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Los esqueletos humanos se hicieron «mucho más ligeros y frágiles» con la aparición de la agricultura, que trajo asociada un estilo de vida más sedentario, según un estudio publicado por la «Proceedings of the National Academy of Sciences» («PNAS«).
La reducción de la actividad física es la base de la degradación de la fuerza de los huesos humanos durante milenios y es una tendencia que alcanza hoy «niveles peligrosos», ya que la gente usa su cuerpo «mucho menos que en cualquier otro momento de la historia», asegura la publicación.
Un estudio señala que mientras los humanos cazadores y recolectores de hace unos 7000 años tenían huesos comparables en fuerza a los de los orangutanes actuales, los granjeros que vivieron en las mismas zonas 6000 años después tenían huesos «significativamente más ligeros y frágiles».
La masa ósea de los humanos recolectores era un 20 % más alta, lo que equivale a la cantidad que puede perder una persona que pase tres meses de ingravidez en el espacio.
Los investigadores consideran así fundamentada la idea de que el ejercicio, más que la dieta, es la clave para prevenir un mayor riesgo de fractura ósea o problemas como la osteoporosis durante la vejez.
Hacer más ejercicio durante la juventud «conlleva una mayor fortaleza ósea hacia los 30 años, lo que se traduce en que el debilitamiento de los huesos asociado a la edad sea menos perjudicial», indica «PNAS».
Durante siete millones de años la evolución de los homínidos estuvo dirigida hacia la acción y la actividad física para la supervivencia, «pero solo en los últimos cincuenta o cien años hemos sido tan sedentarios, incluso de manera peligrosa», según uno de los autores del estudio, el doctor Colin Shaw de la Universidad de Cambridge (Reino Unido).
Un estudio paralelo del Museo Americano de Historia Natural, publicado por la misma revista, indica que el esqueleto del ser humano actual, más ligero que el de sus antecesores, tiene un origen más reciente de lo que se estimaba, en concreto unos 12 000 años.
El trabajo, basado en imágenes de alta resolución de articulaciones procedentes de humanos modernos, chimpancés y fósiles de especies humanas extinguidas, señala que durante millones de años estos tuvieron una alta densidad ósea, que se redujo de manera espectacular en los humanos recientes.
Esa reducción ósea es más destacada en las extremidades inferiores, lo que sugiere que «puede estar vinculada» al momento en el que los seres humanos pasaron de un estilo de vida predominantemente de recolectores a otro más sedentario con la aparición de las agricultura.
A pesar de los cientos de años de investigación sobre el esqueleto humano, «esta es la primera vez que un estudio demuestra» que el hombre tiene una densidad considerablemente menor en las articulaciones, incluso en los antiguos agricultores que trabajaban la tierra de manera activa».
Así lo explicó el autor del estudio, comisario de la división de antropología del museo y profesor de la Universidad George Washington, Brian Richmond.
Los investigadores usaron tomografías computerizadas de alta resolución para medir las trabéculas (tejido óseo esponjoso en el interior de algunos huesos) de las articulaciones en las extremidades inferiores de los humanos y los chimpancés actuales.
Este mismo estudio se realizó en fósiles humanos atribuidos a diversos géneros de homínidos ya extinguidos como el «Australopithecus africanus» o el «Homo neanderthalensis».
El estudio mostró que la densidad ósea de los esqueletos humanos se redujo «drásticamente en tiempos recientes, cuando (los seres humanos) empezamos a usar herramientas para la agricultura y nos asentamos en un lugar», explicó Richmond.
enero 2/2015 (EFE)
Tomado del Boletín de Prensa Latina Copyright 2014 «Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.