Un pequeño estudio observacional en recién nacidos de madres con infección por SARS-CoV-2 no ha encontrado transmisión del virus, incluso tras dos semanas de lactancia.

coronavirus SARS-CoV-2.Es poco probable que las madres con infección por COVID-19 transmitan el virus a sus bebés recién nacidos, si se adoptan las precauciones de higiene correctas, según los datos de un pequeño estudio observacional publicado en The Lancet Child & Adolescent Health.

El análisis sobre 120 recién nacidos no ha encontrado casos de transmisión del virus durante el parto o después de dos semanas de lactancia materna y contacto piel a piel.

Los hallazgos sugieren, por tanto, que las madres con infección pueden amamantar y permanecer en la misma habitación que su recién nacido de manera segura, si usan mascarillas adecuadas y siguen los procedimientos de control de infecciones.

Christine M. Salvatore, directora del estudio, del Weill Cornell Medicine-New York Presbyterian Komansky Children’s Hospital), Estados Unidos, señala que «los datos sobre el riesgo de transmisión vertical de la COVID-19 o en la lactancia han aparecido en una pequeña cantidad de algunos estudios. En consecuencia, las pautas para las mujeres embarazadas y las nuevas madres varían constantemente. El nuevo análisis puede brindar cierta tranquilidad a las nuevas madres de que el riesgo de que transmitan la infección a sus bebés es muy bajo”, aunque subraya que son necesarios estudios más amplio para comprender mejor los riesgos de transmisión de madre a hijo.

Adaptaciones continuas 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Real Colegio de Obstetras y Ginecólogos, recomiendan que las madres compartan la habitación con sus bebés y amamanten, con las precauciones adecuadas. Enfatizan que los beneficios de la lactancia materna superan los riesgos potenciales de transmisión de la COVID-19. Estas recomendaciones también han sido adaptadas recientemente por la Asociación Americana de Pediatría.

El último análisis observó los resultados de 120 bebés nacidos de 116 madres en tres hospitales de Nueva York, entre el 22 de marzo y el 17 de mayo de 2020. Todos los bebés compartieron habitación con sus madres y, en si las madres se encontraban bien, fueron amamantados. Los bebés se mantuvieron en cunas cerradas, a casi dos metros de distancia, excepto durante la alimentación. Las madres debían usar mascarillas quirúrgicas mientras manipulaban a sus bebés y seguían procedimientos frecuentes de lavado de manos y senos.

A todos los bebés se les hizo una prueba de PCR de un hisopo nasal dentro de las primeras 24 horas después del nacimiento y ninguno dio positivo a SARS-CoV-2.

El seguimiento de 82 bebés, después de 5 a 7 días del nacimiento pone de manifiesto que la gran mayoría había estado compartiendo habitación con sus madres (83 %) y tres cuartas partes todavía estaban mamando (78 %). 79 bebés fueron examinados nuevamente para detectar el virus SARS-CoV-2 después de 5-7 días y 72 bebés recibieron una prueba adicional después de dos semanas de vida con resultado negativo para todos y ninguno de los bebés mostró síntomas de COVID-19 en ningún momento. Además, 53 bebés fueron sometidos a un control remoto por videoconferencia después de un mes de vida. Todos ellos seguían clínicamente bien y estaban creciendo adecuadamente.

Patricia De La Mora, codirectora del estudio del mismo centro neoyorkino, indica que los datos sugieren que los bebés nacidos de madres con infección aún pueden beneficiarse de sus hijos de manera segura, si se siguen las medidas de control de infecciones adecuadas.

No obstante, los investigadores destacan que el pequeño tamaño de la muestra estudiada no es suficiente para extraer conclusiones firmes y es posible que se necesiten informes más grandes. Además, según De La Mora, casi un tercio de los bebés no fueron seguidos, lo que podría explicarse por “el miedo de los padres a dejar sus hogares y usar el transporte público para asistir a las citas clínicas en medio de la pandemia”.

En un editorial que acompaña al estudio, Melissa Medvedev, de la Universidad de California en San Francisco, Estados Unidos, considera que se proporcionan datos valiosos que indican que la transmisión perinatal del SARS-CoV-2 es poco probable y permite que los recién nacidos se beneficien de la misma estancia de la de sus madres y de la lactancia materna porque son seguras, con las precauciones adecuadas.

A pesar de estos conocimientos, reconoce que quedan preguntas clave sin respuesta. “Se necesitan datos sólidos basados ​​en la población para cuantificar la incidencia de complicaciones entre las mujeres embarazadas y los recién nacidos, y para comprender las tasas y las rutas de los movimientos verticales y horizontales y la transmisión, incluida la transmisión asintomática. También se requieren estudios sólidos para determinar la eficacia de las prácticas de prevención y control de infecciones en el entorno de atención neonatal”.

septiembre 18/2020 (Diario Médico)

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