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Un trabajo ha proporcionado la primera evidencia de que ratones de avanzada edad y con enfermedad de Alzheimer (EA) presentan alteraciones sustanciales en los pequeños vasos sanguíneos periféricos, que son muy importantes para nutrir a los diferentes órganos y tejidos y para regular la presión sanguínea.
En concreto, el estudio demuestra que el sexo de los ratones es un factor determinante. Así, las hembras mostraron alteraciones vasculares más pronunciadas que los machos, lo que sugiere que las mujeres de avanzada edad y con EA podrían sufrir mayores disfunciones cardiovasculares, con una distribución anómala del flujo sanguíneo periférico.
Los investigadores han evaluado también el comportamiento de los animales para determinar su nivel de afectación cognitiva y emocional, lo que ha permitido hallar que existe una fuerte relación entre los parámetros vasculares analizados (estructura, elasticidad, función) y diferentes patrones de conducta ansiosa en los ratones con EA, pero también en los que tienen envejecimiento normal. Según los autores, las correlaciones de comportamiento proponen la existencia de relaciones directas o indirectas entre la conducta y la función de arterias periféricas. Estas interacciones podrían explicar las anomalías del sistema neuroinmunoendocrino. El estudio fue publicado por J Alzheimers Dis 2018.
mayo 14/2018 (neurologia.com)