La evolución de la alimentación es uno de los temas más comentados por la paleoantropóloga coreana Sang-Hee. Resulta llamativo el dato de que empezamos a comer carne hace 2,3 millones de años, con el inicio del género Homo.

evolucion-del-hombre-1Al contrario de lo que pudiéramos pensar, no la conseguíamos cazando sino imitando a los carroñeros y comiéndonos lo que quedaba de los cadáveres que dejaban los grandes predadores, los buitres y las hienas. ¿Y qué quedaba? Los huesos.

Esta parte del cuerpo es rica en nutrientes porque encierra la grasa de la médula. Para poder masticarla, nuestros ancestros tuvieron que desarrollar herramientas con las que romper el armazón óseo, lo que se conoce como utensilios líticos. “La ingesta de alimentos de un elevado contenido calórico condujo a un aumento de la capacidad craneal”, recuerda la científica.

“Siéntase libre el lector de empezar desde el principio y leer todos los capítulos en orden o de empezar en cualquier capítulo y leer después de manera aleatoria”

Siguiendo por nuestros orígenes, llegamos a los neandertales que, lejos del estereotipo arcaico de que eran rudos, la investigadora apunta a que exhibieron las primeras señales de altruismo hacia los enfermos con su comunidad, como revelan los fósiles.

Desmintiendo bulos

La edición de los capítulos por parte del periodista Shin-Young le da un ritmo rápido a este paseo evolutivo, que también se detiene en las relaciones sexuales. Los humanos tenemos sexo de forma continuada con independencia de los ciclos de fertilidad lo que, de alguna forma, potenció la monogamia y nos diferenció de otras especies animales.

Los inconvenientes de la evolución, como por ejemplo, que un cerebro grande provoca partos dolorosos y que tengan que realizarse con ayuda, al contrario de lo que ocurre con el resto de hembras del reino animal.

También refleja los problemas del bipedismo, que acarrea dolores de espalda y un corazón sobrecargado de trabajo al tener que enviar un gran volumen de sangre a la parte alta del cuerpo, contra la gravedad.

La científica aprovecha para desmentir algunos bulos que todavía se siguen escuchando, como que solo usamos el 10 % del cerebro o que existen varias razas humanas. Además, recuerda que la idea del eslabón perdido es poco adecuada, puesto que los cambios de nuestros antepasados no ocurrieron de forma gradual ni regular.

En este viaje por el tiempo, Sang-Hee se muestra especialmente crítica con el papel del ser humano, responsable de la desaparición de multitud de especies y culpable de la pobreza que sigue vigente a día de hoy. “Nos hemos convertido en el ser vivo más fuerte y más peligroso de este mundo”, advierte. De nosotros depende que este viaje continúe o llegue a su fin.
agosto 12/2018 (agenciasinc.es)

agosto 13, 2018 | Lic. Heidy Ramírez Vázquez | Filed under: Nutrición, Paleontología | Etiquetas: |

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