El tiempo para identificar el origen de la pandemia de COVID-19 se agota advierte el comité de científicos independientes designado por la OMS para encontrarlo.

imagen real del coronavirus SARS-CoV-2 visto por fueraLos miembros internacionales independientes designados por un equipo conjunto de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y China en octubre de 2020, para identificar los orígenes del SARS-CoV-2 piden a la comunidad científica y a los líderes de los países que aceleren esas investigaciones. “Nuestro informe se publicó en marzo”, escriben en un comentario en  Nature de esta semana.

“Estaba destinado a ser el primer paso en un proceso que se ha estancado”, denuncian en el artículo, que tiene como primera firmante a Marion Koopmans, del Centro Médico Universitario Erasmus, en Rotterdam.

Estos científicos establecieron seis prioridades para una segunda fase de la investigación sobre los orígenes del nuevo coronavirus, incluido el rastreo de personas y animales en regiones dentro y fuera de China donde se han registrado las primeras evidencias de circulación del virus.  Entre esos pasos también se preveía realizar estudios específicos sobre los posibles reservorios o huéspedes intermedios, y el seguimiento de nuevas pistas potencialmente fidedignas.

Prioridad mundial

Los autores señalan que comprender los orígenes de la pandemia es una prioridad mundial, y advierten de que: «La ventana de oportunidad para realizar esta investigación crucial se está cerrando rápidamente: cualquier retraso hará que algunos de los estudios sean biológicamente imposibles».

A modo de ejemplo, explican que los anticuerpos contra el SARS-CoV-2 disminuyen, por lo que a medida que pasa el tiempo pierden relevancia las muestras de animales o de personas en contacto con los animales que podrían haber estado expuestos al virus antes de diciembre de 2019.

Una misión que empezó en enero

“Nuestra misión se ha guiado por los términos de referencia acordados entre la OMS y China en 2020, antes de nuestra participación. Esos términos nos encargaron hacer una reconstrucción detallada de la fase inicial de la pandemia, comenzando en Wuhan, China, donde se informaron los primeros casos conocidos”, explican sobre su plan de trabajo que arrancó con trabajo de campo durante cerca de un mes, en enero de este año en Wuhan.

El plan incluyó estudios sobre el perfil de enfermedades respiratorias en la comunidad en general y personas hospitalizadas en Wuhan y Hubei en la segunda mitad de 2019; una revisión de 76 000 casos en el mismo período de tiempo notificados por 233 centros de salud de Wuhan; análisis de los certificados de defunción, y una reconstrucción detallada de la investigación sobre el brote temprano. Además, llevaron a cabo un mapeo y rastreo de la cadena de suministro de productos vendidos en el mercado de mariscos de Huanan en Wuhan; pruebas de una amplia gama animales, incluidos los silvestres, mascotas y de zoológico; análisis de datos genómicos virales publicados y no publicados, así como una revisión de la literatura relevante sobre el origen del virus.

En el informe presentado sobre esa primera fase, los miembros de ambos equipos concluyeron por unanimidad que había evidencia clara de una circulación generalizada del SARS-CoV-2 en Wuhan durante diciembre de 2019.

“Informamos sobre evidencias de una presencia anterior, pero no llegamos a una resolución sobre cuándo, dónde y cómo ocurrió. Llegamos a la conclusión de que el mercado de productos del mar de Wuhan tuvo un papel importante en la primera parte de la pandemia y que había vínculos creíbles con los mercados de animales salvajes que debían seguirse. Estuvimos de acuerdo en que los primeros casos de COVID-19 probablemente se habían pasado por alto, como es común en los brotes de nuevas enfermedades”, repasan los científicos.

La principal conclusión del informe dejó abierto el origen del SARS-CoV-2 en cuatro vías: introducción zoonótica directa (animales salvajes); infección zoonótica por el manejo de animales de granja infectados; introducción zoonótica a través del consumo de alimentos contaminados o de animales infectados, e introducción por escape de un laboratorio que trabaja con virus animales.

Consideraba como más plausible la introducción zoonótica directa o indirecta a través de un animal hospedador intermedio por determinar.

La hipótesis de la ‘fuga’ del laboratorio

No obstante, la posibilidad de que el virus saliera de un laboratorio de investigación atrajo inmediatamente la atención, como si esa hipótesis tuviera el mismo peso que la que busca el origen en un animal intermedio, algo que los datos actualmente disponibles “no apoyan, en nuestra opinión”. Afirman haber solicitado más datos que lo respalden a los científicos que propugnan la hipótesis de la fuga de laboratorio. “Ninguno lo ha hecho, hasta ahora”.

En julio, cuatro meses después del informe completo, la OMS informó a los estados miembros de los planes para crear un comité que supervisará los estudios de orígenes futuros. Los científicos ven con buenos ojos esta iniciativa, por cuanto que puede despejar dudas sobre motivaciones no científicas de las pesquisas.

Sin embargo, recalcan, “la aplicación de este nuevo proceso a la misión en marcha para determinar los orígenes del SARS-CoV-2 corre el riesgo de añadir varios meses de retraso. Los representantes de los estados miembros tendrían que negociar términos detallados en torno al tema delicado de investigar las prácticas de laboratorio, luego proponer y seleccionar a los miembros del equipo, quienes luego tendrían que desarrollar un plan de trabajo”. Y el tiempo, insisten, se acaba.

septiembre 26/2021 (Diario Médico)

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