El trastorno paroxístico no epiléptico (TPNE) suele ser frecuente en la infancia. Hasta un 15 por ciento de menores de 15 años puede presentarlo. Sin embargo, es necesario realizar un diagnóstico diferencial adecuado con la epilepsia, según conclusiones del XXX Congreso Nacional de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) celebrado en Salamanca.Los trastornos paroxísticos no epilépticos (TPNE) son comunes en la infancia. De hecho, «el 15 por ciento de los menores de 15 años puede sufrir trastornos paroxísticos no epilépticos, lo que supone una proporción diez veces superior al número de cuadros de epilepsia», según María Luz Ruiz-Falcó Rojas, del Servicio de Neurología Pediátrica del Hospital Infantil Niño Jesús de Madrid, que ha participado en una sesión dedicada a la neurología en el XXX Congreso Nacional de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) celebrado este fin de semana en Salamanca.

Diagnóstico diferencial

No obstante, la neuróloga ha matizado que puede existir confusión diagnóstica diferencial entre TPNE y epilepsia, ya «en torno a un 23 por ciento de los menores derivados a unidades específicas de epilepsia no sufrían esta enfermedad, una realidad que provoca numerosos problemas en la familia y puede complicar la vida del niño con tratamientos y pruebas innecesarias».

Ruiz-Falcó ha explicado que estos problemas de diagnóstico residen desde «una anamnesis equivocada, una mala interpretación semiológica o que directamente no se conoce el TPNE», mientras que puso de manifiesto que en un 30 por ciento de los casos de epilepsia el electroencefalograma es normal y en un 2,9 por ciento de los electroencefralogramas en pacientes sanos pueden apreciarse «anomalías consideradas como epilepsia».

Pruebas domésticas
La tecnología avanza y sus aplicaciones en la asistencia médica cada vez son más numerosas, por lo que los pacientes también se pueden beneficiar de la nueva sociedad 2.0.

Un claro ejemplo son las grabaciones domésticas de los padres cuando ven que sus hijos tienen un comportamiento extraño como espasmos, trastornos motores y demás síntomas que pueden vaticinar un TPNE. Para Aránzazu Hernández Fabián, neuróloga pediátrica del Complejo Asistencial de Salamanca, este tipo de videos que muestran los padres en las consultas «representan una herramienta útil en el diagnóstico, pueden evitar la solicitud de pruebas innecesarias, aunque no siempre son fáciles de conseguir, ya que cuando el niño realiza el comportamiento extraño no está siempre a mano el teléfono o el dispositivo móvil para grabarle».

Hernández Fabián también ha coincidido con Ruiz-Falcó en la confusión entre el diagnóstico de epilepsia y los TPNE es una realidad en el día a día de las consultas. Los episodios paroxísticos constituyen un motivo frecuente de consulta en pediatría, muchas veces en la urgencia por causar gran alarma en la familia y otras en Atención Primaria por su recurrencia. Estos episodios se manifiestan de forma brusca con síntomas neurológicos, como movimientos anómalos, alteración del tono, de la postura, de los movimientos oculares, disminución del nivel de conciencia o comportamiento alterado. «Los TPNE en menores de dos años son los que más se parecen a la epilepsia y en ocasiones tienen una dificultad en el diagnóstico», señala la neuróloga.
octubre 28/2016 (Diario Médico)

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