La crioablación es una técnica avanzada para el tratamiento de la fibrilación auricular no persistente, paroxística, en la que la fuente de energía aplicada es el frío y no el calor, como ocurre en el procedimiento convencional, habitualmente efectuado con radiofrecuencia. La Unidad de Arritmias del Departamento de Cardiología de la Clínica Universidad de Navarra, integrada por José Ignacio García Bolao, director del departamento, y Naiara Calvo Galiano, electrofisióloga, ha incorporado un equipo específico para emplear la crioablación en fibrilación paroxística. El mayor beneficio de esta técnica radica en que el tratamiento se realiza por congelación, en un solo impacto de energía, y de una manera más rápida y eficaz. El procedimiento ya ha sido efectuado con éxito en los primeros pacientes.

Las ventajas de la técnica respecto a la ablación con radiofrecuencia residen en una mayor rapidez y sencillez del procedimiento.

El método convencional consiste en aplicar impactos de radiofrecuencia punto a punto en todo el perímetro de las venas pulmonares, donde se origina la arritmia. Con las pequeñas lesiones, ablaciones por radiofrecuencia realizadas alrededor de dichos vasos sanguíneos, se consigue interrumpir el paso del impulso eléctrico, responsable de la contracción irregular, desde las venas pulmonares hasta la aurícula izquierda.

Incidencia
La fibrilación auricular paroxística es la arritmia sostenida más frecuente y se caracteriza por la descoordinación del ritmo de contracción de la aurícula, lo que puede provocar trombos y embolias. Según datos epidemiológicos, se trata de una arritmia que en el conjunto de la Unión Europea afecta a cerca de 4,5 millones de personas. El aumento de la prevalencia de la fibrilación auricular se asocia al envejecimiento de la población, por lo que los expertos pronostican para 2050 que la incidencia se multiplique por 2,5.

Una de las opciones terapéuticas que está cobrando fuerza es la crioablación con balón. Durante el procedimiento, la aplicación del frío se consigue gracias a la introducción, por medio de un catéter, de un balón lleno de óxido nitroso, que es el compuesto químico empleado como fuente de frío. Los electrofisiólogos consiguen hacer llegar este dispositivo hasta la intersección de las venas pulmonares con la aurícula izquierda para así aislar e impedir la propagación del impulso eléctrico anómalo.

Una vez introducido el balón hasta el lugar preciso, se procede a inflarlo, llenándolo de óxido nitroso, gas que se congela a una temperatura aproximada de -40/-70 ºC. «De este modo, al inflar y congelar el balón conseguimos ocluir el orificio de la vena, generando una lesión, ablación, al mismo tiempo en todo el perímetro interno de la vena pulmonar; de ahí que no resulte necesario efectuar la ablación punto a punto, como en el caso de la radiofrecuencia», explica Naiara Calvo.

Resolver la lesión
Al mismo tiempo, «el balón inflado consigue cerrar, durante todo el procedimiento, la comunicación de la vena pulmonar con la aurícula y todo sin necesidad de movilizar el catéter durante la aplicación», indica la electrofisióloga.

Además, según la especialista, «para realizar esta técnica no es precisa la utilización de sistemas de navegación no fluoroscópica, como ocurre con la radiofrecuencia, necesarios para conocer con exactitud el lugar donde se debe hacer la ablación. Es suficiente un sistema de escopia (observación por rayos X con contraste)». La necesidad de una única punción transeptal en la vena femoral y no dos, como habitualmente ocurre con la radiofrecuencia, es otro de los beneficios que ofrece.

El ingreso hospitalario medio es de tan solo 48 horas, el mismo que con el procedimiento convencional, y se realiza bajo sedación superficial, sin necesidad de anestesia general. El día anterior a la prueba se le realiza al paciente una TC para que los cardiólogos puedan conocer con exactitud la morfología particular de sus venas pulmonares y obtener así mayor información para abordar adecuadamente el procedimiento.

Resultados
«El porcentaje de éxito con el tratamiento de la fibrilación paroxística mediante crioablación es igual o incluso mejor que el obtenido con el sistema tradicional de radiofrecuencia, pero es notablemente más sencillo y rápido, por lo que es aplicable a un gran número de pacientes», subraya José Ignacio García Bolao.

Además, la Unidad de Arritmias de la Clínica Universidad de Navarra cuenta con los dos sistemas de navegación no fluoroscópica más sofisticados disponibles en la actualidad y otros sistemas de disparo único mediante radiofrecuencia, «lo que permite elegir la metodología óptima e individualizada para el tratamiento de las arritmias cardiacas en cada paciente», concluye el especialista.
abril 15/2012 (Diario Médico)

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