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Un anillo delgado insertado en el ojo podría pronto ofrecer un modo de leer sin gafas para aquellos que sufren presbicia, o visión cercana borrosa, la cual experimentan muchas personas a partir de los cuarenta y tantos años de edad.
La invención y primeras pruebas de este dispositivo ocular implantable han sido presentadas públicamente en un congreso de la Academia Estadounidense de Oftalmología, celebrado en la ciudad de Chicago.
El dispositivo, que se puede definir como una incrustación corneal, y que actualmente está siendo sometido a revisión clínica en Estados Unidos, mejoró la visión cercana para el 80 % de los pacientes que probaron el dispositivo; lo suficiente para permitirles leer un periódico, sin perturbar la visión de lejos necesaria para actividades diarias como estar al volante de un automóvil.
La presbicia afecta a más de 1000 millones de personas en todo el mundo. A medida que las personas envejecen, la córnea se hace menos flexible y se dobla de tal manera que se hace difícil mirar de cerca. Si bien el remedio más habitual es llevar gafas para leer, o lentes de contacto progresivas o multifocales en el caso de personas que además tienen miopía, está a punto de surgir toda una oleada de incrustaciones corneales para tratar la presbicia. Se entiende por incrustación corneal un dispositivo oftálmico implantado quirúrgicamente dentro de la cornea. De esa oleada, ya hay tres tipos de dispositivos actualmente bajo revisión por la Administración estadounidense de Alimentos y Medicamentos (FDA). La ventaja teórica de utilizar incrustaciones corneales frente al uso de gafas es que con las primeras no hace falta quitárselas para poder ver bien de lejos.
Uno de los dispositivos es la incrustación KAMRA, un anillo delgado y flexible con forma de dónut que mide 3,8 milímetros de diámetro, con un agujero de 1,6 milímetros en el medio. Cuando se le suelta dentro un pequeño hueco en la córnea que cubre la parte frontal del ojo, el dispositivo actúa como la apertura de una cámara, ajustando la profundidad de campo de manera que el usuario pueda ver bien de cerca y de lejos. El procedimiento de insertar el implante es relativamente rápido, dura unos 10 minutos y requiere solo anestesia tópica (anestesia local para insensibilizar la superficie del órgano).
Para probar la eficacia de la incrustación, el equipo del Dr. John Vukich, profesor en oftalmología y ciencias de la visión en la Universidad de Wisconsin en la ciudad estadounidense de Madison, llevó a cabo un estudio de 507 pacientes de entre 45 y 60 años de edad en América, Europa y Asia con presbicia que no eran miopes. Los investigadores implantaron el anillo en los pacientes y les hicieron un seguimiento a lo largo de 3 años. En el 83 % de los ojos con el implante, la incrustación corneal KAMRA permitió a los pacientes con presbicia ver con una calidad de visión lo bastante buena como para volverles capaces de leer un periódico o conducir un vehículo sin lentes correctoras. Los investigadores han comprobado asimismo de que los resultados han permanecido estables a lo largo del período de tres años.
Si es necesario, las incrustaciones se pueden retirar, lo que lo hace un tratamiento reversible, a diferencia de otros, como la cirugía láser LASIK para la presbicia.
octubre 24/2014 (NCYT)