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Cuesta creer que un niño sufra artritis, pero su incidencia en la edad pediátrica no es tan rara: dependiendo de la forma concreta, se sitúa entre los 30 y 80 niños por cada 100 000 y año.
Las enfermedades reumatológicas exigen un manejo especial cuando debutan en la infancia y sobre ello y otros aspectos de estas patologías discurre el IX Congreso de la Sociedad Española de Reumatología Pediátrica en Madrid con la participación de especialistas de toda España y de ponentes internacionales.
Cristina Calvo, jefa de Sección de Pediatría y especialista en la Unidad de Reumatología Pediátrica del Hospital Universitario Severo Ochoa, en Leganés (Madrid), preside el comité organizador del congreso.Calvo incide en que «el diagnóstico en los niños puede tardar de meses a años, dependiendo de la expresividad de la enfermedad. Los síntomas pueden confundirse con dolores de otras etiologías, como esguinces y traumatismos; en el caso de la espalda, a veces se achaca a la mala postura o bien a la mochila. No se cae en la cuenta de que se trata de una artritis, porque son niños y eso es un error: esta patología puede debutar a cualquier edad, incluso con un año de vida, pese a que lo más frecuente es que aparezca en la adolescencia».
Al margen del impacto directo de la enfermedad en la vida cotidiana de los niños que no reciben el diagnóstico correcto, ni, por tanto, el tratamiento adecuado, también pueden surgir a la larga secuelas articulares, «aunque esto último afortunadamente cada vez es más raro».Por su frecuencia, la artritis idiopática juvenil (AIJ) es la enfermedad estrella del congreso. El tratamiento ha avanzado mucho en los últimos años, gracias a la introducción de la terapia biológica, y a ella se han dedicado varias sesiones.
«Los fármacos biológicos constituyen el último escalón en las pautas terapéuticas de la AIJ, pero su clara eficacia y demostrada seguridad han impulsado su utilización. De hecho, se ha comprobado que cuanto antes se trate a los pacientes con esta terapia, mejor será la evolución de la enfermedad y menores las complicaciones asociadas. No obstante, tiene sus indicaciones y hay que seleccionar bien a quién se administra».
Calvo recuerda que la seguridad de estas moléculas viene avalada por los años de empleo, además de por los ensayos clínicos específicos para la edad pediátrica. El hecho de que cada cierto tiempo el arsenal de estos fármacos se renueve exige al clínico estar muy pendiente. «Contamos con registros para estudiar potenciales problemas asociados a la tolerencia y posibles efectos secundarios».
En los pacientes más pequeños -de menos de cinco años- el manejo se complica, pues los fármacos biológicos no están indicados por ahora en menores de tres años. «Sin embargo, en el congreso se presentan datos de estudios con la terapia biológica en pacientes con AIJ poliarticular menores de cuatro años con muy buenos resultados».
Calvo también ha destacado que el manejo de las enfermedades reumatológicas requiere un enfoque de tratamiento multidisciplinar que incluya a profesionales de la rehabilitación y apoyo psicológico.
Noviembre 18/2011 (Diario Médico)