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COSMO-Spain, un estudio de la Organización Mundial de la Salud, monitoriza con encuestas la percepción y el conocimiento de la población sobre la pandemia. Sus resultados ayudan a elaborar políticas públicas, conocer el grado de aceptación de las medidas contra la pandemia e identificar las necesidades de información en tiempo real.
¿Preocupa el coronavirus a los españoles? ¿Consideran a la COVID-19 una enfermedad grave? ¿Cuándo y cuánto usan la mascarilla? ¿Dónde buscan información sobre la pandemia? Las respuestas a estas preguntas pueden determinar las políticas públicas a aplicar en nuestro país para evitar la propagación del SARS-CoV-2 entre los ciudadanos.
El éxito o fracaso de estas políticas depende, en gran medida, del grado de aceptación o reticencia de la población. Por ello, realizar un seguimiento actualizado de estas actitudes puede suponer estar un paso más cerca de evitar los contagios y vencer a la pandemia.
El Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) coordina COSMO-Spain, un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que mide la percepción de la población española ante el coronavirus y cómo evolucionan los conocimientos sobre la pandemia. Este trabajo, que se realiza en otros 31 países europeos, utiliza encuestas en diferentes momentos del año como herramienta de monitorización. Con las respuestas, el equipo del ISCIII prepara informes que remitirá a las autoridades públicas, quienes finalmente diseñaran las estrategias de salud y campañas de sensibilización.
Esta herramienta ya ha demostrado su utilidad en otros países para conocer las necesidades de información y el grado de aceptación de las medidas contra la COVID.
María Romay-Barja, responsable de la fase preliminar del estudio e investigadora del Centro Nacional de Medicina Tropical (CNMT) e investigadora de COSMO-Spain, destaca a SINC que esta herramienta «ya ha demostrado en otros países su utilidad para identificar las necesidades de información de los ciudadanos y conocer el grado de aceptación y adherencia a las medidas implementadas», agregando que también puede servir para conocer “conductas de riesgo, el impacto de la desinformación, los factores psicológicos y el comportamiento preventivo”.
“Es muy importante saber el nivel de miedo, la percepción de riesgo y preocupación de la población, que puede ayudar o complicar los intentos de evitar la propagación de la enfermedad”, sentencia la investigadora, haciendo hincapié en que las instituciones públicas deben disponer de esta información actualizada a la evolución de la pandemia.
Una encuesta en constante evolución
Los resultados preliminares de la encuesta que se hizo en mayo de 2020, que ya están publicados, muestran que la mayor parte de los encuestados (83 %) consideran a la COVID-19 una enfermedad grave o muy grave. También destaca el buen conocimiento sobre las vías de contagio más frecuentes: gotitas al hablar o toser (respuesta del 99 % de los encuestados), tocar una superficie contaminada (89 %) y mantener contacto físico con un contagiado (77 %). Por último, lavarse las manos frecuentemente (99 %), mantener una distancia de dos metros (94 %), toser en la parte interior del codo (87 %), llevar mascarilla y limpiar las superficies (ambos con 85 %) son los métodos más eficaces para evitar el contagio.
Según Romay-Barja, los resultados son “adecuados” a la situación de la pandemia de la COVID-19 en ese momento, “cuando llevábamos mes y medio confinados”. “Era de esperar que la gente estuviera muy concienciada e informada, había una percepción de riesgo muy alta. La mayoría consideraba que era una enfermedad grave y que podían contagiarse”, comenta.
No obstante, una comprensión alta del coronavirus no determina la aplicación de medidas preventivas para evitarlo. La investigadora aclara que “hay muchas enfermedades, tanto crónicas como infecciosas, en las que vemos que el nivel de conocimiento no está relacionado ni con las actitudes ni con las prácticas de la población».
El 83 % de los encuestados consideran a la COVID una enfermedad grave o muy grave, pero tienen un buen conocimiento sobre las vías de contagio y cómo evitarlo
Carmen Rodríguez, del Centro Nacional de Epidemiología (CNE) y también investigadora de COSMO-Spain, señala a SINC que hay factores “psicológicos, sociales y conceptuales” que pueden variar con el tiempo y determinar que las personas “apliquen o no las medidas preventivas”. Por esta razón, la encuesta necesita repetirse en meses posteriores a medida que la pandemia y las percepciones sobre la COVID van evolucionando.
“Aunque no lo sabremos hasta la siguiente ronda [de la encuesta], parece que la percepción de riesgo ha bajado en poblaciones menos vulnerables o en las que se creían menos vulnerables”, comenta como ejemplo Romay-Barja.
¿De qué fuentes nos fiamos?
COSMO-Spain presta especial atención a cómo se informan los españoles sobre el coronavirus y la situación de la pandemia en el país. Por ello, el estudio contempla variables dedicadas a conocer las fuentes a las que acuden los encuestados para informarse y qué fiabilidad le otorgan a cada una.
