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El estimulador vagal es una alternativa terapéutica en los pacientes con epilepsia refractaria al tratamiento con fármacos antiepilépticos que no son candidatos a cirugía de resección, por lo que un estudio publicado en la revista Neurología, ha analizado la eficacia del estimulador vagal en pacientes pediátricos.
Se trata de un conjunto de 13 pacientes, en los cuales se registró la frecuencia de crisis previa a la implantación, al año, a los dos años y al final del seguimiento. Asimismo, se recogió el número de fármacos antiepilépticos utilizados, la mejoría conductual, el cambio en la intensidad de las crisis, la aparición de efectos secundarios y la retirada o no del dispositivo. Al año, a los dos años y al final del seguimiento se había producido una reducción en el número de crisis del 61 %, 66,7 % y 69 %, respectivamente, y uno de los pacientes se encontró libre de crisis a los dos años.
Al final del seguimiento, un 23 % de los que habían disminuido sus crisis había experimentado una reducción superior al 90 %. De forma independiente al efecto sobre el número de crisis, el 77 % de los pacientes presentó una mejoría en la intensidad y duración de las crisis, y ese mismo porcentaje mostró una mejoría conductual. Los efectos secundarios aparecieron en un 30,7 % de los pacientes y fueron de intensidad leve.
Según los autores, a pesar del pequeño tamaño de la muestra, el estimulador vagal tiene una eficacia relevante en la población pediátrica farmacorresistente, tanto sobre la frecuencia e intensidad de las crisis como sobre la conducta.