ago
12
La cirugía para reparar daños provocados por enfermedades cardiovasculares requiere a menudo de la implantación de injertos vasculares, vasos sanguíneos artificiales cuya misión es restablecer el flujo sanguíneo en una zona problemática del sistema circulatorio.
Una desventaja grave de los injertos vasculares es su tendencia a obstruirse debido a la formación de coágulos, lo que obliga a un consumo forzoso y para toda la vida de anticoagulantes entre los pacientes y que a veces puede incluso requerir una intervención quirúrgica adicional.
El equipo de Vladimir Vinogradov y Yulia Chapurina, de la Universidad ITMO en San Petersburgo, Rusia, puede haber encontrado la solución definitiva a este problema. Vinogradov, Chapurina, y sus colegas de esta y otras instituciones de la Federación Rusa, han desarrollado vasos sanguíneos artificiales que no son susceptibles de formar coágulos de sangre.
El logro ha sido posible gracias a un recubrimiento de nueva generación que contiene fármacos y que se aplica a la superficie interior del vaso sanguíneo.
El equipo consiguió sintetizar una delgada película hecha con nanovarillas de óxido de aluminio muy aglomeradas y mezcladas con moléculas de una enzima que provoca la disolución de los coágulos de sangre. La película se adhiere a la superficie interna de un injerto vascular, y desde ahí ejerce su acción protectora.