Una investigación pionera realizada por científicos de las Universidades de Oxford y Birmingham, ambas en Reino Unido, publicada en Nature , nos acerca un paso más al desarrollo de terapias dirigidas para enfermedades inflamatorias. El equipo muestra que los diferentes tipos de fibroblastos, las células más comunes del tejido conjuntivo en los animales, están organizados en diferentes capas en la articulación y son responsables de dos formas muy diferentes de artritis; artrosis y artritis reumatoide.

 

artritis reumatoideLas terapias dirigidas podrían alterar el comportamiento de los fibroblastos para reducir la inflamación y la destrucción del tejido en estas dos enfermedades sin la necesidad de inmunosupresión a largo plazo o reemplazos articulares, dicen los científicos. La investigación fue apoyada por Wellcome Trust, Versus Arthritis y ‘NIHR Birmingham Biomedical Research Center, que se encuentra en University Hospitals Birmingham NHS Foundation Trust y en la Universidad de Birmingham.

La investigación es parte del Programa de Aceleración de la Terapia para la Artritis (A-TAP), una alianza conjunta entre las universidades de Birmingham y Oxford, que tiene como objetivo garantizar que las observaciones científicas básicas de clase mundial se aceleren en la terapia experimental de fase temprana para pacientes. A-TAP está financiado por el Kennedy Trust for Rheumatology Research de la Universidad de Oxford.

El investigador jefe, el profesor Chris Buckley, del Instituto de Inflamación y Envejecimiento de la Universidad de Birmingham y director de Investigación Clínica en el Instituto Kennedy de la Universidad de Oxford, apunta: Si comparamos los fibroblastos con el suelo, esta investigación ha demostrado por primera vez que no toda la tierra es igual.

Y continúa: Al igual que existen diferentes capas de suelo en nuestros jardines (suelo superior y subsuelo), existen distintos tipos de fibroblastos en nuestras articulaciones, y cada capa parece estar vinculada con un tipo diferente de artritis. Desde una perspectiva de investigación, esto es emocionante, pero las implicaciones clínicas también son muy importantes. Por primera vez, hemos identificado dos tipos diferentes de fibroblastos en la articulación, que, al igual que los diversos tipos de suelo, conducen a varias clases de artritis.

Nueva forma de clasificar y tratar la artritis

El suelo superior es lo que falla en la osteoartritis, mientras que en la artritis reumatoide es el subsuelo el que tiene la culpa. Cuando los pacientes son atendidos en una clínica y no podemos ayudarlos, nos motiva a pensar creativamente sobre cómo conducimos nuestra investigación y clasificamos las enfermedades. Ahora, hemos descubierto una nueva forma de clasificar, y por lo tanto tratar, la artritis basada en la célula subyacente, en lugar de solo las características clínicas y los genes involucrados, agrega.

Las terapias actuales funcionan como el herbicida: matan las malezas, pero las malezas regresan si no se continúa aplicando el herbicida. Nuestra investigación facilitará investigaciones dirigidas a cambiar el suelo superior, el subsuelo, o ambos, para tratar la artritis. Saber que nos estamos acercando a ofrecer a los pacientes nuevas soluciones es muy emocionante y lo estamos haciendo porque finalmente estamos analizando las enfermedades utilizando un enfoque basado en células impulsado por el proceso a través del proyecto A-TAP, subraya.

Dos avances técnicos y clínicos recientes han ayudado al descubrimiento de los investigadores: biopsias mínimamente invasivas y la secuenciación unicelular. Estos dos desarrollos han permitido al equipo de investigación analizar las células de fibroblastos y su ubicación en la articulación como nunca antes, identificando y describiendo la biología de distintos subconjuntos de fibroblastos responsables de mediar en la inflamación o el daño del cartílago/hueso en la artritis.

El primer autor, el doctor Adam Croft, actualmente profesor de Clínica Académica en Reumatología del NIHR en la Universidad de Birmingham y anteriormente financiado por una Beca de Desarrollo de Carrera Clínica en el Wellcome Trust, agrega: La artritis reumatoide es un reto de tratar. Causa inflamación crónica en las articulaciones, lo que conduce a dolor, hinchazón y, con el tiempo, daño en la articulación. Esto se debe a que el propio sistema inmunológico del cuerpo ataca las articulaciones, lo que conduce a una afluencia de células inmunitarias en el revestimiento de la articulación.

Y continúa: Los tratamientos actuales se dirigen a estas células inmunitarias ya sea directamente o intentando interrumpir las señales que atraen a las células a la articulación. Ningún tratamiento se dirige directamente a los fibroblastos, las células efectoras clave en la patología de esta enfermedad. Gracias a los avances en tecnología, ahora, por primera vez, hemos podido identificar qué fibroblastos son patógenos en la artritis y cómo contribuyen a la enfermedad.

Croft considera importante destacar que, al eliminar estos fibroblastos de la articulación, pudieron reducir la afluencia de células inmunitarias a la articulación, lo que lleva a una menor inflamación y destrucción. Estos hallazgos significan ahora tenemos una justificación clara para desarrollar fármacos que puedan atacar directamente los fibroblastos de las articulaciones y brindar un tratamiento más efectivo para la enfermedad persistente, concluye.

junio 17/2020  (Europa Press) Tomado del Boletín temático en Medicina. Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.

junio 18, 2020 | Dra. María Elena Reyes González | Filed under: Geriatría, Medicina, Ortopedia y Traumatología | Etiquetas: , , |

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