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En España, entre un 3 y un 5 % de la población padece la enfermedad de Willis-Ekbom en su vertiente más severa, lo que implica seguir un tratamiento consistente en la administración de agentes dopaminérgicos.
La presidenta de la Asociación Española de Síndrome de Piernas Inquietas (AESPI), Esperanza López, ha lamentado este viernes el desconocimiento que existe entre los profesionales sanitarios, especialmente entre los de Atención Primaria, sobre esta enfermedad y, en este sentido, ha demandado una mayor concienciación con el fin de derivarles a tiempo al neurólogo.
Con motivo del «Día Internacional del Síndrome de Piernas Inquietas», que tuvo lugar por primera vez este domingo, López manifestó a Europa Press su esperanza en que «Sanidad se haga cargo» de los afectados por la enfermedad de Willis-Ekbom, también conocida como el síndrome de piernas inquietas, y denuncia que «la mayoría de los médicos no conoce la enfermedad». El problema, precisa, no es que existan pocas Unidades del Sueño -lugares en los que se trata la enfermedad- sino «que es difícil llegar a ellas».
López explica que el síndrome de piernas inquietas tiene como principales síntomas «la necesidad imperiosa de mover las piernas, dar patadas o ponerse en movimiento», así como «una sensación de hormigueo». Aunque estas manifestaciones suelen aparecer, por lo general, a última hora de la tarde o durante la noche, se pueden presentar en cualquier momento de reposo o inactividad a lo largo del día. Y, de este modo, generar mucha inquietud e importantes dificultades a la hora de permanecer sentado para descansar o desarrollar un trabajo.
En España, entre un 3 y un 5 % de la población padece la enfermedad de Willis-Ekbom en su vertiente más severa, lo que implica seguir un tratamiento, consistente en la administración de agentes dopaminérgicos, señala la presidenta de AESPI.
Esta experta advierte de que si el síndrome «no se detecta a tiempo, va en aumento y se hace más rebelde». A la larga, esta enfermedad puede convertirse en motivo de incapacidad laboral, pues quienes la padecen solo pueden dormir entre 3 y 4 horas, por lo que les resulta «imposible concentrarse y estar despejado».
Las mujeres son más propensas a sufrir esta enfermedad, especialmente aquellas que padecen anemia ferropenica.
septiembre 23/2012 (JANO.es)