Un nuevo estudio muestra que los pacientes con fibrilación auricular (FA), tratados durante un largo período de tiempo con Warfarina experimentan tasas más altas de demencia que sus contrapartes.

 Investigadores del Centro Médico Intermountain (IMC), Estados Unidos matricularon a 10537 pacientes sin historia previa de demencia que fueron tratados con warfarina, tanto para la fibrilación auricular como para otras condiciones diferentes a la fibrilación auricular (tales como enfermedad cardíaca valvular y tromboembolismo) en un tratamiento a largo plazo. Los investigadores también examinaron otras variables, como la edad, la hipertensión, la diabetes, la hiperlipidemia, la insuficiencia renal, los antecedentes de tabaquismo, infarto de miocardio (IM) o accidente cerebrovascular e insuficiencia cardíaca, previas. Los participantes tenían edades de 18 años o más.

 Los resultados mostraron que durante un seguimiento de aproximadamente siete años, la demencia fue más frecuente en el grupo de fibrilación auricular (5,8 %) que el grupo no-fibrilación auricular (1,6 %). En ambos grupos el riesgo de demencia aumentaba a medida que el tiempo en el rango terapéutico disminuía, o se volvía errática; cuando los niveles de warfarina fueron siempre demasiado altos o demasiado bajos, las tasas de demencia se incrementaron. Independientemente de la idoneidad de la anticoagulación, los pacientes con FA experimentaron una incidencia más alta de todas las formas de demencia. El estudio fue presentado en las 37as sesiones científicas anuales de la Sociedad del Ritmo Cardiaco, celebradas en mayo de 2016, en San Francisco, Estados Unidos.

 “Como médicos tenemos que entender que a pesar de que tenemos que utilizar anticoagulantes por muchas razones, incluida la prevención de los accidentes cerebrovasculares en los pacientes con fibrilación auricular, en ese mismo tiempo existen riesgos que deben tenerse en cuenta, algunos de los cuales sólo estamos empezando a comprender ahora”, dijo el autor, T. Jared Bunch, MD, director de investigación del ritmo cardiaco en el IMC. “En este sentido, sólo a aquellos que, definitivamente, necesitan anticoagulantes se les deben formular a largo plazo. En las personas que están en tratamiento con warfarina en las que los niveles son irregulares o difíciles de controlar, el cambio a los nuevos agentes que son más predecibles, puede reducir el riesgo”.

 La warfarina disminuye la coagulación sanguínea mediante la inhibición de la vitamina K epóxido reductasa, una enzima que recicla la vitamina K oxidada a su forma reducida, después de que ha participado en la carboxilación de varias proteínas sanguíneas de la coagulación, principalmente protrombina y el factor VII. Fue introducida inicialmente en 1948 como plaguicida contra las ratas y los ratones y sigue siendo popular para este propósito. A principios de los años 1950, se encontró que la warfarina era eficaz y relativamente segura para la prevención de la trombosis y la embolia en muchos trastornos. Es el fármaco anticoagulante oral más formulado en América del Norte.

 junio 01/ 2016 (HospiMedica)

junio 3, 2016 | Dra. María Elena Reyes González | Filed under: Cardiología, Enfermedades Cardiovasculares, Farmacología, Psicología | Etiquetas: , |

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