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Aunque no se ha establecido una relación causal, nuevas evidencias sostienen la relación entre el trastorno respiratorio y diversas enfermedades graves.
La relación entre apnea obstructiva del sueño y cáncer se investiga desde hace años.
A falta de probarse de manera fehaciente una relación causal, se ha revelado mayor presencia de cáncer entre las personas con trastorno respiratorio. Esa mayor incidencia se ha atribuido a factores de riesgo comunes, tales como la obesidad.
No es la única enfermedad grave que se asocia a la apnea
Tres nuevos estudios, presentados en el Congreso Internacional de la Sociedad Europea de Respiratorio (ERS), en Barcelona, aportan nuevas evidencias que avalan la conexión de la apnea obstructiva del sueño (AOS) además de con el cáncer, con el deterioro cognitivo y con el tromboembolismo venoso.
El jefe del grupo de Trastornos respiratorios durante el sueño de la ERS, Winfried Randerath, del Hospital Bethanien de la Universidad de Colonia (Alemania), quien no ha participado en ninguno de los tres estudios dados a conocer hoy reconoce que “respaldan la relevancia de la apnea del sueño en el cáncer, el tromboembolismo venoso y la salud mental”. Aunque no se puede establecer una relación causal, matiza Randerath, sí aconseja “ser conscientes de estos vínculos” e insta a aquellas personas afectadas por la apnea a que intenten hacer cambios en el estilo de vida, por ejemplo, manteniendo un peso saludable. Y ante sospecha de apnea obstructiva del sueño, “iniciar un diagnóstico y tratamiento definitivos”.
Primer estudio en investigar apnea y TEV
Seguramente la asociación más llamativa es la hallada por el trabajo que ha presentado Wojciech Trzepizur, del Hospital Universitario de Angers (Francia).
En este estudio, los pacientes con AOS más grave tenían más probabilidades de desarrollar tromboembolismo venoso (TEV): de 7 355 pacientes seguidos durante más de seis años, 104 desarrollaron TEV.
“Este es el primer estudio que investiga la asociación entre la apnea obstructiva del sueño y la incidencia de tromboembolismos venosos no provocados. Descubrimos que aquellos que pasaban más del 6 % de su noche con niveles de oxígeno en la sangre por debajo del 90 % de lo normal tenían casi el doble de riesgo de desarrollar TEV en comparación con los pacientes sin privación de oxígeno”, ha afirmado Trzepizur.
«Se requieren más estudios para ver si un tratamiento adecuado para la AOS, por ejemplo, con tratamiento con CPAP, podría reducir el riesgo de TEV en pacientes con privación de oxígeno nocturna marcada».
Un 13 % de la población
Los pacientes con AOS experimentan una obstrucción parcial o total de las vías respiratorias durante el sueño y dejan de respirar varias veces durante la noche. Esto puede manifestarse como ronquidos fuertes, jadeos, asfixia y somnolencia diurna. Se cree que este trastorno respiratorio afecta al menos al 7-13 % de la población, en especial a aquellos con sobrepeso u obesidad, así como a fumadores, consumidores de alcohol y diabéticos.
En otro estudio de gran tamaño, realizado por científicos de la Universidad de Uppsala (Suecia) y expuesto en Barcelona, se incluyeron datos de 62 811 pacientes cinco años antes del inicio del tratamiento con presión positiva continua en las vías respiratorias (CPAP). Los investigadores vincularon esos datos con los del Registro Nacional de Cáncer de Suecia.
Así pudieron cotejar un grupo de 2 093 pacientes con la apnea y con un diagnóstico de cáncer hasta cinco años antes del diagnóstico del trastorno respiratorio con otros 2 093 pacientes con apnea pero sin cáncer, que sirvieron de grupo control.
Midieron la gravedad de la AOS con el índice de apnea-hipopnea, que evalúa la cantidad de trastornos respiratorios durante el sueño, o el índice de desaturación de oxígeno, que registra cuántas veces por hora disminuyen los niveles de oxígeno en sangre al menos 3 % durante diez segundos o más.
Cáncer de pulmón, de próstata y melanoma
“Encontramos que los pacientes con cáncer tenían AOS levemente más grave, según lo medido por un índice de apnea hipopnea promedio de 32 frente a 30, y un índice de desaturación de oxígeno de 28 frente a 26”, explica el autor principal del estudio, Andreas Palm. “En análisis posteriores de subgrupos, el índice de desaturación fue mayor en pacientes con cáncer de pulmón (38 frente a 27), cáncer de próstata (28 frente a 24) y melanoma (32 frente a 25)”.
Y, por último, en un trabajo efectuado en el Centro de Investigación sobre el Sueño de la Universidad de Lausana (Suiza) se estudió el potencial efecto de la AOS en la salud mental de los mayores de 65 años. Los resultados obtenidos de 358 participantes, a los que se realizaron diferentes pruebas para evaluar su función cognitiva, revelaron que la AOS estaba relacionada con una mayor disminución en las facultades de procesamiento mental a lo largo de un período de cinco años.
Más riesgo a partir de los 74 y en varones
El investigador implicado Nicola Marchi concluye que “descubrimos que la AOS y, en particular, los niveles bajos de oxígeno durante el sueño debido a la AOS, se asociaron con una mayor disminución de la función cognitiva global, la velocidad de procesamiento, la función ejecutiva y la memoria verbal. También encontramos que las personas de 74 años o más y los hombres tenían mayor riesgo de deterioro cognitivo relacionado con la apnea del sueño en algunas pruebas cognitivas específicas”.
En concreto, una de las pruebas que mide la velocidad de procesamiento y la función ejecutiva mostró una disminución más pronunciada en las personas de 74 años o más, en comparación con los participantes más jóvenes, y la prueba de fluidez verbal mostró una disminución más pronunciada solo en los hombres, pero no en las mujeres.
No todas las funciones cognitivas se vieron afectadas. El lenguaje y la función visuoespacial no exhibieron ninguna merma en este estudio.
septiembre 07/2022 (Diario Médico)
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