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El pediatra de Atención Primaria es el primer recurso sanitario al que acuden los menores transexuales y sus familias. Su papel es apoyarles desde la evaluación de la identificación transexual pasando por su abordaje multidisciplinar y el tratamiento farmacológico. Dotar al médico de estos conocimientos es uno de los objetivos del 14º Curso de Actualización en Pediatría de la Aepap, celebrado en Madrid.
El papel del pediatra de Atención Primaria en el asesoramiento, apoyo y abordaje del niño transexual y de su familia es fundamental. Se estima que la prevalencia de la transexualidad es de unos 4,6 casos por cada 100 000 personas, según ha afirmado María Jesús Esparza, coordinadora del 14º Curso de Actualización en Pediatría de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (Aepap), que se ha presentado en Madrid.
Dada su importancia, el curso repasará los últimos conocimientos científicos y legales sobre la transexualidad en menores, para que los pediatras de AP conozcan la situación y cuenten con todas las herramientas para informar a las familias sobre los procedimientos médicos y farmacológicos, los grupos de apoyo o la legislación vigente en las CCAA. «La aceptación de la identidad de género que hagan el paciente y su familia y el apoyo que les den en la fase de tránsito es clave para reducir el impacto en la salud física y mental», ha añadido Esparza, puesto que hay que tener claro que en esta población la psicopatología es evitable.
Según Concha Sánchez Pina, presidenta de la Aepap, ante un caso de un menor transexual, es el psiquiatra quien debe hacer la valoración en primer lugar y después debe formarse un equipo multidisciplinar formado por psicólogos, cirujanos, pediatras, endocrinólogos y neurólogos.
Ambas han añadido que la terapia se hace siempre de forma completamente individualizada y suele iniciarse con análogos de la hormona liberadora de las gonadotropinas para revertir o detener la progresión de los cambios físicos. Si la identificación transexual persiste, «a partir de los 16 años se inicia un tratamiento hormonal cruzado virilizante o feminizante, según el caso». La cirugía no se realiza hasta los 18 años, ha añadido Sánchez.
febrero 20/2017 (diariomedico.com)
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