenso período de plasticidad cerebral. Posteriormente, se los sometió a evaluaciones específicas, que mostraron perjuicios significativos en todos los test conductuales. “Observamos que durante esa fase de la vida los animales estresados exhibían de manera más acentuada un perfil conductual deteriorado, con ansiedad y mengua de la sociabilidad y de la función cognitiva”, comenta Villela Gomes.
Para analizar si estas variaciones se reflejaban también en la expresión génica, se enviaron muestras de ARN al Laboratorio de Genética del Comportamiento del Brain Mind Institute, de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (Suiza), liderado por la profesora e investigadora Carmen Sandi. Allí se realizó la secuenciación de ARN mensajero, que refleja el perfil de los genes expresados en los cerebros analizados. Los datos se examinaron con herramientas de bioinformática, una etapa financiada por el Programa PrInt USP/Capes, el Programa Institucional de Internacionalización mantenido en conjunto por la USP y la Capes (la Coordinación de Perfeccionamiento del Personal de Nivel Superior, la agencia científica de fomento del Ministerio de Educación de Brasil).
Este análisis mostró alteraciones en los genes de la corteza prefrontal de los animales estresados: entre los diez principales genes afectados, varios aparecieron asociados con vías relacionadas con el estrés oxidativo y con la función mitocondrial, un componente celular fundamental para la producción de la energía destinada cerebro”, dice Villela Gomes. El trabajo comprendió también un análisis tendiente a evaluar el consumo de oxígeno mitocondrial en el cerebro de esos animales, que también apareció perjudicado por el estrés.
“Por ende, contamos ahora con diversas evidencias que señalan la importancia de la función mitocondrial en ese perfil de comportamiento”, afirma Villela Gomes.
Ver artículo completo: Santos Silva T, Hazar Ulgen D, Baeta Lopes CB, Guimarães FS, Alberici LC, Gomes FV. Transcriptomic analysis reveals mitochondrial pathways associated with distinct adolescent behavioral phenotypes and stress response. Translational Psychi[Internet]. 2023. [citado 29 ene 2024]. Disponible en: https://www.nature.com/articles/s41398-023-02648-3
29 enero 2024| Fuente: Dicyt.com| Tomado de| Noticias| Salud Brasil
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Este año se diagnosticarán 286.664 nuevos casos de cáncer, un 2,6 % más que en 2023, con una mayoría de tumores colorrectales, de mama y de pulmón, el cual se consolida además como el tercero más frecuente en mujeres al haberse triplicado su incidencia en los últimos 20 años a causa del tabaco. Son las estimaciones que la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y Redecan (Red Española de Registros de Cáncer) hacen en el informe ‘Las cifras del cáncer en España 2024′ presentado este jueves, que pronostica que, en España, al igual que en todo el mundo, los casos aumentarán progresivamente hasta alcanzar los 341.000 en 2040.
Paralelamente, se espera un aumento de la mortalidad, que pasará de las 113.000 defunciones en 2020 a más de 150.000 en 2040, al igual que la supervivencia, que se ha duplicado en los últimos 40 años y seguirá subiendo, aunque lentamente, gracias a los nuevos tratamientos y una mayor implantación del cribado, ha señalado el presidente de SEOM, César A. Rodríguez. Más población y más envejecida Las causas de que el cáncer lleve ya décadas al alza son varias, empezando por el aumento poblacional y el envejecimiento, ha apuntado el presidente de Redecan, Jaume Galceran; de hecho, un 5 % aparece en menores de 45; un 35 % entre los 45 y 64 y un 60 % en los de más de 65, mientras que el infantil apenas representa el 0,5 %.
