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¿Existen diferencias entre hombres y mujeres en cuanto al consumo de riesgo de alcohol, de cánnabis y de hipnosedantes? Es uno de los objetivos del estudio que acaba de publicar la Agència de Salut Pública de Barcelona, en colaboración con el Instituto de Salud Carlos III, en la revista Gaceta Sanitaria. Tras analizar los datos de los participantes de entre 25 y 64 años de la última Encuesta Domiciliaria sobre Alcohol y Drogas en España, los resultados muestran distintas pautas de comportamiento entre sexos.
El uso de tranquilizantes, sedantes o pastillas para dormir es más frecuente en mujeres con un nivel de estudios más bajo, mientras que, en el caso de los hombres, son los que tienen estudios superiores los que consumen con más frecuencia a estas sustancias
Un estudio de la Agència de Salut Pública de Barcelona, en colaboración con el Instituto de Salud Carlos III concluye que el 6,7% de los 7.942 hombres entrevistados para este trabajo manifiesta un consumo de riesgo de alcohol. Para el grupo de mujeres (6.171), la cifra se reduce a la mitad, al 3,5%. El consumo recurrente de cánnabis también es casi cuatro veces superior en hombres que en mujeres (3,7% frente al 0,9%), mientras que en el caso de los hipnosedantes la situación se revierte y son las mujeres las que consumen casi el doble que los hombres (15% frente al 7,6%).
Los autores de este trabajo también han querido analizar si estas diferencias entre sexos se mantienen en función del nivel educativo y la situación laboral de los participantes. Así, se observa que a menor nivel de estudios, mayores diferencias de sexo en el consumo de estas sustancias.
En hombres un mayor nivel educativo influye en el menor consumo de alcohol, en las mujeres no es un factor determinante
En el caso del alcohol, los hombres que sólo tienen estudios primarios presentan un consumo de riesgo hasta cuatro veces superior que las mujeres con el mismo nivel de estudios (9,3% frente al 2,2%). Así, mientras en el caso de los hombres un mayor nivel educativo influye en el menor consumo de alcohol, reduciéndose al 4,1% en la población activa masculina con estudios universitarios, en las mujeres no parece un factor determinante, situándose la cifra en torno al 3% en los diferentes niveles educativos.
Algo parecido sucede con el consumo de cánnabis. Los hombres con menos estudios consumen casi tres veces más que los que tienen educación superior (3,9% frente al 1,5%), mientras que en las mujeres la prevalencia oscila en torno al 1% en los tres niveles educativos. Sin embargo, al contrario de lo que ocurre con el consumo de alcohol, la situación laboral sí influye en el consumo de cánnabis. Tanto hombres como mujeres desempleados consumen más esta sustancia que las personas que tienen trabajo (6,2% frente al 2,4% de los hombres, 1,5% frente al 0,6% de las mujeres).
Por último, en el consumo de hipnoseadantes, más frecuente en mujeres que en hombres, también influye de manera distinta en ambos sexos el nivel educativo y la situación laboral.
El uso de tranquilizantes, sedantes o pastillas para dormir es más frecuente en mujeres con un nivel de estudios más bajo (21% de las mujeres con estudios primarios frente al 11% de las universitarias), mientras que, en el caso de los hombres, son los que tienen estudios superiores los que consumen con más frecuencia a estas sustancias. (7,4% frente al 6,3% de los hombres que cuentan con estudios primarios). Así pues, las mujeres con nivel educativo más bajo, los hombres con un nivel educativo más alto y, en ambos sexos, la situación de desempleo presentan más probabilidad de consumo de hipnosedantes.
Referencia bibliográfica:
Ester Teixidó et al. Differences between men and women in substance use: the role of educational level and employment status. Gac Sanit.2018;32:41-7 – Vol. 32. Disponible en: http://gacetasanitaria.org/es/differences-between-men-women-in/articulo/S0213911117300572/