Del mismo modo, las investigadoras también contemplan estudiar el impacto y la cantidad de la desinformación, aunque no se aprecia en los resultados del estudio preliminar. “Al revés, la población parece que está informada y tiene un alto conocimiento, pero tenemos que ver cómo evoluciona esto en el tiempo”, indica Romay-Barja.
Así, los telediarios (respuesta del 67 % de los encuestados), la prensa y las ruedas de prensa (ambos con un 45 %) son las vías más usadas para informarse sobre la COVID-19. En el otro extremo, WhatsApp (13 %), los programas de televisión (25 5 %), la web del Ministerio de Sanidad (30 %) y la radio (31 %) son las menos empleadas para estar al día.
«Hay muchas enfermedades en las que el nivel de conocimiento no está relacionado con las actitudes de la población», aclaran
En cuanto a las redes sociales (32 %), Rodríguez apunta que su relevancia como fuente de información depende del uso de los usuarios y si estos conocen cuentas de divulgación científica fiables y buenas.
“Hay sectores de la población, como los jóvenes, que no van a la televisión o prensa, sino que acuden a los streamings y youtubers”, dice, considerando la posibilidad de “impulsar el uso de las redes sociales” para divulgar “información de calidad científica y que llegue a ciertos ámbitos de la población”, aunque no es el objetivo final del estudio “ni podemos hacer gran cosa”.
Fiabilidad otorgada por los encuestados a las fuentes de información sobre el coronavirus
En cuanto a la fiabilidad otorgada a las diferentes vías de información, las personas encuestadas consideran a la web de Sanidad como la mejor, seguido de las ruedas de prensa. Las más dudosas, por otro lado, son Facebook, WhatsApp y Twitter.
Próximas fases: posibles vacunas y vuelta al colegio
Las próximas encuestas de COSMO-Spain se realizarán en otoño e invierno de 2020, además de la fase actual de la que ya se están recopilando los datos tras la preliminar de mayo. En ellas, según detallan las investigadoras, se incluirán variables sobre las posibles vacunas para la COVID y la confianza y percepción de la población hacia las vacunas candidatas.
De igual manera, recogerán más datos sobre el uso de la mascarilla, la distancia social y la reapertura de los colegios en el inicio del curso escolar. Además, en las próximas rondas del estudio se cuenta con la colaboración de la investigadora María Falcón, de la Universidad de Murcia y pronto se incorporarán otras instituciones.
Maria João Forjaz, coordinadora de COSMO-Spain e investigadora del CNE, destaca a SINC el dinamismo de este trabajo para mantenerse al día con la evolución de la pandemia. “Hay algunas preguntas que se repiten en cada ronda, pero la encuesta va cambiando según la situación social y epidemiológica para poder responder a lo que preocupa en cada momento”, afirma.
La web de Sanidad es la vía de información más fiable sobre el coronavirus, pero de las menos utilizadas por los encuestados
De igual manera, Forjaz confirma que en las próximas rondas de respuesta al estudio será posible filtrar los resultados según el sexo, grupo de edad y nivel educativo. “La muestra de población es de 1 000, pero se podrá segregar hasta cierto punto”, apunta.
Por último, el estudio preliminar contemplaba algunas preguntas y variables sobre salud mental, dedicadas al sentimiento de soledad y tristeza durante el confinamiento. Sobre este punto, Forjaz aclara que en el momento en el que se hizo esta encuesta “nos parecía muy importante, pero la salud mental no es el objetivo del estudio”. A este respecto, apunta que ya hay trabajos que se están desarrollando en España dirigidos únicamente a aspectos como la soledad, la tristeza y la ansiedad.
¿Cómo respondieron los encuestados en mayo?
La encuesta preliminar de COSMO-Spain, se realizó entre el 5 y 6 de mayo de 2020, con el Estado de Alarma vigente y la población en situación de confinamiento, aunque con algunas medidas de alivio. Por entonces, los lugares donde los encuestados consideraban más probable el contagio son al hacer la compra (82 %), en el transporte público (60 %) y en el trabajo (57 %).
Los encuestados tenían un buen conocimiento sobre los síntomas más frecuentes del coronavirus, señalando a la fiebre (99 %), tos (96 %) y falta de aire (92 %) como los más comunes. A su vez, el 97 % considera que las personas sin fiebre pueden ser igualmente contagiosas; y que en caso de presentar síntomas de COVID-19 llamarían al centro de salud (88 %).
En cuanto a la mascarilla en el confinamiento, los encuestados afirmaban que la utilizaban siempre que salían de su domicilio (51 %) y al ir a hacer la compra o a la farmacia (55 %). Un discreto siete por ciento de los encuestados respondía que nunca usaban mascarilla.
Por último, el 62 % de los participantes del estudio negaban haberse sentido solos durante el confinamiento, aunque el 52 % de los mismos afirmaban haber sentido tristeza de manera ocasional.
agosto 09/2020 (SINC)