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La etiología infecciosa es la principal sospechosa de los casos de hepatitis infantil fulminante de origen desconocido. Ninguno de los casos detectados estaba vacunado contra la covid.
Hay muchos aspectos que todavía se desconocen sobre los casos de hepatitis infantil de origen incierto que ya afectan a 74 niños en Reino Unido y de los que se han detectado trece en España.
Las autoridades sanitarias investigan las causas, los mecanismos y el perfil de riesgo de este trastorno, cuyo incremento se detectó en marzo en Reino Unido. No obstante, los expertos tienen una certeza: la enfermedad no está relacionada con las vacunas de la covid-19.
Pese a que colectivos negacionistas han aprovechado enseguida la aparición de estos casos para ligarlos con la reciente vacunación frente al SARS-CoV-2, organismos como la Agencia británica de Seguridad Sanitaria (UKHSA) han dejado claro que no existe tal relación, ya que «ninguno de los casos confirmados en Reino Unido había sido vacunado».
También la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, donde permanecen ingresados los niños españoles afectados -de entre dos y cinco años y procedentes de Madrid, Castilla-La Mancha y Aragón- ha señalado en un comunicado que «las primeras investigaciones en el ámbito internacional indican que esta enfermedad no está relacionada con la vacunación».
Sin indicación de vacunar
Gran parte de los afectados son menores de cinco años, para quienes aún no ha sido autorizada ninguna vacuna anti-covid. Pero, además, se da la circunstancia de que en Reino Unido el porcentaje de niños de entre cinco y 11 años vacunados es escaso debido a que la recomendación de vacunación a individuos sanos en esta franja de edad no se realizó hasta el pasado 16 de febrero, mucho más tarde que países como España, donde se inició la vacunación infantil a mediados de diciembre de 2021.
Ninguno de los 74 afectados británicos había recibido previamente la vacuna contra la covid-19, por lo que la investigación que se está ejecutando sobre el fenómeno descarta cualquier relación entre ambos factores.
Hasta el momento, lo que se ha podido determinar es que ninguno de los casos se debe a la infección por los virus de la hepatitis A, B, C, D y E, los agentes habitualmente responsables de esta inflamación en el hígado. También se ha descartado que las hepatitis tengan relación con algún viaje o circunstancia excepcional. Además de factores tóxicos, los investigadores analizan también otras posibles causas, como la intervención de otro tipo de agentes infecciosos.
«Los virus A-E son los principales virus que causan inflamación hepática; son los llamados hepatotropos, es decir, que solo causan hepatitis. Pero hay multitud de virus que pueden cursar también con hepatitis, que, además, pueden asociar síntomas que traducen la afectación de otros órganos», según Cristina Molera Busoms, coordinadora del Grupo de Trabajo de Hepatología de la Sociedad Española de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica (SEGHNP).
Adenovirus, un sospechoso
Una de las hipótesis que se barajan es que estas hepatitis se deban a una infección por algún tipo de adenovirus, un patógeno que causa habitualmente enfermedades infecciosas leves, como resfriados, pero que en alguna ocasión se ha asociado con complicaciones como la hepatitis. Estos virus se transmiten por vía respiratoria y también a través del contacto con superficies contaminadas.
«La etiología infecciosa se considera actualmente la más probable dadas las características clínicas y epidemiológicas», señalan en Eurosurveillance -una publicación del Centro Europeo de Control de Enfermedades (ECDE) – los especialistas que están estudiando los 13 casos detectados hasta el momento en Escocia, liderados por Kimberly Marsh y Nick Phin, del Servicio Escocés de Salud Pública.
Su principal hipótesis es la de que el causante de estas hepatitis de origen todavía incierto sea un adenovirus, bien una cepa conocida o bien una nueva variante que esté impactando de forma más grave a niños pequeños cuyo sistema inmunológico no está completamente desarrollado.
Las relativas vueltas a la normalidad social tras las restricciones de la pandemia podrían explicar este efecto de la infección, sugieren los científicos. Así, los niños se estarían enfrentando ahora a virus con los que, en condiciones normales, hubieran estado en contacto desde sus primeros meses de vida.
En ese sentido, la Organización Mundial de la Salud (OMS), apunta que en Reino Unido se está observando en las últimas semanas un incremento en la actividad de distintos adenovirus. En cualquier caso, los investigadores no descartan que el agente causal sea otro tipo de virus, incluida la variante BA.2 del SARS-CoV-2.
En su análisis, los investigadores no solo han comprobado que los casos detectados en Escocia superan en número las cifras habituales de esta enfermedad, sino que también constatan que la gravedad de las hepatitis detectadas también es significativa. De los 13 casos en niños detectados en Escocia, tres necesitan someterse a un trasplante de hígado. Uno de los pequeños ya ha sido intervenido con éxito.
Atención a los síntomas
La hepatitis es una enfermedad poco frecuente en niños que produce una inflamación en el hígado que puede comprometer sus funciones. En la infancia, los responsables usuales de este trastorno son los virus de la hepatitis A, B, C, D y E -descartados en los casos de Reino Unido y España-, aunque otros agentes infecciosos y distintos tóxicos pueden desencadenar su aparición.
Los síntomas más habituales de la hepatitis a menudo son inespecíficos y producen astenia, dolor abdominal, náuseas y/o vómitos o diarrea. También hay signos más característicos de la enfermedad que pueden hacer sospechar, como ictericia, coluria, acolia y/o prurito.
La mayoría de los afectados presenta unos niveles muy elevados de transaminasas (más de 2 000 IU/L cuando el rango considerado normal oscila entre los 10 y 40 IU/L). Para evitar el contagio, se recomienda el lavado frecuente de manos, usar pañuelos desechables y protegerse la boca al toser.