También los factores de riesgo, como el tabaco, el alcohol, la contaminación, la obesidad o el sedentarismo, y la generalización de los programas de cribado de algunos tumores como el colorrectal, los de mama, cérvix o próstata, influyen en ese incremento. En los últimos años, se ha constatado una subida constante de tumores de mama en mujeres, de colon en hombres, y de los cánceres de páncreas, riñón, tiroides -en este caso, probablemente, por el sobrediagnóstico- y linfomas no hodgkinianos en ambos sexos. Los más diagnosticados en 2024 seguirán siendo los de colon y recto (44.294), mama (36.395), pulmón (32.768), próstata (30.316) y vejiga urinaria (22.097). Muy por detrás, se detectarán linfomas no hodgkinianos (10.706), tumores de páncreas (9.986), riñón (9.208), el melanoma maligno cutáneo (7.881), cánceres de cavidad oral y faringe (7.603), de cuerpo uterino (7.305), estómago (6.868) e hígado (6.856). En los hombres, predominarán los de próstata (30.316) y colon y recto (27.009). También de pulmón (22.483) y vejiga urinaria (18.247), aunque de estos se aprecia ‘un claro descenso’ por el abandono paulatino del tabaco por parte de los varones, aunque ellos siguen fumando más que ellas (un 20,2 % fuman a diario frente al 13,9 % de las mujeres). Por el contrario, el cáncer de pulmón, que hace 15 años ‘no estaba ni en los diez primeros’ en mujeres, ha proseguido Galcerán, se confirmará como el tercero más común en ellas; la incidencia se ha triplicado ‘de forma alarmante’ desde 2003 debido al hábito tabáquico que iniciaron en los años 70. Por delante, se situarán los de mama (36.395) y los de colon y recto (17.285). Con todo, los cánceres relacionados con el tabaco son todavía muy superiores en los hombres; sin embargo, ‘es muy probable’ que en mujeres ‘sigan incrementándose en los próximos años’.
Un tercio son evitables El informe anual de SEOM apunta que la supervivencia neta a cinco años de los pacientes diagnosticados entre 2008-2013 fue del 55,3 % en hombres y del 61,7 % en mujeres, una diferencia que se explica en las distintas incidencias que presentan unos y otras de determinados tumores, por ejemplo, los de pulmón, más habitual en ellos, y mama, casi exclusivo de ellas y con mucho mejor pronóstico. A más incidencia, más mortalidad: en 2022 murieron 1.200 personas más por cáncer que en 2021, un total de 121.341, casi un cuarto del total; este incremento global fue a expensas del aumento de la mortalidad femenina, con 1.000 fallecimientos más que un año antes. El cáncer fue la principal causa de muerte en hombres (29 %), por delante de las enfermedades cardiovasculares (24,4 %) y respiratorias (10,2 %), pero no en mujeres, en las que las que los tumores ocuparon el segundo lugar (20,4 %) tras las enfermedades cardiovasculares (27,9 %). Los tumores más letales continuaron siendo los de pulmón, colon, páncreas, mama y próstata; en el caso de ellos, el de pulmón, seguido del de colon, próstata, páncreas, tumores hepáticos y de vías biliares y vejiga urinaria, mientras que en ellas el cáncer de mama fue el responsable de una mayor mortalidad, seguido por los de pulmón, colon y páncreas. A pesar de ello, la mortalidad por cáncer en España ha caído en las últimas décadas, aunque no por igual en todos los tumores ni por sexo, como demuestra el caso del de pulmón.
Un tercio de esas muertes, no obstante, son debidas a factores evitables: el principal es con diferencia el tabaco, responsable de más del 90 % de los tumores de pulmón y agente causal de otros como los de cabeza y cuello, vejiga urinaria, riñón, esófago, páncreas, estómago, colon y recto, entre otros. Cuando además de fumar, se bebe alcohol, se multiplica hasta por 30 el riesgo. No existe un nivel de consumo seguro de alcohol. La obesidad, por su parte, es el segundo factor de riesgo responsable de más cánceres en Estados Unidos, y se asocia al menos a nueve tipos. El sedentarismo y las dietas inadecuadas (insuficiente cantidad de fruta y verdura) también influyen, pese a lo cual el consumo de estos alimentos se ha venido reduciendo desde 2017. Aunque muy lejos de EEUU, en España la obesidad afecta al 13,7 % de los adultos y el sobrepeso al 33,6 %, aunque preocupan las cifras infantiles, que llegan al 30 %.
29 enero 2024| Fuente: EFE| Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A