El grupo del Centro Español de Investigación Biomédica en Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBEROBN) y del Centro Singular de Investigación en Medicina Molecular y Enfermedades Crónicas (CiMUS) de la Universidad Santiago de Compostela (USC), que dirige Rubén Nogueiras, ha descubierto que bloquear el receptor GPR55 permite alterar el metabolismo de la grasa en el hígado, haciendo que fabrique menos y, por tanto, que el daño sea menor. Este avance abre nuevas vías terapéuticas contra el hígado graso no alcohólico, que afecta a una de cada cuatro personas en el mundo y para la que todavía no existe ningún fármaco aprobado.

hígado graso no alcohólicoLa enfermedad del  (NAFLD) comienza como una simple acumulación de grasa, pero, si no se vigila, con el tiempo puede progresar a esteatohepatitis no alcohólica (NASH), caracterizada por inflamación y fibrosis. La esteatohepatitis no alcohólica es peligrosa, ya que los pacientes corren el riesgo de desarrollar cirrosis, cáncer, y mayor tasa de mortalidad asociada a fallo hepático.

Esta investigación, publicada en la revista Hepatology, demuestra que los pacientes con NAFLD y NASH tienen niveles elevados en sangre de una molécula conocida como lisofosfatidilinositol (LPI) que se une a un receptor llamado GPR55. La expresión de este receptor también está aumentada en el hígado de los pacientes con NAFLD y NASH. Resultados similares se obtuvieron en modelos animales a los que se indujo las enfermedades, y en los que se observó que la inhibición del receptor GPR55 protegía contra NAFLD y NASH.

Hemos encontrado que, al inhibir este receptor en el hígado, podemos alterar el metabolismo de la grasa en el hígado, haciendo que el hígado fabrique menos grasas, y por tanto, el daño sea menor, indica Marcos Fernández Fondevila, autor principal del estudio. Añade además que es destacable el hecho de que, para inhibir la fabricación de grasas, el GPR55 bloquea un enzima llamado acetil CoA carboxilasa, y actualmente existen estudios en fase clínica con estos inhibidores para el tratamiento de la enfermedad.

Se ha conseguido no solo reducir la acumulación de grasa, sino también la inflamación y la fibrosis en el hígado cuando inactivamos GPR55, usando una gran variedad de modelos preclínicos, sostiene Fernández. Esto ocurre porque la inactivación del GPR55 por un lado puede actuar sobre los hepatocitos, células mayoritarias del hígado, para que acumulen menos grasa, y así exista una menor inflamación y muerte celular. Y por otro, el GPR55 también inhibe mecanismos en otras células localizadas en el hígado llamadas células estelares, que son las responsables de producir fibrosis.

abril 30/2020 (Europa Press) – Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.

mayo 2, 2020 | Dra. María Elena Reyes González | Filed under: Enfermedades del Sist. Digestivo, Gastroenterología, Hepatopatías, Medicina Interna | Etiquetas: |

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