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La cardiopatía isquémica es la primera causa de muerte súbita en mayores de 35, pero en menores de 35 años y, en concreto en España, la primera causa es la displasia arritmogénica; la segunda, la miocardiopatía hipertrófica; y la tercera, los orígenes anómalos de coronarias, según ha afirmado Isidoro Rodríguez Tejero, Jefe de Servicio de Cardiología del Hospital Infanta Luisa, de Sevilla, en las I Jornadas Andaluzas sobre Cardioprotección.¿De qué se mueren nuestros atletas? En mayores de 35 años, la cardiopatía isquémica es la primera causa de muerte súbita. En menores de 35 años, se debe a un grupo de enfermedades hereditarias; en concreto, la primera causa es la displasia arritmogénica; la segunda, la miocardiopatía hipertrófica; y la tercera, los orígenes anómalos de coronarias. Así lo ha afirmado Isidoro Rodríguez Tejero, jefe de Servicio de Cardiología del Hospital Infanta Luisa, de Sevilla, durante las I Jornadas Andaluzas sobre Cardioprotección, patrocinadas por la Fundación Cajasol, Cardio y Zoll, celebradas en la capital hispalense.
En el caso de la cardiopatía isquémica, presentan antecedentes familiares o algún factor de riesgo asociado -hipercolesterolemia, hipertensión, diabetes-. «La mitad de los casos refieren síntomas sugerentes los días previos; por lo tanto, la exploración física no suele darnos ningún dato relevante», ha explicado. El electrocardiograma y la prueba de esfuerzo orientan al médico sobre lo que puede estar ocurriendo. «No obstante, el ECG de un paciente sin síntomas no va a ofrecer ningún dato relevante».
La miocardiopatía hipertrófica da síntomas como el síncope, palpitaciones, sensación de ahogo y dolor torácico. En esta enfermedad es importante el electrocardiograma y generalmente el diagnóstico se realiza mediante ecocardiograma. Rodríguez Tejero subraya que «adolescentes solamente con afectación genotípica pueden presentar ya muerte súbita»; de ahí la dificultad de reducir a cero la posibilidad de la muerte súbita en el deportista.
Los métodos diagnósticos de la displasia arritmogénica del ventrículo derecho son el ecocardiograma, el estudio con resonancia magnética, la biopsia endomiocárdica y la angiografía del VD.
En cuanto al origen anómalo de las arterias coronarias, este cardiólogo destaca las más frecuentes: que las dos coronarias se originen en el seno derecho o bien en el izquierdo. «No todas son de alto riesgo pero sí potencialmente malignas; especialmente pueden manifestarse con muerte súbita las que producen un trayecto interarterial, cuando la coronaria dominante sale del seno contralateral y cuando aparece clínica anginosa -disneica o síncope- en deportistas menores de 35 años».
Estas anomalías exigen un alto índice de sospecha en jóvenes que manifiestan síncope, disnea y dolor en el pecho. La prueba de esfuerzo generalmente es negativa; sin embargo, la realización de una ecocardiografía transtorácica puede descartar o confirmar la presencia de una anomalía. Cuando la ETT no da el diagnóstico, se puede recurrir a una TC coronaria o a una RM.
«Más de dos terceras partes de los procesos patológicos pueden llegar a ser detectables antes del episodio de muerte súbita», asegura Rodríguez Tejero, que defiende que la prevención de la muerte súbita en deportistas se basa en el reconocimiento cardiológico pre participación deportiva y la instauración de mecanismos necesarios para una resucitación cardiopulmonar y una desfibrilación precoz.
En resumen, el deporte de competición aumenta el riesgo de muerte súbita en sujetos con cardiopatía previa; la evaluación médica previa puede, al detectar cardiopatías silentes, reducir ese riesgo. Por otra parte, la inclusión de un electro en dicha evaluación puede aumentar la sensibilidad para detectar cardiopatías y se recomienda restringir o reducir el deporte de competición a sujetos con diversas cardiopatías, si bien, muchas arritmias asintomáticas consecuencia del deporte no requieren restricciones.
febrero 11/2016 (Diario Médico)