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Esta es la conclusión a la que ha llegado un estudio realizado por Rinat Armony-Siva, del Ashkelon Academic College, con la colaboración de Centro Médico Barzilai, ambos en Israel, y la Universidad de Michigan, en Estados Unidos. El trabajo se ha presentando en la última Reunión Anual de las Sociedades de Pediatría Americanas.
En el estudio participaron mujeres que iban a parir en el centro de Barzilai que formaron dos grupos. El primero, compuesto por embarazadas que vivían en un terreno que sufrió más de 600 ataques de misil durante el primer trimestre de gestación, y un segundo, que hizo de grupo de control, integrado por mujeres del mismo área, que no vivieron los ataques durante el embarazo.
Todas fueron sometidas a un test para determinar que su estado de salud era bueno y que no tenían complicaciones en el embarazo. Las elegidas respondieron unos cuestionarios sobre depresión y ansiedad, y sus niveles de estrés fueron medidos durante la gestación. También controlaron la concentración de hierro en la sangre del cordón umbilical de los recién nacidos.
Los resultados mostraron que 63 de los niños que se encontraban en el grupo de estrés mostraban niveles bajos significativos de hierro en la sangre, mientras que los 77 del grupo de control mantenían niveles normales. «Las mujeres embarazadas deberían ser conscientes de que su salud, su nutrición, sus niveles de estrés y su estado mental afectan a la salud de sus futuros hijos y a su bienestar», explica Armony-Sivan.
mayo 7/2012 (Diario Médico)