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Investigadores del CIBEROBN, pertenecientes a la Unidad de Nutrición Humana de la Universidad Rovira i Virgili (URV), del Instituto de Investigación Sanitaria Pere i Virgili (IISPV), han demostrado que las siestas de más de una hora al día se asocian con una mayor prevalencia de diabetes tipo 2 y de peores valores de adiposidad, más peso y más perímetro de la cadera.
Son conclusiones extraídas de un ensayo clínico realizado en 2 190 participantes de avanzada edad con sobrepeso y síndrome metabólico, para la prevención de la enfermedad cardiovascular basado en un programa intensivo de cambio de estilo de vida para perder peso, y enmarcado en el proyecto Prevención con Dieta Mediterránea-Plus (PREDIMED PLUS).
La siesta diurna es una práctica común en muchas partes del mundo, incluida la región mediterránea. Una siesta corta, de menos de media hora, parece relacionarse con potenciales beneficios sobre la salud como la mejora del estado de alerta, la mejora del rendimiento y la función cognitiva, así como una reducción del riesgo de mortalidad.
El problema llega cuando prolongamos la duración de la siesta, especialmente de más de 60 minutos al día, tiempo que se ha asociado con una mayor morbilidad y mortalidad en comparación con la ausencia de siestas o más cortas, ha señalado Jordi Salas, investigador principal del CIBEROBN y coordinador del PREDIMED PLUS.
Esta investigación, publicada en la revista científica Journal of Clinical Medicine, es pionera en analizar la relación de tiempo de siesta y desarrollo de diabetes tipo 2.
Los expertos observaron que, en comparación con no hacer siesta o siestas de menos de 30 minutos, un aumento de 10 minutos diarios, se vinculó con una mayor prevalencia de diabetes tipo 2 y un mayor índice de masa corporal y circunferencia de la cintura.
Una de sus fortalezas es que la siesta fue evaluada de forma objetiva mediante la colocación de acelerómetros (un aparato que detecta la actividad física o sedentaria realizados a lo largo del día), ha concluido Salas.
No obstante, los investigadores señalan en el estudio que tiene sus limitaciones ya que su diseño transversal no permite hacer ninguna inferencia causal de las asociaciones observadas. La siesta durante el día podría ser el resultado de la alta prevalencia del síndrome metabólico que afecta la calidad del sueño nocturno. Los participantes del estudio en categorías superiores de siestas parecían dormir menos en la noche y esto puede deberse a otras enfermedades concomitantes que acompañan al síndrome metabólico.
Otra limitación es que los participantes eran pacientes mediterráneos ancianos con síndrome metabólico. Por lo tanto, los resultados no pueden extrapolarse a otras etnias, grupos de edad y sujetos sin síndrome metabólico.
agosto 16/ 2019 (Europa Press) – Tomado del Boletín temático en Medicina. Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.