La enfermedad surge por un problema neuronal, sin embargo, según Manuel Carreiras, director científico del Basque Center on Cognition, Brain and Language, también tiene una base genética.

Una de cada diez personas en el mundo padece dislexia. Si bien es un trastorno con un alto componente genético, sus orígenes no están del todo claros.

«Se trata de un problema neuronal, pero casi siempre tiene una base genética. Tiene que ver con la migración neuronal durante las primeras etapas de la vida, migración que no se produce correctamente en los disléxicos», apunta Manuel Carreiras, investigador Ikerbasque y director científico del Basque Center on Cognition, Brain and Language (BCBL), que organizó en Bilbao la Semana de la Dislexia, clausurada el 7 de mayo y cuyo evento central fue el congreso internacional Iwordd.

Diagnóstico
Carreiras se lamenta de que hasta ahora no haya una herramienta de diagnóstico precoz que sea totalmente eficaz, de manera que se dan muchos «falsos positivos y falsos negativos».

La edad en la que se diagnostica el problema se sitúa en torno a los 8 y 9 años, «cuando el niño lleva ya un retraso de dos cursos, tiene una baja autoestima porque sus compañeros le llaman tonto y acaba por no querer leer y no ir al colegio», explica Carreiras.

Este problema, como argumenta, es más visible en idiomas como el inglés. «Cada letra tiene un sonido asociado, y a los disléxicos les cuesta ensamblarlos», concreta. «En España se aprende a leer antes, sobre los 6 años, y en Reino Unido sobre los 8 años», dada la dificultad del idioma a la hora de asociar diferentes sonidos a una misma letra. Carreiras reclama medidas educativas para estas personas, al igual que hacen en Reino Unido, como realizar pruebas orales, y no escritas, en Selectividad. A su vez, pide una mayor formación para el maestro. «Las primeras personas que pueden detectar el problema son los pediatras y los profesores», afirma.

Si bien aún se siguen investigando técnicas que ayuden a superar la dislexia, como el empleo de videojuegos, la música juega un papel fundamental. «La música y el lenguaje son ritmos. En ambos se producen oscilaciones. A los disléxicos les cuesta seguir el ritmo, hacer bien las transiciones entre sílabas y fonemas», por lo que aprender música podría servirles de gran ayuda.
mayo 12/2016 (Diario Médico)

mayo 13, 2016 | Lic. Heidy Ramírez Vázquez | Filed under: Enfermedades Neurológicas, Neurología, Pediatría | Etiquetas: , , |

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