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Las enfermedades de la piel son una de las causas más comunes de enfermedad humana y van en aumento, inclusive aquellas que parecían desterradas de nuestro vocabulario porque a menudo se asocian a otras épocas o a poblaciones pobres y faltas de higiene. Este es el caso de la sarna o la tiña.

En España, en el mes de enero los dermatólogos alertaron de un brote de tiña del cuero cabelludo en adolescentes, asociado a los cortes de pelo rasurados o degradados en las peluquerías. La tinea capitis es altamente contagiosa y «es probable que el material de rasurado contaminado se esté compartiendo entre los diferentes clientes de algunas peluquerías que no estarían teniendo en cuenta las normas de desinfección de material», explica Leonardo Bascón, dermatólogo del Hospital General de Granollers y autor principal del estudio Brote de dermatofitosis en región de cabeza y cuello asociadas al rasurado en peluquerías: Estudio descriptivo multicéntrico de una serie de casos, que dio la voz de alarma en enero.

Casi la mitad de los dermatólogos que participaron en el estudio y han sido encuestados después han observado una disminución de casos, subraya Bascón. Un 5% vieron aumentos, lo que significa que alguna peluquería sigue sin tomar las medidas higienico-sanitarias adecuadas. A pesar del énfasis que se ha hecho a la regulación de medidas higiénicas de estos establecimientos.

En cuanto a la sarna (o escabiosis), se observan aumentos desde antes de la pandemia por covid, pero el confinamiento agudizó este problema. «Desde 2011 se sospecha que hay más casos, aunque es difícil cuantificarlo porque no es una enfermedad de declaración obligatoria en ningún lugar del mundo, salvo en brotes institucionales o profesionales, y no hay buenos estudios sobre esta enfermedad, algunos muestran datos contradictorios entre sí con diferencias de incidencia que van del 0,2 al 71% en algunos sitios, pero no porque haya más, sino porque se destina más dinero para estudiarlo», asegura Cristina Galván, vicepresidenta de la Alianza Internacional para el Control de la Escabiosis (IACS, por sus siglas en inglés) y miembro de la Fundación Lucha contra las Infecciones.

En contra de lo que se asocia habitualmente en el imaginario popular (suciedad y pobreza), la sarna puede afectar a cualquier persona. Se trata de un ácaro parásito que infecta la capa más superficial de la piel, lo que genera una reacción inmune de nuestro organismo, que se defiende, y esa reacción es la que provoca la dermatitis y el rascado. Entre las circunstancias que favorecen el aumento de la sarna destacan los cambios en las costumbres sexuales, el aumento de la esperanza de vida (que hace que haya más personas institucionalizadas en centros) y algunos tratamientos que nos mantienen vivos y cronifican algunas enfermedades pero son medicamentos inmunosupresores que anulan las defensas del organismo.

Hay otras enfermedades infecciosas que afectan a la piel reemergentes en los últimos años, como Arthroderma benhamiae, transmitida por cobayas. También las micosis endémicas, como la blastomicosis y la coccidiodomicosis, muy relacionadas probablemente con el cambio climático, según indica Vicente García-Patos, del Servicio de Dermatología del Hospital Vall d’Hebron, de Barcelona.

 

Mayo 11/2023 (Diario Médico) – Tomado de Profesión – 50 Congreso de la Academia Española de Dermatología y Venereología  Copyright Junio 2018 Unidad Editorial Revistas, S.L.U. Todos los derechos reservados

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